Ondas Permanentes

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24 de Enero de 2017
Tres Portlands
4:09 AM, EST

—Bueno, mierda.

El Agente Kenneth Spencer miró con una mezcla de sorpresa e incredulidad hacia la amenaza de bomba, la cual había sido pintada meticulosamente en letras de dos metros de altura (que parecían parpadear cuando dejabas de mirarlas, probablemente el resultado de alguna técnica anartistica) a lo largo de un gran letrero y colocado en el centro de Tres Portlands.

Su colega, Agente Robin Thorne, leyó el mensaje en voz baja "Atención. He puesto una bomba memética dentro de la ciudad de Tres Portlands, la cual se disparará exactamente a las 6:40 PM Tiempo Estándar del Este, en el 26 de Enero. No tengo demandas.'" Pausó. —Bueno ¿al menos es conciso?

Spencer resopló. —¿Sabes que es lo peor de todo?

Thorne agitó su cabeza —No, pero sé lo que me dirás.

Spencer continuó. —La peor cosa es que estoy seguro que solo es una broma enferma.

Thorne se encogió de hombros. —No voy a correr ese riesgo."

—Tampoco yo. —Spencer pasó sus dedos por su cabello—. Dios, odio las amenazas de bomba.

Se quedaron mirando en silencio al cartel un poco más.

—Esto se va esparcir como la plaga, —dijo Thorne finalmente—. Podría causar un pánico.

Spencer asintió, después volteó hacía uno de los golems de seguridad municipal que estaban parados por el alrededor como estatuas. —¡Oye tú! ¡Ponle una manta a esto o algo!

El golem saludó marcadamente y se fue bamboleándose a buscar una carpa.

—Eso no hará mucho, —dijo Thorne señalando con dejadez al grupo de espectadores que se habían acumulado alrededor de los agentes y los golems.

—Si, bueno, hará que me sienta mejor.

Se quedaron parados en silencio un poco más.

—Sabes que no tenemos los hombres suficientes para buscar en toda la ciudad, —dijo Thorne.

—No lo digas, —dijo Spencer.

—Vamos a necesitar ayuda del exterior, —continuó Thorne.

—Por favor no lo digas.

—Creo que deberíamos llamar a la Fundación.

Spencer emitió un gruñido mientras inhalaba, con el aire silbando sobre sus dientes. —Maldición.


8:23 AM, EST

El Agente Green miró al cartel, luego le exhaló un anillo de humo en desdén.

—No me lo vas a creer, pero estoy bastante seguro de que conocemos a su tipo, —dijo Green.

Spencer y Thorne lo miraron.

Green señaló hacia las letras relucientes con su cigarrillo. —¿Ven como las letras parpadean cuando no las ves directamente? Es su firma. Todo lo que ha hecho que hemos encontrado lo tiene.

—¿Entonces quién es? Preguntó Thorne.

Green tiró la colilla al suelo y la aplastó con su bota. —Ni puta idea.

—Pero tú—

—Dije que lo conocemos, no que supiéramos quien es. Todo lo que tenemos es una serie de ataques, algunos skips en contención y ninguna pista real de la que hablar. No sabemos quien es o si siquiera es un quien. Demonios, ni siquiera sabemos si es solo una persona. Podrían ser más, podrían ser menos.

—Así que me estás diciendo que no saben una mierda, —dijo Spencer.

—Oye, al menos es más de lo que ustedes sabían. —Green le hizo señas al golem para que volviera a cubrir el cartel—. Ahora mismo mis chicos están registrando la ciudad en busca de su bomba.

—¿Y tenemos alguna idea de como se ve? —preguntó Thorne.

—Bueno, la última vez que esto pasó, era una escultura de un pato en Reykjavík, —dijo Green—. Terminamos repartiendo amnésticos como caramelos."

—En verdad tiene un manera de inspirar confianza, Agente Green.

—No me pagan por mis habilidades de oratoria, —dijo Green, agarrando otro cigarrillo de su bolsillo. No se preocupen, le encontraremos.

—¿Y si no? —pregunto Spencer.

Green permaneció en silencio, optando en su lugar, ocupar ese momento para encender el cigarrillo.

—Necesitamos tener un plan de contingencia que no involucre la amnestización masiva de un puerto paranormal libre mayor.

Green suspiró, exhalando una nube de humo. —Llamaré a los sitios locales. Les diré que empiecen a preparar destacamentos en caso de que tengamos que bloquear la ciudad.

—Lo intentamos en el 29. No funcionó muy bien

—¿Tienes un plan mejor?

Ahora era el turno de Spencer de quedarse callado.

—Eso pensé.


3:52 PM, EST

Tomo poco más de siete horas para que las primeras protestas empezaran a formarse fuera del edificio de la UdII. Honestamente, Spencer las habría esperado antes.

Spencer asomó la cabeza y vio la cantidad de eslóganes anti-Fundación que mostraban e inmediatamente se retiró.

