Tu Último Primer Día
Puntuación: +11+x

Previamente

Marion Wheeler se encuentra arrinconada en el elevador de carga principal del Sitio 41, descendiendo, empuñando una brillante pistola de rayos rojos tan larga como su estatura. La pistola tiene dos dientes recubiertos con estaño en lugar de un cañón y la culata es una extraña y asimétrica masa de tuberías, parecía más un reloj suizo o un pequeño tracto intestinal que un arma. La pistola es SCP-7381, y viene de un planeta lejano y muerto – un planeta no muy lejano en el futuro, cuando todo haya sido dicho y hecho – el cual la astronomía convencional aún no ha llegado a observar.

Un tornado de violencia y destrucción se pasea destrozando el Sitio 41 y las mentes de todos los que trabajan en el Sitio 41. Los techos son derribados, la farmacia del sitio es un vórtice, ubicado a un lado del edificio. La armería está enterrada; esa es la razón por la que tuvo que pasar por el Área 09 y tomar un arma anómala. Todos los operativos de la División Antimemética que ella encuentra en los corredores están locos; algunos de ellos se encuentran encorvados y delirando, mientras sus mentes se evaporan y mueren un recuerdo a la vez, algunos otros, infectados con una colección de ideas, son obligados a gritar frases guturales en extraños lenguajes, y a obtener navajas -nunca pistolas- para atacar a aquellas victimas demenciales, atacarse los unos a los otros y atacarse ellos mismos.

Wheeler no reconoce a ninguna de estas personas. Todos sus rostros están mal, desgarrados con odio, miseria y un regocijo vengativo. Ella ha estado evitando un enfrentamiento, pero tuvo que matar a un hombre en defensa propia. Cuando disparó a su corazón, SCP-7381 simplemente borró un cilindro de medio metro de ancho de materia, removiendo su torso superior y su mandíbula inferior. Calló al piso en cuatro pedazos. El rayo de SCP-7381 es invisible, silencioso y sin culatazo, era como usar una pistola de juguete.

Wheeler está petrificada, pero más que eso, enojada. “Estos es demasiado”, exclamó, mientras trataba de retomar el control sobre su ritmo cardíaco. “No puedo con esto. No debería pasar por esto. “¡Es mi jodido primer día!”

*

Pero ¿cuánto sentido tenía esto?, Wheeler estudia su reflejo en el oscuro panel de control del elevador y visita el interior de su propio cráneo, examinando su razonamiento. Ahí hay pistas, las cuales serían difíciles de articular para alguien que no la conociera tanto como ella misma lo hace. Ella no está pensando como novata, está instintivamente rompiendo el problema en pedazos, de la manera en que un agente experimentado de la fundación la haría. Maldición, un novato ni siquiera sabría cómo llevar una detallada auto examinación psicológica de este tipo, un novato ni siquiera lo pensaría, un novato solo se sofocaría.

“La primera cosa que hizo cuando me vio” explica a su reflejo, “fue comerse todo lo que sabía acerca de la división y todo lo que sabía sobre él. Si tenía un plan, él se comió el plan…. Pero sigo siendo yo, así que se me puede ocurrir el plan de nuevo. Ya está frente a mí, sólo necesito verlo. Si yo fuera yo, ¿cuál hubiera sido mi plan?

Se rasca su muñeca izquierda de manera despistada.

“Tomar algunas drogas mnésticas fuertes hubiera sido un inteligente primer paso, supongo” susurra. “Reforzar mi mente, de ese modo no podrá borrar el resto de los pasos. Maldición.” La fuente más cercana de droga mnéstica es la farmacia del sitio, pero ya ha sido destruida y de todos modos el elevador está bajando, lejos de ahí.

No, alto, ¿la farmacia ha sido destruida? ¿cómo lo sé?

Bueno, porque ella ya estuvo ahí, recuerda haber encontrado a la farmacéutica aplastada debajo de un gabinete médico, su cráneo era un irreconocible charco escarlata. Recuerda el piso derrumbarse bajo sus pies y de apenas lograr salir del lugar con vida.

Recuerda un paquete de color naranja claro y con una enorme Z negra. Su corazón casi se detiene por esto. Oh, Dios, ¿Qué he hecho?

Recuerda la docena de signos de advertencia cubriendo el paquete; recuerda el procedimiento de autorización de tres factores que tenía que seguir para abrir el paquete sellado donde estaba guardado; recuerda el libro de un centímetro de grosor de recomendaciones médicas, el cual ella descartó; y, levantando la manga izquierda de su camisa y encontrar una fresca marca de una aguja con una pequeña marca de sangre, recuerda haberse administrado la inyección.

