Robando la Solidaridad: Fase 1

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Ninguno de los miembros de la Compañía Black Rabbit eran aficionados de las cajas…

Boss miró al hombre inconsciente tumbado en su cama. Cosa horriblemente incómoda, esa cama: el colchón era fino, y le negaron una almohada cuando preguntó por una.

El investigador medio desnudo, desparramado en esa incómoda colchoneta, le dio a Boss un momento de lástima. Él era un triste habitante promedio de ese solitario grupo con crisis de la mediana edad: El estrés y el confinamiento habían construido una desesperada necesidad de encontrar algún tipo de validación en su vida, para combatir la inminente amenaza de la calvicie y un estómago flácido. Ella no sabía su nombre. Él pudo haber sido un hombre decente, tal vez. Solo que con insuficiente voluntad o inteligencia para evitar un gran error.

Lo dejó así. Solo un poquito de empatía. Él era, después de todo, uno de los artífices de su miseria, y de la miseria de sus hermanas.

Boss aprendió años atrás que tenía que arreglárselas con lo que tenía disponible. Las herramientas solo eran eso. Llévatelas y aun así se tenía a sí misma. Poses y voz. Movimientos de cola. Ronroneos juguetones. Un meneo de caderas. Sutiles armas quirúrgicas. Solo lo necesario para entrar a su cerebro. Solo lo necesario para quedarse ahí. Solo lo necesario para ayudarlo a emprender un grave error.

Aún así, le había tomado tres meses caer en el error. Boss era una mujer paciente (tuvo que serlo, para manejar a sus hermanas), pero su paciencia había añejado lo suficiente para permitir que su deseo de acción se volviera mortalmente afilado.

La Compañía Black Rabbit iba a escapar. Ella vería a sus hermanas otra vez. Ella vería a Wizard otra vez. Ellos iban a escapar.

Boss vació los bolsillos del investigador. Él había dicho que habría quince minutos completos antes de que seguridad supiera que pasaba algo. Boss estimó que eran cinco. Aceptaría esa probabilidad. No debe ser más difícil que pastorear gatas.

Un condón, Cuarenta y siete centavos de cambio, la envoltura de una barra Twix, un reloj, tarjeta de ID, y un teléfono inteligente.

Nuevas chispas de actividad se dispararon en el cyber-cerebro de Boss que hace mucho tiempo estaban oscuras.




"Ey, ukhnem…"

Ba-dum-pap

La bola de goma rebotaba contra la pared de concreto.

"Ey, ukhnem…"

Ba-dum-pap

La bola de goma rebotaba contra la pared de concreto.

"Yeshcho razik, yeshcho da raz…"

Ba-dum-pap

Nanami miro perdidamente hacia algún punto en la pared. Su brazo se movió automáticamente.

"Ey, ukhnem…"

Ba-dum-pap

La bola siguió el mismo patrón cada vez. De su mano al suelo, del suelo a la pared, de la pared a su mano, una y otra y otra y otra vez.

"Ey, ukhnem…"

Ba-dum-pap

Pensaba que se volvería loca, cuando todavía le importaba pensar.

"Yeshcho razik, yeshcho da raz…"

Ba-dum-pap

La bola aterrizó de nuevo en su mano y se quedó allí. Se levantó, y lo vidrioso en sus ojos se desvaneció ligeramente. Estiró sus brazos, y su voz aumentó de un murmullo bajo a la fuerza completa de un entrenado diafragma.

Tal vez, si ella cantaba lo suficientemente alto, la canción la llevaría fuera de este lugar.

¡"Razovyom my beryozu! Razovyom my kudryavu! Ai-da, da, ai-da, Ai-da, da, ai-da! Razovyom my kudryavu!"

Su voz rebotó contra las paredes. No podía escapar de esta jaula, y ella tampoco podría. Se desplomó en su cama, y su mirada vidriosa regresó. Quizás solo iba a mirar a su mano tensada por horas hasta que cayera dormida, soñando con mirar a su mano por horas, sería un cambio respecto a soñar con rebotar una bola contra la pared.

