Preludio: Un Término
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Ayer, en las escaleras conocí
A un hombre que no estaba allí
Hoy de nuevo tampoco estaba
¡Oh, cómo deseo que se vaya!

-Antigonish, por Hughes Mearns, 1899


Se miró en el espejo e inspeccionó su uniforme para el día. Fedora gris, inclinada solo porque sí; traje gris pizarra, bien confeccionado; camisa blanca, planchada y almidonada; corbata negra, colgada como una soga. Ajustó el nudo Windsor y pensó distraídamente, "Siempre es negro. Nunca verde, o azul marino, o rojo. Hmm."

Se detuvo y miró brevemente su propia cara en el espejo, tratando de recordar si algo de ella le resultaba familiar. De nuevo, y como siempre, nada lo era. Suspiró. "Bueno, no vale la pena hacerme preguntas. Para el trabajo voy."

Se ajustó la chaqueta una última vez, se puso solemnemente el sombrero en la habitación vacía, y cruzó la puerta.

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