por Agente Alan
La caverna del vagabundo; uno de los pocos bares que desde sus inicios abría sus puertas a toda clase de individuos. Famoso por su interior no euclidiano donde siempre había espacio para “uno más”. La decoración, sin embargo, no era su fuerte. Se notaba bastante rústico en ocasiones, y las obras que algunos anartistas donaban no terminaban de convencer a todo el mundo.
El negocio no iba bien; con la llegada de nuevos establecimientos más llamativos la clientela escaseaba. Fue tal vez por esto que empezó a notar más la presencia de dos sujetos que visitaban su lugar cada fin de semana. Hoy no era la excepción; era de nuevo aquel barbón de ojeras profundas; de vuelta en su soliloquio, por enésima vez.
—Pendejos, todos son unos pendejos.
—Sí, sí.
Harry, un treintañero que siempre vestía de un verde oscuro y poseía varios piercings en su cara y anillos por todos sus dedos, tenía que escuchar cada semana los lloriqueos de su amigo.
—Cientos de trabajos, Harry. ¡Cientos! Todos me los han rechazado. ¿Qué saben ellos de lo que realmente es ser cool?
Harry soltó una pequeña risa.
—¡Te estás burlando de mí! — Dijo el hombre de extensa barba, levantándose de su asiento para después asestar un golpe a la mesa.
—Ya, ya, cálmate Julio. Me reía porque conozco mínimo a tres tipos con tus mismos problemas — Harry también se levantó de su asiento y empezó a hablar con una voz más suave y burlesca mientras se movía por todo el bar, que ya llevaba un buen rato vacío—“Yo soy único. Mi arte representa cosas que los que tienen más experiencia no pueden ver. El Crítico es un ignorante inculto.” Todos y cada uno de ellos suenan igual, ya parece que los hacen en masa— Harry se echó a reír.
En cualquier otro momento, incluso estando más sobrio, Julio se habría puesto a perseguirlo para cerrarle un poco la boca, pero hoy no, él estaba cansado, frustrado. Se sentó nuevamente y recostó su cabeza sobre sus brazos en la mesa. Dejó soltar un suspiro tratando de desahogar varios años de fracasos.
—Yo solo quería ser cool — Dijo Julio junto al suspiro, en un tono en el que Harry apenas pudo oír, pero aun así él escuchó.
Harry dejó la risa, para también sentarse junto a su amigo. Puso sus manos en sus párpados y empezó a frotarlos suavemente.
—Oh, mira, me vas a hacer llorar.
—Ya cállate.
—No, lo digo en serio, te ayudaré a que seas cool, mi pequeño barbón.
Otro suspiro de Julio. En cada reunión Julio se cuestionaba por qué seguía hablando con ese loco.
—Aun si tú y tu retorcida cabeza me ayudaran en algo, no serviría de nada. Mi última obra de arte que era un mazo de cartas que se convertía en una casa de cartas automáticamente era la única cosa que no fue hecha antes.
—¿Seguro? ¿Qué tal una novela?
—Ya se hizo.
—¿Qué tal algo simple como una banca?
—También ya se hizo.
Harry puso su mano en su barbilla pensando en la cosa más rara que se le puede ocurrir.
—Ya sé, una obra que mate a los que la vean.
—Hacen como diez cosas como esa por día ¡te digo que no hay nada más que hacer, ya se ha hecho todo!—Julio paró de gritar cuando lo escuchó.
—¿Y qué tal una película? —Una voz monótona salió desde la puerta.
Un hombre de apariencia formal estaba parado en la puerta, lo único resaltable en él era sus tirantes, y sus lentes.
—Mierda, Marcus —Julio se sobresaltó ante su llegada, mientras que Harry miraba con confusión.
—¿Quién?
—Es uno de los patrocinadores que ha invertido en mis obras —contestó Julio, quedándose recto como si toda su borrachera se hubiese ido de un momento a otro.
Harry se limitó a sorber su bebida y disfrutar del espectáculo, mientras el hombre se acercaba más y más a la mesa.
—Ey, ¿él sabrá sobre tu fracaso de hoy? —preguntó Harry.
—Cada detalle — Respondió Marcus, mientras hacía señas al bartender para que le trajera un vaso con agua. El vaso se manifestó directamente en la mesa esperando su llegada.
—La gente de aquí sí que sabe hacer las cosas—Marcus tomó asiento.
