00:00 AM
"CAW" "CAW" "CAW"
El cuervo comenzaba a graznar en las afueras del cuartel, cuervos entrenados para graznar a esta hora. Era otra tranquila medianoche de vigilia. Es a esta hora cuando todas las entradas y negocios son cerrados hasta las 6 de la mañana y solo personal militar, fronterizo o especial pueden entrar o salir del recinto. Un toque de queda eterno ordenado por el Daimio. Ha sido así desde siempre aun con las nuevas políticas de apertura al mundo anómalo para Viruhōnetto.
Para Taika era solo otra noche de servicio. Eran las 12 de la noche cuando tenia que prepararse para tomar su turno, la misma ronda nocturna de siempre. Dormir en el cuartel a las 6 de la tarde, despertar a medianoche, y preparase para tomar su turno en el bosque a las 1 de la madrugada. En ocasiones, si se le permitía, podía ver a su familia, pero la tarea de un Jirai exige mucho sacrificio en nombre de proteger a su patria.
Él y sus compañeros se alistan para el servicio, nada de grandes charlas, lo mismo de siempre. Solo el silencio de sus murmuros, el sonido del viento, del tatami bajo sus pies y de las fogatas en el patio. Aun con todas las novedades no dejan de ser tan anticuados.
Todos saben que hacer: vestirse, empuñar sus bayonetas y katanas, formar filas en sus exactas posiciones y salir al patio, sin cambios. En el patio, al frente de todos apareció su capitán, con unas banderas en rojo y blanco les ordeno que permanecieran firmes y avanzaran. Un movimiento rápido en sus banderas hizo aparecer una salida del complejo por métodos mágicos. Sin ningún tipo de grito, ni siquiera un tamborileo, eso se reservaba para los soldados del día.
01:00 AM
Toda la compañía seguía marchando en la nublosa oscuridad del bosque, su única guía siendo los monos amaestrados que los acompañaban en los arboles contiguos, hasta detenerse en un punto especifico no revelado, donde todos procedieron a dispersarse. El punto donde Taika ejerce su labor es cerca a unas granjas recientemente construidas por la Agencia. Él escucho que por la parte norte están construyendo un nuevo santuario para atraer turistas, con un pequeño hotel para no quedarte en la noche. Hace falta expandir nuevas zonas en este denso nexo. Todo para hacer sentir más cómodos a todos.
Para bien o para mal el asedio perpetrado por la Fundación trajo cambios notables al lugar, hay más alegría en las calles, más negocios y todo tipo de personas mundanas y anómalas con sus historias. Si bien las cosas han cambiado para bien, algo todavía permanece inalterado, y era lo que estaba al frente de Taika.
Una espesa niebla que no solo lo envolvía a el, sino a su compañía y a todo el bosque. Esta niebla permanece en las colinas fronterizas que rodean al nexo durante el día, y es en la noche donde esta desciende por todo el lugar hasta el amanecer. La Agencia recomienda no aventurarse en la niebla ya sea por el riesgo de perderte y terminar accidentado, o por caer en el maleficio de un yōkai travieso. Y mucho menos se recomienda aventurarse en la niebla que rodea el nexo.
Algo que también ha cambiado es la paranoia, paranoia de ser emboscado por algún enemigo mientras estas en la niebla, es lo que siempre se comenta desde que la Fundación atacó el nexo, y la razón por la que se duplico la cantidad de Jirais en la selva.
Pocas cosas traían confort a Taika en esta noche de alerta. Como los animales domesticados que les sirven de alerta, las estrellas de la noche que le recordaban su natal Saitama. Y sus compañeros que a veces veía en las copas de los arboles. Taika subió a la misma rama de su árbol de siempre y comenzó su vigilia.
02:00 AM
Taika había pasado una hora de completo silencio mirando sus alrededores, tratando de no mirar los mismos lugares de la misma manera, los enemigos podrían saber sus patrones. En ocasiones Taika se divertía mirando otras cosas, como unas hormigas que vivían en una rama adyacente o tratar de contar cuantas hojas podía ver, pero nunca flagelando su deber de vigilar la espesura.
Mientras vigilaba pudo ver como una grulla de papel aterrizaba frente suyo. La Agencia les proporcionaba papeles especiales para poder comunicarse sin hacer ruido, con escribir el nombre del destinatario y doblarlo en origami era suficiente para llevarlo a su destino.
