Tomemos Un Trago, De Verdad Lo Necesitamos

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por Doc slash

La nieve empezaba a caer en el bosque y las huellas de unas botas de cuero se marcaban de manera clara en la tierra que ya tenía una capa de nieve encima. Los pasos que se alcanzaban a observar eran suaves y no parecían tener un rumbo fijo. Pedazos de pastel y partes de una máscara de porcelana eran solo algo más de la extraña decoración que rodeaba aquellas huellas. Ese tambaleante y confuso paso era dado por una joven, la chica sin nombre y en este momento también sin rumbo; Nadie.

La joven llevaba casi 3 días sin dormir, comiendo y bebiendo lo poco que le sobraba del pastel y una botella de agua. El agotamiento estaba a punto de matarla, pero igual su frágil paso no parecía poder detenerse. Ella apenas y si se había dado cuenta del estado de su cuerpo, aunque la verdad ya no le importaba. Ella era ajena a su cuerpo y a toda la realidad que la rodeaba, la chica estaba sumida en su propia burbuja, su propia cárcel, sin posibilidad de escapar. Sus pensamientos la ataban y el hecho de vagar sin esperanza no hacía más que acabar con la poca estabilidad que lograba tener.

Algunas veces Nadie intentaba salir de ese frío camino, huir de su mente, pero la falta de energía y su estado deteriorado no lo dejaba más fácil a cada paso que daba. Ella ya estaba resignada a continuar caminando, por más que no le gustara su estado, tampoco veía una forma de salir de ahí. Un día de esos, siguiendo su eterna caminata por el bosque, la chica se encontró con una extraña a lo lejos. Cuando se acercó lo suficiente logró divisar a una ¿chica? O al menos esa era la apariencia que tenía en ese momento, ella era una mujer de color naranja y parecía estar hecha de una mantequilla de maní translúcida. Emily estaba vestida con una blusa morada y unos shorts de color negro. Nadie observaba claramente a una mujer color naranja, hecha de mantequilla de maní, con ropa deportiva jugando con unos pájaros.

”Debo estar loca”, pensó Nadie mientras veía a Emily Miranda.

—Hola, eh, perdón si te molesto con la pregunta, pero ¿Quién eres? —Dijo Nadie con voz apenada y un poco curiosa mientras se tambaleaba delante.

—Mi nombre es Emily y… ¿Oye estás bien? —Luego de unos segundos hablando, Emily pudo observar bien a Nadie dándose cuenta de que no estaba en el mejor estado físico. Cortes pequeños, ropa rasgada y su cara que reflejaba su cansancio y dolor. Todo eso había logrado despertar la preocupación de Emily, la cual no sabía reaccionar al ver en tan mal a esa chica, aunque ni siquiera supiera su nombre.

—Bien, sí, estoy bien. Algo cansada, pero nada de lo que debas preocuparte.—Nadie intentó caminar hacia adelante para demostrarle a Emily que podía seguir avanzando sin complicaciones, pero sus piernas ya no pudieron más. La chica cayó al suelo y prácticamente de manera instantánea perdió el conocimiento por unos segundos a causa del agotamiento. Tantos días sin descansar y sumida en su mente le habían costado a su salud, así que un buen descanso le vendría bien.

Emily entró en pánico justo en ese momento. La chica simplemente se había desvanecido en frente de ella y estaba sola en ese momento. Después de unos momentos de incertidumbre, la chica de naranja se acercó al cuerpo tirado de Nadie y le pregunto si estaba bien.

—Oh, si, más o menos. Si puedes, porfa llévame a un lugar donde descansar medio bien, me duele todo y no me puedo mover. Ah, y una cosa más, gracias por preocuparte.—Nadie ya se había dado cuenta de que no estaba en capacidad de levantarse, así que luego de hablar la chica naranja volvería a cerrar los ojos. Luego del gran alivio que conllevó el ver a Nadie hablar, Emily procedió a pensar en un sitio seguro para llevarla. La chica naranja recordó que tenía su estabilizador Espacio-Temporal a la mano, los nervios la habían hecho obviar eso pero ahora tenía que ser rápida en decidir el lugar. Por eso mismo llegó a su mente la ciudad de Tres Portlands. Esa parecía ser la mejor opción en ese momento. No había ningún atisbo de civilización cerca y Nadie necesitaba descansar.


Luego de unas horas, Nadie se despertó en un bar. El lugar se veía bastante amplio, estaba hecho con madera de aparentemente buena calidad, pero se podía escuchar un poco el rechinar de las tablas por su antigüedad. Aunque el sonido era opacado por el gran espectáculo teatral que estaba en una pequeña tarima. Las mesas eran color marrón, cada una separada por uno o dos metros. Luego de un grupo de 10 mesas estaba la barra del bar, con todas las botellas, y justo ahí estaba Emily, tomándose una Fanta.