—Son para ti, —le dijo a Green.

Green se levantó del escritorio temporal que le habían asignado, miró fuera de la ventana e hizo muecas. —¿Tenían esas pancartas preparadas?

—¿Conociendo esta ciudad? Probablemente.

—Amigables, ¿no lo crees?

—¿Los puedes culpar?

Green frunció. —No. Supongo que no. —Estiró la mano hacia su bolsillo por un cigarro.

—Afuera, —dijo Spencer.

Green lo miro. —¿En serio?

—Edificio gubernamental, son las reglas. Además te dará una oportunidad para hablar con tus fans.

—Eres un mierdas, Spencer.

—Gracias por notarlo.

Green resolló. Parecía que diría algo pero se detuvo y lo pensó mejor. Sin una palabra, se volteó y salió de la habitación.

Spencer se reclinó en su asiento para mirar la escena que estaba por transcurrir afuera.

Green salió del edificio y se detuvo en la cima de los escalones. La muchedumbre se calló cuando lo vieron, esperando a ver que haría a continuación.

Green comenzó a encender un cigarro, aparentemente alargando el proceso por efecto dramático. Tomó una larga calada, la sostuvo por un momento y después exhaló una nube de humo. Después habló.

—De acuerdo, se que no me quieren aquí. Para ser perfectamente honesto, yo tampoco quiero estar aquí. —Pausó para tomar otra calada—. Dicho eso, estamos aquí a petición de la Unidad de Incidentes Inusuales para asistir con una investigación en curso. Es todo lo que estamos haciendo. —Otra calada—. Sí están preocupados de que vengamos y tratemos de contener media ciudad, no lo estén. Mis hombres están bajo estrictas órdenes de no interferir más allá de lo que es necesario para terminar la investigación, una vez terminemos dejaremos de molestarlos.

La gente dentro de la muchedumbre empezó a murmurar entre ellos. Algunos se volvieron para irse. Era fácil estar enojado con una conspiración sombría sin cara. Era más difícil permanecer enojado cuando esa conspiración ganaba una cara que era la de un calmado hombre de mediana edad fumando un cigarro.

Green tomó una calada final de su cigarro y lo lanzó a un basurero cercano —Ahora, si me disculpan, mi receso para fumar se terminó y debo volver al trabajo.

Volvió a entrar al edificio y la muchedumbre empezó a dispersarse.


25 de Enero de 2017
6:58 AM, EST

—Sabes, —dijo Thorne, agitando su café. —Tuve un pensamiento anoche.

—¿Oh? —Spencer levantó una ceja.

—Si. ¿Qué tal si estamos viéndolo todo mal?

—¿Cómo mal?

—¿Qué tal si no es una bomba memética? ¿Qué tal si es una bomba que es memética? La idea de una bomba, si me entiendes.

Spencer frunció el ceño. —No me habías dicho que si era una broma no podíamos permitirnos no tomarla en serio.

—Bueno, veamos, esa es la cosa, —contestó Thorne—. ¿Qué tal sí era exactamente lo que nuestro terrorista quería provocar?

—¿Qué? ¿Quieres decir crear una falsa amenaza de bomba para que busquemos una bomba que no podría existir? ¿Qué es lo que lograría con eso, exactamente?

—Aún no estoy seguro. Déjame decírtelo cuando tenga una respuesta.

Los dos abrieron de golpe las puertas del edificio de la UdII, sólo para encontrar a un irritado Agente Green adentro, gritando a una radio.

—No me importa que hizo, —vociferó—. ¡Sólo discúlpate con el puto mago y sigue con lo tuyo! —Apagó la radio y la golpeó de regreso en el escritorio temporal.

—Aún no ha habido suerte con la bomba, imagino. —dijo Thorne.

—No, —gruño Green—. Hemos encontrado muchas otras cosas, ninguna que tengamos permitido tocar, gracias por eso por cierto, pero hasta ahora ninguna bomba. —Se aventó de regreso y suspiró molesto. "No tiene sentido."

—¿Por qué no?

—Porque una bomba memética se supone que debe ser obvia. Quieres que este en un lugar de visibilidad y exposición máxima, para que la mayor cantidad de gente posible se infecte antes de que la dispares. Pero esta bomba, incluso sí existe, es bastante muy no obvia.

Thorne asintió. —Hay algo que se nos escapa.

—Obviamente, —dijo Green—. Pero qué podría ser, no tengo ni la más mínima.

—Bueno, tenemos… —Spencer revisó su reloj—. Poco menos de 36 horas para descubrirlo. Espero que trabajes bien bajo presión.

Green rio cínicamente. —Es la única manera en la que trabajo.


12:46 PM, EST

THUD.

Spencer miró hacia arriba mientras Green soltaba una pila de carpetas en su escritorio.

—¿Qué es esto?

—Esto, dijo Green, —señalando con fuerza—. Es una copia completa de todos nuestros archivos relacionados al terrorista.