Pero cuando tenían de sobra, podían usarlo para comunicarse en asuntos triviales, si se les permitía por supuesto. El mensaje era de su compañero Keveni, el estaba a 10 arboles detrás de el.
"¿Todavía contando hormigas? Me habías dicho que fueron 545 esta vez, yo conté 32 en mi área." - decía la nota.
"Estaba contando hojas, ya me aburrí de contar las mismas hormigas de siempre" - Escribió Taika.
… Estuvo pensando unos segundos antes de enviar otro mensaje. "¿Serán de Japón? No recuerdo haber visto su especie."
03:00 AM
Hubo otro gran silencio en esta noche, a veces Taika se pregunta si la Luna que ve será la misma de siempre. ¿Las estrellas? ¿El sol? ¿Los dioses serán iguales en la tierra en donde están conectados? ¿Qué tan diferente es la magia por estos lares, será magia más amigable? Estar muy lejos de casa en tierra extranjera y en completa soledad lo deja que pensar…
Vio como otra grulla de papel descendía con el mensaje: "Ambas son igual de variadas pero con algo en común, la hormiga corta las hojas del suelo, al hacerlo despeja el suelo para que más arboles y hojas crezcan y prosperen."
Otra grulla de papel descendió: "Muy rebuscado lo se perdón, trataba de animarte en esta aburrida noche."
A Taika solo le quedo suspirar en su mente.
Prefería mejor pensar en otras cosas como en la mañana, una rutina más tranquila. Llegar al pueblo a las 6, descansar hasta las 10, e ir a servicio hasta las 4. Con suerte a esa hora podía ir a un bar antes de que tenga que ir a descansar a las 6 pm, siempre y cuando no haya colas.
Tal vez solo se esta rebuscando demasiado, a pesar de los incidentes pasados estar aquí es muy tranquilo, el sonido de los insectos, del viento y la niebla, los gritos en la distancia que le recuerdan los majestuosos yōkais que protegen el nexo. No le importa la magia oscura que realizan en las sombras.
04:00 AM
¿Qué tan siniestra es la brujería de esta realidad? Se quedo pensando en eso un momento. Rituales oscuros, profanos o maquiavélicos que jamás se imaginaria.
Otra hora en penumbra paso con sus pensamientos cuando le llego una grulla de papel de otro color, de su compañero a 15 arboles al este, un nikkei llamado Camiro quien recientemente se ausentaba. Como se necesitaba mucho más personal que duplicar en las filas, no es sorpresa que terminaran reclutando extranjeros o mestizos. A Taika no le importaba, pero Camiro era un sujeto más preguntón que su compañero de atrás.
"¿Oye has estado en Lima? No era tan bonita como pensé pero se sintió genial ver algo diferente en un proyecto especial." - decía la nota, lo que dejo algo intrigado a Taika.
Habían personas en Lima que ya sabían sobre el Nexo, unas ciertas entidades gubernamentales, un numero de sujetos tanto curiosos hasta los que conocían del mundo anómalo. La Fundación vigilaba el otro extremo del camino principal. El camino que conocían por supuesto.
Pero Taika no le tomo interés a eso, no estaba interesado en ir a un país desconocido, en un mundo desconocido. Lo que más deseaba además de servir su nación era poder volver a verla.
Solo se limito a escribir: "No deberías hablar de estos temas tan abiertamente, un enemigo podría interceptar tu grulla."
Pasaron unos minutos cuando recibió una nueva grulla con el mensaje: "Disculpa es que es difícil procesar lo que vi sin decirle a alguien, esta pasando cosas que me aterran y solo quería liberarlo."
Taika entiende que la tarea de un Jirai puede ser agobiante; el silencio y la paranoia puede traumar a cualquiera. Algo que no le agradaba de esta noche era compartirla con este tipo de novatos, tampoco ayuda que entre su clase sea discriminada, el recuerda como antes de sus ausencias se lo llevaban junto a otros nikkeis en furgonetas a un rumbo desconocido. Lo único que le quedo para evitar que se metiera en problemas fue tratar de animarlo al amanecer.
05:00 AM
El día estaba por asomarse, ya era tiempo de prepararse para regresar al recinto. Taika pensó en ir a visitar una casa del té para su desayuno, luego de tratar de animar a Camiro. Fuera de eso todo seguía siendo igual, la misma rutina.
