SCP-ES-255
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Ítem #: SCP-ES-255

Clasificación del Objeto: Seguro

Procedimientos Especiales de Contención: Se ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de España para no reedificar la zona ocupada por SCP-ES-255 e iniciar un falso proyecto de construcción en el área que permita desviar el tránsito de peatones y vehículos de los lugares adyacentes a SCP-ES-255. Se han destinado dos guardias para patrullar las inmediaciones de SCP-ES-255 y evitar la penetración de cualquier civil en la anomalía.

Las entrevistas e investigaciones in situ de SCP-ES-255 deben ser autorizadas por la Dra. Paulina Jiménez y por el propio personal de SCP-ES-255. Acorde con los pactos entre la Fundación y la administración de SCP-ES-255, no se permite el ingreso de ningún tipo de arma en general, y tampoco se debe incitar a los habitantes de SCP-ES-255-1 a salir al exterior.

Descripción: SCP-ES-255 es una anomalía espacio-temporal que se ubica y ocupa todo el espacio comprendido en las ruinas del orfanato Vida Eterna, entidad ubicada en el barrio de Malasaña de Madrid, España. Vida Eterna se trataba de una institución católica fundada el 12 de abril de 1892, la cual funcionaba como una casa de acogida para niños huérfanos o abandonados. Su financiación inicial procedía del capital de Lorenzo Ruíz Díaz, del cual no se ha obtenido mayor registro. El 17 de junio de 1954, un incendio deterioró la infraestructura de Vida Eterna, y ante la negativa de reformar el edificio, este fue abandonado y los niños fueron puestos a disposición del Gobierno.

SCP-ES-255 se manifestó en el momento de la clausura de Vida Eterna, y no ha sufrido ningún proceso de expansión o reducción desde entonces. Cuando un sujeto ingresa a SCP-ES-255, este accede inmediatamente al interior de una réplica casi idéntica de Vida Eterna en su periodo de funcionamiento, denominada SCP-ES-255-1. SCP-ES-255-1 es un edificio de 4 plantas, cada una con una extensión aproximada de 650 m2, así como un patio interior de 80 m2 y un sótano. No se ha logrado el acceso al exterior de SCP-ES-255-1, el cual parece ser una extensa llanura de color blanco. Sin embargo, los sujetos pueden regresar a la realidad basal atravesando la puerta principal de SCP-ES-255-1.

SCP-ES-255-1 está habitado por niños y niñas de entre 2 y 17 años de edad y un número variable de trabajadores encargados de la limpieza, educación, supervisión y administración; entre otras labores. Se ha establecido un acuerdo con la administración de SCP-ES-255-1 para poder elaborar investigaciones in situ, siempre y cuando eso no implique cualquier forma de violencia hacia los menores o el personal ni la entrada ningún tipo de arma en las instalaciones. SCP-ES-255 parece estar dirigido por el propio Lorenzo Ruíz Díaz, con quien no se ha logrado hacer contacto hasta la fecha.

Se desconoce la procedencia de los suministros con los que se abastece a los habitantes de SCP-ES-255, incluyendo agua corriente, víveres y los materiales necesarios para el mantenimiento del edificio. Sin embargo, SCP-ES-255 carece de corriente eléctrica, por lo que la iluminación interior procede de candelabros y portavelas mantenidos por el personal. Por otra parte, no existen registros de ninguno de los miembros del personal de SCP-ES-255, quienes además se niegan a ofrecer más información sobre ellos mismos más allá de su nombre y ocupación ni información sobre el director.

Anexo ES-255-1: El siguiente es un registro de una entrevista conducida el 21/05/1976 llevada a cabo por la Dra. Jiménez a diferentes niños de SCP-ES-255-1 de forma simultánea en una de las aulas de estudio. La entrevista fue supervisada por dos empleados de SCP-ES-255-1.

