La Reina de los Monstruos

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Resulta que ser arrastrada de vuelta de la tumba y ser lanzada al mundo de los vivos te ha dejado con un estómago completamente vacío. Ciertamente no ayuda que la última vez que saliste a por algo de comer fuese exactamente cuando moriste, y te cogieron antes de que pudieras morder algo. Tu estómago está completamente vacío.

Lo que necesitas es una buena, sólida comida.

Puedes oler unas cuantas opciones. Todas están bastante lejos, sin embargo, y unas pocas tienen ese extraño hedor que oliste durante en tu último intento de comer, el cual1 no fue muy bien. Aquella vez ni siquiera pudiste encontrar algo para comer cuando llegaste, y todo el mundo simplemente empezó a atacarte.

No quieres ser quisquillosa, ya que absolutamente te estás muriendo de hambre. Pero no puedes arriesgarte a echar a perder este almuerzo: Necesitar conseguirte una buena comida, ciertamente, no hay huesos al respecto.2

Hay un buen objetivo cerca de ti. Lo suficientemente grande como para alimentarte por un buen rato, pero no tan grande como para preocuparte de que sea una pelea difícil. No te hundes tan fácil3, pero en este débil estado, puede que estés cerca de hacerlo. La presa que elegiste está un poco lejos4, pero puedes llegar fácilmente.

Te levantas del suelo y volteas hacia el océano. Tus ojos han cambiado en el tiempo que ha pasado desde que despertaste. Ahora tienen nuevos modos de ver. No estás muy segura de cómo funcionan. O cómo funciona lo que sea que ellos te hayan hecho. Hay todo tipo de metal en tu cabeza5 y tu cuerpo. Si te concentrases, probablemente podrías forzar un rechazo y sanar la herida, pero no estás segura de tener suficiente energía como para hacerlo. Por mientras, crees que eso es lo que te permite estar de pie, así que lo dejas estar.

Una de tus manos se estira y una garra se abre y se clava en el suelo. Estás en medio de un conjunto de edificios, y a pesar de que derretiste el techo cuando de te despertaste6, todavía hay un montón de escombros a tu alrededor. Escombros y fuego. No fue hace mucho tiempo. Otra de tus manos se estira y hace lo mismo, y otra, y otra, y otra. Entonces lo repites con todas.

Te arrastras y sumerges en el. En el pasado, habrías sido suficientemente fuerte como para pararte en tus tentáculos traseros e impulsarte de esa manera, pero nunca te habías sentido peor en toda tu vida.7 Te cuesta trabajo llegar al agua. Los insectos se asustan por tus movimientos, pero no los escuchas. Nunca lo has hecho.

Pero una vez que llegas al agua, inmediatamente te sientes mejor. Este es tu hogar, aquí es a donde perteneces. Te deslizas adentro, y empiezas a nadar. Moviendo tus tentáculos otra vez, sintiendo la fría corriente sobre tus escamas. Es refrescante, y vuelves a ser como tu antigua yo. Casi.8

Haz estado nadando por los últimos dos días, un nado medio decepcionante. La distancia entre ti y tu presa era grande, pero incluso poniendo eso de lado, no estás en forma para moverte tan rápido como solías hacerlo. Todo este metal y magia ajena es tu sistema te está confundiendo, aunque ya te haz familiarizado un poco más con ello.9

Pero aquí estás. Haz encontrado a tu presa.

Está justo abajo de ti.

Unas cien leguas bajo el mar.

No tiene ni idea de que estás aquí.

Nadas hacia abajo en línea recta.

La criatura que has elegido como comida es una gran bestia con un duro caparazón en su respaldo. Una especie de isla crece en su espalda, hundida y resucitada cada vez que se sumerge en el mar. El tipo de bestia que ha vivido por miles de años engañando almas perdidas para que piense que es una isla, y ahogándolas en su despertar.10 Su hora ha llegado.

Colisionas con la parte trasera del caparazón, y te agarras de la orilla del mismo. Se retuerce debajo de ti, y tú simplemente te arrastrar hacia adelante y muerdes la garganta de la bestia. El frío océano alrededor tuyo se vuelve caliente con la calidez de la sangre roja. La bestia se retuerce y se tambalea lejos de ti, pero tus fauces están enganchadas y selladas.

La criatura es fuerte, pero tú eres más fuerte. Es rápida, pero tú eres más rápida. Es grande, pero tú eres más grande. Sus escamas son duras, pero tus dientes son más duros. La criatura ha vivido por un largo tiempo, pero tú vas a vivir más.

Es una comida prodigiosa y te lleva horas consumirla toda11 La comida se quema y se transforma en tu estómago, catalizando su poder crudo dentro de tu garganta. La energía fluye a través de tu cuerpo, y te sientes mejor de lo que jamás te has sentido. Puede que sólo sea el hecho de que yaciste muerta por diez años, o el hecho de que te estabas muriendo de hambre incluso antes de morir, pero esta podría ser la mejor comida que has tenido.

Subes a la superficie. No te cuesta mucho trabajo. Eres mucho más fuerte de lo que solías ser. Todo es mucho más fácil ahora. Todo es mucho más claro, también. El influjo de poder ha distorsionado y retorcido el metal que fue forjado en ti, y lo llevó a una alineación con tu espíritu: Ahora es tan parte de ti como tu carne, y ya no se siente ajeno.

Miras hacia atrás otra vez con tus otros sentidos. Los que están arriba. Hiciste esto para encontrar una presa, pero no estabas buscando nada más que un almuerzo, y eso te distrajo de lo que podrías haber encontrado.12 Pero cuando miras esta vez, ves mucho más.

Un reino. Un enjambre de bestias. Docenas de ellas, todas grandes y poderosas y gloriosas, a lo largo de todo el mundo. Siempre haz conocido tu lugar, que te fue concedido por derecho divino, pero nunca habías tenido tantos súbditos como para reclamarlo. Pero ahora… Había un mundo. Un mundo de monstruos. Listo para ser tomado: Todo para ti.

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