Entrevista ES-211-01
Fecha: 31/04/2006
Entrevistador: Teniente Lockhard
Entrevistado: Gastón Lupin
Ubicación: Sala de Interrogatorios-04, Sitio-27
Preámbulo: Primera entrevista con el Sr. Lupin tras su arresto.
[Inicio del Registro]
Tte. Lockhard: Gastón Lupin. 27 años. Procedente de Francia. Se graduó con honores en las distintas ramas de la ingeniería a muy corta edad, y destacó en la academia por su afinidad para la gimnasia. No tiene antecedentes penales, aunque, parece ser un experto en robos.
Lupin: Deduzco que sus amigos con cerebro de bambú le entregaron mi expediente personal. Lo que dice es correcto.
Tte. Lockhard: He venido a hacerle unas cuantas preguntas sobre cierto objeto. (Coloca una carpeta sobre la mesa en medio de la habitación, presentando varias fotos de SCP-ES-211.)
Lupin: Esa es mi radio. No tiene mucho de especial. ¿Sabe? Bastaba con solo una foto.
Tte. Lockhard: Sabemos que usted usaba este objeto para llevar a cabo sus crímenes. Ahora, responda las preguntas por favor.
Lupin: Bien, de acuerdo.
Tte. Lockhard: ¿Como obtuvo el objeto en cuestión? Sea lo más breve posible.
Lupin: Diciendo la verdad, no lo recuerdo muy bien. Fue hace más de 6 años, cuando recién llegué a este país. Conocí a un sujeto en un mercado de pulgas que vendía cosas desde la parte trasera de su camioneta. Era raro, apenas veía sus ojos. Vendía un poco de todo. Consolas de videojuegos, peces dorados, hasta controles universales. En ese momento necesitaba un despertador, y me decidí por esa singular radio con reloj. Fueron solo… 19 con 95.
Tte. Lockhard: Entiendo. ¿Cuándo descubrió las propiedades anómalas del objeto?
Lupin: Para responder eso tendría que contarle mi larga y triste historia de trasfondo. No sé si una supuesta oficial de la ley quiera oírme parafrasear…
Tte. Lockhard: Con tal de que nos brinde información sobre el objeto, puede contarnos todo lo que quiera.
Lupin: Le aseguro que sabrán muchas cosas sobre ese aparato después de lo que le voy a narrar a continuación. Verá, todo comenzó cuando trabajaba como técnico de mantenimiento en la Fábrica de Electrónicos Vinnie. Mi salario era un asco, lo cual era raro para un ingeniero de mi inalcanzable calibre. En cualquier caso, mudarme a Detroit fue la peor idea que se me pudo haber ocurrido al inmigrar a Estados Unidos. De algún modo, cada semana era apaleado y asaltado, sin excepción. Llegué al punto de vender mi televisor para poder pagar el alquiler, así que solo podía escuchar las noticias por la radio. Un día, aburrido en mi departamento de clase baja, decidí juguetear un poco con ella, una cosa llevó a la otra, y entonces, lo descubrí. ¿Un receptor que rebobina perfectamente las transmisiones de radiofrecuencia sin necesidad de un dispositivo de almacenamiento? Es increíble, me decía a mí mismo.
Tte. Lockhard: ¿Que hizo entonces?
Lupin: Probé a abrirla cuidadosamente con mis herramientas, y noté que no había nada raro en su interior. ¿Acaso era mágica? En cualquier caso, lo primero que se me vino a la mente fue ganar dinero con ella, así que tome prestadas unas cuantas piezas de mi trabajo para crear el Vinman, un invento que me permitiría controlarla más fácilmente.
Tte. Lockhard: Se refiere al dispositivo que estaba acoplado al objeto, ¿Cierto?
Lupin: Precisamente. Una simple pero efectiva pieza de mi tecnología. Le daría sus especificaciones, pero ustedes ya tienen un departamento entero para eso. En fin, ¿Sabe cuánto pagarían los ancianos para volver a escuchar a Elvis o el anuncio de sus cumpleaños por la radio?
Tte. Lockhard: No. Ni idea.
Lupin: Mucho. A veces hasta me daban pequeñas antigüedades. Estaban encantados con Gastón y su Radio del Recuerdo. Fue una lástima cuando los encargados de los asilos me echaron al enterarse que el dinero de esos vejestorios se iba en un extraño que les dejaba escuchar los partidos de hace sesenta u ochenta años por la tarde.
Tte. Lockhard: Prosiga.
Lupin: Volvía a quedarme sin billetes. Las opciones se me acababan, pues la gente no tenía interés en escuchar las noticias del antiguo siglo. Todo parecía ir de mal en peor, pero al escuchar el noticiario de la mañana, noté una pequeña coincidencia. Un concierto en conmemoración a Los Lobos se dio en Nueva York justo el mismo día y casi a la misma hora en la que ese grupo arribó a esa ciudad durante su gira en los ochentas. No me pareció extraño en ese momento, pero al leer el periódico nacional, no había duda, todo era muy parecido a lo que escuché en los noticiarios de hace veinte años durante mis visitas a los asilos. Fue allí cuando comprendí la verdadera naturaleza de esa pequeña radio.
