El Leñador Rojo

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El bosque de alguna manera parecía oscurecerse cuanto más se acercaban los dos a su destino. Agrippa seguía recordándose a sí mismo que había pasado tres días desde el solsticio de invierno, y que el sol decidió simplemente ponerse antes que hace unos meses. A pesar de eso, la sensación de peligro en estos bosques nunca se desvanecía. Agrippa no le gustaba los bosques. La mayoría de su gente, al menos de los de Clase II, no les gustaba. Ari, su compañero, le gustaba menos que a Agrippa.

Sin embargo, eso no detuvo a Ari. Agrippa estaba como de costumbre, completamente confundido sobre lo que estaba pensando. Ari siempre fue un tipo testarudo, incluso desde las guarderías. Gracias a los dioses que nunca fue expulsado y atrapado en una cápsula de Clase III para pasar el resto de su vida babeando y construyendo caminos. Quizás si la guardería hubiera tenido una directora diferente, podría haber sido su favorito, pero el Profesor Allgrass no estaba dispuesto a dejar que Ari se beneficiara de ella. Por eso aunque Ari sea estúpido, es innegablemente brillante. Se matriculo en el rango más bajo de la región (Agrippa no salió con mejor puntuación), pero lo lograron. Dos centuriones nacidos y criados para Promover la Mayor Razón. Agrippa se río entre dientes y escupió.

"¿Qué es tan gracioso ahora?" Ari preguntó.

"Tú, eres de la mejor guardería plutónica de todo Sylvanos, y no puedes evitar perderte en el bosque."

"No estamos perdidos. Estamos buscando a alguien que generalmente no desea ser encontrado."

"Si los Integradores llegaran a él primero, sabes lo que nos pasaría, ¿Verdad? "preguntó Agrippa. "¿Sabes lo que le pasaría al movimiento si perdemos al Leñador?"

"El Leñador no es nuestro principal objetivo," dijo Ari.

"Sí, has estado insinuando eso," dijo Agrippa. "Tiene algún tipo de arma, ¿Verdad? ¿Algo de otro mundo?"

"Bueno, no hay manera de saberlo," dijo Ari, "Pero así nos dijeron, y fue el propio Milephanes no podía dejarnos salir sin una buena causa." Tanto Ari como Agrippa se entusiasmaron un poco con eso; Milephanes comenzaba a convertirse en una especie de héroe popular, incluso para los que estaban fuera del Movimiento, y ellos eran su instrumento elegido para esta misión.

"Por supuesto que no. Lo que sea que sea, los niños de la NatFi de Alexylva lo quieren, así que debe ser valioso," dijo Agrippa. "Pero lo que estoy diciendo es que, ¿Sabes lo que pasaría si los Integradores nos encontraran antes de que lo encontremos?"

"¿Dices que obtendríamos una medalla?"

"Ari, sacaran nuestra bilis negra de nuestros cerebros, nos lanzaran frente a un blanco, y nuestros viejos compañeros nos usarán para practicar. A los mismos a los que te gustaba humillar, ¿Recuerdas?"

"Se humillaron a sí mismos. Solo lo señale más de que lo que les gustaba."

Agrippa no estaba de humor para bromear. Escuchó un sonido justo al otro lado de la siguiente colina. Detuvo a Ari y le indicó que se pusiera a cubierto. Los dos tomaron posiciones separadas detrás de los arboles, a diez metros de distancia, en completo silencio. Observaron la ladera y esperaron.

Un grupo de Integradores. Cuatro soldados aumentados quirúrgicamente para ser más maquina que hombre. Olvídense de los Braincaps; Agrippa había visto los esquemas de toda la tecnología implantada en esos hombres. Ya ni siquiera son hombres, no más; sus órganos sexuales fueron extraídos, su identidad de genero (junto con cualquier otro pensamiento irrelevante para la misión) borrada. Se movían a la velocidad de los insectos que atacaban un hormiguero enemigo. Dos de ellos incluso caminaban en cuatro patas, como un gato. Agrippa había escuchado rumores de que podían ver en infrarrojo, que podían escuchar la sangre dentro cuerpo humano, que podían oler las lamas. Pero nunca puedes creer la propaganda de esos Universitarios, pensó. Los Integradores pasaron sin mirar.

Incluso la sonrisa implacable de Ari despareció por un minuto. "Tenemos que darnos prisa."

"Sí. ¿A donde?"

"Sígueme."


La cabaña del Leñador Rojo (chozas más bien, pensó Agrippa) estaba a cierta distancias de donde los Integradores se habían dirigido, el único factor que les daba consuelo dadas las circunstancias. Ari se acercó sigilosamente a la puerta y marcó un código preestablecido mientras Agrippa vigilaba. Cuando la puerta se abrió con un crujido, Ari le indicó a Agrippa que entrara primero. Agrippa se apresuro a acercarse y cerraron la puerta.

El hedor era peor de lo que Agrippa había imaginado. Lo que sea con que el Leñador habría estado sobreviviendo durante tanto tiempo, aparentemente no era exigente con la frescura. El hedor a carne podrida llenaba la habitación, y Agrippa se alegró que la única ventana estuviera cerrada. No es que la luz de las velas ayudase mucho.

