Misión de Rescate: ¡El Pozo Espantozo!

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EQUIPO DE RESCATE DE SOLUCIONES DE WILSON

Lo que estás a punto de leer es uno de nuestros registros de misiones de rescate, donde nuestros mejores cuidadores y veterinarios corren al rescate de criaturas que necesitan un hogar, que están perdidas y les falta un amigo que les de direcciones, o que se han lastimado y necesitan de nuestra atención urgentemente. Es por esto último que es posible que veas a algunas criaturas en condiciones bastante lamentables, y algunas imágenes pueden ser fuertes para algunos. Procede con precaución.

— Tim Wilson



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Misión de Rescate: ¡El Pozo Espantozo!

¡Datos!

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Ubicación: Cercanías de Pastos Blancos, Chubut, Argentina

Fecha: Sábado 5 de Julio de 2008

Hora de la Llamada: 01:03 hrs

Emisora de la Llamada: La Señorita Juliana Ignacia Acosta de Montealba

Equipo de Rescate: Ositos de Gominola Ninjas Radiactivos

Líder del Equipo: Tim Wilson

Integrantes del Equipo:

    Sonia Torres, Veterinaria Rescatista

    Juan Sánchez, Sedador Rescatista

    León Pierce, Rescatista

    Mauricio Sosa, Rescatista

    Afra Romero, Fotógrafa

¡Resumen!

Nuestro flamante equipo de rescate recibió una de sus primeras llamadas la noche del primer sábado de Julio. Era una señorita de voz muy dulce que nos mencionaba que todas las noches podía oír un llanto muy extraño, como el de un gato, lobo, y humano al mismo tiempo, proviniendo desde el viejo pozo en desuso a algunos metros de su casa. Nos dijo que llamó muchas veces a la policía antes, pero cuando al fin vinieron, no se atrevieron a acercarse al pozo, y tampoco ella. Estaba desesperada por ayuda, ¡así que decidió llamarnos a nosotros!

"Señorita, no se desespere más. ¡Llamó a la gente correcta! ¡Estaremos allí antes de que pueda decir Stagnum atalata!", le dije y le colgué. Luego de reunir a los muchachos y sacar unas galletitas de la cocina, nos pusimos en marcha a volver a llamar a la señorita; ¡olvidé pedirle el número! Cosas del oficio, ¿no? ¡Jaja!

Los muchachos y yo nos estuvimos riendo de eso todo el camino, pero las risas se acabaron cuando llegamos al lugar. Apenas nos bajamos de la camioneta pudimos oír los gritos de los que hablaba la señorita. Como se me ha hecho costumbre, eran llantos como los que nunca había oído antes. ¡Como los de un monoelefante bebé peleándose contra una holo-pantera mientras una niñaraña les gritaba que se detuviesen!

No perdimos el tiempo. Nos reunimos con la señorita e inmediatamente nos dirigimos hasta el pozo. Estaba muy oscuro a esas horas, así que encendimos nuestras linternas y, con cuidado de no asustar a la criatura, nos asomamos por el pozo y finalmente pudimos verla.

¡La Criatura!

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La criatura al fondo del pozo.

Sé lo que debes estar pensando; no se ve nada bien, y tienes razón. Cuando finalmente pudimos ver a la criatura, creímos que podría en realidad ser su cadáver y lo que oíamos era alguna especie de llanto post-mortem. Pero no, luego de un rato de apuntarle con las linternas, comenzó a mover su cabeza hacia la luz. Intentó estirar uno de sus brazos para que la luz no le diera en los ojos, pero tenía tantos daños en sus brazos que le era imposible moverlos demasiado.

Este animal estaba respirando en un estado que nunca habíamos visto antes, y se trataba de una especie que éramos incapaces de reconocer. Podíamos notar un cráneo como el de un elefante marino, pero el torso era como el de un felino grande, mientras que los brazos eran más largos que los de un orangután, y acababan en una garra doble, como de perezoso, y esos dientes… dientes de humano, pero más grandes y afilados. Un carnívoro. Junto con lo duro que parece ser para poder sobrevivir en esas condiciones, se nos hizo una criatura sumamente aterradora.

Sabíamos que tratar con este ejemplar podría ser un riesgo para nosotros y la gente de alrededor por la falta de información, y nuestros amigos de La Fundación estaban tan solo a una llamada de distancia. Decidimos que los llamaríamos, pero… sentí algo. Una corazonada, ¿sabes? Volví a mirar a al espécimen al fondo del pozo una última vez más antes de hacer cualquier cosa, y vi sus ojos. Puede que su aspecto fuera aterrador en más de un sentido, pero sus ojos… sus ojos eran como los de un gatito asustado. Uno que no quería cerrarlos porque sabía que si lo hacía, tal vez jamás los fuese a abrir de nuevo.