Tte. Lockhard: Y allí empezó su carrera criminal, ¿Correcto?
Lupin: Efectivamente. De allí formulé un ingenioso plan para salir de mi pobre situación económica. Primero que nada, me dediqué a investigar sobre los crímenes más impactantes de esos últimos años. Asaltos, tiroteos, guerras entre bandas, ataques de la mafia, masacres… Todo lo que fuese una alta prioridad para el incompetente jefe de policía. Entonces, tras elegir cuidadosamente las emisoras y determinar una fecha de regresión límite, programé al Vinman de modo que mi curiosa radio volviera al punto donde empezaba la ola delictiva, y con ello, haciendo unos pequeños cálculos en base al calendario, me volví capaz de predecir cuando exactamente las autoridades estarían ocupadas con otros delincuentes mucho más peligrosos que yo. Mientras que los tontos intercambiaban plomo en las calles, yo estaba sobre los techos, haciéndome cada vez más rico.
Tte. Lockhard: Es consciente de que ocasionó la muerte de más de 178 mil personas, ¿Verdad?
Lupin: Oh, vamos… La mayoría seguramente eran degenerados, traficantes de drogas o pandilleros de pacotilla. Que se maten entre sí no es mi problema, aún cuando me resulta conveniente.
Tte. Lockhard: ¿Y qué hay de los inocentes?
Lupin: La gente inocente muere todos los días, y si usted es detective, lo debe saber muy bien. No es como si le hubiese disparado a los padres de Bruno Días o hubiese arrojado una bomba atómica sobre Michigan. Al final, solo hice lo que debía para conseguir lo que quería.
Tte. Lockhard: ¿Y eso es…?
Lupin: Una compesación. ¿Tiene idea de lo que se siente estudiar nueve años de ingeniería para terminar siendo un técnico de tercera? ¿Para terminar viviendo en una solitaria pocilga de la ciudad donde a todo el mundo le falta un tornillo? Solamente tomé la oportunidad de salir adelante y obtener lo que merezco por mi sola presencia entre ese montón de ineptos. Deberían agradecerme ahora que hay menos de ellos.
(La Teniente Lockhard guarda silencio por unos segundos.)
Lupin: Estoy trastornado. Eso es lo que piensa. ¿O acaso me equivoco, Detective?
Tte. Lockhard: Eso lo decidirá un psiquiatra. Pasemos a la siguiente pregunta, ¿Le parece?
Lupin: Claro, por supuesto.
Tte. Lockhard: Usted tiene una comprensión completa sobre la naturaleza del objeto, ¿Verdad?
Lupin: Puede que sí. Puede que no. Yo solo sé lo que se puede hacer con ella.
Tte. Lockhard: En ese caso, ¿Por qué amenazó con iniciar una tercera guerra mundial momentos antes de su arresto?
Lupin: Si podía causar el caos en todo un estado, supuse que podría llevarlo al mundo entero, en caso de que me atraparan, claro. Si no fuese por el idiota de capa negra, habría pulsado el botón que hice específicamente para rebobinar hasta los anuncios de Septiembre de 1939. Quien sabe lo que habría ocurrido si no me hubiese alcanzado a tiempo.
Tte. Lockhard: ¿Qué hubiera hecho si funcionaba entonces?
Lupin: Nada muy complejo. Solo iba a inutilizar temporalmente la radio, dejar que el planeta entrase en caos, y obligarlos a liberarme a cambio de devolver todo a la normalidad. Ahora que saben cómo funciona, tendré que idear otro plan para salir de aquí. A propósito, ¿Desde cuándo contratan superhéroes?
Tte. Lockhard: No sé de qué me habla. Eso fue todo por hoy, gracias por su cooperación.
Lupin: Gracias a usted. Ambos aprendimos bastante de esta charla.
Tte. Lockhard: ¿Ambos?
Lupin: Si, ambos. Yo le conté sobre mí, y usted me permitió saber que existe una organización dedicada a tratar con objetos con propiedades peculiares. Es obvio que no es una detective de la policía y que este sitio no es una comisaría. Tranquila, no es que hayan hecho un mal trabajo, solo soy un poco observador.
Tte. Lockhard: Tenga un lindo día.
Lupin: Esa expresión… Lo sabía, ¡Siempre tengo razón!
[Fin del Registro]
Notas y Conclusiones:
Dado que el funcionamiento de SCP-ES-211 es mayormente desconocido, el Sr. Lupin deberá ser retenido hasta que revele todo su conocimiento sobre el objeto. Debido a los riesgos de exposición, se ha descartado el uso de amnésticos.