La sangre ha sido considerada como una parte importante de nuestros rituales. Sus poderes y propiedades han sido ampliamente estudiadas por numerosos sacerdotes famosos. Entre los primeros estaba el Santo Padre Dichardu de Himay, que comenzó su investigación en el Primer Ciclo de Oyatl.
William no disfrutaba su trabajo como profesor de historia. De hecho, lo odiaba. Odiaba la repetitividad; las mismas conferencias, una y otra vez, dadas a cientos y cientos de estudiantes soñolientos y aburridos todos los días. No había esperanza de novedad, de descubrimiento o exploración. Él quería un cambio de ritmo, algo que no fuera sólo sobre el Comercio de Pieles o la Guerra del Opio o la Revolución Industrial. Debía haber algo más para descubrir, algo con lo que todavía no haya tropezado.
Y así fue como William se encontró en la biblioteca de la Universidad, hojeando por encima de los montones de libros de historia, en busca de nuevo material del cual aprender. Pero había pocas esperanzas para él allí. Páginas y páginas de información lúgubre e inútil sobre acontecimientos tristes puestos delante de él como hojas muertas en otoño.
Él sabía que su pasión por el conocimiento bordeaba el fanatismo. Pero no podía hacer nada; así era él. Obtener conocimiento se volvía exponencialmente más emocionante y satisfactorio que cualquier otra cosa en la Tierra. Era mejor que el sexo, las drogas, la comida, la música y el arte combinados.
William lo daría todo por conocimiento.
Él fue perdiendo todo sentido de la determinación en su búsqueda, y se alejó de los libros de historia en seco. Vagando entre las estanterías, se permitió relajarse en la comodidad de la biblioteca. Su ambiente cómodo y hogareño alivió su mente, y le permitió olvidar sus problemas.
Él encontró el indescriptible libro negro escondido en un rincón olvidado de la repisa, encajonado entre una copia polvorienta de Cincuenta Sombras de Grey, de E.L. James, y un mohoso Crepúsculo de Stephenie Meyer.
William gruñó. Si hubiera sido abandonado aquí, debía ser tan horrible como sus vecinos. Lo quitó de la plataforma de todos modos. ¿Quién sabe? Él quizá podría ser capaz de conseguir una risa barata de él.
Dejándolo bajo su brazo, volvió a mirar a través de los estantes.
Y en el Cuadragésimo Período del Gran Asedio, Alkri llevó ochenta de sus mejores guerreros y se metió en la ciudad a través de un pasadizo secreto que había sido excavado por debajo de las paredes. Matando a los centinelas dormidos, Alkri abrió las puertas de Julabin y dejó que su Horda Negra entrara en la ciudad. Durante tres Períodos y tres Series, Alkri y sus hombres saquearon, violaron y quemaron, hasta que ya no quedó nada de los poderosos Julabinos. Entonces el Gran Asedio terminó, y Alkri una vez más guió a su gente hacia la gloria.
William bajó lentamente el libro con las manos temblorosas sobre el escritorio. Tenía la cara pálida por falta de sueño y nutrición, y con un poco de dificultad, cerró y apretó sus ojos cansados. Pero aun cuando no vio más que oscuridad, aún podía imaginar las palabras que flotaban alrededor en su mente.
Haciendo crujir su sillón, William miró su reloj digital. 6:30 a.m., 21 de septiembre. Había estado leyendo sin parar durante las últimas 60 horas. Necesitaba algo para beber. Algo fuerte. William fue a buscar un poco de vodka.
"Sí, señor, su condición es estable ahora …. no, me voy a Londres esta noche … sí, por supuesto … gracias, adiós".
Colgó el teléfono. Con un profundo suspiro, William lentamente se arrojó de vuelta a su sillón. Odiaba mentir, pero no podía ir a trabajar. No desde que decidió terminar el libro. ¿A quién le importa la Historia Inglesa, Francesa o Alemana cuando tienes aún mucho que aprender de los Daevitas? Él ya había leído cientas, miles de páginas, pero parecía que apenas había rasgado la superficie. Había aún más que conocer, más para descubrir.