Entrevistado: Xavier Capellà, Amelia García, y Denís Ortega

Entrevistador: Dra. Paulina Jiménez García

<INICIO DEL REGISTRO>

Dra. Jiménez: Muy buenos días. ¿Qué tal si antes de nada practicamos un pequeño ejercicio? Tenemos que decir todos nuestros nombre, cuantos años tenemos y una cosa que nos guste mucho, ¿de acuerdo? Empiezo yo. Mi nombre es Paulina Jiménez, tengo 37 años y me gusta mucho pasar tiempo con mis amigos. ¿A quién le toca ahora?

Xavier: Eh, yo. Mi nombre es Xavier Capellà, pero me llaman Xavi. Tengo 12 años y me gusta jugar al escondite.

Dra. Jiménez: Muy bien.

Amelia: Vale, mi nombre es Amelia García, tengo 17 años y me gusta escribir. Vamos Denís, inténtalo.

Denís: Me llamo Denís Oreja y tengo así de años (Levanta y enseña la mano abierta.).

Amelia: (Ríe.) Oreja no, Denís. Ortega. Dilo conmigo, Ortega.

Denís: Ortega

Dra. Jiménez: Vaya, ¡muy bien! ¡Qué grande eres! Genial todos. Ahora que ya nos conocemos un poco mejor, a ver si logramos hacernos amigos. En el siguiente ejercicio, os haré algunas preguntas muy fáciles. No es ningún examen, solo quiero conoceros un poco mejor, ¿vale?

Amelia: Antes de eso, ¿puedo hacerte yo una pregunta?

Dra. Jiménez: ¡Claro! Dime.

Amelia: ¿Para qué has venido a vernos? ¿Quieres adoptar a alguno de por aquí?

Dra. Jiménez: Me temo que no. Solo he venido a conocer un poco más sobre este sitio y sus niños y niñas.

Amelia: Es una lástima. No por mí, a mí ya me da igual, no es como si nadie quisiera adoptar a una chica de mi edad. Lo digo por los demás, como Denís. Aquí no suele venir mucha gente de visita.

Dra. Jiménez: Entonces, ¿nadie viene a adoptaros?

Amelia: No. Lo único que tenemos es esperar a cumplir los 18 y que nos den la patada. A mí ya me falta poco.

Dra. Jiménez: Bueno, puede que no vaya a ser tu madre, pero sí que puedo ser tu amiga, Y la tuya Xavi. Y tu amiga también, Denís. Me vais a ver mucho por aquí.

Denís: Yo tengo una mamá.

Amelia: No, Denís. Tu mamá se ha ido, y ya no volverá. Ya lo hemos hablado muchas veces. Ahora nosotros somos tu familia, y la señorita Dolores cuida de ti.

Denís: Pero la señorita no me da besos ni juega conmigo. Mi mamá me quería un montón más.

Amelia: Ya basta, Denís.

Denís: No, tú no lo sabes. La señorita no es mi mamá.

Dra. Jiménez: Ya está, chicos. A ver, empecemos con las preguntas. ¿Me podéis contar qué es lo que hacéis cada día?

Xavi: Nos levantamos pronto, desayunamos en el comedor, vamos a clase, comemos, volvemos un rato más a clase y luego nos dejan jugar por la tarde.

Dra. Jiménez: ¿Y no salís nunca de excursión o de paseo?

Xavi: No. El señorito Álvaro y la señorita Dolores nos tienen prohibido salir. Dicen que es muy peligroso. Los que se salen por la puerta no suelen volver.

Amelia: Claro, tonto. Porque se hacen mayores y van a buscar un trabajo.

Xavi: ¿Y por qué no vienen a visitarnos nunca? Tú tenías muchos amigos Amelia. ¿Qué ha sido de ellos? ¿Te han escrito una carta por lo menos? ¿Qué ha sido de Álex?

Amelia: Eso a ti no te importa. Pero tienen motivos para no volver. Yo también los tendría, y tú.

Xavi: Ya… Lo siento Amelia, por haber sacado el tema.

Dra. Jiménez: Uh, ¿y qué motivos son esos?

(Con la cabeza en dirección a la Dra. Jiménez, Amelia desvía la mirada hacia la derecha e inclina la cabeza dos veces en esa dirección, donde se encontraban los trabajadores: Álvaro y María Dolores.)

