Seis Ratoncitos
Puntuación: +7+x

Seis ratoncitos correteando por el suelo

- Eddy, ¿de verdad te vas a poner a leer las noticias ahora?

Levanto la vista de mi copia de la revista TIME para fulminar a Justin con la mirada.

-Venga ya, tío. Esto de la Hartle mola un huevo, y no es que el paisaje haya cambiado para nada durante dos horas, y no hemos oído nada del chillón.

- Quieres decir la niña -dijo Dean.

- Lo que quiero decir es el chillón. Podría ser carnaza, ya sabes.

Paso la página. Es ridículo, pero tengo que acercarme la revista a la cara sólo para distinguir el texto, incluso con la lámpara de cabeza. ¡El estúpido Can y su estúpida oscuridad y sus estúpidas escaleras!

- Ojalá me hubieran dejado traerme el iPod.

- ¡Pero tenemos que prestar atención! -dice Emmy. No tengo que dirigir la mirada hacia arriba para saber que está sonriendo como una idiota.

- ¿A qué? -le espeto. Y yo que estaba llegando a la parte buena del artículo, pero con tanto hablar estoy perdiendo la concentración. Estúpidos centros del habla- El chillón es un disco rayado, que sepamos la máscara no hace ningún ruido, y los ruidos que quedan en este sitio estúpido somos nosotros.

- … no somos ruidos, Eddy.

- Es una expresión, Em.

- No, no lo es.

- Oh, Dios, ¿es que en serio vais a discutir sobre esto? -preguntó Justin, llevándose la mano del fusil al puente de su nariz, para masajearlo.

- No -dije.

- Sí -dijo Emmy al mismo tiempo.

- Ya basta, parad todos -ladró el Agente Johnson.

- Sí señor -dijimos, con diversos grados de anti-entusiasmo.

La colita de uno se le enganchó en un hueco.

Alcanzamos el siguiente rellano, pero sentí un tirón conforme doblaba la esquina cuando la cuerda de seguridad quedó atascada.

- Mierda. Se me ha vuelto a atascar la cuerda. Otra vez. ¿Pero de qué nos sirven?

Emmy se giró con la boca abierta de antemano, preparada para empezar un sermón, pero entonces los ojos se le abrieron del todo y empezó a gritar. Salté como medio metro y giré la cabeza para seguir su mirada, que pasaba por encima de mi hombro.

Un terror gélido me atenazó mientras miraba a aquellas cosas que no eran ojos en la maldita máscara. Ni siquiera me miraba a mi; miraba a mi copia de la TIME.

No podrían huir de este gran gato malo

Para cuando logré hacer que mis músculos se movieran, ya no importaba. La cuerda estaba cortada, y la máscara estaba demasiado cerca.

Lo último que siento es el calor lancinante que corta a través de cartílago y hueso.

Cinco ratoncitos quedan para cebarlo


Cinco ratoncitos, están correteando

Aparté a Emily y abrí fuego contra la máscara. Cada parte de mi mente chillaba (como Emily, Emily estaba gritando) que debería correr, esconderme, hacerme un ovillo con la cabeza entre mis rodillas porque sería la única oportunidad que tendría de rezar lo que supiera. Pero no podía. Tenía un equipo al que proteger. ¿Cómo iba a afrontar a la mujer de Edward (a la mujer de Justin, a la mujer de Dean, a la mujer de Sam, a la mujer de Emily…) si huía de algo así y les dejaba morir (¿de verdad que los cerebros humean así?) sin hacer nada?

- ¡Cortad las cuerdas y seguid!

A uno la cabeza se le va rodando

No he podido distinguir una respuesta por encima del sonido de mi arma, y ni siquiera sé si la máscara está dañada (está cubierta de salpicones de plomo fundido, ¿la ralentizará?), pero me mantengo firme mientras carga.

No podrían huir de este gran gato malo

Mi cabeza baja rodando los escalones y puedo ver que mi equipo ha logrado apartarse (por ahora; quizá consigan huir, así que tendré fe en ellos), por lo que al menos puedo agarrarme a la esperanza hasta que mi consciencia se desvanece.

Cuatro ratoncitos quedan para cebarlo


Cuatro ratoncitos corretean por el cerco

Dean había agarrado la mano de Emmy, así que me concentré en correr. Bajamos piso tras piso tras piso tras piso tras piso hasta que sólo fueron una mancha borrosa. Iba al frente del grupo, pero podía oír sus pasos a mi espalda. No me atrevía a volver la mirada para buscar a lo que fuera que había acabado con Eddy, pero recé para que el Agente Johnson le hubiera pegado un tiro y todo fuese a ir bien.

Tanto corrió uno que cayó en un agujero

- ¡SAMMY!

Mi mente alcanzó a percatarse de que Justin gritaba mi nombre antes de que me diese cuenta de que estaba cayendo. Ni siquiera había visto el boquete de la escalera. Al principio pensé que me daría de bruces con el tramo de escalera bajo nosotros, porque la geometría euclideana era un vicio difícil de dejar.

- ¡SAMMY!

