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Tenemos un gran problema de ratones. Y lo que es peor, son estúpidos. Un ratón normal tiene la decencia común de permanecer escondido el 90% del tiempo, sólo encuentras objetos mordisqueados y caca de ratón. Nuestros ratones sólo vagan por ahí, parece. Entras en la cocina, y uno está corriendo como el demonio por el hueco de la estufa, como si no tuviera ni idea de que había alguien en la casa. En el baño, y uno está congelado en el borde de la bañera con una mirada de “oh mierda”. Pongo cinco trampas, y atrapo al menos uno por noche, la puntuación más alta es un sólido cinco. Ya sea un testimonio de mi habilidad con las trampas, o (más probablemente) una prueba adicional de ratones tontos.
Era muy tarde, y me había levantado para acostar a mi hija pequeña, que se había despertado con su llanto de “nadie me quiere en todo el mundo”. Y otra vez. Volvía a la cama dando tumbos, guiándome más por la memoria y por ese sexto sentido somnoliento que se tiene en la oscuridad, cuando oí un ruido metálico. Nuestra casa cruje y gime como un clíper, pero esto era extraño. Una especie de clic rítmico: Clack…clack…clack…clack…
Si alguna vez has usado una trampa de pegamento, ya conoces ese sonido. Es menos común con las trampas estándar de madera y resorte. Es el sonido de un ratón atascado y/o lisiado que intenta escapar. Durante unos diez segundos me planteé seriamente ignorarlo e irme a la cama, pero conociendo mi suerte mi mujer se levantaría a tomar algo, lo pisaría y se volvería loca el resto de la noche. Así que seguí el ruido hasta la cocina, todavía medio despierto, y encendí la luz. No era un ratón.
Jesús CRISTO no era un ratón
Se había clavado en la estufa. Parecía que ni siquiera había estado tratando de conseguir la mantequilla de maní, sólo se arrastraba (¿Caminando? ¿Corriendo?) por la trampa y la activó. Se había arrastrado unos cinco metros en dirección al lavadero. Me quedé allí, mudo de sueño, mirando cómo se arrastraba. Los brazos eran como palillos de dientes y terminaban en pequeñas masas retorcidas que parecían lombrices. Debajo había hileras de los mismos tentáculos y las patas parecían deshuesadas, pero podían estar rotas. La trampa se había roto sobre la espalda de las cosas, y el metal estaba hundido profundamente. Algún tipo de líquido claro rezumaba a su alrededor y dejaba un pequeño rastro.
Creo que tenía cola, o quizá tres patas. La parte inferior del cuerpo estaba destrozada, y sólo parecía una falda carnosa desgarrada. La cabeza. La cabeza tenía forma de disco y tenía una especie de salpicadura aleatoria de pequeños puntos traseros en la parte superior. Parecían ojos de araña. Debajo estaba la boca, que parecía una “Y” invertida. Tenía una especie de pelaje grasiento por todas partes excepto en la cabeza. El chasquido se producía cuando intentaba arrastrarse. Se estiraba y tiraba, pero la trampa se enganchaba en algo de su espalda, se levantaba y se caía. No era mucho más grande que un gatito.
No sabía qué hacer. Yo sólo…me congelé, más o menos. Algunas personas pueden pisotear un ratón, tan fácil como matar una mosca. Mi padre puede. Yo no puedo. Yo sólo…no puedo, y no pude entonces. Sólo lo miraba, asumiendo que estaba soñando o algo así. Pensé que tal vez podría intentar agarrarla y tirarla fuera o algo así, pero si me mordía o me tocaba, estoy bastante seguro de que la perdería. Volví a pensar en golpearlo con algo, o pisotearlo, o algo así, pero me quedé mirándolo. Al final cogí una escoba y lo llevé al basurero.
Simplemente se revolcó allí, de lado. Estoy seguro de que no sabía lo que estaba pasando. De todos modos, empujé el cubo de basura delante de él y volví a la cama. Ahora me parece una estupidez, pero en aquel momento me pareció que era lo que podía hacer. Supuse que me ocuparía de ello por la mañana. Estaba bastante seguro de que aún estaba medio soñando, y que sólo era un ratón jodido que no veía bien. Me quedé en la cama durante una hora y luego me levanté para volver a ver esa cosa otra vez.
Se había ido, y la puerta del sótano tenía una grieta abierta Sinceramente, me sentí aliviado, ya no tenía que ocuparme de eso. Entonces pensé en pisarla en la oscuridad o en resbalar por los escalones, y suspiré. Así que abrí la puerta y encendí la luz de los escalones. La luz es bastante mala, y para iluminar el sótano hay que bajar las escaleras para llegar al interruptor, así que sólo pude ver los escalones y un par de metros dentro del sótano. Había un pequeño rastro de esa cosa transparente bajando los escalones.
Hay una pared con una rejilla de ventilación justo al pie de los escalones, a la izquierda. La rejilla es un viejo trabajo de hierro fundido que probablemente ha estado allí desde que se construyó la casa. Los huecos de la rejilla son muy anchos. La trampa estaba justo al lado. Colgando por encima de la trampa estaba la pequeña cosa. Sosteniéndola estaba la cabeza de una versión más grande. Todo lo que vi fue la cabeza, pero es probablemente del tamaño de un gato promedio. Cabeza de disco del tamaño de mi puño, manchas oculares mucho más grandes y negras. Sostenía a la pequeña cosa muerta por el cuello. Como una mamá gata. Me miró fijamente un segundo, o tal vez fue sólo la luz. Entonces la cabeza…se estrechó y se deslizó hacia el respiradero con la cosa muerta.
No volví a dormir. La máquina de hielo se encendió mientras caminaba por la casa y grité como si me hubieran disparado. Mi mujer se despertó asustada, le dije que había tenido una pesadilla. Me suele pasar. Al día siguiente, reservé un hotel para un par de días, falté al trabajo y encendí al menos dos bombas en cada habitación de la casa. Seis en el sótano, e incluso puse dos en la ventilación. La casa olió a productos químicos durante días, pero por Dios que los ratones estaban bien muertos. Nunca se lo dije a mi mujer. Ni siquiera estoy seguro de lo que vi, realmente, era tarde y estaba muy, muy cansado.
El problema es que la gata se hizo daño ayer. La cogimos poco después de esa noche, para alegría de mi mujer. Ayer me trajo a la gata llorando, con las manos ensangrentadas. El veterinario dice que se debe haber metido en algo, o se cayó de alguna manera. Tenía cortes por todas partes. Estaba llena de polvo cuando la trajimos y el veterinario dijo que probablemente se había metido en un armario o en un conducto de ventilación y se había hecho daño. La miré cuando el veterinario la estaba curando. Los cortes parecían pequeñas “Y”.
No sé qué pensar. Podría haberse hecho daño con cualquier cosa, en cualquier sitio. Tal vez estaba persiguiendo a un estúpido ratón que era demasiado tonto para esconderse bien. O uno que estaba demasiado asustado para esconderse en o detrás de cualquier cosa. Uno cuyo territorio ya había sido tomado. Últimamente hay cosas mordisqueadas por toda la casa, y mi mujer dice que oye ratones en el ático. Yo hago como que no. No me atrevo a poner una trampa.
En verdad no quiero saber