El estandarte de Yunoc fue diseñado por Hrusga de Guinen. Representa tres leones Irun custodiando la Lanza de Uin, con un fondo índigo y bermellón. Los leones representan fuerza, coraje y carisma, de los cuales la Casa de Yunoc posee en superávit. La Lanza de Uin representa a Guinen, una ciudad de impresionante influencia y poder de la cual es oriundo Yunoc. Por último, el fondo índigo y bermellón representa la respetable profesión de Yunoc como guerrero-cantor.
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Estaba perdiendo peso. Demasiado peso, de hecho. William no había sido un hombre esbelto. Pero ahora, apenas pesaba cuarenta y cinco kilos. Sin embargo, no le importaba. Los Daevitas estaban esperando.
El Divino Padre bendijo a todos los que se arrodillaron delante de él, y declaró, "Verdaderos hijos de Iloquim, ustedes son los Elegidos. Ustedes son los Benditos. ¡Vamos a derrotar a los no creyentes, y a recuperar nuestra Ciudad Sagrada!" Y así durante el Tercer Ciclo de Kiluya, treinta mil héroes de Ambuil marcharon hacia los infieles en Orpija, para reclamar la Ciudad de los Gusanos.
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William odiaba dejar su estudio. Eso implicaba dejar la Crónica, y odiaba incluso pensar en ello. Pero debía comer. Armándose de valor, salió corriendo a la cocina.
William terminó su sándwich hecho a toda prisa lo más rápido que pudo, y luego se apresuró a regresar al libro. Con las migajas aferrándose a los lados de su boca, lo recogió de nuevo con impaciencia.
El Ritual Urimbja es una tradición extremadamente importante, que data de los tiempos de nuestro rey el Okalyt. El Urimbja comienza cuando el Sol sube sobre el horizonte en el Sexto Período de Yatzel, cuando los pueblos todavía dormitan y las ciudades aún sueñan. Este es el momento en que los niños se convierten en hombres. Aquellos que ya hayan cumplido 12 Ciclos se levantarán con el Sol, y viajarán, a pie, hacia el gran Mar Numbik. Allí, se han de lavar en sus aguas hasta que el sol toque las grandes Cumbres Inu.
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William ya no sabía ni qué día era. ¿Estamos en junio, o agosto? No le importaba. El olor de las sobras y los platos sucios apilados a su alrededor pasaba desapercibido. Beber agua se había vuelto algo mecánico: levantar la botella, inclinarla, tragar, ponerla de nuevo sobre la mesa. Sus ojos no se apartaban de las páginas.
Las mujeres se despiertan antes que los hombres, y recogen el grano en canastas antes de salir a los corrales. Ellas dan de beber y alimentan a las aves, los cerdos y al ganado, antes de atender los cultivos. Una Vuelta después de la salida del Sol, los hombres del pueblo se despertaban, y rompían su ayuno en la cabeza de la mesa, acompañados por los ancianos, sus esposas, hijas e hijos del asentamiento. Entonces, los hombres llevaban sus hachas y destrales a los bosques, donde se talaban pinos para los fuegos y olmos para el hogar.
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William pasó a la página siguiente cuando escuchó un crujido por encima de él. Justo cuando levantó la cabeza para observar, la tubería de agua se rompió, y el líquido se arrojó a su estudio.
"¡No,… no no NO NO! MIERDA".
Desesperadamente, William protegió el libro del agua con su cuerpo, y salió corriendo de la casa. ¿A dónde podía ir? ¿La biblioteca? Lo sacarían a patadas si ellos lo ven. ¡Eso es! ¡Su oficina en la Universidad! William corrió, sus piernas huesudas se plegaban y pandeaban.
Puso llave a su puerta y se desplomó sobre una incómoda silla. Pero él ya no podía sentir nada ahora. Comprobando que el libro no se había dañado, continuó leyendo.
Sqelinof fue talentoso desde su nacimiento. Compuso su primera melodía a los 3 Ciclos, y su primer cántico a los 5 Ciclos. Su padre no cortaba suficientes árboles para las pizarras que Sqelinof utilizaba, así que escribía en cualquier superficie que pudiera encontrar. Esto incluía la puerta de la villa, las piedras del jardín, y los muros interiores.
