Uno de los Ocho Ojos de la Araña
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La serpiente, se arrastró lo más que pudo al parque cercano, adolorida y retorciéndose sobre sí misma. No comprendía lo que sucedía con su cuerpo y mente, y, poco a poco, en ese proceso doloroso, observó como extremidades comenzaban a sobresalir de su cuerpo. Seis en total, eran las patas que poseía ahora.

Para su desgracia, de pronto, otro proceso igual de doloroso comenzó; el reptil, obtuvo ocho ojos con los cuales, pudo observar más de lo que percibía. Y de su boca, más colmillos comenzaron a sobresalir, ahora eran cuatro.

En su metamorfosis, lo que fue una vez una serpiente, se levantó y cayó en varios intentos, hasta lograr mantener el equilibrio. Poco a poco, fue adaptándose a sus nuevas extremidades, y, lentamente, comenzaba a ser más veloz y escurridiza.

Logro adaptarse rápido, y comenzó a moverse. Escaló el árbol más cercano, y observo el caos en los suburbios, siendo atraída por este, bajo del árbol, y dio paso a su travesía hacía la ciudad. En su camino, observó animales y objetos que sufrieron su misma metamorfosis. Los animales, no eran hostiles en contra suya, pero al observarse de cerca, ambas criaturas se aterraban por sus aspectos.

Pronto su travesía sería interrumpida por un sonido extraño. La serpiente, atraída y curiosa, investigó y descubrió que aquello, provenía de un callejón semi-iluminado. Se movió por encima de los techos, y contemplo como él paisaje en su totalidad, se encontraba sucio, repleto de seda, huesos y telaraña. Pronto, la serpiente divisaría a un humano en lo profundo de la oscuridad.

Observo con cautela, y, para su sorpresa, no era uno, si no varios agrupados en la esquina del callejón, qué, poseían características similares a la serpiente. Se encontraban estáticos, parecían esperar por algún desafortunado que decidiese asomarse, o, entrase en su nido. Estaban hambrientos, pero tranquilos, sabían que la curiosidad atraería a su próxima presa.

Pero, para la desgracia de la serpiente, aquel grupo de humanos se percató de su presencia. La observaron durante segundos, y, lentamente, se acercaban a la serpiente. Esta les silbó asustada, y al igual que sus depredadores, se movía lento pero en dirección contraria a ellos. Pero por su mala fortuna, las bestias que intentaban cazarla se encontraban más cerca suya. Estaba aterrorizada.

No dudó un momento, y corrió asustada, logrando alejarse de sus depredadores. Pero una de las bestias, logró tomarla por la cola, y, entre varios, comenzaron a rasguñar hasta desgarrar su piel, la serpiente gritó de dolor, y, con mucho esfuerzo, logró desaferrarse a las manos de sus depredadores. Gravemente herida, la serpiente retornó al parque de dónde provino.

Desangrándose, y al borde su muerte. La serpiente se enrolló, y con su mirada perdida, pudo percatarse de qué todos los objetos a su alrededor, tomaban el aspecto de una araña. Al igual que ella.

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