¿Este era mi plan? ¿Esto es lo que se necesita para matar a SCP-3125? Pero si me he matado.—

Los mnésticos clase-Z son el último recurso en la fortificación bioquímica de la memoria. Los mnésticos clase-Z destruyen la habilidad del sujeto a olvidar. El resultado es una memoria capaz de recordar todo con sumo detalle y una perfecta inmunidad a cualquier fuerte interferencia antimemética.

La dosis empieza a tomar efecto. Wheeler no leyó el libro porque ya sabe cada palabra que hay en él, sabe todo lo que le va a suceder. Ya puede sentir cómo su mente se endurece como el acero, como también el desarrollo de síntomas de sobrecarga sensorial extrema.

Ella puede verlo todo.

Hay botones extra en el panel de control del elevador, el más bajo de todos ellos, el del piso trece bajo el nivel del suelo, ya había sido presionado por ella. Las paredes están cubiertas con grafiti, garabateados por personas desesperadas y agonizantes, personas cuya presencia conceptual fue erradicada de la realidad años antes por el agente antimemético asesino Alastair Grey, reduciéndolos al nivel de un fantasma. En una esquina del elevador de carga incluso está la mitad de un cadáver, inidentificable, con tantas capas de la realidad removidas que ni las moscas pueden olerlo, sus células desapareciendo de la existencia con el paso de los años.

Hay un puñado de pequeños gusanos blancos explorando el suelo del elevador, cerca de donde ella se encuentra sentada. Disgustada, Wheeler intenta alejarlos, quitando uno o dos de su pelo. Los gusanos son de los más extendidos y exitosos organismos antimeméticos camuflados en el mundo. Están en todo lado, en cada bioma, en cada habitación.

Ella empieza a escuchar un largo y alarmante sonido de dron, un continuo ruido que tiene la textura de sonido de ambiente y que continuamente se vuelve más ruidoso. Es como si siempre hubiera estado ahí y es hasta ahora que empezó a escucharlo.

Es demasiada información, demasiado sonido, demasiada luz. Tener los ojos abiertos es como llenarlos de agujas. Coloca sus manos sobre sus oídos y cierra los ojos. Incluso así, ella logra sentir la vibración causada por el lento descenso del elevador, el calor del aire acondicionado descompuesto y el rozamiento de su ropa con su piel, mientras tanto, su visión es inundada por lo que podrían ser alucinaciones. La percepción humana genera rutinariamente enormes cantidades de información y el cerebro humano está adaptado para descartar casi toda esa información de manera casi inmediata. Alterar el comportamiento del cerebro para retener información es extremadamente peligroso, incluso por periodos cortos de tiempo.

Wheeler quita una de sus manos de su oreja por suficiente tiempo para golpear la pared de metal del elevador, logrando así hacer sangrar dos nudillos. El dolor le da un punto focal, un recuerdo que grita un poco más fuerte que el resto.

Y encuentra el plan. No lo recuerda; Ella logró encontrarlo con la información que ha recopilado, en cuestión de minutos, justo como lo ha hecho cientos de veces antes.

“Sé cómo derrotarte,” dice ella

“No,” le responde SCP-3125. “No lo sabes.”

*

El elevador se detiene en el treceavo piso bajo suelo y sus puertas se abren. Ellas esperan abiertas por un largo tiempo. Más arriba del eje del elevador hay retumbos distantes, causados por más partes del Sitio 41 siendo reducidos a escombros.

Aún arrinconada, Wheeler murmura, “SCP-3125 no tiene voz.”

“Por supuesto que la tengo,” dice él.

“SCP-3125 es una masa metastatizada anómala de cinco dimensiones, formado por malos memes, malos antimemes y todo lo que esté en medio de esos dos, filtrándose a nuestra realidad física. No es coherente y no es inteligente. No se puede comunicar. Esta es una alucinación auditiva.”

SCP-3125 se burla. “¿Sabes qué es lo que más odio de ti, Marion? Estás consistente y eternamente equivocada… y aún así sigues con vida. Todas esas batallas perdidas, cada año de esta guerra enteramente perdida, pero de algún modo siempre sales ilesa de pura suerte. La eterna única sobreviviente. No mereces ese tipo de suerte, nadie la merece.”