—Sí, la gente de aquí es muy especial— Respondió Julio, el cual estaba al borde de empezar a sudar por los nervios.
—Dime Julio, ¿recuerdas esas películas que se hicieron como hace unos meses para una competencia? Pues eso sí que ha despertado el gusto por el cine por aquí.
Julio escuchaba atentamente cada palabra, en cualquier momento sacaría el tema de su deuda y debía estar preparado.
—Emm… sí, conozco el trabajo de esos dos.
—¿También sabrás que este año se hará un festival de anarte por aquí?
Julio asintió, Harry sorbió más fuerte de su bebida esperando el desenlace.
—Te propongo algo: yo tengo algunos contactos para conseguir los equipos y los actores, y viendo cómo está la gente con las películas, seguro ganaremos lo suficiente para pagar tu deuda—Marcus terminó de pronunciar su propuesta mirando fijamente a Julio.
—¿Y-y yo qué haría?—preguntó Julio.
—Escribe el guion.
—¿Me lo estás dejando a mí?
—Si quieres puedo dejárselo a otro, pero tendrás que encontrar otra forma de pagarme.
—¡No! No será necesario, yo me encargo, muchas gracias, señor — Julio en señal de agradecimiento, trató de estrechar la mano de Marcus, cosa que el mismo no permitió.
—Bien, empezaré a conseguir los recursos, espero que no tardes mucho—Marcus se levantó, pagó su bebida al bartender y se retiró del local.
Julio se desmayó sobre la mesa. Esto era demasiado, esta es su última oportunidad. Julio suspiro, tratando de sacar esa idea de su mente cuando escuchó el ruido de un vaso siendo dejado en la mesa.
—La vida sí que es inesperada, será mejor que empecemos a escribir— dijo Harry.
Julio se sobresaltó al escuchar esas palabras. Levantó su cabeza para ver a su compañero ¿Era de verdad lo de ayudarlo? No sabía si sentirse aterrado por pasar más tiempo con ese tipo o alegrarse porque ya no tendrá que pasar por tanto estrés. Mientras Harry se dirigía al bartender para pedirle hojas y algunas biromes, Julio solo pensaba en una cosa: Esto no será nada cool.
Julio abrió los ojos, estaba todo a oscuras, no veía ni escuchaba nada. ¿Estaba muerto? ¿Todo lo de ayer fue una mentira? Sintió su pulso acelerarse, eso significaba que no había muerto. Se incorporó y avanzó hasta que su pie tocó una botella de vidrio, la levantó para inspeccionarla, era de su cerveza artesanal favorita, lo que significa que—
—¡Buenos días, Barbas!— Dijo una persona que entraba por la puerta
Un fuerte portazo dejó entrar una ráfaga de luz de medio día directo a los ojos de Julio.
—Ya pude encontrar él… — Su oración fue interrumpida para poder esquivar la botella lanzada directamente hacia su cara.
—Oh, eres tú Harry. Pensé que eras un secuestrador —Respondió Julio mientras acostumbraba a la luz.
—¿Secuestrador? —preguntó Harry confuso— ¿Qué es lo último que recuerdas?
—Tú le estabas pidiendo al bartender hojas y luego nada, ¿Dónde estamos?
Harry prendió las luces del bar y cerró la puerta.
—Nunca nos fuimos del bar. Te emborrachaste tanto que no te querías ir, el bartender es un compañero mío, así que me dio las llaves para cuidar el lugar. Bueno, como te decía, tengo el libro— Respondió Harry, mostrando el libro en su mano.
—¿Cuál libro? —preguntó Julio.
—Ah, es cierto, seguro no te acuerdas de lo que hablamos ayer. Bueno, para resumir, no se nos ocurrió nada decente, así que me pregunté: “¿Qué hacen los estudios de cine cuando tienen recursos, pero no ideas?”
—Emm, ¿adaptan libros?
—¡Exacto Barbas! Así que fui a traer este libro de mi biblioteca de preferencia para hacer una película —Harry puso el libro en la mesa, luego hizo unas señas con las manos para que su desarreglado compañero lo abriera.
Julio se tomó unos minutos para mirar el libro.
—No lo haré, esos libros que traes siempre traen alguna maldición rara, ábrelo tú.
—Bien — Cedió Harry
Harry procedió a abrir el libro bajo la atenta mirada de Julio, no pasó nada.
—Lo ves, no pasó na-, oh mira un memético.
