El Dr. Valeker se encontraba en su oficina, dentro de las instalaciones del Sitio-34 de la Fundación. Estaba enfrascado en la revisión de unos documentos relacionados a una reciente operación del Protocolo Castellanos-V. Su escritorio era un completo desorden tenía la mano derecha en su cabeza, y entre sus dedos un cigarrillo. Las colillas de otros pitillos llenaban el cenicero.
De repente, entre tantos documentos vio algo extraño. Un sobre algo desteñido, que descansaba sobre la madera. Valeker creyó que lo había pasado por alto debido al cansancio.
Detuvo su lectura y dejo el documento que tenía en la mano. Busco su abrecartas y rompió el sobre, sacó un papel. Parecía ser una carta, la desdobló con cuidado el material parecía ser muy antiguo. Comenzó a leer.
Buen día, Dr. Valeker.
Sí, sé quién eres. Te hemos estado observando estos últimos años, todos tus movimientos, desde que escapaste. No creas ni por un segundo que te hemos olvidado, aunque no te guardamos rencor, ni mucho menos odio. Al final de cuentas fuiste un gran amigo y un gran compañero.
Aún recuerdo cuando llegaste como nuevo al Complejo-B21. No tenías idea de nada, y —aunque no es momento para melancolías- te recibí bajo mi ala. Aprendiste rápido y bien, convirtiéndote en la cabeza de varias investigaciones. Y aunque tú, como cualquier otro se hayan esforzado lo máximo, no fue suficiente, y al final la guerra terminó. Y no para bien.
Es un nuevo mundo, William, y ya no hay lugar para hombres viejos como nosotros. Sin embargo, siendo sinceros todos tenemos una misión en esta vida, y el deber sólo termina con la muerte. Y tienes algo que nos pertenece. Aún sigo sorprendido de cómo escapaste a la Directiva #99, y aún más de como conseguiste esos documentos. Pero creo que eso ahora ya no importa…
"El único animal es el hombre", esa frase te gustaba, y nunca la logre entender hasta ahora. Tal vez no me perdones por lo que voy a hacer, pero es la única forma William. Esperó que todavía tengas el anillo contigo, así esto no será tan difícil para ninguno de los dos.
Evita el castigo.
General K. Greymann
KOEV-Sección I
"Bellum usque ad mortem"
¿William? ¿William Valeker? John Valeker no podía creerlo, esa carta estaba dirigido a su abuelo, el cual falleció hace tiempo ya. ¿Pero porqué a él? Pensó para sí. Su padre también podría ser, William Valeker Jr, pero no lo comprendía.
El anillo, sabía a qué se refería. Era una reliquia familiar, nada anómalo —que él supiera- unos eventos peculiares le habían pasado mientras lo portaba. Pero ese documento, ese pedazo de papel parecía darle sentido a todo.
—John, toma este anillo, es un regalo para ti
—¡Gracias, papá!
—Protégelo, es un regalo de tu abuelo, antes fue mío, y ahora es tuyo
—¿De mi abuelito?
—Si, el estuvo en la guerra así como papá, ahí fue donde encontró este anillo tan hermoso. Pero gente malvada lo quiere para hacer cosas malas, así que ahora es tu turno de protegerlo."
Aún sentado, recordó las palabras que le dijo su padre cuando era apenas un niño, antes de que este desapareciera en extrañas circunstancias. Tocó el anillo con sus dedos mientras miraba a ninguna parte.
—Tenías razón, viejo, tenías razón -Pensó en voz baja antes de encender otro cigarrillo.