Spencer se estiró para agarrar la carpeta de hasta arriba, luego pausó. —¿Debería poder verlos?

—Probablemente no, —contestó Green—. Técnicamente, no estás siquiera autorizado a saber que existen.

—¿Entonces por qué me los estás mostrando?

—Porque los he revisado más veces de las que puedo contar y aún sigo sin encontrar la clave que hará que todo encaje. Tal vez tengas mejor suerte.

Spencer frunció el ceño. —No es que me importe pero ¿No te meterás en problemas por esto?

Green se encogió de hombros. —Tal vez. Si preguntan siempre puedo decir que es una situación de emergencia y llamarte un especialista de contención provisional."

Spencer asintió, y empezó a hojear los archivos.

Había una pasmosa cantidad de información dentro. Ubicaciones, fechas, métodos, testimonios, reportes de acción, incluso un rudimentario perfil psicológico. Pero a pesar de todo eso, había una notable falta de evidencia. Todo se reducía a una pila masiva de interrogantes y ninguna respuesta.

Spencer levantó la lista de ubicaciones de nuevo y la estudió.

—¿Por qué Tres Ports? —preguntó.

Green levantó la mirada de la silla que había jalado.

—Reykjavík, Belgrado, Darwin, Tijuana — la lista continua. Todos son lugares en la Tierra. Todos los ataques fueron en lugares muy públicos, muy visibles, muy claramente dirigidos a quebrantar el Velo- ¿Así que por qué Tres Ports esta vez?

Green frunció el ceño. —¿Qué dices?

—Hay algo diferente en este. Si podemos descubrir qué y por qué, tal vez nos llevará a nuestro terrorista.

Green asintió. —De acuerdo, así que, consideremos que es lo que pasa si la bomba explota.

—Pánico, caos, anarquía, la trifecta completa.

—¿Y después?

—Y después la gente trataría de… —Spencer paró—. Tratarían de dejar la ciudad.

Green asintió de nuevo. —El flujo de refugiados anahumanos abrumaría los esfuerzos de contención. Estaríamos frente a un gran colapso en la protección de la normalidad.

—Lo cual es consistente con el motivo asumido de los ataques anteriores.

—Lo que significa que probablemente la bomba existe.

Spencer suspiró y tiró el archivo. —La cual es una gran noticia y todo, pero no nos ayuda a encontrarla."

Green frunció el ceño. —No te agradará esto, per…

—¿Pero qué? —dijo Spencer, entrecerrando los ojos con sospecha.

—Pero podría ser mejor que enfocáramos nuestros esfuerzos en contener la situación.

—Quieres decir dejar que la bomba explote y sellar a todos dentro de la ciudad.

Green asintió.

—Bastardo.

Green se encogió. —Es mi trabajo.

—No el mío. Se levantó y se deslizó fuera de la habitación.


1:27 PM, EST

Spencer miró al cartel. Había una carpa cubriéndolo ahora, pero si cerraba sus ojos aún podía ver las letras, brillando y bailando en su mente.

Ya debían haberlo quitado, pero todos habían estado tan ocupados que se les había olvidado.

—Pensé que te encontraría aquí, —dijo Thorne tras él.

—¿Qué se nos escapa? —preguntó.

—Tal vez no sea la pregunta correcta.

Spencer cerró sus ojos. Tantas preguntas, ninguna de ellas acertadas, todas sin respuesta. Era enloquecedor.

Las letras de la amenaza de bomba continuaron bailando alrededor de sus párpados imposibles de olvidar.

—Robin, —dijo Spencer.

—¿Sí? —contestó Thorne, con un tono de preocupación en su voz. Era raro que Spencer le llamara por su nombre.

—Los hombres de Green revisaron toda la ciudad en busca de huellas meméticas, ¿cierto?

—Hasta donde sé, sí.

—¿Alguna vez revisaron la amenaza de bomba?


2:02 PM, EST

—No puedo creer que no pensáramos en revisarlo primero, —dijo Green—. Era tan maldito obvio.

El equipo de la Fundación estaba corriendo frenéticamente de un lado a otro, agitando detectores por y sacándole fotos al cartel. Los escaneos preliminares habían mostrado la presencia de un peligro memético durmiente, y ahora estaban ocupados tratando de determinar las características exactas de la bomba memética.

—Por eso no lo vimos, —dijo Spencer. —Era tan obvio que ni siquiera lo consideramos."

—¿Así que, qué sigue? —dijo Thorne.

—Bueno,—dijo Green—. Primero necesitamos averiguar con qué tipo de agente memético estamos lidiando. Luego podemos trabajar en un meme de inoculación y distribuirlo a los infectados.

—¿Cuánto tardará eso?

Green se encogió de hombros. —Depende del agente. Si es un Berryman aglutinante, estamos absolutamente jodidos más allá de cualquier puta creencia. Pero si no, entonces podríamos tener el inoculador listo para mañana en la mañana.

—¿Y después?

—Rastreamos al joputa.

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