La Cabeza Viviente
NO TIENE CUERPO, ¡Y AÚN ASÍ VIVE!
¡Ella habla!
¡Ella canta!
¡Ella te cautivará!
Ella siente su cuerpo, ¡pero aún así no lo posee!
¿Donde está?
¡Escuchen su escalofriante historia!
La Dama Elisa viene a nosotros desde la lejana Yugoslavia donde pasó su infancia feliz y libre hasta que el destino la engañó. Su historia es tan trágica como maravillosa y hermosa. ¡Escúchela usted mismo mientras cuenta sus experiencias y responde a todas las preguntas que se le hacen!
Lo siguiente es una página de una publicación titulado Nacidos del Circo: La Colección de Fenómenos de Herman Fuller. No se han establecido las identidades de los editores ni de los autores, y se han encontrado páginas dispersas en libros de temática circense en bibliotecas de todo el mundo. La persona o personas detrás de esta diseminación son desconocidas.
La Cabeza Viviente
Nacidos del Circo
El primer acto que desarrollamos fue uno en el que iba a ser lanzada desde un cañón. Como mi cuerpo está hecho de todas estas piezas, el público pensaría que me vieron volar en pedazos, pero al final, estaría saludando después de que hubieran sacado todo de la red. De hecho sólo hicimos ese acto una vez, por la forma en que reaccionó el público. Hubo lamentos y gritos, y creo que vi a mucha gente desmayarse. Manny pensó que era mala publicidad, así que lo retiramos.
Lo siguiente que se nos ocurrió fue un acto en el que me unía a los payasos en travesuras. Me sacaban debajo de una campana de cristal. Aunque no pudimos hacer eso por mucho tiempo. Puede que sólo sea una cabeza, pero todavía necesito respirar. Como sea, me sacan cautelosamente de debajo del cristal y luego deciden jugar al croquet con mi cabeza. El público naturalmente se indignaría y los payasos se darían cuenta de su error. Entonces me recogían, me desempolvaban y sacaban un aro de baloncesto. La misma reacción del público, lavar, enjuagar, repetir unas cuantas veces más para conseguir surtir efecto. Nunca fui una gran fan de ese, especialmente porque esos malditos payasos son tan raros. ¿Alguna vez los has visto? ¿Miraste en esos ojos? ¿Sabes que dicen que los ojos son ventanas al alma? Bueno, esa es una ventana mugrienta. Pero estoy divagando. Descontinuamos ese acto cuando resultó que la audiencia no estaba indignada y parecía divertirles la idea de que me golpearan la cabeza con un aro de croquet. Después de la actuación, hablé con Manny y le dejé muy claro que no iba a hacer actos en la pista. Si me quería para la Guarida de los Fenómenos, yo estaría feliz de trabajar allí, pero no iba a ser aplastada, arrojada, remolinada o cualquier otra cosa que él hubiera planeado para mí. Por suerte Manny no es tan mal tipo, así que me dejó trabajar con el resto de los fenómenos.
Conseguí un lugar entre Danny1 y Phil, un bonito pedestal con un cojín blando, y las garantías de Manny de que ambos estarían pendientes de mí. O sea, si a algún loco se le mete en la cabeza que quiere un recuerdo, no podría hacer nada al respecto. Mientras tanto, Manny se iba a quedar con el resto de mi cuerpo. Ha sido un caballero al respecto, eso es todo lo que diré.
Todo el asunto de Yugoslavia es una completa mentira por supuesto; la mayoría de nuestras historias oficiales lo son. Nací como Edith Mary Fernanda McKinnel en algún lugar de Boston a principios de 1878. No recuerdo a mis padres, todo lo que sé es que me dejaron en los escalones de la vieja Misión de Baldwin Place y Hogar para Pequeños Vagabundos cuando tenía unas 6 semanas. Es gracioso dejarme en un lugar llamado "Hogar para Pequeños Vagabundos" cuando no puedo caminar, ahora que lo pienso. De todos modos, me acogieron, pero tampoco sabían qué hacer conmigo. Por lo que me han dicho, me mantuvieron en el sótano, escondida de los otros niños para tratar de asegurarse de que nadie me hiciera daño. Y créeme, era un mundo despiadado, no dejes que el hecho de que esos niños tuvieran a lo sumo 12 años te engañe. Creo que pasé unos tres años en ese lugar, hasta que un día apareció alguien. Alguien que aparentemente me conocía, o al menos sabía de mí. Tal vez mis padres le hablaron de mí, probablemente por dinero. Así que este hombre ofreció un trato a las monjas que dirigían el lugar. Él me llevaría y a cambio pagaría por una muy necesaria renovación del edificio. Monjas o no monjas, me vendieron tan rápido que mi cabeza se estaba tambaleando. Bueno, en pocas palabras, ese era Manny, siempre en busca de nuevos actos. En retrospectivva, le estoy agradecida, de verdad. Puede que la vida circense no sea para todos, pero afrontémoslo, ¿qué tipo de futuro tengo fuera del circo? No negaré que es una vida dura, pero nos cuidamos. Tenemos nuestra propia pequeña familia aquí y aunque allá afuera hay gente que nos quiere para ellos solos, nos sentimos seguros.
Cuando me uní al circo, la gente me preguntaba por qué era como era. Les tomó un tiempo darse cuenta de que no había ninguna razón específica para que mi cuerpo estuviera en el estado en el que esta. Algunos de los fenómenos con los que trabajo pueden decirte exactamente qué los hizo lo que son, pero yo no puedo. Es algo que he tenido que aceptar yo misma y me ha llevado bastante tiempo. Simplemente lo soy. Quiero decir, puedes pasarte las noches despierto, preguntándote qué salió mal, o incluso si algo salió mal, pero al final, aquí estoy. Y no tengo un cuerpo que se mantenga unido como el tuyo. ¿Y qué? Estoy viva, puedo sentir, puedo hablar, puedo cantar. Estoy bien, a diferencia de la mayoría de la gente que viene con la boca abierta a verme.
1Daniel Golenski, el Hombre Cara de Fuego (véase p.14)
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