Harry puso el libro en la página abierta con el supuesto memético en la cara de Julio, el cual cerró los ojos, aterrado ante la posibilidad de sufrir de algún efecto adverso. Después de escuchar la risa contenida de su compañero, decidió abrir los ojos para terminar con esa mala broma. Julio tomó el libro y empezó a leer.
“Representación de los khadelianos durante sus últimos años de vida.”
Sacrificarnos cada día por uno más. No importan los depredadores, climas o tribus enemigas; los khadelianos vivirán para ver la luz del sol otro día. Para aquellos que atestigüen nuestra lucha, difundan nuestra historia desde la virtud — Antiguo texto de la tribu de los khadelianos.
Resumen: Los khadelianos son una tribu antigua que se extinguió hace muchos años. Siempre lucharon por vivir; buscaban la natalidad y solo cuidaban a los niños que tuvieran mejor esperanza de vida. A pesar de todos sus esfuerzos de mantener su tribu en pie, llegando al punto de indagar en el uso de la magia y rituales, terminaron desapareciendo.
Las páginas narran acerca de una tierra lejana, con un legado de aceptación sobre el destino. Empezó a leer más y más fascinado por aquel reino.
—Hey, esto podría funcionar, una historia conmovedora de estos tipos.
—Como intentaron sobrevivir.
—Pero al final mueren.
—¡Exacto! —exclamó Harry.
Ambos, determinados por el descubrimiento de una idea, empezaron a escribir la historia: los personajes; los diálogos; la narrativa; las escenas. Todo el tiempo que desperdiciaron la noche anterior había sido retribuido esta mañana para terminar el guion, que fue leído por Marcus esa misma noche. Se le había sido entregado por el sistema de envío por correo instantáneo de Backdoor SoHo, él lo leyó en su oficina junto a un pequeño vaso de agua en su escritorio. Cuando terminó de leer, dejó caer el guion sobre la mesa, abrió uno de los cajones del escritorio y llamó a un viejo contacto.
—Hola, ¿tienes tiempo de leer algo?
Julio se movía por las calles menos vigiladas de Backdoor SoHo. Los de la UdII no entraban mucho por allí, algunos dicen que ellos ni saben que existe esta zona, lo que da rienda suelta a algunos trabajos poco éticos, por así decirlo. Julio había llegado a su destino, una vieja choza de madera en mal estado que se ubicaba al fondo de un callejón. Julio abrió la puerta para encontrarse nada más que una zona vacía con algunas ratas moviéndose por ahí, cerró la puerta y empezó a buscar un papel en su bolsillo con una frase.
—Sokolipal t-tochuro.
A Julio siempre se le dificultó mencionar esas extrañas palabras que usan los taumaturgos como claves de seguridad. Procedió a abrir la puerta de la choza nuevamente para encontrarse con un estudio de grabación, cámaras, actores, y hasta una mesa con bocadillos, todo eso junto al gran escenario de pantallas verdes donde algunos actores interpretaban sus papeles.
Julio entró y empezó a buscar a Marcus, en su búsqueda se quedó mirando a los actores; un anciano con ropajes andrajosos anunciaba una era de caos y con ello una catástrofe inevitable, mientras un joven en medio de la multitud era enfocado desde las cámaras, notoriamente afectado con sus palabras.
La reacción de Julio no se hizo esperar.
—¿Qué mierda están diciendo?
—Dicen lo que está escrito en el guion— Dijo Marcus detrás de Julio, el cual se sorprendió ante la repentina aparición de su patrocinador.
—No, no había ninguna escena así — Respondió Julio.
—Le pedí a unos colegas que revisaran y reescribieran algunas partes de la historia que podrían mejorar. Decidimos darle un toque más trágico y algo más sangriento. También estamos viendo cuantos efectos visuales con algo de magia podemos usar.
Marcus le dio el nuevo guion, Julio lo empezó a leer cada vez más sorprendido de lo que leía. La mayoría de lo que él había escrito seguía ahí pero…
—Si mi memoria no me falla, en el guion que me enviaste había una nota que decía que lo habías escrito junto a ese chico del bar. Para mí y los demás se nos hizo fácil saber cuáles eran sus partes y cuáles habías escrito tú.
—Pe-pero este no es el trabajo que quería que hicieras— Julio experimentó una sensación extraña, lo traicionaron, pero a la vez no. Con ira se acercó un poco más a Marcus, apretando sus puños.
