El Campeón Lunar apenas tuvo tiempo de revisar su visor antes de abandonar a su flácido amigo en busca del anciano que había visto en un sueño. Las instrucciones del anciano eran crípticas, pero el Campeón Lunar conocía su camino desde otro sueño que había experimentado.
—¡Las visiones del sopor se han alineado a mi favor, sé exactamente adónde debo ir!, -comentó el Campeón Lunar, mientras se lanzaba hacia un gran cráter en la superficie de la Luna.
Estaba alcanzando una velocidad nunca antes alcanzada por él mismo, con sus capacidades al máximo. Cuando empezó a acercarse cada vez más al suelo, pudo ver una mancha verde a lo lejos.
—¡Una burbuja de vitalidad en mi humilde y gris morada, esta debe ser la ubicación del hombre con túnica!, -gritó el Campeón Lunar, antes de estrellarse contra el lugar.
Tropezando a través de su lugar de caída y finalmente orientándose, el Campeón Lunar finalmente tuvo la habilidad de ver lo que le rodeaba. El Campeón Lunar estaba anonadado. Hermosas y altas estructuras de marrón y verde estaban ante él, una capa de suaves hojas verdes alfombrando el suelo.
—¿Son estas magníficas estructuras las famosas iluminadoras de la humanidad?, —reflexionó en voz alta el Campeón Lunar, antes de escuchar los pasos de otra silueta dentro de la zona.
—No, estos son robles y fresnos, aunque son muy populares en la Tierra, -dijo una vieja y cansada voz. El Campeón Lunar se giró para ver al anciano, aún con su túnica, salir de una peculiar estructura al otro lado de la arboleda.
—Gran anciano vestido con túnicas, por fa-, -gritó el Campeón Lunar, antes de ser interrumpido por el mayor.
—Por favor, mi nombre es Nyperius, y no soy sólo un anciano, sino un gran mago de la Luna, -exclamó Nyperius. El Campeón Lunar retrocedió en estado de shock.
—Por favor, estoy bastante desconcertado en este momento, ¿pero tú eres Nyperius? ¡¿El mismo?! Antiguo mago y rey de la Luna, -preguntó el Campeón Lunar.
—Sí, hace tiempo que no conozco a un guerrero Lunar. Por eso te dejé entrar, -dijo Nyperius, que se sentó sobre una piedra musgosa, Esas otras personas en sus instalaciones de alta tecnología no parecen comprender la historia de la Luna como nosotros.
—Pero espera -dijo el Campeón Lunar, ¿por qué me has llamado para que te encuentre en tu base de operaciones? La mayoría ni siquiera ha mirado esta tierra.
Nyperius miró al suelo antes de decir: —Por favor, ven a mi casa, hay mucho que discutir. Nyperius se levantó y caminó de vuelta a su pequeño establecimiento y el Campeón Lunar le siguió.
Nyperius y el Campeón Lunar se sentaron en taburetes dentro de la casa y un gato pronto entró en la pequeña casa con un pedazo de carne en sus manos.
Nyperius aceptó con gusto la carne, diciendo —Espero que no te importe que Commodore Buckles se quede con nosotros, -mientras que Commodore Buckles se acurrucaba en un rincón de la habitación.
—Ni en lo más mínimo, -contestó el Campeón Lunar. Nyperius comenzó a contar una historia y una nube comenzó a formarse sobre sus cabezas.
—Cerca de la instalación donde los terrícolas yacen, existe una caverna, dentro de la cual hay una cara.
Con la acción de la mano de Nyperius, una caverna apareció dentro de la nube, con la caverna conteniendo un montón de objetos voladores, cambiando de forma y orbitando la oscuridad que había en su interior.
—La cara es antigua, de otro tiempo y de otro espacio y mientras los que son como ella permanecen como patrones, la cara entra en nuestro hogar.
Una figura apareció repentinamente dentro de los confines de la caverna, apéndices parecidos a tentáculos que se extendían dentro y fuera de ella.