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Huik es una pequeña villa cerca de la desembocadura del Río Jhefgim. Primero fue establecida por Linj de Alkrin, durante el Decimoctavo Ciclo de Niklezt. Su cuidad más cercana es Proctitu, que le otorgó a Huik el derecho de eliminar los bosques, trabajar la tierra y pescar en las aguas del Jhefgim. A cambio, Huik debía pagar tributos cada sesenta Períodos, en forma de cincuenta markeqs de cultivos y veinte markeqs de bacalao y trucha.
Siguiente. Y entonces ya no había más páginas. Eso no estaba bien. Aún estaba inconclusa, ¡debía haber más por saber! William rasgó a través del libro, pasado páginas frenéticamente, buscando pasajes desconocidos. Pero no había ninguno. Sintió que las lágrimas volvían borrosa su visión. ¡No, no puede ser! Debe haber más. ¡Tiene que haber más! ¡Más!
Su dedo se deslizó por el borde de la página, y una gota de sangre cayó sobre el libro. William dejó caer el volumen, conmocionado y horrorizado por el posible daño que le había causado. Rápidamente lo levantó del piso, intentando encontrar la página que manchó. Pero para su sorpresa, en su lugar se encontró con una sección no leída.
William estaba encantado. Justo cuando estaba a punto de acomodarse en la silla de nuevo, sin embargo, un pensamiento se deslizó en su conciencia difusa. Sangre. Él había sangrado, y el libro le había dado más para descubrir. Era algo demasiado bueno para ser verdad. ¿Era sangre todo lo que necesitaba para descubrir todos los secretos de la Crónica? Tenía que averiguar si era así.
A Gnihal de Quirtu se le atribuye comúnmente la invención del Magnificador, un dispositivo que ahora es muy común a lo largo de nuestras ciudades. El Magnificador es un tubo de roca largo y hueco, con discos de hielo Eilu que aumentan cualquier objeto que el usuario desee ver. Sin embargo, algunos afirman que fue en realidad inventado 200 Ciclos antes que Gnihal, por un sacerdote Lupaniense llamado Zikail.
Siguiente. Página 24760. Y eso era todo. La cubierta posterior recibió los ojos de William, como un enemigo con el que temía volver a reunirse. Buscando a tientas el cuchillo sobre su escritorio, William impacientemente abrió la vieja herida en el dedo, goteando su sangre sobre las páginas. Y entonces siguió leyendo.
William decidió no seguir usando su sangre. Podía sentir cómo se debilitaba cada vez que se cortaba. Y no deseaba morir. Si lo hacía, no habría más oportunidades, no más posibilidades para obtener más conocimiento. Pero necesitaba sangre para el libro. ¿Dónde podría conseguir más? ¿La carnicería? Entonces William recordó. El perro de Dean, ¿cómo es que se llamaba? Alto, así era. Era tan sólo un estúpido caniche. Nadie lo extrañaría.
William deslizó el cuchillo en el bolsillo de su chaqueta, y luego salió de la oficina, por el pasillo desierto.
William era terriblemente feliz. La universidad era un refugio, había un suministro interminable de sangre para que lo utilizara. ¡Nunca tendría que dejar de leer!
Y entonces Bjukva dijo: "¡Ningún guerrero me superará, ningún cantor influirá en mí, y ninguna doncella me seducirá! ¡He sido bendecido por Thulicn, y mi fortaleza es fuerte!". Y mientras Bjukva desafió a los que le rodeaban, Kilar desenvainó su espada y declaró que Bjukva era un mentiroso. Entonces Kilar lo decapitó con sólo un golpe fuerte, y arrojó la cabeza de Bjukva al pantano.
Siguiente. Él había llegado al final. Se maldijo a sí mismo y, a continuación, miró con desprecio a la vasija que se encontraba a su lado en la esquina de la habitación. No le había dado tanta sangre, a pesar de que había sido bastante alto para su edad. Tuvo que salir a recoger de nuevo.
William guardó el cuchillo en el bolsillo de su chaqueta y salió de su oficina. Cuanto mayor sea el recipiente, mejor.
Nosotros, como Daevitas, somos la raza suprema. Ninguna otra podrá igualar nuestra gloria. Nuestra cultura será extendida por la espada, la lanza y el cántico sagrado. Somos los Daevitas. Somos absolutos.