Programados para Recibir
Puntuación: +2+x

Janice suspiro mientras se recostaba en el asiento de su auto de renta. Tras sus parpados cerrados, trato cuidadosamente de borrar de su memoria todo acerca de las ultimas horas, pero se dio cuenta que solamente el mero intento le recordó el tedio y la molestia con más claridad. Lentamente, se forzó a abrir los ojos, inhalo y exhalo profundamente varias veces, y encendió el auto.

La gente era el problema, de verdad. Siempre lo son.

Al alejarse del estacionamiento del aeropuerto, ella dejó el ruido, el desorden y el caos de sus antiguos compañeros de viaje para unirse al ruido, el desorden y el caos de sus nuevos compañeros de carretera. Ella sabía que sus nervios debían estar sacudiéndose con cada sonar de bocina, cruce repentino a través de su carril, y embotellamientos ocasionales, pero ya se habían estado sacudiendo hasta la muerte durante el vuelo de clase turista desde Missouri a California y una parada inesperada de dos horas en Colorado.

Quería encontrar un hotel. Preferiblemente uno con paredes aprueba de sonido y personal que entendiera que realizaban su trabajo a máxima eficiencia incluso si ella misma no se daba cuenta de que lo estaban haciendo, como los tramoyistas más hábiles en los cambios de escena, sin ser vistos mientras reabastecían sus toallas y colocan pequeñas mentas en su almohada.

Pero, muy a su pesar, sus empleadores la querían en el sitio inmediatamente y durante la duración de su estadía. No habría ningún colchón suave, ninguna toalla esponjosa, nada de servicio a la habitación. Solo habría el vuelo de madrugada, la conducción sin fin, y la eventual llegada al sitio en medio de una hora maldita de la mañana

Serenity Cove Psychiatric. Los ojos de Janice se sintieron como si estuvieran deslizándose sobre hielo desde el momento en el que espió por primera vez la inscripción blasonada en la distancia. Podía sentir su cerebro rebelándose en contra de mantener la memoria del nombre o del edificio, queriendo creer que era algún tipo de hospital psiquiátrico, nada más, que no valía la pena notarlo o siquiera hablar de él. Pero con la facilidad nacida del entrenamiento de la Fundación, forzó a sus ojos a concentrarse y reprimió sus pensamientos dispersos. Por mucho que quisiera dejar que el calmante efecto memético del letrero le dijera que el Sitio-3408 era problema de alguien más, ella tenía trabajo que hacer.

El cosquilludo dedo bocinal de alguien logro superarlo mientras Janice se movía al carril del extremo derecho, luego arranco hacia la pequeña calle que llegaba a la cabina de seguridad automatizada. Su ID de la Fundación se deslizo fácilmente en la ranura proveída, la cual la escupió un momento más tarde.

El cajón de estacionamiento que se le había asignado temporalmente resulto ser un poco más difícil de encontrar de lo que había asumido. Su intención original había sido simplemente buscar cualquier lugar vacío que hubiera en el sin duda abarrotado estacionamiento y checar cada uno hasta que viera su serie de letra y números. La esperanza de no tener que mirar los signos de los pasillos se desvaneció en cuanto vio que, aparte de uno o dos vehículos, el estacionamiento masivo estaba completamente desierto. Le pareció un poco raro considerando el tamaño de la instalación adherida, pero se le paso rápidamente. Era temprano en la mañana. Los no esenciales probablemente estaban fuera tomándose un café y donas.

Habiendo encontrado finalmente su lugar, se metió, apago el auto, y se lanzó fuera de su cinturón de seguridad y lentes. Sus manos se deslizaron por sus ojos casi por sí solas mientras un bostezo profundo como una caverna escapaba de su pecho. Tal vez pudiera engancharse uno de esos cafés cuando todos entraran. De todas maneras podía soñar. Volvió a ponerse los anteojos y salió al aire salado.

El auto sonó dos veces, fuerte, cuando ella presionó el botón de cierre de su llavero. El sonido resonó extrañamente por el lote cerrado, rebotando entre las palmeras espaciadas uniformemente que se balanceaban suavemente con la brisa del océano. Sus botas golpearon torpemente sobre el asfalto mientras se dirigía hacia la entrada principal. Una fragancia cálida y floral la golpeó, y ella la inhaló, dejando que impregnara su sistema y calmara un poco sus nervios.