Mientras habla, Wheeler se apoya en la pistola de rayos para ponerse de pie. Ella apoya uno de sus hombros a la pared del elevador, aún con sus ojos cerrados. Se prepara y abre sus ojos. El corredor enfrente está vacío. Hay una compuerta al fondo, esta es tan grande que podrías pasar un camión por ahí, construida con una aleación de metal ultra endurecida color blanca, con el estilo establecido de Bart Hughes. Hay un panel junto a la compuerta. Ella cierra los ojos de nuevo y cojea para avanzar, usando la pistola de rayos como muleta, estirando una mano hacía adelante como una guía.

“Alguien tiene que ser el último,” dice ella, rechinando sus dientes. “Alguien tiene que ser el mejor.”

“Tu equipo está muerto,” le dice SCP-3125. “Sus mentes han sido extraídas como si fueran ojos. Son personas vacías, con hoyos negros en donde antes estaban sus cerebros. ¡La guerra se acabó! Finalmente ¡Sólo quedas , Marion, una División de una! Estás muriendo por una sobredosis mnéstica, a doscientos metros bajo suelo, a nadie le importas y nadie te recuerda, enfrentándote a una idea inmortal e imposible de matar.”

Wheeler alcanza la compuerta y encuentra a tientas la ranura del panel donde va su tarjeta de acceso. Por un par de segundos parece que nada sucede, luego una luz amarilla se enciende, las enormes cerraduras mecánicas empiezan a moverse y la compuerta se abre de manera similar a los pétalos de una flor desplegándose. Ruido, Hughes siempre sostuvo, es un síntoma de ingeniería imperfecta.

“Las ideas pueden ser matadas,” dice ella, entrando en la reclusa.

“¿Cómo?”

“Con mejores ideas”

Mientras la compuerta vuelve a cerrarse también lo hace el sello hermético. SCP-3125 es silenciado.

*

Si algo puede pasar de un espacio conceptual a la realidad, tomando una forma física, entonces es posible cruzar en la dirección opuesta. Debe ser posible tomar una entidad física, extraer mecánicamente la idea que representa, amplificar la idea y transmitirlo a un espacio conceptual. Una idea más grande, una mejor idea, una diseñada específicamente para luchar contra SCP-3125.

Un ideal. Un movimiento. Un héroe.

La máquina que Wheeler necesita construir es del tamaño de un estadio olímpico, y no tiene ni una fracción de la crucial experiencia en ingeniería memética necesaria para hacerlo, ni el material, los recursos o el tiempo. Pero ella sabe – alguien se lo enseñó, no recuerda quién – que un agente de la división antimemética es tan bueno en su primer día a como lo será siempre. Y lo mismo debe de ser verdad para la división entera.

Se dice ella misma: Ganamos esta guerra el día que inició. Cuando nos encontramos con SCP-3125 por primera vez, cuando construimos este búnker. Bart Hughes fingió su muerte y se encerró aquí para poder trabajar ininterrumpido, mientras el resto de la división aguantaba tanto tiempo como fuera humanamente posible, haciendo tiempo para este momento. Sé que eso es lo que hice, porque es lo que hubiera hecho.

Soy el componente final. Él me está esperando.

*

El espacio detrás de la compuerta es gigantesco, con una estructura e iluminación como la de un hangar de aviones, estaba llena de un aire caliente, seco y rancio. Wheeler, aún bastante segada, se encuentra con un espacio de más de una hectárea de plano y polvoso suelo. “¡Hughes!” grita al vacío. “¡Ya es hora!” no se escucha nada más que el eco.

Wheeler mira hacia arriba un segundo. El espacio está vacío. La unidad de transmisión/amplificación memética del tamaño de un castillo que Hughes debería estar construyendo está absolutamente ausente. El mismo Hughes está ausente.

¿Quizás la máquina entera está camuflada antimeméticamente? Se pregunta, momentáneamente. Sería una manera inteligente de encubrir la operación al resto de la Fundación. Pero su cerebro está bajo el efecto de las drogas mnésticas más fuertes jamás manufacturadas. Genuinamente no hay nada ahí.

Casi nada, en el centro del espacio hay un pequeño puesto de avanzada, un grupo de mesas plegables con herramientas y cajas de herramientas esparcidas por el lugar. Parqueado detrás hay un camión militar sin identificación con las llantas ponchadas. En la parte trasera del camión hay una máquina baja y cuadrada, del tamaño de una canasta de compras, tiene un cableado sin protección y tuberías descubiertas, además de un largo cable que va a un panel de control para tareas pesadas que está en el suelo. Para el ojo inexperimentado, no sería del todo claro lo que la máquina está diseñada a hacer.