Iba a morir pronto, y tenía que tomar una decisión.

Respiré hondo, miré al cielo, y recordé todo lo que somos; Soluciones de Wilson para la Fauna Silvestre, donde Todas las Criaturas son Bienvenidas.

Incluso aquellas que dan miedo, porque en el fondo, solo dan miedo para proteger a los que más aman.

Bien, hagámoslo.

¡El Rescate!

"¡Juan, León, Mauricio! ¡Aseguren las cuerdas! ¡Quiero cinco cuerdas a dos metros del pozo, despliegue de estrella! ¡Sonia, ve a la camioneta y trae una red, no, dos redes! ¡No! ¡Todas las redes! ¡Tráelas todas! ¡Y algo de carne! Vamos a necesitar todo lo que tengamos para salvar la vida de esta criatura. ¿Nos escuchaste allí abajo, amiga? ¡Te vamos a salvar!", dije.

Mis muchachos a velocidad de guepardo siguieron todas mis instrucciones. Cuando acabaron con las cuerdas, Juan se encargó de iluminar el pozo con su linterna mientras los muchachos y yo nos encargábamos de sujetar las cuerdas. Sonia era la menos robusta de todos nosotros, así que se decidió que sería ella la que bajaría por la cuerda para poner en la red al animal.

Aseguramos una cuerda al arnés de Sonia, tomó un par de trozos de carne en una mano, y la otra la dejó libre para recibir la red. Comenzamos a bajarla por el pozo, con mucho cuidado de no ir tan rápido para asustar a la criatura, y tampoco tan lento como para perder valioso tiempo. Sonia tiró un pedazo de carne al animal, que comió lentamente. A medida que la comía, pudimos ver como un pequeño pedacito alrededor de uno de sus ojos se regeneraba. Ahora nos podía ver mucho mejor que antes, y parecía contenta de vernos.

Le dimos a Sonia la red más grande que teníamos en la camioneta, puso el otro trozo de carne dentro, y luego la dejó en el pozo. La criatura, sin dudarlo ni una sola vez, entró en la red a comer el otro trozo. Ahora regeneró un poco de su brazo. Todo estaba saliendo bien, pero la red era demasiado pequeña en comparación con el ejemplar, así que tuvimos que usar un poco de nuestra imaginación.

Pusimos otras tres redes alrededor del animal, atamos los mangos de todas con una fuerte cuerda, y comenzamos a tirar. La criatura, casi como si supiera lo que intentábamos hacer por ella, hizo un esfuerzo por mantener cerrada la "jaula" de redes que improvisamos. Después de jalar y resistir mucho el peso del animal, logramos finalmente sacarla del pozo junto a Sonia.

Al principio, la criatura se sentó en dos piernas y se nos quedó viendo. Era tan alta como un árbol, y tan ancha como nuestra camioneta. Era imponente y no hizo nada más que mirarnos fijamente por varios segundos. No estaba seguro de qué sentían los muchachos en ese momento, pero creo que ninguno pensó que moverse demasiado sería buena idea. Fueron unos segundos muy largos, hasta que finalmente hizo algo.

Se "quitó" los ojos, pero no con sus garras, si no que las hizo desaparecer de alguna manera, y la carne que los formaba se convirtió en una lengua con las que nos lamió repetidas veces. La criatura estaba muy feliz y agradecida con nosotros. La limpiamos un poco con toallas, le dimos muchas caricias, y la llevamos hasta la camioneta para darle un poco más de comida, con la que pudo regenerar un corazón que brillaba rosado y latía con fuerza, y una cola como la de un perro que se movía de lado a lado feliz.

Era demasiado grande como para caber en la parte de atrás de la camioneta, así que pedimos a la sede que nos trajeran el camión que tenemos para transportar la comida.

Mientras esperábamos la llegada del camión, me puse a ver a los muchachos jugar con el animal. A pesar de su aspecto, parecía poder moverse mucho mejor ahora, y le gustaba mucho correr y traer objetos. Observándolos me pude dar cuenta de que hicimos lo correcto. Pudo haber sido muy peligroso, pero hicimos lo correcto. Y ver a la criatura tan feliz y recuperándose tan rápido era toda la recompensa que mi corazón necesitaba.

Bienvenida a la familia, Esperanza.

Para más información o denuncias:
Dirección: Esquel, Chubut, Argentina
Teléfono: +54 9977-3020
Correo Electrónico: matal.nosliwedsenoiculos|ofni#matal.nosliwedsenoiculos|ofni
¡Soluciones de Wilson para la Fauna Silvestre! ⁂ soluciones-de-wilson

















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