Menos gente en el sitio era algo bueno, se recordó a sí misma. Con un poco de suerte, ella podría entrar, hacer lo que sea que se suponía que debía hacer y salir con la mínima cantidad de contacto humano posible.
Un suave wir desde encima de ella causo que mirara hacía arriba. Una cámara de vigilancia atornillada justo encima de la entrada estaba enfocándose en ella. Janice no sonrió ni ondeó la mano, y después de sólo unos segundos de contacto visual con el lente para asegurarse de que seguridad pudiera ver bien su rostro, bajó la mirada. Pasó por el primer juego de puertas dobles, luego por el segundo, algo que siempre le recordaba a pasar por una esclusa de aire. La cual, sin duda, operaría como en caso de emergencia. Al otro lado había una gran sala de espera con un amplio mostrador en la pared a mano derecha.

"Buenos días, Señorita Bell" el hombre detrás del contador dijo, su amistosa cara radiante frente a ella. "Espero que haya disfrutado su vuelo."

"Doctora Bell. Y no lo hice," dijo planamente.

"Ah, lamento escucharlo. Tal vez el vuelo de regreso sea mejor. Mientras tanto, podría tomar asiento, el Director Wilson pronto estará con usted."

Janice frunció el ceño pero asintió. Se dio la vuelta y se encontró con que, aparte del recepcionista y ella, la sala de espera estaba completamente vacio de gente. Varias sillas de felpa estaban dispuestas en filas, mientras que unas pocas estaban colocadas alrededor de pequeñas mesas cubiertas con diversos materiales de lectura.

La mesa más cercana estaba limpia, ordenada. Ni un solo rincón de la alfombra que se extendía por debajo estaba enroscado o fuera de lugar. Las revistas y los periódicos que se asentaban encima de ella se colocaron cuidadosamente en un arreglo preciso y complejo, en lugar de simplemente esparcidas como sea. Ya sea el hombre detrás del mostrador o alguien en el equipo de mantenimiento del sitio, obviamente se tomaba su trabajo en serio. Como la perfeccionista del orden que era, Janice se aseguró de memorizar la ubicación y posición exacta del periódico local que recogió antes de colocarse en una silla y abrirlo.

Justo había terminado de leer todo lo que le era de al menos el mínimo interés, y había recurrido a abrir la sección de deportes cuando uno de los ascensores que había detrás de ella sonó suavemente y dejó salir a un caballero mayor vestido con traje de sastre y corbata. Ella rápidamente se levantó, doblo el periódico ordenadamente, y acaba de regresarlo de donde lo había tomado antes de que él se acercara a ella. Con una sonrisa que a apestaba al tipo de confianza que le ponía la piel de gallina, le ofreció la mano que renuente pero firmemente agito.

"Todd Wilson," dijo el hombre del traje como presentación, "y usted debe ser la Señorita Bell. Un placer conocerla, y déjeme darle oficialmente la bienvenida al Sitio-3408."

Janice alejo la mano tan pronto como pareciera socialmente aceptable. “¿Director Wilson?” dijo escépticamente.

“Ah, sí", se rio. "Asistente del Director de Sitio, para ser preciso, pero estoy seguro que incluso eso puede parecerte un poco inusual. Decir que ‘aquí hacemos las cosas de manera diferente’ sería trillado, y me temo que cualquier otra explicación tendrá que esperar a que estemos en un área con seguridad más controlada. Si tan sólo sígame…”

Wilson asintió brevemente al recepcionista mientras guiaba a Janice a través de una puerta de seguridad cercana y hacia un amplio pasillo. "Así que, Srta. Bell-"
"Doctora Bell."

El Director asistente no perdió el tiempo. "Por supuesto, Dra. Bell. ¿Cómo estuvo su vuelo?"

"Miserable."

"Ah, eso es desafortunado ¿Puedo traerle algo? ¿Una botella de agua? ¿Una bebida energética? ¿Quizás le gustaría ver su habitación antes de que empecemos?”

Janice resopló. "Para ser honesta, director," dijo ella, "Realmente me gustaría terminar con esto. Las llamadas a ciegas como está siempre terminan siendo una maldita perra, y nunca mejoran posponiéndose".