Hasta ahora…
Exactamente diez minutos antes de las 6 vio como una gran rosa de papel amarillo descendía frente suyo, a lo lejos también podía ver como otras rosas descendían sobre otros de sus compañeros. El origami se desenvolvió mágicamente en sus manos revelando un mensaje oficial de la Agencia.
AVISO DE LA ADMINISTRACIÓN IMPERIAL
Enhorabuena por su esfuerzo en mantener la paz y la tranquilidad a nuestra porción exterior del Imperio. Su esfuerzo será recompensado con una demostración de nuestras recientes investigaciones.
Ahora, han sido notificados de que esta noche en su sector será escenario de actividades de investigación realizadas por la Agencia. Con el más absoluto escrutinio, no podemos contar todos los detalles relevantes, lo único que les pedimos es que realicen su rutinaria guardia detrás de nuestros investigadores.
Si en cualquier caso logran ver la más insignificante cosa deberán guardar el más absoluto secreto reservado solo a ustedes. Su deber será pequeño pero con grandes recompensas esperadas para nuestro glorioso Imperio Japonés.
Gloria al Emperador.
El mensaje fue claro y breve, tan pronto como termino de leerlo la tinta del papel procedió a salir del mismo, derramándose en un charco de agua dejando solo un papel vacío.
06:00 AM
Tan pronto a esta hora exacta todos los Jirais regresaron a la base donde tomaron posiciones de descanso y se dispersaron a realizar sus quehaceres diarios. Algunos iban a las ya abiertas tiendas, otros iban a ver a su familia.
En su lugar, Taika se dirigió a un Chashitsu1, prefirió tomar un descanso en un lugar secretamente controlado por el personal, no se confiaba para nada en los Gaijins, no desde que aquel buitre causo estragos en el recinto. Se sentó en una sala cercana al mostrador junto con algunos compañeros. Algunas preguntas nublaban su mente hoy de una manera semejante a la habitual niebla que siempre veía todas las noches y quería relajarse.
— ¿Alguna vez habrá un bar abierto de día? ¡Llevo semanas sin beber! — dijo un sujeto gritando afuera, mostrando disconformidad.
— El ya sabe bien que solo le dirán que no venderán muy tarde, una buena excusa… Últimamente escasean ciertos recursos, se tiene que priorizar otras producciones y un montón de cosas que nos han dicho — pensó Taika mientras miraba a un iracundo hombre, tras lo cual cerro la puerta corrediza que daba a la calle.
Keveni miraba la carta de la casa del té, sin sentir satisfacción de lo que veía: Té verde de la mañana a 800 yenes, manzanilla a 500 yenes, panecillos a mitad del precio del té, y los pasteles ya costaban el doble que la manzanilla, junto con algunos productos… del exterior, que le causaban extrañeza.
— Hemos estado toda la maldita noche y no podemos tomar nada decente. Con lo que daría por sake… ¡Y el de tienda ha subido a unos condenados 18.000 yenes mínimo! ¿Crees que… afuera habrá? Nunca nos prohibieron salir siempre y cuando volvamos. — dijo Keveni.
— Anda tu afuera si deseas buscar sake, yo no pienso salir. — dijo Taika.
El camino a Lima no es el único que existe, pero es el único que conoce bien la Fundación. Hay otros caminos a zonas de la capital y otras áreas cercanas, pero nunca más allá amenos que la naturaleza interdimensional de los caminos permita abrir uno natural. Exportar e importar recursos a este lugar es largo y caro, junto con sus métodos. Los soldados pasan unos minutos discutiendo como se podría resolver esta problema.
— Quizá contratar extranjeros que nos hagan un camino hasta Japón, estoy seguro que debe haber alguno que se ofrecería — dijo Keveni.
— No te engañes, ambos sabemos que a los Kanshus2 no le gustaría eso, lo más probable es que del otro lado interroguen a cualquiera que entra y sale. — dijo Taika.
— ¿Estamos por nuestra cuenta? Cada vez veo menos Gaijins, el miedo a la Fundación es fuerte como para que se arriesguen a entrar. ¿Qué tan rentable salen todos estos proyectos nuevos que hemos visto? — dijo Keveni.
— Al menos… podemos darles un uso, ya están comenzando a asfaltar las calles aledañas. — dijo Camiro.