Así que miró.

Después de un tiempo, sintió algo en su cabeza, como si una capa borrosa se hubiera retirado de su cerebro. Un chat hace tiempo vacío se abrió de golpe, con un mensaje.

[ Boss: Ey, levanta tu trasero. Es hora de joder todo.




Momoko tenía muchos hobbies. Desafortunadamente, dado que las peleas en bares, fabricar armas, cocinar, y surfear estaban todos fuera de su alcance, tenía otros hobbies que podía disfrutar. Ella gastó la mayoría de sus días cautiva ejercitándose, hojeando los libros que sus captores le daban, y programando sus sueños.

El sueño de hoy trataba de pelear con elfos pescadores de aguas profundas, en la espalda de un T-rex con plumas como de un tocado indio y grandes brazos robóticos. Benedict Cumberbatch también estaba ahí. Era una paloma. Momoko estaba muy segura de que era un glitch, pero tal vez lo actualizaría a una función en futuras instalaciones.

La pelea estaba siendo apropiadamente animada y Momoko la estaba disfrutando, cuando Benedict Cumberpaloma abrió su pico-boca y gritó con el tono y volumen exactos de una alarma de bombardeo de aviones.

Todo el tiempo. Momoko hizo una mueca, y con una mano desenroscó la aún gritando cabeza del hombre paloma. En el muñón vacío de su cuello había un botón rojo.

No importaba cuán duro lo intentara, No podía parchear el bug: "incongruente sonido exterior para despertar al soñador". Presionó el botón, y se despertó.

La sirena continuó, fuera, en el pasillo, acompañada por la estéril voz de un sistema de alerta automatizado.

“Brecha de contención en progreso. Procedimientos de cierre del sitio iniciados. Por favor repórtese a su zona segura designada. Personal de seguridad al Sector 4.”

Sector 4… No tenía idea de donde podía ser eso. No debe ser nada bueno, por supuesto.

La puerta se abrió, y no había nadie del otro lado. Un mensaje de voz apareció en su cabeza.

[Boss: empieza a moverte - Nanami necesita que la cubran.]

¡Oh ho! Momoko salió disparada por la puerta abierta y corrió por el pasillo mientras los mapas del sitio se desenrollaban en su retina y una flecha azul de RA apareció en el piso.

“Brecha de contención en progreso. Procedimientos de cierre del sitio en progreso. Por favor repórtese a sus zonas seguras designadas. Personal de seguridad al Sector 1.”

[Momoko: Está bien por mí.]

El viento le echaba el pelo hacia atrás. Ella podía ¡correr! ¡Finalmente!, rebotó por el pasillo, pasó filas de puertas de metal sin nombres, haciendo saltos mortales y volteretas cada pocos pasos por si acaso.

Ella saltó hacia una intersección, y el momento fue justamente oportuno para que su pie conectara con la cabeza de un guardia doblando la esquina. El vuelo de su casco fue acompañado por el audible chasquido de su mandíbula. Momoko dio una voltereta y siguió corriendo. Sin perder su inercia.

Más mensajes aparecieron en su cabeza.

[Boss: Nanami apaga ese sistema de seguridad.]
[Nanami: (ノಠ益ಠ)ノ]
[Nanami: ESTOY HACKEANDO LO MÁS RAPIDO QUE PUEDO.]




[Nanami (ynapmoc.tibbar.kcalb|acitamesopAatirroZ#ynapmoc.tibbar.kcalb|acitamesopAatirroZ) se unió a adminNet]

[Alexandra expulsó a Nanami de la adminNet. Razón de la expulsión: Acceso no autorizado. Alexandra baneó a *!ynapmoc.tibbar.kcalb|hctiBcitamesopA#ynapmoc.tibbar.kcalb|hctiBcitamesopA]

[Comisaria Sorhyu (malb.malb|malbak#malb.malb|malbak) se unió a la adminNet]

[Alexandra expulsó a Comisaria Sorhyu de la adminNet. Razón de la expulsión: Intentos repetidos de acceder sin autorización. Alexandra baneó a *!malb.malb|malbak#malb.malb|malbak]]

[Tsarmina la Vil (ritok.ssertrof|sedrevsojo.atirones#ritok.ssertrof|sedrevsojo.atirones) se unió a la AdminNet.]

