Visita Al Micalet
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ESTA ES UNA EMISIÓN DE EMERGENCIA REALIZADA POR RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA

Les informa Raquel Martínez desde su puesto. Actualmente se desconoce el paradero del Presidente de Gobierno, Mariano Rajoy. Aunque varios testigos han asegurado en que se convirtió una nutria como el resto, pruebas recientes han…

La televisión de Josep pierde la señal del canal. Antes de irse a su aún angosta habitación vuelve la señal pero esta vez solo se ve el paisaje de la capital valenciana. Una voz en off identificada como el Anciano Guindilla habla:

Hijos míos. Sé que estáis solos y los humanos de fuera os dejaron, como dejaron a este pobre anciano. Pero yo no haré eso.

Una vez vi un mundo tranquilo y vasto, pero el batir de las cigarras al este y los satanases en la ciudad de la libertad me hicieron ver que el mundo es un pañuelo

La transmisión cambia y muestra el Bioparc de Valencia. Se puede ver a leones angolenses y facóqueros olvidar sus diferencias y cazar a las nutrias. Estas huyen hasta un edificio de oficinas en mal estado y se esconden entre las madrigueras formadas por el estado del suelo.

¡Este es el futuro que nos quieren dejar nuestros hijos! ¡Fuisteis castigados por las malas acciones de aquellos detrás de la cortina, pero hay salvación!

La cámara cambia a una localidad desconocida, presuntamente fuera de Valencia. Se puede observar a varios mapaches luchar entre sí por colgarse de una rama estrecha. A continuación la rama cae.

¡Su sed de sangre los llevó a su destrucción! ¡Donde la muerte camina a sus anchas, en lugar de enfermeros hay artistas enfermos pintando con la punta de sus dedos ensangrentados! ¡Qué vil!

¡No seáis así, hijos míos! ¡Mi querida Españita siempre tuvo un lugar! ¡Desde que fui joven siempre me agobiaba la multitud de las grandes ciudades y en los pueblos estaba obligado a tomar la misma ruta, pero ya no más!

¡Como dijo un humano, España es una gran nación llena de españoles y yo añado que no importa la altura o pelaje; para mi tenéis un mayor corazón!

La cámara cambia al Micalet en Valencia. Se observan a unas pocas nutrias de pie entrando en él. La puerta ha sido adaptada para el tamaño de una nutria. Apenas caben por la entrada.

Tuve un sueño, un sueño de explorar todas las maravillas de este angosto y estrecho mundo. Pero me hago viejo. Necesito cariño. Vigor. ¡Necesito vuestro calor y amor, por favor! ¡Solo quiero vivir un día más!

El Anciano Guindilla llora durante 2 minutos antes de irse la señal.

Josep apaga la televisión y acerca una silla a la mesa donde tiene las llaves. Las agarra con la boca y con sus lindas manos acerca la silla a la puerta. Pone las llaves en la cerradura y da un pequeño brinco para empujar la manivela, dejando así un huequecito en la puerta abierta.

Ya en la calle, sorteó las trincheras improvisadas por igual entre las nutrias y los pocos humanos que aún habían hasta llegar a la Plaza de la Reina. El bullicio característico presente todos los días se había convertido en un único camino dictado por algo que no entendía, pero necesitaba ayudarle.

El Micalet por fuera seguía en pie como siempre, pero el interior era de una oscuridad solemne y la escalinata parecía igual de estrecha pese a que ahora Josep era una nutria. El asustado Josep quería huir pero la escalinata lo obligó a subirse en ella.

Al entrar, el espacio que formaría una puerta se cierra completamente y solo quedaban él y una tenue luz. Comenzando a subir la escalinata, se torna más estrecho de lo que cabe, obligándolo a usar su nueva naturaleza animal y reptar por los escalones entintados.

Si una vez Josep quiso volver atrás o saltar por la ventana en un intento desesperado no podía por el olor atador de su comida favorita: una paella hecha por artesanos paelleros.

Ahora sin fuerzas, pero con una sonrisa, era arrastrado hasta la cima. Ahora el techo y el suelo raspaban su pelaje pero no gritaba, porque es de mala educación ante tus mayores y un anciano necesitaba un abrigo para el invierno. Se sentía más ligero, desprendiendo sangre como un buen vino tinto de aquellos que un anciano extranjero quisiese catar. Pero con la edad aparecen problemas con los huesos y necesitan unos más jóvenes. Por fortuna, eres tan cordial que ya se los has dado antes de que te lo pidiera un pobre anciano.

Por último, antes de salir al balcón con las campanas faltaba una puerta que atravesar. Finalmente Josep siendo solo él mismo, abre la puerta y el anciano deja que este se quede bajo su techo porque la vida sin sazón es solo un callejón a la nada.

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7456 ascendidos, faltan 778733 para llenarme en este lugar.

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