— Como si tu pudieras conducir, tienes suerte que a los tuyos les permitan caminar por las calles — dijo Keveni riéndose.
La multitud se reía ligeramente, excepto Camiro.
— Ya descuida chico, tómatelo a la ligera. No te preocupes por nuestro futuro. Ten confianza en el que algún día superaremos a nuestros enemigos — dijo Taika.
Desde el otro lado del camino se halla la ciudad de los reyes, asentada sobre un cumulo de caminos que aparecen y desaparecen naturalmente. La Fundación vigila el otro lado del camino conocido, pero esto no ha intimidado a AIJECA en sus objetivos, optando por la sutileza. Decenas de espías han pasado los controles y se encuentran merodeando la región en búsqueda de algo que les pueda ser útil para resolver los problemas del nexo. Camiro era uno de ellos, pero recientemente fue movido hacia otro proyecto.
— Si… Ya se lo que tratas de decir, ¿Pero vale la pena el riesgo? — dijo Camiro.
— ¿A que te refieres? Esta noche has estado actuando descuidado, si tienes algo que decir, no balbucees. — dijo Taika firme.
— No. Eh, digo… Tienes razón. Disculpa pero, será mejor que me vaya. Tienes razón en eso. — dijo Camiro antes de irse apresuradamente.
— ¡No se de lo que estas hablando ahora, espera! — dijo Taika.
— Ya… Déjalo, que solo él entienda, quizás fue con los suyos a estar más cómodo. — dijo Keveni.
La hora del té había llegado, y comenzaron a realizar el tradicional ritual. El día pasaba mientras los habitantes hacían sus quehaceres. Nuevos proyectos arquitectónicos por aquí y allá. Esa misma tarde Taika vio como Camiro era escoltado a un lugar restringido. No podía hacer mucho desde su posición.
01:00 AM
La madrugada una vez más caía en el nexo, y con esto la niebla vuelve a opacar todo el ambiente. Al son de las melodías de las cigarras, los soldados y las entidades místicas salían a patrullar por el "valle". Lo que significaba que Taika y sus compañeros tenían que ir a servicio.
Por razones que la mayoría de personas desconoce, Viruhonetto parece estar asentado en una especie de valle, para un ojo simple como el de un visitante, uno no notaria las aparentes montañas eternamente cubiertas por la niebla, esto ha levantado un montón de preguntas de la existencia del lugar. Preguntas que no tienen respuestas más que solo ser la naturaleza de los espacios extradimensionales.
Casi en la frontera donde la niebla reside, se pueden apreciar además de elevaciones, formaciones rocosas, como cuevas, es cerca de la entrada de una de ellas donde opera el destacamento de Taika, y donde hoy todo el equipo se detiene, junto a un gran circulo de poder. El espacio marcado por los practicantes de lo mágico ha sido trazado a preparación de una especie de ritual. Pero era uno diferente a los que pensaba como eran. Una especie de cruz cuádruple con un circulo en medio, era una chacana, el simbolo máximo de la representación de los andes. En el lado que apuntaba a la cueva se podía apreciar un simbolo que vagamente se asemejaba a Monte Fuji, en el otro lado un simbolo que se asemejaba al Machu Pichu.
Un grupo de tengus3 estaban a un lado del circulo, habían llegado diez minutos antes junto con todos los preparativos necesarios, preparativos más grandes de lo esperado. Vasijas y un cofre ensombrecido por la noche, el sonido de rasgaduras adentro del cofre rompía el absoluto silencio.
02:00 AM
Los soldados ya estaban en sus posiciones para defender el bosque, y defender el espectáculo de hoy.
Un espectáculo profano, a través de muchas pruebas y errores, que nunca serán del todo divulgadas. Es imperativo que el secreto sea la mejor de las defensas ante posibles espías de la Fundación u otros oponentes.
Uno de los tengus agarra un par de vasijas y las coloca en la entrada de la cueva, mientras tanto un grupo de monos escalan las laderas y se adentran en la niebla. Uno de los capitanes de la guardia, se paro en el simbolo del Machu Pichu, delante de los demás tengus. Con lo que poco que pudo ver Taika, noto que este ni los otros eran sus superiores de siempre. No recordaba haber visto sus caras.