[Alexandra expulsó a Tsarmina la Vil de la adminNet. Razón de la expulsión: Intentos repetidos de acceder sin autorización, Evasión de la expulsión. Alexandra baneó a *!ritok.ssertrof|sedrevsojo.atirones#ritok.ssertrof|sedrevsojo.atirones]

[Nannerosbannanneros ( atupdsojih.tahw.rof.nwod|nrut#atupdsojih.tahw.rof.nwod|nrut) se unió a la adminNet]

[Alexandra expulsó a Nannerosbannanneros de la adminNet. Razón de la expulsión: Intentos repetidos de acceder sin autorización, Evasión de expulsión, Ser un cabezón de mierda. Alexandra baneó a *!srekcuftihs.tahw.rof.nwod|nrut#srekcuftihs.tahw.rof.nwod|nrut]]

[Dancypants (41.3tq.nu.se.xel|olrasefnoc.euq.ognet#41.3tq.nu.se.xel|olrasefnoc.euq.ognet) se unió a adminNet]1

[Alexandra expulsó a Dancypants de la adminNet. Razón de la expulsión: Intentos repetidos de acceder sin autorización, Evasión de expulsión, Ser un cabezón de mierda, Meterse con el bot. Alexandra baneó a *!41.3t.q.nu.se.xel|olrasefnoc.euq.ognet#41.3t.q.nu.se.xel|olrasefnoc.euq.ognet]

[Varvara (acifisnetnies.osur.lanoic|n.onmih#acifisnetnies.osur.lanoic|n.onmih) se unió a la adminNet]

[Alexandra expulsó a Varvara de la adminNet. Razón de la expulsión: Intentos repetidos de acceder sin autorización y Evasión de expulsión, Ser un cabezón de mierda, Meterse con el bot, Jodida persistencia. Alexandra baneó a *!acifisnetnies.osur.lanoic|n.onmih#acifisnetnies.osur.lanoic|n.onmih]

En este punto del registro, tres millones y medio de e-mails falsos cargados de virus se unieron a la vez.




Hana se resguardó debajo de su escudo balístico mientras las balas rebotaban en él. Los filtros en sus pulmones se quemaban mientras depuraban el gas lacrimógeno. Cortas, pequeñas respiraciones, para no sobre esforzar el hardware. El metal frío de la puerta de Tomi estaba a su espalda, había guardias en el pasillo a izquierda y derecha, y solo le quedaban ocho balas.

Había extrañado esto. Lo había extrañado terriblemente.

[Hana: ¡Necesito la puerta de Tomi abierta!]
[Nanami: ESTOY TRABAJANDO EN ESO MIERDA]
[Momoko: Me acorralaron, voy a llegar tarde]
[Nanami: TENÍAS UN TRABAJO.]

Especialmente las discusiones.

Hubo un punto, ya hace varios meses, donde se rindió. Parecía distante ahora, tonto incluso. Estar cautiva le dio mucho tiempo para pensar en eso, y después de un rato Hana se dio cuenta de que había sido una niña todo el tiempo. Desacostumbrada a fallar de verdad. Muy frágil. Con necesidad de endurecerse.

[Nanami: PUERTA ABIERTA CABRONA (*^3^)/~☆TE AMO HERMANA]

Tampoco demasiado, igualmente.

La puerta se abrió, y Hana se echó para atrás y acomodó el escudo en el marco de la puerta.

“Estás bloqueándonos,” Tomi dijo con su voz grave y apagada. Hana volteó su cabeza para mirar a su hermana, quién estaba sentada en la cama con una serena falta de alteración.

“Pues konichiwa2 a ti también.”