Muy a su sorpresa, Wilson soltó una risa que sonaba genuina y le mostro sus dientes perfectamente rectos con una amplia sonrisa. “Doctora, es refrescantemente directa. ¿Asumo que entonces no le contaron mucho acerca del Sitio-3408?"

"Menos es nada," dijo ella. "Todo lo que sé es que esta es algún tipo de instalación de contención experimental, lo cual es casi siempre código para ‘no te molestes en leer cualquier cosa a partir de este punto a menos que realmente te ponga el marcador negro’. Estoy un poco sorprendida de que tenga autorización para conocer la dirección, en lugar de simplemente aparecer afuera con una venda y un dolor de cabeza amnéstico."

"Si, eso suena normal, y pido disculpas por tener que mantenerla en la oscuridad, pero nuestra situación aquí es un poco delicada. Tres cuatro cero y ocho es uno de los sitios más tecnológicamente avanzados y sofisticados que la Fundación ha construido."

"Ya lo había supuesto", refunfuñó ella. "Si no, no estaría aquí. Entonces, ¿qué rompiste?"

En lugar de contestarle, Wilson se volvió hacia una puerta cerca del final del pasillo y la mantuvo abierta para ella. "Por favor," dijo, señalándola hacia dentro.

La habitación más allá era grande, con un techo alto y un pequeño escenario instalado en el otro lado. Las sillas plegables de metal estaban acomodadas en filas frente al escenario, y en una de esas sillas había un hombre que parecía ser todo brazos y ángulos. Se levantó de un salto y se dio la vuelta cuando Wilson cerró la puerta con firmeza.
"¡Oh! ¡Sr. Wilson, hola, está aquí!" Yo sólo estaba…"
"Dra. Bell, este es Leroy McAllister, el jefe de nuestro departamento de IT," dijo el subdirector, interrumpiendo al otro hombre. "Leroy, esta es la Dra. Janice Bell, quien espero sea capaz de resolver los problemas que hemos estado experimentando."
Leroy simplemente se quedó boquiabierto por un momento, luego se recuperó y extendió una delgada mano. "¡Hola!", dijo. "Lo siento, perdí la noción del tiempo. Bienvenida al Sitio-3408."
"Gracias", respondió Janice, a regañadientes y sólo brevemente, tomando la mano del hombre. "¿Entonces qué rompieron?"
Leroy se rio nerviosamente y miró al director Wilson. "Ah, bueno, lo que pasa es que… no lo sabemos exactamente. Más o menos."

"Por supuesto que no," Janice dijo suspirando y pellizcándose el puente de la nariz. La respuesta no fue inesperada, simplemente decepcionante. "Director-"

"¿Sr. McAllister, está lista la presentación?" Wilson pregunto rápidamente. "Los lentes por favor, si gusta."

El técnico estaba asintiendo fervorosamente, agradecido por la distracción. “Un segundo,” les dijo, después se acercó a una mesa plegable puesta junto a la entrada. Ahí, varios pares de gafas de seguridad estaban en una base gris gruesa que para Janice se parecía a una estación de carga. Leroy sacó tres pares de sus cunas, dándole uno a Janice y a Wilson antes de darse a sí mismo el tercero.

Janice le dio vuelta al par en sus manos, notando los contactos plateados colocados en las orejas y nariz

"¿Está familiarizada con la realidad aumentada, Dra. Bell?", dijo el director asistente.

"Aparte de las bobadas de la generación actual de Smartphone y los usos militares, estoy familiarizada con el hecho de que la Fundación ha estado desarrollando su propio sistema,” ella dijo. ¿Asumo que va a decirme que parte de ser 'el más sofisticado y tecnológicamente avanzado’ también tienen RA por todo el sitio?"

Wilson dio un golpecito en el brazo de sus gafas y sonrió con suficiencia. "No me atrevería a decirle algo que obviamente descubrió por su cuenta."

Ignorando los halagos forzados, Janice deslizo los lentes de AR sobres sus lentes de marco de alambre, asegurándose que los contactos no estuviesen obstruidos por su cabello. Una vez todo estuvo en su lugar, miro hacia arriba, abajo, y a cada lado.