Pronto entendió que no se trataba de una simple persona. Había leído historias sobre gente siendo bendecida con el poder místico de los yokais pero nunca visto una en toda su vida. Era un Onmyōji, los Onmyōji son personas que han sido empoderadas con los poderes místicos, lo que les permitía realizar adivinaciones y todo tipo de rituales religiosos.
El pensó que el Daimio era al único al que se le permitía tener tal poder, quizás las cosas cambiaron con el tiempo, o llevo sus enseñanzas a sus pupilos, no lo sabe con certeza.
Pasaron unos minutos cuando los monos bajaron de la "montaña" tras lo cual un hombre vestido como vagabundo se presento ante todos, un Yamabushi, aquel que sigue el camino del shugendō, aquel de camina solo por las montañas. Se creía que perderte en la niebla te traería a un camino sin salida, solo esperando tu muerte, al menos no para los Yamabushis, ellos conocen los modos.
El Yamabushi se dirigió a el Onmyōji. Vio como todo estaba preparado, y en esta ocasión parecían que tenían todo asegurado.
— ¿El desconocido yōkai de las montañas perdidas esta con ustedes? — Pregunto el Yamabushi
— Nuestros hombres lograron conseguir otro, son muy escurridizos y nuestros métodos siguen siendo ineficaces, no responden a nuestro folclor — dijo el Onmyōji
— Muy bien, espero seas mejor que tu anterior compañero, lo siento por eso, aun lo seguimos buscando en la niebla tras ese fallido intento — dijo el Yamabushi
— No iré yo, voy a enviar a.. a uno de ellos — dijo el Onmyōji
El Yamabushi miro a su equipo detrás de él, todos eran mezclas de peruano y japonés, los miro con una sensación de desanimo. Pero al final asintió, y se coloco en el simbolo con forma del Monte Fuji.
Tal vez lo mejor para Taika era no mirar demasiado, tenia un mal presentimiento ante esto. Y esto pudo confirmarlo cuando los monos le dijeron a los soldados que volteen la mirada.
La luna marcaba las 3 de la madrugada cuando el ritual procedió a realizarse. Una hora perfecta según los yōkais para operar en las sombras de entre los dos mundos separados por el océano.
03:00 AM
Un tengu junto con los nikkeis agarraron la caja más grande, que comenzó a tambalearse y a chillar. La criatura intento hablar el idioma de los captores, pensando que era alguna variante de quechua que nunca había escuchado. Frenéticamente se desesperaba en intentar comunicarse con los demás, pero ninguno lo entendía, casi nadie entiende el quechua aquí. Casi nadie salvo los Onmyōjis quién uno de ellos le dijo de una manera firme:
— Que no queremos tu baúl de oro, te queremos a ti, harás un buen sacrificio en el nombre de tus nuevos amos —
Abrió la caja y de adentro de ella salió una criatura totalmente desconocida para Taika. Era tan enano como un niño, muy feo y maloliente, sin cuello, con manos grandes y horrendas, que las usa para asfixiar a sus victimas, un Muki. Una criatura endémica de los andes.
Esta era una de las razones por las que habían misiones especiales, que ya Taika estaba intrigado. ¿Cuántas misiones y peligros habrán tomado sus compañeros para capturar a esta criatura? ¿Y cuantas más habrán capturado?
Rápidamente el Muki fue amordazado y amarrado por el personal, y colocado en el centro del circulo ritual. El Onmyōji celebrante realizo una respiración profunda, que resonaba en toda la zona, la temperatura descendió abruptamente, una niebla revelaba que el circulo ritual tenia símbolos de carácter shinto. Otros dos Onmyōjis permanecían detrás de el principal, en el caso surgiera algún imprevisto y tuvieran que continuar el ritual.
— Y entonces tal como ensayamos, ya aprendí el quechua suficiente para poder realizar el ritual, comienza a hablar en japonés Yamabushi — dijo el Onmyōji celebrante.
Tan pronto como el Onmyōji terminó de hablar, el ritual procedió a realizarse. Ambos sujetos procedieron a vocalizar al mismo tiempo frases en japonés y quechua. Debido a la rapidez del habla, era difícil entenderlos.
"Desde el Hanan Pacha, pasando por el mundo de los vivos, el kay Pacha, hasta llegar al inframundo en el Uku Pacha. Nada de eso importa, porque su mundo no es el nuestro, su mundo esta muerto y nadie los adora. Pero lo será una vez los objetivos sean plenamente establecidos. Obedecerán nuestros mandatos a la fuerza. Desafiamos el orden establecido para que sirvan a Amaterasu. Impongo la soberanía de nuestra cosmología en esta entidad como un acto de fuerza. Que será ofrecida a ti."