—Julio, déjame explicarte algo, tú tienes talento, por eso te he estado patrocinando por varios años, aunque hay algo que te detiene, nunca escuchas la crítica. Eso arruinó varios proyectos que te habrían llevado al estrellato. Por eso nos ahorramos tu falta de autocrítica y arreglamos el producto. Aún tienes mucho que recorrer antes de hacer algo por ti solo.
Julio se quedó en silencio, no sabía qué responder.
—Ese chico no tiene talento, pero con esta corrección la película será un éxito. Quién sabe, tal vez los de ese grupito elitista por fin te consideren cool.
Julio sentía un nudo en su garganta, se dio la vuelta para ver que hacían los actores. Estaba actuando una escena que él había escrito.
Algunos meses ya habían pasado desde esa conversación con Marcus, la película ya había terminado de rodarse, editarse y ya estaba próximo a su estreno. En algunas partes había carteles anunciando la película, rodeados de otros carteles de exposiciones de ese mismo día, aun eran las 9 de la mañana, pero aun así el ambiente en SoHo era tan cálido y lleno de emoción como si el festival hubiera iniciado hace ya mucho.
Julio se miró al espejo y se dio cuenta de que realmente él no había cambiado en nada. Su misma fachada desarreglada de siempre; su misma barba, indistinguible a un nido de ratas. Desde aquella racha de fracasos artísticos le fue quitando importancia a su apariencia física cada vez más y más.
Él agarró su rasuradora y empezó a cortar, cuando terminó se dejó ver su barbilla, la cual no había visto desde hace ya años. Se arregló para salir lo más rápido posible de su apartamento hacia el festival anual de anarte callejero. Cruzó las calles tomándose su tiempo de admirar cada cosa que se cruzaba en su caminó. Algunos creaban sin límite obras y obras en los muros de los edificios; algunas hermosas, otras perturbadoras, otros como Julio se dedicaban a observar y estudiar lo que veían. Por último un grupo de anartistas y algunos taumaturgos hacían de guardia para que los de la UdII no vengan a joderlo todo.
Esto es cool, ¿él lo sería hoy?— Pensó Julio.
Se detuvo en uno de los puestos de comida que habían esparcido por la ciudad, ya que notó un rostro familiar devorando una hamburguesa hecha con quien sabe qué.
—¡Hey, Harry! —gritó Julio.
Harry se volteó para ver a un hombre con gran barbilla, el cual jamás había visto en la vida.
—¿Quién eres y qué quieres?— Dijo Harry con una expresión de confusión en la cara.
—¿De qué hablas idiota? No me digas que solo me reconoces por la barba.
Harry, casi ahogándose con su comida, se dio cuenta de quien estaba enfrente de él.
—Barbas, ¿Qué te pasó?
—Me arreglé para la película.
—Dios, amigo, te ves tan diferente, sí que estás emocionado por la película —Harry se dio un pequeño y falso golpecito en la cabeza —Claro, ¿Cómo no vas a estarlo? Esta es tu oportunidad de ser genial.
—Cool —lo corrigió Julio
— Es lo mismo, y parece que la van a transmitir en la noche, así que tenemos todo el día para disfrutar el arte antes de nuestra obra maestra — Harry empezó a caminar haciendo señas a Julio para que lo siguiera.
—¡Vamos Sinbarba!— Gritó Harry con entusiasmó.
Julio siguió a su amigo por las calles, sin animarse a mencionarle lo del nuevo guion. Había logrado ocultarlo durante esos meses, pero como el estreno estaba a la vuelta de la esquina no podría ocultar se lo más, pero tampoco sabía cómo decírselo. Pasó todo el día teniendo las palabras en la garganta, pero sin poder sacarlas ¿qué va a decir? ¿“tire el trabajo que nos tomó un día entero porque es lo mejor para mí”? No podía.
Llegó el atardecer y Julio decidió alejarse un poco de Harry. Soltó la excusa de que tenía que ir al baño para poder escapar. Julio, sin un destino fijo, decidió ir al lugar donde siempre iba cuando algo le jodía el día, la caverna; el lugar donde todo comenzó, en donde la idea fue propuesta y creada. Trató de abrir la puerta forcejeando, pero no cedía. Obviamente, el bartender debe estar pasando el día en el festival.
Julio se recostó y se tomó un tiempo para apreciar su alrededor. Todo estaba lleno de grafitis, pedazos de obra que salieron mal y cada tanto pasaba algún loco dirigiéndose a quien sabe dónde. Y en el centro de todo esto estaba él tirado a la puerta de un bar, en una posición que no iba con la ropa que usaba.