Tomi se levantó, tronó sus hombros, luego sus codos, luego sus muñecas, luego su cuello, luego su mandíbula.

“Los toros ciegos e idiotas usualmente son trabajo de Momoko,” dijo mientras automáticamente metía uno de sus dedos en su fosa nasal izquierda. “Supongo que tendremos que cubrirla.”




La ola de títeres tóxicos se había dispersado a través del campo de batalla digital, cómo muchos mosquitos muertos. La IA Alexandra se retiró en el horizonte por ahora, y Nanami se movió a través de la brecha en el firewall. Su segunda ola de programas de ataque se abrieron paso comiendo a través de las defensas de la red restantes como ácido sulfúrico contra una caja de cartón.

La seguridad era suya. Por ahora. El empleado anterior para ese kiosco estaba tirado en la esquina, con su cabeza yendo en la dirección incorrecta.

“¿Quién es la mejor? Yo soy la mejor,” se dijo a sí misma mientras pulsaba en el micrófono y se aclaraba la garganta. Oh, esto va a ser divertido.

“Uno, dos, uno, dos… Hola, sucios cerdos Americanos: Esta es DJ Tsarmina trayéndoles los relajantes sonidos de Aria para la cuerda de Sol de Johann Sebastian Bach, con acompañamiento especial de Orquesta Filarmónica de las Mierdas Sangrantes. Gracias por su participación y disfruten del espectáculo.”

Las elegantes cuerdas se elevaban desde el sistema de megafonía del sitio, a las que poco después se les unieron los gritos ahogados de dolorosa, incontrolable defecación. Nanami se apoyó en la espalda de la silla, puso su pie en el tablero de control, y sintió como el nudo de tensión que se había acumulado entre sus omoplatos se iba y se disolvía. Con una mano jugueteó con los controles de encierro, aislando a los escuadrones de seguridad, y envío comunicaciones de que estaba todo despejado al exterior.

Necesitaba esto. Verdaderamente. Miró las cámaras con los guardias de seguridad retorciéndose en el piso, con la placentera presencia de Bach como su única compañía.

[Boss: Te cansarás de esa broma eventualmente.]
[Nanami: Nunca.]




Wizard se levantó en una llanura de hielo picado, viendo la última estrella remanente en el cielo. Una estrella negra, rodeada de un halo de gases desvaneciéndose, y nada más.

Él sintió como si sus entrañas hubieran sido rapiñadas por una garra dentada, y el hoyo resultante llenado con cuerdas de nitrógeno helado. El frío quemaba, y no podía hacer nada para pararlo.

Esto es todo.

La voz vino de dentro de él, de alrededor de él. La voz de Red. Su propia voz.

Toda la existencia, bailando hacia la nada.

Sin significado.

Estás solo. Siempre estarás solo.

Y ya no estaban tampoco la estrella negra y el cielo negro. No había nada.

El dolor se desvaneció. Wizard abrió sus ojos y vio su habitación. La distante voz de Red se había ido. El calor volvió a su cuerpo, sus temblores cesaron, su respiración se ralentizó. Intentó sentarse, pero la náusea lo forzó a acostarse de nuevo.

Él estaba muriendo. Lo sabía en su interior, estaba muriendo. Red nunca había sido tan fuerte, ni siquiera al principio, y solo se había fortalecido en los últimos meses. Los doctores seguían repitiendo su mantra - “No estamos viendo cambios, no estamos viendo cambios” – mentiras dichas por mentirosos. Para qué fin, él no lo sabía, y no le importaba. No iba a cambiar el resultado. Él moriría aquí solo. Las chicas no vendrían. Estaban probablemente muertas también. Muertas o locas. Nadie duraba en este lugar sin volverse loco.

Locura y muerte, bailando hacia la nada.

Se acostó en el piso, estaba tenuemente alerta de la alarma fuera de su celda, luego reemplazada por distante, música ininteligible, pero no le prestó atención. Trucos de su imaginación, claramente, o trucos de sus captores para atormentarlo. La puerta se abrió. Otro truco. Esa puerta nunca se abrió.