Es el equivalente antimemético a una bomba de hidrógeno; Es a la División lo que una ojiva nuclear es a un Sitio. Activada, contaminaría el Sitio 41, a todo lo que está ahí y a todos los que están ahí con radiación antimemética. No habrá un Sitio 41 ni una División después de eso; Nada de lo que el personal infectado que logre escapar tendrá efecto en el mundo real.

Es la máquina equivocada.

No puede destruir o contener SCP-3125, ni siquiera herirlo. Todo lo que puede hacer es esterilizar el brote de hoy, los otros síntomas van a persistir. Dentro de cincuenta o diez o cinco años desde ahora, o un año o incluso mañana, SCP-3125 volverá, trayendo consigo su escenario del fin del mundo clase-MK. La civilización humana será enteramente erradicada como concepto abstracto, será reemplazada con algo inimaginablemente peor. No habrá nadie que pelee.

Wheeler se apoya en la pistola de rayos por un largo momento. La presión que ejerce la información que crece continuamente en su cabeza llega a un punto en que es insoportable, y entonces ella empieza a quebrarse. La Clase-Z ha estado en su sistema por suficiente tiempo como saber con seguridad que tiene un daño irreversible en su cerebro. No hay antídoto. Estará cuerda por otra hora, las siguientes dos o tres horas restantes de su vida será en un estado vegetativo.

Está bien, piensa ella. Es casi un alivio. No hay nada de malo, esto está bien.

He sobrevivido por demasiado tiempo. Olvidé qué universo es este. Por un momento llegué a pensar que quizás… este era el universo en el que a veces ganamos.

La agonía en su cabeza ahora se siente como un hacha de hielo. Entonces ella deja caer la pistola de rayos, se derrumba en sobre sus rodillas, se acuesta y espera, ya sea por la muerte o por una mejor idea.

*

Un ser superficialmente similar a Paul Kim llega a la compuerta. Examina la compuerta confuso por unos cuantos momentos, entonces encuentra la ranura para la tarjeta de acceso. Él busca metódicamente en sus bolsillos, luego recuerda que su tarjeta de acceso está alrededor de su cuello. El ciclo de apertura inicia una vez más y el que no es Kim atraviesa la compuerta. Detrás de él se encuentra el elevador de carga subiendo por tercera vez, va por el resto.

En la siguiente habitación, el ser que no es Kim encuentra Wheeler inconsciente, con la pistola de rayos tirada junto a ella. Hay también un camión militar, el cual él ignora.

El que no es Kim deja caer su tarjeta de acceso de sus dedos y recoge la pistola de rayos. Por un momento contempla a la inconsciente Wheeler, luego examina el arma, recordando cómo funciona. Se da la vuelta para ver la compuerta y le dispara, creando grandes hoyos cilíndricos en el blanco metal de la puerta interior hasta que desaparece, luego la exterior, rompiendo así el sello hermético. Una ligera sonrisa surge en el rostro de el que no es Kim mientras las reconfortantes y familiares señales de SCP-3125 inundan el bunker.

Una docena más de los que no son personas están llegando por el elevador de carga, cuerpos de quienes solían conformar la División. “La encontré” les dice el que no es Kim. Tira la pistola de rayos donde se encuentra parado, como si simplemente hay olvidado que estaba cargando algo, y saca su cuchillo de nuevo. Sostiene el cuchillo entre dos dedos, en una manera casual y descuidada, como si fuera un lápiz o desatornillador.

Las no personas se reúnen junto a el que no es Kim rodeando a Wheeler, observándola con miradas alienígenas de asco, lástima o malicia.

“¿Por qué no se está abriendo apropiadamente?” pregunta alguien. “No puede hacerlo a menos de que ella quiera las señales.”

“Inicia con sus ojos,” dice alguien. “Hará el resto de su cuerpo más fácil de corregir.”
El que no es Kim se agacha para iniciar el trabajo, pero se detiene a dudar, con su cuchillo a sólo unos centímetros del ojo de Wheeler. Ella está susurrando algo, tan silenciosamente que sólo ella puede escucharlo claramente.

“Nada de esto sucedió, Paul” dice ella. “Tú y yo jamás existimos. No hay una División Antimemética.”

Hay un marcado click mientras la bomba termina su secuencia de encendido. Nadie en la habitación puede escuchar esto excepto Wheeler. Nadie en la habitación puede percibir la bomba excepto Wheeler. Todo lo que pueden ver es un camión vacío.

El mundo se vuelve negro.

Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License