Estaba perdiendo su oportunidad de ser cool por un pesar interno. Mientras reflexionaba, el sol se iba ocultando, oscureciendo más y más el lugar, el cual se mantuvo en completo silencio hasta que una voz lo rompió.
—Así que aquí estabas.
Julio levantó su cabeza para ver a Harry, el cual parecía tener una genuina expresión de preocupación en su cara.
—¿Por qué no me dijiste a donde fuiste, ni respondías mis llamadas? Te estuve buscando todo el día, pensé que algún loco te había convertido en una obra de arte o algo así.
—Lo siento, no te pude contestar por qué no tengo mi celular conmigo— Dijo Julio con la cabeza en alto.
Harry liberó un suspiro.
—Está bien, entiendo que seas un alcohólico Sinbarba. Ahora, vámonos, la película empezará pronto, ya quiero ver como son los actores.
—Harry, tengo que decirte algo.
—¿Qué pasa, Rompiste algo del bar?
—No.
Julio se levantó del suelo, poniéndose de frente a Harry mirándolo fijamente.
—La película que presentarán no es la nuestra.
—¿Qué?— Respondió Harry ente la revelación.
—Marcus le pidió a un grupo que leyera el guión y que cambiara algunas partes. Quitaron la mayoría de las tuyas, pero dejaron casi todo lo que hice yo. Trate de decirte esto todo el día, pero simplemente no podía.
Harry se quedó en silencio con los ojos más abiertos del mundo.
—P-pero ¿sigue siendo una historia que respeta el concepto original, verdad?
—No, creo que quiso cambiar algunas partes para que sea más “oscuro” o algo así.
—Ay Dios —Harry se sostuvo la cabeza con las dos manos y empezó a temblar —Ay Dios no, mierda, yo debí decírtelo antes.
—¿Qué? Harry, ¿Qué te pasa? —preguntó Julio desconcertado por la actitud de su amigo.
—Julio, escucha, yo quería que fuera una sorpresa. Pero pensé que nos quedamos en una historia tranquila y calmada.
—Harry, ¿Qué hiciste?
— Pues, bueno, yo, digamos que tal vez el libro que tomé está basado en una exploración real de un grupo de amigos y que en realidad estamos jodiendo con el legado póstumo de un mundo extinto.
—¿Qué? No te entiendo.
—Pues como te explico, oh cierto la película, ay mierda, hay que evitar que la pongan.
Harry salió corriendo hacia donde se iba a transmitir la película, Julio lo siguió por detrás. Ambos llegaron lo más rápido que pudieron a la función, la película ya había comenzado. Todos los espectadores disfrutaban del entretenimiento sentados en medio de la calle con sus asientos improvisados que iban desde toallas en el suelo hasta sillas vivientes. El filme se proyectaba sobre una gran lona, la cual estaba atada desde sus cuatro lados en la pared de un edificio para que se viera lo más posible. El proyector estaba en una ventana del edificio opuesto a la pantalla, a solo unos pocos metros de altura.
Harry rápidamente localizó el proyector y fue a por él rápidamente, mientras que Julio se quedó viendo al público. Todos estaban alterados, escribían ideas en sus cuadernos o hacían grafitis en las paredes. A Julio le parecían familiares las imágenes que pintaban, eran cosas basadas en la película.
Julio decidió apartar la vista y fue a reunirse con Harry en el edificio del proyector. Julio entró y subió las escaleras hasta llegar a la segunda planta, allí encontró a dos hombres con traje desmayados en el piso y Harry moviendo los cables del proyector intentando buscar algún interruptor para apagarlo.
—Harry ¿Qué le hiciste a estos tipos? —preguntó Julio el cual seguía alterado por toda esta situación.
—Eran unos guardias, solo hice que se desmayaran con algunos trucos, estarán bien —Harry continuó quitando cables hasta que por fin logró encontrar el cable correcto para apagar el proyector —Ay, Dios, por fin, eso estuvo muy cerca —Harry dejó soltar un suspiro de alivio.
Julio miró hacia la calle donde el público parecía despertar de un trance, sin saber que había ocurrido cuando la película se cortó. Julio se quedó callado un momento, pensado, hasta que hablo.
—¡¿Qué mierda pasó?! ¡Primero me preocupas con algo que no me contaste sobre la película, luego corremos como locos para apagar el proyector, y ahora hay dos tipos desmayados y un montón de gente ahí afuera confundida! —Julio dejó de gritar, se sentó en el suelo y suspiró lo más que pudo.