"Okay ¿Dónde está el botón de encendido?"

"Vamos a tomar asiento primero ¿de acuerdo?" Señalándoles hacia adelante, Wilson llevó a la doctora y al técnico a través de la primera fila. "Tenemos una pequeña presentación para mostrar los avances más pertinentes que hemos incluido en la construcción del Sitio-3408."

"Lo siento, director," Janice dijo, tratando de mantener su temperamento, "pero no necesito el paquete de prensa."

"Naturalmente se le dará acceso a toda la documentación técnica necesaria,” Wilson continuó, “pero tomaría algún tiempo leerla toda. Tal vez, semanas. Esta presentación fue inicialmente preparada para el Consejo O5, el Comité de Ética, varios directores de sitio, los sospechosos usuales. Ya que aún la tenemos en el archivo, su uso aquí es simplemente más conveniente para introducirte a nuestro pequeño problema y como podría potencialmente convertirse en algo más serio, así como también en que partes de la documentación fijarse. ¿Todos cómodos? Entonces comencemos. Sr. McAllister, si gusta.”

Leroy, sentado a la derecha de Janice, sacó su teléfono de la Fundación y empezó a presionarlo. Después de unos segundos, Janice sintió que los contactos de la montura RA se calentaban ligeramente contra su piel. En todo su alrededor, la aburrida habitación gris comenzó a llenarse de pequeños bloques de texto e imágenes. Flechas le señalaban las salidas de emergencia. Pequeñas señales le hicieron saber que los sistemas de extinción de incendios estaban preparados y listos para activarse por su seguridad. La pared detrás del escenario se había iluminado como una pantalla de cine con el logo de la Fundación rotando serenamente en el centro.

Miró hacia abajo y vio pequeñas placas flotando justo debajo de los hombros izquierdos de Leroy y Wilson. Mientras ella se enfocaba en la de Leroy, repentinamente surgió de su pecho, rotó para mirarla y se expandió en su campo de visión. Antes de que la insignia mostrara algunos datos generales como el nombre, la clase de trabajo y el nivel de autorización, el nuevo panel que estaba ojeando tenía lo que ella suponía que era una versión abreviada de su registro de empleado.

Leroy miró hacia atrás y sonrió desproporcionadamente cuando se dio cuenta de que ella miraba el espacio que tenía delante de él. "¿Es genial, no?", le preguntó, y luego señaló su pecho.

Ella miró hacia abajo y no le sorprendió del todo ver que tenía su propia insignia espectral flotando a unos centímetros del cuello de su chaqueta. Instintivamente, levantó la mano y agarró la insignia para tener una mejor visión, suprimiendo un pequeño grito de asombro cuando la insignia se movía. No era una ilusión perfecta, ya que no podía sentir nada allí y sus dedos la atravesaban gradualmente en ciertos puntos, pero seguía siendo una de las muestras más sofisticadas de reconocimiento contextual tridimensional que recordaba haber visto. Después de mover uno de sus dedos fuera del camino, pudo ver fácilmente que la insignia era su identificación de invitado.
"¿Todo listo, Dra. Bell?"
Janice miró al subdirector y dejó que la placa cayera contra su pecho. "Sí", dijo ella, tratando de sonar indiferente. "Lista cuando lo este".
En la dirección de Wilson, una imagen del exterior de Serenity Cove apareció en la pantalla. "Le ahorraremos la presentación completa", dijo. "Solo imagínense música emotiva, tratando de asegurar financiamiento y disipar los temores de la gente no técnica. 3408, como usted mencionó anteriormente, es de hecho un sitio de contención experimental, uno enfocado no solamente en el avance tecnológico, sino cómo ese avance puede ayudar a la Fundación a mantener el velo del secreto necesario para nuestro trabajo.
"Estoy seguro de que conoce el viejo dicho de que tres personas pueden guardar un secreto si dos de ellas están muertas. Dadas las herramientas que tenemos a nuestra disposición, eso podría ser enmendado a "si dos de ellos están amestizados". El sitio-3408 busca expandir esa lista de herramientas aún más, y una de las principales maneras en que lo estamos haciendo es a través del uso de la automatización".