El Leñador era viejo, muy viejo. Mucho más de lo que Agrippa había imaginado, a juzgar por la mirada antigua de sus ojos sin pupilas. Ari actuaba desconcertado, pero estaba claro que estaba sorprendido. Esperaban encontrar un legendario ermitaño, esperaban que fuera capaz de liderar su levantamiento. Habían hablado con otros Guardianes en su legión, incluso con un par de estudiantes Universitarios de Clase I. Todos estaban de acuerdo en que solo había una persona que tenia el conocimiento sobre cómo derrocar a su gobierno, y ciertamente alguien como el Leñador tendría motivos de hacerlo. El Leñador es el último de su pueblo. Era obvio que tampoco iba a durar mucho tiempo.

"Bienvenidos, diablos blancos," dijo el Leñador. "Confió en que su viaje fue sin…¿incidentes?" Se dio la vuelta y se tambaleó hacia un pequeño montículo que claramente era su mueble principal en la choza, tanteando a través de la habitación con una rama.

"Así es, señor, muy tranquilo fue, señor," dijo Ari. Curiosamente, nunca se comunicaba de ese modo con sus comandantes.

El rostro agrietado del Leñador sonrió levemente. "¿Quién es el otro? Dijiste que había alguien más aquí, y respira tan fuerte que temo que muera antes que yo."

Ari rio nerviosamente. Agrippa dijo con una voz temblorosa, "Mi nombre es Agrippa Widewater, señor. Amigo de Aristóteles. El nos hablo de usted."

"Sí, ese diablo también me hablo de ti." Los ojos en blanco del Leñador miraban fijamente a Agrippa mientras sonreía.

Agrippa se aclaró su garganta. "Um… ¿Diablo?"

El Leñador no se sorprendió en lo absoluto. "Si, tu, diablo. Diablo blanco. Trabajo aquí con Aristoteles porque es menos estúpido que sus compatriotas, y trabajare contigo porque creo en su palabra. Aun así, tu gente me disgusta." Se inclinó hacia adelante mientras hablaba. "Bien puede que sea el último miembro de mi pueblo. ¿Has oído hablar de mi gente?"

Agrippa negó con su cabeza, luego se dio cuenta de su error y dijo, "No, no, me temo que no. ¿La gente del bosque?"

El Leñador resopló. "Dios, no. ¿No conoces nada sobre tu historia?"

"Ciertamente, sí. Vinimos a esta tierra hace muchos cientos de años y los encontramos aquí. Intentamos integrarlos a nuestro Imperio, pero nuestras enfermedades acabaron con la mayoría de ustedes—"

"Permíteme detenerte antes de que avergüences más," dijo el Leñador, sin sonreír. "Los barbaros blancos que los engendraron llegaron a esta tierra y encontraron a mis vecinos, los barbaros rojos. Los habitantes del desierto del sur, la gente de las nieves del norte, los herbívoros del este. Muchos de nosotros morimos por sus enfermedades, sí, pero los de nuestras ciudades sobrevivieron. Nos aliamos con su gente para matar a nuestros enemigos, luego fueron a masacrarnos por nuestra tierra. Nos robaron nuestras palabras, nuestras medicinas—Yo probablemente tenía parientes llamados Widewater, cuando los tenía—y luego nos dispersaron por el continente como canicas.

"Mi gente era la gente del país de las cavernas, los Tsalagi. Nuestras casas estaban al este de aquí; ustedes nos barrían como cenizas quemadas. Me llamo Adahy, tal vez sea el último de mi tribu, tal vez no; No tengo manera de saberlo. Mis ojos se han ido, y moriré pronto, pero tengo un regalo que transmitir, y los únicos—"El Leñador pauso en esa última parte "—y los únicos a los que podre pasarles será a dos diablos blancos. Les daré este regalo proveniente de un mundo más allá del conocido, pero deja que un anciano se arrepienta."

Agrippa no respondió nada de esto. Ari, como la pequeña bestia inteligente que era, se puso de pie y se arrodillo ante el ermitaño ciego. "Déjeme agradecerle, señor, el agradecimiento por un mundo mejor que su regalo esta por traer."

El Leñador parecía saciado. "Mejor para alguien, de todos modos. Muy bien, supongo que entonces deberían comenzar. La caja esta en ese pequeño estante, junto a la puerta." Apuntó a una pequeña caja marrón, extrañamente fuera de lugar y de algún modo imperceptible; Agrippa lo había notado inmediatamente desde el momento en el que entro. Algo en la construcción de la caja olía tan antinatural. Camino a través de la habitación y la recogió.

"Pueden irse tan pronto como sea prudente, viajeros," dijo Adahy, y se retiro a una pequeña alcoba.