Dra. Jiménez: Sí, eh… (Pausa.) Mejor olvidémoslo. A ver, otra pregunta. ¿Qué queréis ser de mayores?

Denís: ¡Soldado! Soldado como mi papá.

Amelia: Pues espero que no seas igual que tu papá. Yo no tengo ni idea de qué haré cuando salga de aquí.

Dra. Jiménez: Ya veo. ¿Y tú, Xavi?

Xavi: No me gusta pensar en eso. La verdad que yo no quiero crecer. Me gustaría ser así para siempre, aunque ya sé que eso parece una tontería.

Dra. Jiménez: No es ninguna tontería. ¿Sabéis? Os voy a contar un secreto. Yo de pequeña también vivía aquí, en el Vida Eterna. Aunque todo era muy diferente a cómo es ahora. Nosotros teníamos una directora muy especial, era una señora muy mayor que siempre nos daba caramelos cuando los profes no miraban. ¿Me podéis hablar un poco de cómo es Lorenzo? ¿Se llama así? Ya sabéis, el director de ahora.

(Pausa de 5 segundos. Denís comienza a llorar.)

Amelia: (Con voz temblorosa.) ¿El-el director?

María Dolores: (Interrumpe.) Creo que ya está bien por hoy, doctora. Los niños tienen deberes que hacer, ya hablarás con ellos en otra ocasión.

Dra. Jiménez: Está bien. ¡Adiós niños!

<FIN DEL REGISTRO>

Anexo ES-255-3: Registro de entrevista a una de las empleadas de SCP-ES-255-1.

Entrevistado: Hermana María Dolores

Entrevistador: Dra. Paulina Jiménez García

<INICIO DEL REGISTRO>

Dra. Jiménez: De acuerdo, ya está todo listo. Uhm, para el registro, ¿podría decirme su nombre?

María Dolores: Soy la Hermana María Dolores.

Dra. Jiménez: María Dolores… ¿Y qué más?

María Dolores: María Dolores y ya está, no necesitas saber más.

Dra. Jiménez: ¿Puedo llamarla Lola?

María Dolores: Por el amor de Dios, no. Llámame por mi nombre, o bien sor Dolores. Los niños me llaman señorita, pero solo mis niños.

Dra. Jiménez: Vale… (Pausa.) Creo que hemos empezado con mal pie. Empecemos de nuevo, si le parece bien. Mi nombre es Paulina Jiménez y agradezco enormemente que haya accedido a esta entrevista.

María Dolores: Yo a ti te conozco muy bien. Me acuerdo perfectamente de cuando eras tan solo una niña pequeña e indefensa, abandonada en las puertas del orfanato.

Dra. Jiménez: Lo siento, pero yo no la recuerdo.

María Dolores: Eras muy pequeña por aquel entonces. Espero que por lo menos recuerdes estas paredes, estas habitaciones y este pequeño patio interior. No debería haber cambiado nada desde tu estadía con nosotros.

Dra. Jiménez: Lo cierto es que eso sí lo recuerdo. No ha cambiado en nada. Bueno, por lo menos en mis tiempos teníamos bombillas. Pero me sigue impresionando que a pesar de los acontecimientos del 54 pueda seguir todo tan igual. ¿Cómo es eso?

María Dolores: Nuestro director tiene recursos, y no solo económicos.

Dra. Jiménez: (Interrumpe.) Disculpe un segundo, pero ese director, el tal Lorenzo, yo nunca lo he conocido.

María Dolores: Eso se debe a que decidió tomar él mismo las riendas de la institución tras la reforma.

Dra. Jiménez: Ya veo. ¿Podría hablarme más de Lorenzo? No es que fuese un personaje particularmente conocido en el momento, y mucho capital debía tener para abastecer todo esto.

María Dolores: No, no le contaré más al respecto.

Dra. Jiménez: ¿Y podría al menos concertarme una cita con él o algo? Para una entrevista como esta.

María Dolores: Tampoco. Si tienes algo que quieras decirle, dímelo a mí y yo se lo haré saber.