Un montaje comenzó a pasar en la pantalla, mostrando una variedad de sistemas automatizados. Janice estaba bastante familiarizada con algunos de ellos, mientras que con otros no.

"Por supuesto, muchos procedimientos de contención ya requieren elementos de automatización", continuó Wilson, "desde sistemas sencillos como desagües y aspersores para eliminar diversas sustancias anómalas y no anómalas hasta máquinas más complejas diseñadas para aplicar niveles extremadamente precisos de presión atmosférica calculados por computadora a la superficie exterior siempre cambiante de un objeto anómalo". Los procesos que se extienden fuera de los Sitios de la Fundación también están utilizando más tecnología más seguido para lograr nuestros objetivos. Drones explorando áreas extra-espaciales, rastreadores web buscando en Internet disparadores meméticos, y mucho más.

"A pesar de esto, aún tenemos personal de seguridad. Aún tenemos personal de mantenimiento. Suministro y logística, flujos constantes de trabajo administrativos, casi todo aun manejado por seres humanos, cada uno de ellos una potencial grieta en el velo. Aquí en el Sitio-3408, tratamos de eliminar tantas de esas grietas como podamos."

"Entonces que ¿Tienen toda una flota de roombas?" Janice pregunto sarcásticamente.

Wilson se rio. "Algo así,” dijo.

"Bueno al menos eso explica por qué el director de sitio y la cabeza de IT tienen tiempo de conocerme personalmente. ¿Cuánta gente trabaja realmente aquí de manera regular??"

"¿Quieres decir cuántos humanos?" Wilson miro a un lado, y solo le tomo un momento a Janice para darse cuenta que estaba mirando a una lista de empleados que ella no podía ver. “En este momento tenemos quince miembros del personal Clase-D, trece investigadores junior, siete investigadores senior, doce técnicos, y cinco miembros del personal administrativo incluyéndome a mí mismo. El Sitio-3408 también es la base madre para nuestro destacamento móvil local, pero han estado fuera en una asignación durante la semana pasada."

Mientras Wilson leía la lista, expedientes del personal parpadearon brevemente en la pantalla. Janice tarareó ligeramente para sí misma. "Y supongo que no tienes a unos cuantos miles de personas menos de las que deberías tener sólo porque el lugar es nuevo", dijo.
"Desde que comenzaron los problemas, en realidad hemos estado funcionando a media capacidad para minimizar las posibles bajas humanas", dijo Wilson. "Bajo condiciones óptimas, 3408 podría, de hecho, funcionar sin problemas con una tripulación esqueleto de diez humanos."

Un pliegue se formó en la frente de Janice. "Humanos", no "gente". Ella suspiró. "Tenía unas IA dirigiendo todo, y la rompió."

"Ah, bueno", Leroy, silencioso durante toda la presentación, interrumpió repentinamente. Se aclaró la garganta, se mostró miserablemente incómodo y dijo: "No exactamente 'roto'. Y no es "unas". La mayoría de las inteligencias artificiales se ven muy bien y bonitas, todavía limpiando y asegurándose de que las puertas permanezcan cerradas, cosas así. Es sólo que… bueno, aquí". Volvió a tocar su teléfono, causando que el deslizamiento de los empleados se ralentizara y se detuviera.
Ojos verdes desapasionados miraban desde un rostro largo y femenino. El pelo oscuro enmarcó esa cara y caía detrás de un traje de negocios que estaba tan perfectamente cortado a la figura de la mujer que hizo que el traje de mil dólares de Wilson pareciera como si hubiera salido directamente de un estante de una tienda por departamentos. Janice se apartó los ojos de la llamativa imagen y se dio cuenta de que el dossier que la acompañaba estaba redactado por completo. Sólo dos datos no estaban cubiertos por cajas negras: el nombre y la ocupación.
"Dra. Bell, conozca a Isanna Yamaguchi", dijo Wilson, su voz repentinamente cansada. "Directora del Sitio-3408 e Inteligencia Central".

Janice se inclinó hacia adelante en su asiento. Las cosas finalmente se habían puesto interesantes. "Así que si no la rompiste, ¿qué pasó exactamente?"

"Ella, um…" "Leroy tragó con fuerza. "Está desaparecida."

In the Master's Chambers (TBA) »

Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License