El cielo alrededor del circulo cambiaba, constelaciones totalmente diferentes aparecían. Llamas azules alrededor en el circulo y alrededor de los celebrantes. Angustia y dolor podía sentirse en los participantes no-anómalos, más no en los demás. Como si algo les quemara por dentro.
El Yamabushi sacó un cuchillo de madera con una imagen de Wiracocha, un rudimentario intento de un tumi, que luego procedió a encenderlo con una de las llamas azules. Los celebrantes no anómalos procedieron a recoger las ceniza y con esta trazar sobre la Chacana. Añadiendo orificios a las "cruces" y otros detalles en los bordes, lo que daba para Taika un recordatorio vago a los Toriis.
El Muki solo atinaba a llorar, cuando este sintió como su interior era devorado por una fuerza desconocida, que procedió a consumir su cuerpo por dentro. Un espíritu salía de su interior. Un animal que era una mezcla de perro y mono, procedió a aparecer por debajo sobre el y consumir su cuerpo, tras lo cual rápidamente procedió a subir a lo alto de la montaña y desaparecer.
"El Inti será reemplazado por el sol naciente. El llamado Wairakocha ya no es el todopoderoso. Su cosmología no se regirá en nuestro recinto. Obedecerán nuestros mandatos si intentan oprimirnos. Las yōkais nativos que escuchan nuestras palabras, únanse a nosotros, dejen de obedecer a dioses muertos y sirvan a Ōmikami y al Emperador. Aquellos que se resistan sufrirán un destino similar a este hereje."
El ambiente paso a sentirse pesado, casi como si la realidad cambiara su alrededor. Los fuegos fatuos danzaban al compas de las palabras dichas. Las vasijas tenían una combinación de incienso con palo santo colocadas, y estas comenzaron a emitir humo. Un humo verde que paso a teñirse de color rojo, probablemente por la sangre del Muki asesinado. El humo primero paso a tomar la forma de una puerta con una cara enojada en medio, y luego paso a tomar una cruda forma bastante similar a un torii.
El ritual había concluido. Ahora solo quedaba probar si funciono con éxito. El Onmyōji celebrante ya tenia a su sujeto de pruebas listo. Era uno que había sido degradado por haber contado su condición y ocupación a unos turistas, Así que era más desechable, estaba a la derecha del Onmyōji y a la izquierda de Camiro. El sabia que iba a ser el siguiente si las cosas no salían como esperaban. Los tengus escoltaron al sujeto de pruebas a la cueva, y descendió a esta.
04:00 AM
Había pasado una hora desde que ese soldado había entrado a la cueva, sin rastros de que volviera. Taika pensaba que sus superiores estarían preocupados por la situación del soldado desaparecido. Pero solo vio reacciones opuestas, todos parecían estar entusiasmados, como si hubieran completado una tarea muy larga. Los yōkais y el Yamabushi por otro lado estaban intrigados.
Uno de los tengus, el más grande de todos, se acerco a los oficiales. No se podía oír lo que conversaban, pero estaban tardando varios minutos mientras debatían cual seria el paso siguiente. De la charla silenciosa vino el ruido, una voz de uno de los oficiales rompía la calma
— ¿Puede uno de ustedes entrar a por ese soldado? — grito el Oficial.
Una solicitud bastante inesperada, ¿Por qué sus oficiales llamarían a que uno de sus subordinados se arriesguen a lo desconocido? Tal vez porque es más valioso la vida de un Oficial, en especial uno con habilidades mágicas. No desean arriesgarse nuevamente.
Antes de haberlo notado, los pies de Taika estaban en el suelo, y esto fue notado por sus oficiales tras lo cual se acercaron a él.
— ¿Estas seguro cadete? — contesto el Oficial
Taika nunca podría decir que no, ya sea por miedo de alguna represalia por falsa alarma o ser acusado de cobardía, pero la cara del oficial se notaba que tampoco quería que alguno fuera en vano. De cualquier modo tuvo que contestar que sí.