Harry no apartó la mirada de su amigo, intentó acercarse a él dejando el proyector a un lado. Cuando dio el primer paso empezó a escuchar ruidos desde afuera del edificio.
—¡Pongan la película! ¡Pongan la película!
Harry miró por la ventana, afuera estaban todos los civiles que antes estaban plasmando sus ideas, ahora estaban protestando con una insistencia fuera de lo común que la película siguiera. Algunos empezaron a lanzar latas de grafitis, otros pinceles y demás herramientas para el arte.
—Mierda, jamás pensé que esto podría pasar—dijo Harry.
—Todo esto es mi culpa— Julio se levantó y se acercó a Harry.
—Ay, ya cálmate Sinbarba, yo también te oculte algo, pero el que cago todo fue ese promotor tuyo —Harry se dirigió a una de las paredes de la habitación, sacó una tiza de su bolsillo y empezó a dibujar unos símbolos en la pared.
—¡Entiendo cómo te sientes, pero no tenemos tiempo! Sígueme, conozco un lugar en donde estaremos bien
Harry terminó de dibujar los símbolos en la pared, Él tocó la parte de la pared que estaba rodeada por los símbolos y empujó, abriendo un pasadizo hacia lo que parecía ser una habitación amueblada con muchos estantes con libros. Le extendió la mano a Julio. Julio dudó de acercarse a Harry dudando cada vez que su mano se movía, pero antes de que se acercara lo suficiente una gran explosión sacudió el edificio.
Los civiles de abajo estaban atacando el edificio con unos fuegos artificiales que iban a ser usados a la media noche. También se escuchan algunos pasos desde afuera de la habitación.
—Mierda—maldijo Harry
Harry no dudó ni un momento y entró, Julio lo siguió al no tener más opción. Un segundo después, algunos tipos entraron a la habitación rompiendo la puerta. Harry cerró el pasadizo de inmediato antes de que alguno de ellos pudiese cruzar.
—¿Qué haremos con ellos? No podemos dejar a medio SoHo así —dijo Julio.
—No lo sé, pero al menos pudimos escapar de esos tipos— Dijo Harry mientras buscaba algún asiento en la habitación.
Julio se quedó mirando la pared de donde salieron, intentando recapitular y darle sentido a todo lo ocurrido.
—Sabía que la gente se iba a sentir inspirada, y que con eso la película se promocionaría con cada persona nueva que la viera, pero no pensé que llegaría a este punto —dijo Harry.
—Harry, te perdono, pero tenemos que hacer algo con este desastre —dijo Julio.
—Tranquilo Julio —Harry quien ya había encontrado un asiento, levantó la mano mostrando una tarjeta de memoria —Se la saque al proyector mientras trataba de desenchufarlo. Ahora solo tengo que pedirle ayuda a uno de los de por aquí y encontraremos la forma de ayudar a esas personas.
—¿Y crees que eso bastará?— preguntó Julio.
—Si te soy honesto, no lo sé. Es la primera vez que meto tanto la pata, pero al menos esta vez lo resolveremos sin ocultarnos nada, ¿cierto?
Julio se acercó a Harry, sentándose en uno de los sillones que tenía cerca de él.
—Claro, compañero— dijo Julio sonriéndole a su amigo.
Harry le devolvió la sonrisa, ambos salieron del cuarto para adentrarse en la inmensa biblioteca. El problema no había terminado, pero la solución estaba por venir.
El inusual alboroto en las calles de SoHo después de los eventos era preocupante. De la noche a la mañana miles de anartistas empezaron a trabajar en numerosos proyectos, todos en base al filme, y la divulgación al respecto no hizo más que acrecentar este fenómeno. Con los derechos adquiridos, nuevos cinemas se disponían a transmitir el filme durante los días siguientes mientras los precios por entradas se disparaban.
Marcus caminaba tranquilamente por las calles de SoHo, desde la primera función sus ganancias aumentaron considerablemente. Ni siquiera se le pasó por la cabeza cuestionarse el lugar en donde estaba Julio, ahora lo único que quería era ver cuánto provecho podía sacar de este éxito inesperado. Se detuvo para mirar uno de los carteles que su empresa había producido recientemente, estaba pegado en una pared en mal estado lo que lo hizo resaltar aún más entre tanta suciedad.

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