No podrían huir de este gran gato malo

Pero tuve que dejarlo. La luz al final de las escaleras se desvaneció hace un buen rato. Nadie me alcanzará antes de que la palme.

Me pregunto si llegaré al suelo o si me moriré de hambre primero. Si Eddy siguiese vivo, habríamos podido apostar…

Quedan ya tres ratoncitos para cebarlo


Tres ratoncitos corriendo por el rellano

- ¡SAMMY! -tiré del cabo suelto de su cuerda. Faltaban las dos pulgadas del final. Me habría caído tras él de no ser porque Dean agarró la espalda de mi chaleco antibalas. Esperé al golpe. Esperé a oírle gritar algo cuando alcanzase la escalera de abajo.

No llegó a ocurrir.

El amigo de uno se había marchado

Puse las manos en el pasamanos y me asomé por el borde del agujero; tanto el suelo como la barra metálica parecían aguantar.

- ¡No puede ser! No puede estar muerto. Ni hablar.

Pero debería haber sabido que me engañaba. Ni lo habría dicho si no lo estuviera pensando ya. Dolía tener que pensar despacio para asegurarme de que no hubiera otro hueco más adelante, pero llegué donde se suponía que tendría que haber estado.

- ¡De verdad que no está!

- Venga, tenemos una misión que cumplir -dijo Dean, al verme quieto. ¿Pero cómo podía estar hablando en serio?- Tenemos que seguir adelante.

- ¡Que le den! Sammy, no sé… aparecerá por aquí, ¿no? A lo mejor aún no toca.

- No es muy probable… -dijo Emmy.

- Tenemos que seguir adelante -gruñó Dean.

- ¡Yo me quedo a esperar a Sammy, coño! Si de verdad crees que la misión es tan importante, seguid. Os alcanzaremos.

- … bien -Dean me palmeó el hombro-. Pero si ves a la máscara, corre, ¿vale?

- Sí -asentí.

Emmy siguió echándome miradas hasta que desaparecieron de mi vista.

No podrían huir de este gran gato malo

Creo que se marcharon hará una hora. Sammy aún no ha llegado.

… correr si veo la máscara, ¿eh?

Yo lo haría, pero es que ya no puedo sentir las piernas.

Y quedan dos ratoncitos para cebarlo


Dos ratoncitos corretean por la mesa

Llevamos horas así. Pero creo que nos estamos acercando. Pero me está entrando flato y mis pies me duelen incluso a pesar de mis suelas ortopédicas.

- Oye, Dean, ¿y si paramos un momento?

Frunce el ceño.

- Casi hemos llegado.

Una está muy cansada, así que se sienta

- Lo sé. Sólo necesito descansar.

Se para al llegar al siguiente tramo.

- Muy bien.

Suspiro de alivio y me siento en los escalones.

- ¿Crees que podremos salir de aquí con vida?

- Tenemos que intentarlo -se apoyó contra la pared y siguió apuntando su luz hacia las escaleras a mi espalda-. Es todo cuanto podemos hacer.

- Ya…

Cayó un pesado silencio al que hasta yo llamaría incómodo. Pensé en A'isha. Estaba segura de que se las apañaría sin mi sueldo, pero…

No podrían huir de este gran gato malo

Lo último que oigo son las palabrotas alarmadas de Dean.

Sólo queda un ratoncito para cebarlo


Un ratoncito corretea por el mapa

Un borrón blanco apareció en la oscuridad.

- ¡MIERDA!

¡No me imaginaba que podría moverse tan rápido! Algo que probablemente sería un trozo del cráneo de Emmy alcanzó mi chaleco, pero casi ni me he dado cuenta. Ya estoy corriendo, y no voy a mirar para abajo, o para atrás.

Corrí. Seguí corriendo. Ya podía oír cómo me acercaba a la niña, y eso era lo único que me mantenía en movimiento. Tenía que alcanzarla. Aunque muera nada más hacerlo, tengo que decirle que no la han olvidado, que pronto llegará la ayuda. Que enviarán a la artillería pesada si ninguno de nosotros vuelve a tiempo.

Encontró el queso y cayó en la trampa

Mis botas salpicaron lo que fuera que cubría el fondo cuando lo alcancé, un charco de una especie de líquido de una pulgada de profundidad. La oscuridad era mucho peor que en las escaleras, y apenas podía ver a un metro delante de mí.

- ¡Ayuda! ¡Por favor!

Corrí hacia la voz, y ahí estaba: una niña pequeña con pelo negro y un vestido blanco. Sabía que tenía que haber una criatura ahí abajo. Me puse de rodillas de puro alivio y la abracé.

- Todo irá bien. Vendrán a ayudarnos. Todo va a salir bien.

- Gracias, Señor. Tenía tanta hambre…

No podría huir de este gran gato malo

Me arranca un trozo de cuello con dientes demasiado afilados para ser humanos. Debería haber pensado en lo extraño que era que estuviese en pie y ni siquiera pareciese herida.

- Ya habrá tiempo para lamentos en mi estómago -susurra, mientras mi cerebro se asfixia.

Ya vienen más ratoncitos para cebarlo

Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License