— … Esta bien. Si- Sígueme, tenemos que prepararte — dijo el Oficial
Keveni descendió apresuradamente e intento persuadir a un oficial. Pero no tuvo resultados, más aun, iba a ser el siguiente si Taika desaparecía por un posible intento fallido.
Taika estaba parado delante de la cueva, con diversos ojos observándolo, era el protagonista de esta noche, mucha expectativa a su alrededor. Uno de los tengus se acerco a él y le dio su amuleto, con la esperanza de que tal vez estaría mejor protegido a lo que sea que hubiera. Y dio un paso adelante.
Y descendió a la cueva…
05:00 AM
Taika no era el primero que se aventuraba a través de la niebla, jamás había visto una tan densa y mucho menos dentro de una cueva. Odiaba esa sensación. Odiaba las nuevas sensaciones torpemente descritas que era lo que uno podía sentir al atravesar un espacio interdimensional. Pero el deber era más pesado que todo aquellamente inimaginable se esperaba.
La niebla pasaba a teñirse a color morado, combinado con los olores emitidos por el guano acumulado. Un ambiente mágicamente apestado que se oscurecía una vez descendió más profundo.
!BRRRWWWWWHHHHHH!
Un rugido tan fuerte como los oídos por los dragones resonaba en la cueva, Taika se distrajo por el ruido y termino tropezándose con las rocas, golpeándose la cabeza. Nunca sabrá si lo siguiente que vio fue producto de su imaginación por el golpe o si fue realidad.
¡BRRRRRRRRRRRRHHHHH!
El ruido era tan fuerte que callaba sus pensamientos, murciélagos salían despavoridos del lugar, la niebla danzaba en son de los temblores y seres que pudo describir como cangrejos herradura cubrían toda la cueva, casi como si esta cobrara vida.
Los dioses han reaccionado al ritual profano realizado, no sabia decir si fue un acto de conmoción por sus dioses o un acto de furia realizado por los dioses de este lado del mundo. Una luz tan brillante como la tarde apareció en un extremo desconocido de su ubicación, seguido de la niebla, casi como si la cubriera enteramente.
¿Qué pensaría su familia, su nación, si el muriera aquí por aventurarse en la niebla? Lo más probable es que lo reporten como desaparecido, no seria el primero que se pierde en la niebla para nunca volver. Los temblores cesaron, y es ahí cuando decidió acercarse a la luz.
Taika se guio por sus instintos de supervivencia más que por el deber, tal vez la rutina era algo bueno después de todo, una vida de servicio después de un montón de batallas en el nombre del Imperio y donde las cosas que podía entender lo reconfortaban. Pero algo lo detuvo de su caminata pensativa.
Era invisible como el aire, tan duro como tocar concreto, e irrompible con su katana. Lo que sea que fuera esa barrera, bloqueaba su salida de la cueva, pero lo suficientemente cerca para poder visualizar un poco del exterior. Unas colinas y llanuras parcialmente bloqueadas por la entrada de la cueva misma, estaba en las ultimas etapas del atardecer. Sabia a la perfección que se trataba de las Llanuras de Kantō. Casi pensaba que estaba en sus últimos momentos de vida y que lo que estaba viendo era su ultima voluntad. Si no fuera por la barrera, recorrería la llanura eternamente.
Pero dé repente otro temblor estremeció la cueva, la temperatura del lugar bajo intensamente, Taika pensó que estaba al final de su vida cuando la niebla lo envolvía. Una luz al otro lado apareció frente suyo, moviéndose rápidamente.
Esta luz estaba por aproximarse a Taika cuando este se desespero en intentar cruzar la barrera, y es cuando volteo que vio el paisaje totalmente cambiado. Ahora se asemejaba al Altiplano, vio un paisaje desértico y totalmente desconocido para él, pero con una montaña que le recordaba a Fuji, estaba aterrado.
Lo ultimo que pudo recordar antes se ser envuelto por la luz era oscuridad, seguido de un sueño.
Estaba flotando a lo alto de unas nubes donde no había nada, montañas tan altas y nubladas como las que su mente procesaba cubrían su alrededor, yōkais danzaban en rituales extraños sobre cadáveres de otros seres desconocidos, algunos le recordaban a ese duende muerto. De repente, un castillo tan brillante como el sol naciente, procedió a crear luz a este mundo, luces emitidas por el castillo neutralizaban la niebla del nuevo valle. Los días duraban como cada segundo en su sueño. Un bosque nació de esta ubicación, seguido de un pueblo, seguido de una fortaleza, una nueva zona para la gloriosa nación.