Dra. Jiménez: Cambiemos de tema pues. ¿Qué tal si me habla de usted? Su edad, su trabajo en este lugar…

María Dolores: Es una falta de respeto preguntarle a los mayores por su edad, jovencita. Pensé que te habíamos enseñado buenos modales aquí.

Dra. Jiménez: Me temo que usted no me enseñó nada, como ya le he dicho.

María Dolores: Me trae sin cuidado a quién recuerdes y a quién no. Las cosas son como son y punto. Ahora, sobre mi trabajo, soy una de las profesoras de los niños, junto con la Hermana Juana y la Hermana Soles. También me encargo de cuidar a los niños y vigilarlos por las noches.

Dra. Jiménez: ¿Vigilarlos? ¿Por si se fueran a escapar?

María Dolores: Sí, por ejemplo.

Dra. Jiménez: Bueno, permítame la deducción, pero no creo que ningún niño pueda salir de este recinto, al menos por su cuenta. ¿Me equivoco?

María Dolores: Muy perspicaz. Así es. Si la puerta estuviera abierta de par en par, tú podrías salir pero ellos no, por mucho que lo intentasen.

Dra. Jiménez: ¿Y usted? ¿Podría salir?

María Dolores: No tengo motivos para abandonar este lugar, al igual que todos mis Hermanos y Hermanas. Y al igual que los niños.

Dra. Jiménez: ¿Cómo? ¿Acaso no queréis que los niños encuentren una familia de verdad y puedan vivir el resto de su infancia felices?

María Dolores: Si Vida Eterna fue reconstruido en un lugar tan remoto como este es en parte por eso, para que las parejas desdichadas del mundo moderno no nos los arrebaten. Los niños son muy preciados para nosotros.

Dra. Jiménez: Así que ellos no pueden salir de este orfanato de ninguna forma. ¿No podría considerarse como que los estáis reteniendo contra su voluntad?

María Dolores: ¿Voluntad? ¿Qué voluntad tienen estos pequeños, a la que la vida tan mal ha tratado? Somos lo único que les queda, lo único en que pueden confiar ciegamente. Jamás les haríamos ningún daño.

Dra. Jiménez: ¿Y si, sencillamente, fueran infelices aquí? ¿Y si se quisieran marchar?

María Dolores: El pesar por el pasado y la nostalgia son preciados regalos que seguro aprenderán a valorar tarde o temprano. Puede que este sea un lugar triste, infeliz como bien dices, pero es el lugar en el que Dios Nuestro Señor ha confiado para redimir sus almas. No obstante, sí que pueden salir de aquí, cuando maduran. Cuando se hacen mayores y se convierten en adultos sin temores y sin remordimientos. Entonces ya no nos pueden ofrecer nada más.

Dra. Jiménez: Querrá decir que ya no les podéis ofrecer nada más, ¿no?

María Dolores: ¿Y qué he dicho?

Dra. Jiménez: Es igual. Así que, cuando cumplen 18, ¿los echáis y ya?

María Dolores: En cierto modo, así es. Sin embargo, el tiempo aquí es algo… Peculiar. Ambicioso, me atrevería a decir. Te darás cuenta dentro de poco tú misma conforme nos visites. Madurar para nuestros niños no es un tema tanto de tiempo como de un conflicto interno propio.

Dra. Jiménez: ¿Qué? No entiendo nada, ¿cómo que el tiempo es peculiar? ¿Qué conflicto interno?

(Denís ingresa corriendo a la habitación, seguido de Xavier.)

Denís: Seño, seño, Xavi me ha pegado.

Xavier: No, no. Yo no le he pegado, no. Solo le he estirado.

Denís: No, me has hecho daño.

Dra. Jiménez: Tranquilos pequeñines. A ver, contadme lento y pausado qué ha ocurrido.

María Dolores: Mil perdones, pero estos son mis niños. Es a mí a quien le deben explicaciones. Y ahora vosotros dos, hablad.

Xavier: Denís quería entrar en el despacho del director.

Denís: Es mentira, estábamos jugando.

Xavier: Así que le he estirado del brazo para que no entrase, es un cabezón.

Denís: No soy un cabezón. No, no y no.