Un fantasma entró a la habitación. Un fantasma con cabello calicó y un mono naranja. Un rifle colgaba en su hombro, tenía un chaleco antibalas.

“Vete,” Wizard dijo. “Estás muerta.”

El fantasma caminó, lo tomó de debajo de sus brazos, y lo levantó. Sus piernas se sentían como esponja para bebes.

“No eres real, No eres real, estás muerta, déjame solo…”

Unos dedos delgados y llenos de cicatrices soltaron con destreza los sellos de presión del casco y se lo quitaron. Cayendo al suelo.

La bofetada en su cara no le lastimó, pero le caló suficiente para cortarle las palabras y congelarlo en el momento. El fantasma lo abrazó firmemente y no lo dejó ir.

“Hola, Wizard” Boss dijo.

Cualquier respuesta que Wizard quiso sacar se quedó en su garganta por un momento o dos, y entonces salió todo a la vez, en forma de lágrimas y sollozos. Boss lo abrazó más, y no dijo nada.

[Boss: Encontré a Wizard, lo llevaré al punto de encuentro. Solo…denle un momento. No lo está tomando muy bien.]
[Nanami: Sin problema, las cosas se están calmando de todas maneras. Ya cambié las copias de seguridad.]
[Boss: Bien. Estaremos allí en un momento.]

Soltó a Wizard, y él limpió su goteante nariz en la parte de atrás de su guante.

“¿Las otras están bien?”, preguntó.

“Sí, todas estamos bien."

“Gracias a Dios…”

“Vamos.” Le dio palmaditas en el hombro. “Vamos a sacarte de aquí.”

Wizard recogió su casco y su sombrero y se los puso de nuevo. Los dos caminaron al pasillo. Un piano se estaba reproduciendo en la megafonía.

“¿Tchaikovsky?” Wizard pregunto.

“Concierto de piano 1 en Si Bemol menor, creo. Amo su teatralidad. Nadie debería darnos problemas: Cualquiera que no esté sellado en su cabeza no está en condiciones de hacer nada. Hay un poco de suciedad, igualmente, cuidado donde pisas.”

El par rodeó con cautela a un investigador ciego tendido en un charco de todos los fluidos que un humano puede producir. Ya no estaba gritando de dolor, lo que probablemente significaba que estaba atrapado en su mente, viendo lo que sea que Nanami hubiera preparado. Porno de terror, lo más probable. Wizard no quiso preguntar. Ni Boss tampoco.

[Nanami: Oh ho HO, ¡chicas! Miren lo que encontré!]
[Nanami: (づ。◕‿‿◕。)づ・。*。✧・゜゜・。✧。*・゜゜・✧。・゜゜・。*。・゜*✧]
[Nanami: SCP-2117]
[Nanami: SONIDOS DE EMOCIÓN MAGICOS.]
[Momoko: Esto es…]
[Nanami: eso es.]
[Hana: Santa mierda es una nave espacial.]
[Momoko: Una puta nave espacial.]
[Boss: Joder, es una nave espacial.]
[Hana: Eso es una gran jodida nave espacial.]
[Tomi: Tiene un Gran Cañón de Proyección de Movimiento de Ondas.]
[Momoko: Nop. Mío. Mi Husbando3. Pelearé por él.]
[Tomi: Yo igual.]
[Hana: agarra palomitas]
[Nanami: Y solo está allí existiendo. Una nave espacial completa de mierda. Sería una lástima que algo le pasará, como que una adorable y talentosa hacker de computadoras pusiera sus manos en los códigos de acceso para su lanzadera de transporte.]

“¿Está pasando algo?” Wizard preguntó. Conocía el tipo de conversaciones en la TacNet lo suficiente. Cuán fácilmente todos volvían a sus viejos roles, como si nunca hubieran parado. Boss sonrió.

“Oh, no mucho. Nanami encontró algo interesante en sus archivos. ¿Qué dices de ir a robar una nave espacial?”

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