Portales aparecían y desaparecían en las fronteras, algunas atravesadas por soldados imperiales, uno de esos días se detuvo por un dolor de cabeza repentino en su mente. El día en el que el castillo fue incendiado por ese Heraldo, todo el nexo se estaba desmoronando.
El incidente de hace años aun hace eco en su mente, estaba de servicio peleando contra la Fundación cuando todo eso sucedió. Hasta ahora su mente estaba en tranquilidad tratando de olvidar aquel momento, aferrándose en su rutina diaria.
De repente solo vio oscuridad, seguido de otra luz.
06:00 AM
Sus ojos comenzaron a abrirse a la entrada de la cueva cuando vio a su compañero Keveni arrastrándolo afuera, se veía tan aterrado como él, casi como si hubieran tenido la misma visión. Fue recibido y atendido por los yōkais y el personal especial. Cuando recobro la conciencia vio como su aparente moretón había desaparecido. Nunca sabrá si eso sucedió o si la milagrosa medicina tradicional lo curo de sus heridas. Pero los recuerdos perduran, recuerdos que por deber le contó a sus superiores.
Todos sus compañeros estaba en formación, esperando a ambos, Camiro estaba junto a los demás nikkeis, todos aliviados, pero no pudo ver al otro nikkei que atravesó la cueva, sin ningún rastro suyo. Pero Camiro y sus compañeros sabían que cada vez estaban más cerca de su objetivo. Sus superiores estaban discutiendo con los tengus, con sonrisas en sus caras, significando que habían logrado un avance. Podía oírlos como hablaban de intentar algo "más sustancial", como un tótem.
El Yamabushi y los tengus estaban desmantelando todo el circulo de poder mientras los animales se habían ido a descansar, las aves cantaban trayendo paz al lugar mientras los cuervos devoraban los remanentes del Muki.
Ya no había niebla bajo sus pies, signo de que el amanecer había llegado al nexo. Los negocios una vez más abrieron, la gente salía de sus casas a estudiar, trabajar, y servir. A la entrada del recinto Taika pudo ver a los transportistas de hombros entraban y salían del lugar, junto con algunos turistas llevados por vehículos y carruajes, y uno que otro posible espía de la Fundación con ellos. Todos pasaban a través de los múltiples Shime toriis instalados en la entrada, para proteger al recinto principalmente.
Este día tan mundano hacia recobrar los sentidos a Taika, lo reconfortaba y sabia que un nuevo futuro se aproximaba, uno donde un día podía llevar a su familia para visitar Saitama. A pesar de extrañar su hogar de origen, se ha vuelto como la niebla, siempre estará en Viruhōnetto. Desde la perspectiva de un hombre, esto no es mucho problema, el mundo es demasiado grande para él. Mucho más que esta dimensión de bolsillo.
Desde el Takamagahara, donde las deidades celestiales observan desde más allá de las estrellas, se encontraron con un mundo distinto al normal, un mundo donde la nada existía y antes de la nada existía un mundo más allá de la comprensión del hombre.
Kawa Pacha, era lo que los locales denominaban a un mundo exterior. Aunque difícil de conocer, la vida existía en este Kawa Pacha antes de fuera abandonado por sus dioses, antes de que estos desaparecieran hace siglos. De esta nada surgió un nuevo mundo. Un mundo entre dos mundos creados por hombres de otras tierras.
Gracias al ingenio de los hombres, lograron ingresar y crear la nueva tierra. Pero esta tierra era tan débil para mantenerse por su cuenta. Exigía poder para no ser devorada por la niebla. El artefacto de la gente buitre era la fuente mágica más poderosa que jamás habían conseguido.
Después de todo, los kami son seres honorables, en todas partes y en todas sus formas presentes. Estos respondieron al llamado de sus seguidores y juntos encontraron el modo de estabilizar este "Kawa Pacha".
Este mundo esconde demasiados secretos de los antiguos, a los kami y sus hombres les resulta interesante un lugar donde sus antiguos cuidadores dejaron atrás. Un trato fue hecho entre ambas partes con tal de que no muera en la eterna niebla. Un trato que exige imponer su presencia y su religión a los habitantes de este Kawa Pacha, bajo cualquier método, de ser necesario.