María Dolores: Creo que voy a tener una buena charla con vosotros dos, jovencitos. Os he dicho un centenar de veces que no os acerquéis a esa puerta, ¿me habéis oído? (Pausa.) Si me disculpas, tengo asuntos que atender. Podemos acabar esta entrevista en otro momento si lo consideras oportuno.

Dra. Jiménez: No es necesario, tengo todo lo que necesitaba. Muchas gracias por su atención, Hermana Dolores. ¡Y adiós, chicos! Portaos bien, ¿vale?

<FIN DEL REGISTRO>

Anexo ES-255-3: Registro de entrevista en uno de los dormitorios de SCP-ES-255-1 el 24/05/1976.

Entrevistado: Amelia García

Entrevistador: Dra. Paulina Jiménez García

<INICIO DEL REGISTRO>

Dra. Jiménez: Hola de nuevo Amelia. ¿Cómo estás?

Amelia: Hola, Paulina. Oye, lo siento por lo de la otra vez. A los encargados no les gusta que hablemos del director.

Dra. Jiménez: No te preocupes, he conseguido una entrevista un poco más privada que la otra, al menos estamos solas.

Amelia: No creo, la señorita Dolores siempre anda ojo avizor.

Dra. Jiménez: Confía en mí, no está ahí fuera. Así que, ¿me puedes hablar ahora del director?

Amelia: Yo… (Pausa.) Ehm, el director siempre está en su despacho. Muy pocas veces sale, y solo es cuando es el cumpleaños de un niño que se hace mayor de edad, y es para darle la despedida. Pero la verdad, no sé qué clase de despedida es esa, porque sencillamente no volvemos a saber nada más de ellos. Algunos de los que cumplen 18 también se intentan esconder, pero siempre los acaba encontrando. La señorita Dolores siempre nos dice que solo les escolta hacia la puerta, pero en el fondo sé que eso no es del todo cierto.

Dra. Jiménez: ¿Por qué le tenéis tanto miedo?

Amelia: Creo que no lo entiendes, aunque yo tampoco termino de entenderlo. Nunca le he visto como tal, solo he escuchado sus pisadas mientras me escondía en el ropero. Según pasa por los pasillos, todas las velas se apagan y una fría brisa recorre el orfanato hasta que vuelve a su despacho. (Pausa.) En verdad no sé ni para que nos escondemos, si sabe muy bien dónde estamos.

Dra. Jiménez: ¿Cómo es eso?

Amelia: Verás… (Suspiro.) Hace un tiempo, había un niño llamado Alejandro, apenas tenía un año más que yo.

Dra. Jiménez: ¿Erais buenos amigos?

Amelia: Sí, bueno… Puede que algo más. La cosa es que cuando llegó el día, nos escondimos juntos en el armario. Llevábamos un buen rato escondidos, puede que una hora, y pensamos que ya había pasado lo peor. Pero no. La puerta de la habitación se abrió de un portazo, y la habitación quedó helada. Cerré los ojos todo lo que pude mientras lo sentía justo enfrente del armario. Eso… Eso no podía ser una persona. Apreté fuerte la mano de Alex, y cuando quise darme cuenta, ya solo estaba apretando mi propio puño. Abrí los ojos y ninguno de los dos estaba. Le he escrito mínimo un centenar de cartas desde entonces. Pero aún no ha vuelto por aquí.

Dra. Jiménez: Vaya. Lo siento mucho Amelia, pero seguro que lo vuelves a ver cuando salgas de aquí. Y ese día seguro que comprobarás que el director no es tan malo.

Amelia: (Se seca una lágrima en la mejilla.) Ya, ¿podemos cambiar de tema?

Dra. Jiménez: Claro. En nuestra corta reunión del otro día, me pareció ver que tenías una relación muy peculiar con Denís. Parecías su hermana mayor. ¿Me hablas un poco de él?

Amelia: ¿Denís? ¿Denís Oreja?

(Ambas ríen. Amelia tiene los ojos irritados.)