Nadie se levantó del sillón negro en el que se encontraba, era de cuero y estaba cubierto de alcohol regado y un par botellas vacías, pero se sentía extrañamente cómodo. Pasar del olor de las ramas del bosque al de whisky y cervezas, la hicieron sorprenderse un poco, pero oler ardillas y mapaches no era algo que ella fuera a extrañar. Luego de levantarse, Nadie avanzó hacía Emily. La chica tenía algo de dolor de cabeza y chocó contra algunas sillas mientras lograba posicionarse al costado de Emily. Nadie pidió un vino tinto al bartender mientras buscaba una forma de empezar la conversación con su salvadora, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de la chica naranja.

—Hey, bienvenida de nuevo al mundo, espero que estés algo renovada. La verdad que si te veo más descansada. —Dijo Emily mientras con un gesto pedía una nueva Fanta.

—¡Gracias! Sí, estoy bastante mejor. Perdón por no alcanzar ni siquiera a presentarme. Tú ya viste que no estaba muy bien. Me llamo Nadie, y si no recuerdo mal tú eres Emily. Muchas gracias por haberme traído hasta aquí.

Nadie tenía una leve sonrisa en su rostro mientras recibía el vino que había pedido. Hace tiempo que la joven no entraba en un lugar agradable y tranquilo.

—Sí, mi nombre es Emily. Nadie, un nombre algo extraño, pero me suena.—Emily trataba de recordar de dónde había escuchado ese nombre, pero era un recuerdo que no le llegaba muy bien.

—Es una larga historia, Nadie es tanto un nombre como un "título", aunque es más bien una maldición, prefiero no hablar de eso por ahora. Más bien, hablemos un poco de ti ¿Cómo conociste el mundo anómalo? Lo digo porque he conocido gente algo peculiar, pero es la primera vez que veo una chica naranja. Lo siento si sueno algo grosera.

Nadie se encogió de hombros en la última frase, ella no sabía si lo que había dicho podría haber enojado a Emily, pero estaba lejos de la realidad. Sin la seguridad de decir si fue a causa de los efectos extraños de la Fanta en su cuerpo o si fue porque ambas estaban en un ambiente más jovial, Emily llego hasta tomar el comentario con un poco de gracia.

—Ja, no soy un experimento raro o algo así por si te lo preguntas. Yo soy parte de los Naranjas, una especie que vino al mundo para hacer felices a todos y ayudar a la gente. —Emily trató de elevar su frente al decir esto, pero segundos después volvió a bajar la cabeza para dar un sorbo a su Fanta.

—Eso suena un poco…—Antes de que Nadie pudiera siquiera acabar de organizar su idea, fue interrumpida por Emily.

—Sí, sé que suena a una tontería, todos dicen eso. Pero es algo que debemos intentar, la gente pasa por cosas muy difíciles y nosotros somos un pueblo hecho para ser y hacer felices a todos. —La voz de Emily sonaba hablándose a sí misma, tratando de convencerse de que todas sus palabras eran verdad.

—Tú no suenas muy segura al decir eso, ni tampoco te veo demasiado feliz. No entiendo ¿Qué pasa? —Nadie estaba algo intrigada por saber que le pasaba a Emily, pero pensando en cómo la podía ayudar.

—Tampoco es como si yo supiera definirlo muy bien. Hace poco terminé con mi novia y las cosas no van como querría. En unos días vuelvo a trabajar y me siento como una ridícula a la que nadie toma en serio en ese lugar, a la que todos me ven como una ingenua. Pero ellos son los ingenuos si creen que pueden hacer felices a todos. Yo lo intenté con todo mi corazón y estoy sola, sin la persona que amo solo porque ella está con los Carceleros. Tanto Rebeca como yo no estamos felices en este momento ¿Por qué estaríamos felices? Algunas veces siento que todo por lo que he peleado es inservible y eso es imposible, porque, no habría razón para seguir buscando la felicidad y yo aun quiero que todos sean felices, pero dudo que lo que hacemos sea suficiente.

Emily estaba confundida y borracha, pero había pasado de estar alegre por la recuperación de Nadie a sentir como todos sus problemas la empezaban a consumir. Ella aun tenía fe en la Unión Naranja, pero no se iba a sentir cómoda sabiendo que no era posible tenerlos a todos felices.

—Chica, ser feliz todo el tiempo es imposible y te lo digo por experiencia, mucha experiencia. La vida da giros muy crueles y es imposible ser feliz siempre, lo importante es reponerse. Si yo quisiera hacer feliz a la gente, no buscaría hacerlos ser felices en cualquier circunstancia. Tú estás alejada de la persona que más quieres, es imposible que estés bien. Pero si no estuvieras lejos de ella, ¿estarías mejor? Sé que probablemente la respuesta sea que no, ya que por algo terminaron. Algunas veces el dolor es un paso, una transición a una nueva etapa de alegría. Otras veces, te termina conduciendo a un abismo profundo del que no lograrás salir, y creo que eso es lo que habría que evitar para que hubiera felicidad, al menos con los que aun tienen oportunidad. Sabes… yo evitaría muchas cosas que me pasaron y eso me haría mucho menos infeliz, o eso creo, tal vez si no fuera demasiado tarde para mí. Solo no te carcomas por dentro, el esfuerzo en estos casos es más que de ayuda para cualquier persona triste, te lo aseguro. Lo bueno es que ustedes aun buscan la felicidad de todos, es bueno saber que aun queda gente que no se a rendido en eso. Yo nunca tuve esperanzas de lograr ganar esa pelea que es conseguir felicidad, ni siquiera para mi misma.—Nadie acabó de hablar con su voz algo débil, lo que dijo la hizo pensar en que habría pasado si ella hubiera podido evitar ser "Nadie", si ella hubiera tenido la oportunidad de continuar con sus amigas. Tal vez de verdad si sería feliz y no habría pasado por una tortura tan amplia.

