Pestañeo una vez más y veo millones de puntos con diferentes colores, arremolinándose para formar un tornado caótico arrasando con el paisaje donde solo había dunas grises y sin vida. La arena llega a mi cara y hace que cierre los ojos una vez más. Tengo miedo de volverlos a abrir, me aterra no saber cómo continuar este camino tan extraño y morir en cualquier instante. Me dejo abrazar por la oscuridad por un momento y siento libertad por unos momentos antes de continuar con este camino.
Vuelvo a sentir dolor y abro mis ojos…
La arena ha desaparecido de mi rostro y me encuentro enfrente de un océano completamente azul, veo una tortuga salir del mar. Está llena de heridas, pero no parece sangrar, escarba un agujero en la playa y desova, después, regresa jadeando al océano para desaparecer en el oleaje. Los huevos empiezan a eclosionar y de ellos salen cientos de tortugas, a lo lejos veo varias esferas negras acercarse y empiezan a devorar a las pequeñas tortugas.
El paisaje pierde coloración mientras más tortugas son consumidas, las esferas aumentan de tamaño y se juntan para formar una figura humana. Trato de moverme, pero mis músculos no responden… Las tortugas se convierten en rayos de luz que se dirigen a mis ojos. Quedo cegada por esas luces y siento como los segundos me carcomen.
No sé por qué me está pasando esto, yo solo quería continuar con una vida normal. Saber que podía ver el cielo estrellado con calma sin ninguna preocupación y relajarme a ver esos puntos luminosos. Siento ligeras quemaduras en mis ojos y esa sensación se expande lentamente por todo mi cuerpo hasta que me siento consumida por este fuego interno… Mi vista ha regresado y pensaba que el escenario cambiaría una vez más, pero me encontraba en mi cama y había una nota:
Dirígete a la sala por favor, tenemos que hablar. Yo te puedo guiar hacia un descanso oscuro.
—Tal vez todo fue una pesadilla y ya, soy una mujer extraña después de todo…
Me dirijo a la sala y la veo a ella:
—¿Qué dices? ¿Qué es solo una niña? ¿De qué hablas? Ella no es una niña por el amor de dios, ni en un millón de años podría aceptar eso.
El cabello aquella mujer se torna totalmente oscuro y su piel blanca…
—Yo también tengo miedo, todos tenemos miedo en algún momento —Se acerca a mí y me da un abrazo— ¿Tú también tienes miedo, cierto?
Comienzo a llorar mientras siento mordidas profundas en mis tobillos, siento que pierdo la conciencia, pero antes de eso todo en la sala desaparece, todo se desvanece lentamente y me preparo para el futuro.
El dolor no es tan punzante como antes, ahora se distribuye desde mis pies hasta las caderas. Me encuentro flotando en un manantial sobre una puerta que tiene una placa metálica con la inscripción “123” pero cambia cuando termino de verla a “321”, después "312". Pareciera estar generando números al azar, en cierto momento cambia a π luego e y finalmente ∞.
En ese momento 2 peces dorados se acercan a mí y comienzan a nadar dando vueltas, después aparecen otros 4 peces, 8, 16, 32 hasta que el océano entero pareciera estar hecho de ellos. Uno salta y me cae en mis piernas, realmente un pez hermoso y magnifico. Me surge un hambre terrible y por instinto comienzo a morder ese pez, su sangre dorada recorre mis labios y ropas, lo devoro entero y la puerta debajo de mí se abre.
Siento una punzada fatal en mi estómago por un momento, estoy en caída libre y veo la puerta cerrarse, más y más oscuridad como siempre. La sangre dorada del pez comienza a envolver mis prendas y forman varios símbolos en ellas, puedo sentir el dolor desvanecerse y mi cerebro se pierde en la sensación… Desde mi boca salen palabras incomprensibles, siento como mi interior se vuelve líquido, un pequeño hilo rojo sale de mi boca… El hilo comienza a hacerse más robusto y pareciera ser un pequeño río caudaloso, de alguna manera en ese río puedo ver mis órganos como aquellos peces nadando, dejándose llevar por la corriente. Siento una apuñalada en el pecho e impacto contra el suelo.
A pesar del impacto ya no siento nada, no del todo. Finalmente he regresado a aquellas dunas grises, ha de ser medio día porque el Sol está en su punto, puntos… Solo somos puntos en el cielo de alguien más, he sentido esos puntos y no me arrepiento de saber su significado. Siento una última punzada aguda y después nada.