Amelia: Denís es un bichito, pero cuando quiere se vuelve una mala bestia. Aún no sé cómo la señorita Dolores es capaz de apaciguarlo cada vez que le pega una rabieta. Y para comer… Eso sí que es una fiesta.

Dra. Jiménez: ¡Qué ricura!

Amelia: Sí, seguro. No tengo del todo claro cómo ha acabado aquí. Siempre está diciendo que su padre es un soldado, que es muy fuerte y que es un superhéroe… (Pausa.) Me temo lo peor por su padre. Es lo que tienen las guerras, supongo.

Dra. Jiménez: ¿Qué guerra?

Amelia: Pues a la Guerra Civil, ¿qué otra sino?

Dra. Jiménez: Eh… (Pausa.) Muy bien, entonces el padre de Denís era soldado. ¿Qué pasó con tus padres?

Amelia: Pues nada. Ahí siguen, a su rollo.

Dra. Jiménez: ¿Siguen vivos?

Amelia: No, por lo menos eso creo. Lo último que recuerdo de ellos es que tuve una discusión muy dura con mi madre. Si te soy sincera, no soy capaz de recordar por qué. Mi mente lo ha nublado todo, por algo será.

Dra. Jiménez: Espera un momento, ¿cuánto llevas en este orfanato?

Amelia: Vaya, sobre eso… (Pausa.) Ahora que lo mencionas, no lo tengo del todo claro. Soy muy despistada para eso del tiempo, saber que día es y demás. ¿Meses? Puede que algunos años quizá. Se lo preguntaré a la señorita.

Dra. Jiménez: De acuerdo. Oye Amelia, escúchame con atención. ¿Sabrías decirme en qué año estamos?

Amelia: Sí. Estamos a mayo, creo. Mayo de 1939.

Dra. Jiménez: ¿Estás segura?

Amelia: Sí, ¿no? ¿O estamos en junio ya? Te digo que no soy muy buena para estas cosas.

Dra. Jiménez: No, no, es mayo. (Pausa.) Lo siento, pero me tengo que ir ya Amelia. Nos volveremos a ver pronto.

<FIN DEL REGISTRO>

Anexo ES-255-4: Tras la entrevista del 24/06/1976, la Dra. Jiménez inició una investigación en los registros del censo sobre los habitantes de SCP-ES-255-1. En el censo del momento, ninguno de los nombres y edades correspondía. De esta forma, se recurrió al censo del año 1939, donde localizó los perfiles de Amelia García López, Denís Ortega Martínez y Xiavier Capellà Pons los cuales coincidían en ese mismo año con las edades de los registros de entrevista.

Sujeto Fecha de nacimiento Fecha de muerte Biografía
Denís Ortega Martínez 14/08/1934 09/12/1974 Proclamado historiador franquista de la Guerra Civil Española. Recientemente se localizó e identificó el cuerpo de su padre, Rodrigo Ortega, en una fosa común. Denís fue criado por su madre desde los 5 años, y participó en diferentes investigaciones clandestinas sobre los desaparecidos durante la guerra, así como campañas de conspiración. Fue juzgado y condenado a ejecución. En un periódico del día de su fallecimiento, se recoge una noticia sobre su persona, y se indica que su última frase antes de la ejecución fue "aún no he encontrado a mí padre".
Xavier Capellà Pons 28/02/1928 25/12/1975 Huérfano de madre. Su padre fue arrestado por maltrato infantil y Xavier fue puesto bajo la tutela de su hermana mayor. En 1975, Xavier fue arrestado por varios casos de pederastia confirmados, y le condenaron a 40 años de prisión. En el juicio, destacó la cita "eran mis amigos, solo quería jugar con otros niños". Finalmente, fue asesinado en prisión.
Amelia García Prieto 05/06/1922 06/01/1976 Novelista y poeta censurada durante la dictadura de Francisco Franco, cuya obra no se ha conservado. Lo único que se conserva es el título de un poema: "Espero volverte a ver". Destaca una relación amorosa con Alejandro Castillo, del cual no se tiene ningún registro, y un embarazo precoz a los 17 años. Después de parir, puso a disposición a su hija en el orfanato "Vida Eterna".










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