Ari y Agrippa habían corrido durante lo que parecieron horas antes de llegar al final del bosque y llegar a sus barracones. Entraron a hurtadillas al edificio, asintiendo al guardia que habían sobornado para que guardara silencio. Después de todo, probablemente pensaba que estaban en el distrito del placer haciendo pórnoi; esas cosas nunca preguntaban, siempre y cuando el oro estuviera disponible. La caja estaba oculta hasta que Ari la sacó debajo de su túnica. Miraron el artefacto, asombrados a pesar de su obvia construcción barata. Por supuesto, el Phitransimun Combine no era conocido por su artesanía en la mayor parte de su servicio postal; solo objetos de alta calidad eran tratados con el debido cuidado. Y esto claramente era un contenedor postal de algún tipo; la etiqueta era reconocible, el alfabeto algo descifrable, incluso si ni Ari ni Agrippa sabían donde estaba "Omaha."

Agrippa trató de abrir con cuidado el contenedor de pulpa de madera, pero el pegamento que mantenía la caja intacta hizo que una parte se agrietara. Ari tomó la caja de sus manos y separó el resto de la pulpa. "La cubierta no es lo importante; es lo que esta adentro."

Abriendose camino a través de las cubiertas de pulpas y extrañas capas de bolsas de aire transparentes y elásticas que se usan para el relleno (que increíbles habilidades tenían estos forasteros, pensó Agrippa mientras recogía los restos de las manos de Ari), Ari descubrió un pequeño folleto.

"Espera, ¿dónde esta el arma?" dijo Agrippa.

Ari hojeo las paginas. "No tengo idea. Pero tal vez Milephanes lo sepa."


El folleto llevado a Milephanes nunca fue traducido al lenguaje de su gente, pero Milephanes había aprendido a leer el lenguaje de las personas de otro mundo' lo suficientemente bien a este punto. Sabía que lo que era la frase "ESTADOS UNIDOS" era inmediatamente importante; era un importante reino en otra realidad, y poderoso. Y aunque le tomo algunas investigaciones para saber lo que significaba "CONSTITUCIÓN" en este sentido, inmediatamente le tomo gran interés en el concepto de una "DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA."


COMUNICADO
DEL AGENTE ███████ ("PROFESOR ALFA" , DM P-1)
AL INVESTIGADOR ESKOBAR
JEFE DE INVESTIGACIÓN
UNIVERSIDAD ALEXYLVA

A: AL INVESTIGADOR SENIOR ███████
DIRECTOR DEL SITIO 38

A: EL COMANDO SUPERVISOR

ALERTA DE PRIORIDAD DOS

A QUIEN LE INTERESE:

OBJETO ANÓMALO ADQUIRIDO EN ██° ██.█████' N ██° ██.████ W A LAS 0330 DE ESTE DÍA. EL OBJETO: TIPO TRES DE CLASIFICACIÓN (ARTEFACTO DE ENTREGA, INRREMARCABLE). CONTENIDOS: DOSCIENTA CINCUENTA (250) COPIAS DE HOJAS IDÉNTICAS DE PAPEL. CONTENIDO COMPLETO INCLUIDO EN EL APÉNDICE DE ESTE INFORME. EXTRACTOS NOTABLES, TRADUCIDOS APROXIMADAMENTE AL ÍNGLES ESTÁNDAR:

"Sostenemos que estos [¿hechos?] deben ser [¿claros?]: que todos los hombres deben ser tratados iguales, que las arenas del tiempo y los vientos de la naturaleza han dejado a los que sobreviven como merecedores de ciertos derechos, incluidas la vida, la libertad, y la búsqueda de la felicidad. Los gobiernos son instituidos entre los hombres con poder dado por la voluntad de los hombres, y cuando un gobernante busca desafiar esa voluntad, es deber de esos hombres ver la sangre derramada de ese gobernante de mar a mar, y elegir un nuevo gobernante para que los hombres estén seguros y [¿complacidos?]"


"La historia del actual Regente de Novomundus nos dice que el es así el gobernante y que no puede sufrir para vivir más. Que sepa que la verdad [seguida de una larga serie de quejas políticas, incluyendo "Hace que las mujeres puedan robar la gloria y el orgullo del hombre, gobernando legítimamente sobre la mujer y la bestia," "Liberar entre nuestro pueblo el gran azote, los [¿integradores?], los hombres semi-maquina, haciendo que nuestros hijos se encuentren presa en nuestros hogares," y "Hacer de muchos niños idiotas y esclavos contra todas las leyes del orden natural."]"


"Por lo tanto, nosotros, los Representantes del Pueblo unido de Novomundus, tomaremos las armas contra las justicias enumeradas y juntaremos nuestras vidas contra estas crueldades que no serán soportadas más tiempo. Los Dioses de nuestros ancestros, los que nos apoyan, podrían hacerlo; pero deben saber que cualquiera que se interponga en nuestro camino será aniquilado. Destruiremos a cualquiera que se nos oponga, y dejaremos que sus cuerpos se amontonen en el reino de los cielos. Incluso si todos los dioses en el cielo, los demonios, y toda la gente buena y mala se oponen a nosotros, no nos detendremos. Ni cederemos.

—Miléfanes de Sylvanos"

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