—Cambia todo lo que toca, destruye todo lo que ve y con suficiente exposición, la Luna se convertirá en escombros. -La nube se extiende repentinamente hasta una vista de toda la Luna, desapareciendo posteriormente en un instante. El Campeón Lunar se estremece un poco, sus manos temblando.
—Mientras el pueblo Lunar permanece escondida, la Vieja Guardia intenta un ataque. Todos y cada uno de los miembros son absorbidos por la oscuridad. -La nube se transforma para mostrar a los guerreros Lunares del sueño del Campeón Lunar cargando en la cueva, cada uno desintegrándose y convirtiéndose en nada.
—Eres el único que queda, el único que se fue, y aunque has estado fuera demasiado tiempo, es aquí donde te quedarás. -La nube forma una espada, cayendo en las manos del Campeón Lunar.
—Esta arma es del pasado, de un universo diferente, puede hacer casi cualquier cosa en el peor de los casos. -El Campeón Lunar levanta la espada, revelando que tiene el peso de una pluma; sin embargo, el Campeón Lunar podía sentir un gran poder de la espada, como si estuviese forjada de la estructura del universo.
—El guardián de nuestro universo, uno de los siete anteriores, está cada vez más envejecido y cansado y listo para ascender al cielo. Se ha llamado a múltiples caballeros, algunos de los que has visto antes, a cuidar y defender sus planetas en caso de una guerra cósmica.
El Campeón Lunar recordó a su amigo, C-C-C-P, dando vueltas alrededor de la Tierra, luchando en una batalla invisible. Él era el Campeón Terrícola, defendiendo contra la amenaza invisible de su planeta, el monstruo del cosmos.
—El caballero te llama ahora, señor, el último Campeón Lunar, para defender la Luna contra sus enemigos cósmicos, como nuevo Guardián Lunar. -Nyperius repentinamente agarró el brazo del Campeón Lunar.
—Ha llegado el momento de abandonar esta tierra y vigilar la maligna cueva. Con tu gran espada, defenderás la Luna contra una tumba prematura. Y aunque esto pueda parecer repentino y tú parezcas muy inestable, tengo una última pregunta: ¿estás listo?
—Sí, lo estoy, -proclamó el Campeón Lunar.
En una fracción de segundo, la humilde estructura había sido desplazada por la vista de la Luna gris y el cielo negro. Detrás de él podía sentir una fuerza poderosa, como si un gigantesco huracán estuviera sobre su cabeza. Tenía la necesidad de mirar hacia atrás, pero Nyperius le miró fijamente.
—Recuerda, -dijo lentamente Nyperius, no mires atrás. Este es tu destino. En un suspiro, Nyperius había desaparecido y el Campeón Lunar se quedó solo, con la espada en la mano.
El Campeón Lunar tuvo la oportunidad de respirar, pero estaba constantemente en guardia con la caverna a su espalda. En cualquier momento podría desatarse el caos. En cierto modo, era el peor destino que podía tener. Atrapado en una posición sin retorno, al borde del caos cósmico, abandonado para defender al mundo de un monstruo que ni siquiera podía entender. Pero el Campeón Lunar se sentía satisfecho.
Había buscado durante mucho tiempo un compañero para luchar contra los Monstruos Lunares, pero nunca había considerado que tenía que buscar dentro de sí mismo el coraje para volver. El coraje para luchar contra los monstruos directamente. A pesar de que se encontraba en una posición constantemente quieta y siempre mirando hacia otra parte, en cierto modo había domesticado al mayor Monstruo Lunar de todos.
A través de todo esto, se había preguntado de dónde venía y por qué había sido creado. Pero al final, no importaba, todo lo que importaba era que era un héroe, y que había hecho el último sacrificio para convertirse en Guardián Lunar. El sacrificio de la libertad, para permitir la libertad de los demás.
A través de la radio llegó la voz de un hombre, hablando en ruso, lejos de la Luna. Decía: —Lo has conseguido, camarada, lo has conseguido.
Y el Guardián Lunar estaba feliz.