Emily estaría unos segundos reflexionando la respuesta de Nadie. Le alegraba saber que aun por fuera de su especie había gente que apoyaba los ideales de la Unión. Ella sabía que la vida iba a tener sus altas y bajas, pero siempre tuvo en mente que el ayudar a la gente que ya estaba triste era la única opción. La hacía sacar una sonrisa el saber que se había equivocado. El apoyar al mundo y hacerlo un lugar con menos problemas, haría que hubiera menos tristeza, haría a la gente triste ser feliz y a los otros no caer en la tristeza. Entre más lo pensaba, más bonita se le hacía la idea

—Gracias por ponerme una sonrisa en el rostro, Nadie, jsjs. Pero bueno, ahora háblame de ti ¿Cómo conociste lo anómalo? ¿Y qué hacías vagando por el bosque?

—¿Yo? Bueno, conocí lo anómalo por mi papá. Él trabajaba en la Fundación y era uno de los mejores doctores, me enseño lo básico en la mayoría de ámbitos; Taumaturgia, Anartismo, Biología Anómala, Agentes Meméticos, y otras cosas que jamás pude recordar. Unos años "rebeldes" de intentar hacerme anartista, je, ese tiempo fue bastante gracioso. Me acuerdo que intenté hacer que un oso polar de tres cabezas montará un monociclo, pero bueno, estoy divagando. Luego moriría mi padre, a causa de una brecha de contención. Yo estuve mal un tiempo hasta que conocí a mis mejores amigas y a mi novia. Ellas son Reinas Negras, más o menos otras versiones mías de líneas de tiempo muy distintas. Fui muy feliz con ellas, pero llegó este momento. Me convertí en Nadie y literalmente aparecí en un lugar donde ya no me podía encontrar con ellas nunca más, y eso me ha dado muy, pero muy duro. En el bosque te puedo asegurar que no me sentía yo misma, era como si mi vida se hubiera perdido y yo simplemente estuviera ahí vagando en la existencia. Es difícil sentir que no eres nada en tu propia vida. Aunque bueno, en ese tiempo reflexione y supe que tenía que pelear.

—Oh, siento que todo eso te haya tenido que pasar, entiendo que no estuvieras en tu mejor momento cuando te encontré, pero ¿Pelear contra quién?—Emily estaba sorprendida con todo lo que le dijo Nadie, ella no tenía idea del cómo se habría sentido vivir una situación así, pero no se escuchaba bonito.

—Contra una parte de mí que me está matando. Pero la verdad, no sé si lo vaya a lograr y tengo miedo de solo ser una incompetente tratando de salir de un callejón sin salida.

—Ya entiendo por qué tienes miedo. Esa pelea es un cierre, vas a acabar una etapa muy dolorosa. Comprendo muy bien esos nervios, los sentí cuando estábamos terminando Rebeca y yo. Pero también te digo que no eres una incompetente, tú lograste sobrepasar mucho y sigues viva, así que, te recomiendo ir a pelear aun con esos nervios. Porque esa "batalla" es tal vez la más importante que vas a librar.

Emily vio a Nadie con esperanza en sus ojos luego de escuchar sus palabras. La que fue una Reina Negra estaba sonriendo, esperando que las palabras de Emily fueran reales. Ambas chicas se dieron cuenta de que la Fanta y el alcohol se habían acabado y ambas se habían dado cuenta cuál era el camino que debían tomar. Pero antes de eso, las 2 nuevas amigas se debían despedir.

—Adiós, Emily. Sé que no te puedo ayudar mucho, pero te quiero dejar esta tiara.—Nadie tomaría su sombrero y de él sacaría la tiara, y se la daría en las manos a Emily.

—Sé que no es mucho, pero tómalo como un recuerdo de que puedes hacer muy feliz a la gente como lo hiciste hoy conmigo.

Emily, por su parte, tomaría de un pequeño bolso que tenía un lazo para el pelo color rojo.

—Yo te quiero dar esto. Es un lazo que usaba cuando era niña y siempre lo guardé para tener algo de, eh, suerte, creo, por eso lo usaba cuando estaba nerviosa. Espero que te sirva.

Ambas tomaron los regalos con aprecio y los guardaron. Pagaron la cuenta y fueron a la puerta. Las dos chicas se dieron un abrazo y se agradecieron mutuamente, mientras tomaban direcciones opuestas. Pero que al final iban a un mismo lugar; sus futuros.

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