Déjenme contarles sobre el Hombre Cabra, niños.
Puente Baby Bone, Sloth's Pit, Wisconsin.
El viejo puente de piedra está decrépito, casi derrumbándose. Las únicas personas que vienen aquí hoy en día son exploradores urbanos tontos, cazadores o espías del Sitio 87. Desde que se construyó la presa en la década de 1940, el agua no fluye por debajo del puente. Es un lugar excelente para que las criaturas se escondan.
El Hombre Cabra se esconde bajo este puente, maldiciendo y masticando una revista de terror. Sus pupilas en forma de reloj de arena miraban en la dirección general de Sloth's Pit. "Ya no hay nada sobre mí. Es todo "Slenderman" esto o "Paperboy" aquello o "Jeff The Killer ataca de nuevo!" Él gruñó. "Extraño los viejos tiempos".
¿Y qué sabes tú de los viejos tiempos, eh, Capricornio? ¡Ni siquiera estabas allí cuando la mansión de Sloth se hundió en el suelo! Una grave y zumbante voz sonó alrededor del Hombre Cabra. Esta presencia sarcástica era conocida como el Zumbido de Sloth's Pit, pero tenía varios otros nombres; la tribu indígena Chippewa la llamaba "Los Susurros de la Tierra". El Hombre Cabra prefería llamarlo "Zumbug". Le gustaba especialmente esa palabra, aunque a Zumbug no le gustaba.
"Te diría que me mordieras, Zumbug, pero no eres corpóreo. Así que… vete." El Hombre Cabra sacó una vieja pipa de mazorca y comenzó a fumarla; un hábito desagradable, pero oye, si eres inmortal, puedes permitirte el lujo de arruinar tu cuerpo.
¿Escuchaste lo que le hicieron a Jessie la Pecadora? preguntó el Zumbido. Llamándola Jessie la Cantante ahora. Están tratando de hacerla apta para niños.
El Hombre Cabra casi escupe su pipa. "¿Cómo demonios puedes hacer un cuento sobre una prostituta cortando penes de hombres y literalmente comiéndoselos apto para niños?"
Mejor ella que nosotros, ¿eh? Los locos de la criptozoología te mantienen cerca. El Zumbido se rió. ¿Y yo? Los Fanáticos del Plástico aún no han explicado qué soy, y con suerte nunca lo harán.
"Bueno, no se los diré, Zumbug. No quiero que me encierren en un cuarto blanco donde me quiten mi pipa". Miró la vieja pipa de mazorca y suspiró con nostalgia.
Como sea, Chico Cabra, pensé que deberías saber que hay adolescentes acampando en el bosque esta noche. ¿Adivina qué están tramando?
Las orejas del Hombre Cabra se animaron ante esto; casi parecía interesado. "¿Historias de fantasmas, sexo premarital y menores de edad bebiendo?"
Sólo historias y sexo, en realidad. El chico gordo no pudo conseguir nada de alcohol; la perra de la gasolinera vio a través de su identificación falsa. El Zumbido casi sonó como si estuviera sonriendo. ¿Y bien? Vamos, Capricornio. ¿Por los viejos tiempos?
"Bah," dijo el Hombre Cabra, de pie y sonriendo. "Bien. ¡Pero más vale que hayan malvaviscos! Me encantan esas cosas."
Me pregunto a qué sabrán.
Érase una vez una joven pareja que quedó embarazada fuera del matrimonio. Avergonzadas, sus familias los echaron de sus casas y los obligaron a vivir en las calles. Sin embargo, su castigo no terminó aquí. Por su pecado, Satanás mismo sacó a uno de sus generales de las profundidades del Infierno para castigar a los dos: tomó la forma de un extraño alto y apuesto, que se parecía a cualquier otra persona… excepto por sus pezuñas hendidas. Este, niños, era el Hombre Cabra.
Los cuatro campistas incautos tenían, en efecto, malvaviscos. La fiesta de campamento estaba compuesta por dos chicas de secundaria, Jessica y Catherine; un chico gordo, Johnny, a quien trajeron a pesar de no haber conseguido la bebida; y un chico muy, muy suertudo, Tyler. O al menos… tendría suerte antes del final de la noche.
"Bien, entonces." Tyler sonrió a los otros tres con él. "Está empezando a oscurecer. Saben lo que eso significa, ¿verdad?" Abrió los brazos. "¡Historias de fantasmas!" Johnny miró su mochila, que contenía los tres volúmenes de Historias de Miedo para Contar en la Oscuridad; con suerte, ninguno de ellos las había leído con demasiada atención.
"Yo… Yo iré primero, supongo." Se acercó a su mochila, y de repente giró bruscamente la cabeza; podría jurar que oyó a alguien susurrar una sola palabra junto a su oído.
Esa palabra era Hombre Cabra.
Johnny recordó un artículo que había leído para la clase de periodismo sobre una criatura mitad hombre, mitad cabra, supuestamente del infierno, y en vez de contar la historia de "Espera a que Llege Martín" otra vez, empezó a tejer una historia sobre el infernal Hombre Cabra.
Primero, el Hombre Cabra encontró al marido, y lo atrajo a un puente sin nombre en el bosque bajo el pretexto de darle un préstamo de dinero. El marido aceptó, y el Hombre Cabra mostró su verdadera forma, una criatura demoníaca con ojos rojos brillantes, cuernos gigantescos, y por supuesto, la cabeza de una cabra. El Hombre Cabra le arrancó la garganta y lo arrojó al lecho del río, donde clavó al marido de sus manos, pies y escroto.
Tras un matorral de arbustos, el Hombre Cabra sonrió. "Oooh, me encanta cuando piensan que soy un demonio; ¡me hace parecer tan genial!" De hecho, mientras hablaba, sus ojos se volvieron de un tono rojo brillante, sus cuernos se rizaron y sus dientes se hicieron más afilados.
El Zumbido murmuró algo acerca de que él estaba "excitado"; el Hombre Cabra lo ignoró, mirando la fogata. " Um, ¿Zumbug?"
¿Si?
"Gracias por ayudarme con esto. Ha pasado un tiempo desde la ultima vez asuste… olvidé lo divertido que era."
No me lo agradezcas hasta que les hayas hecho cagarse en los pantalones. ¡Oooh, está llegando al clímax!
El Hombre Cabra entonces encuentra a la viuda afligida y le dice que ha visto al marido. La lleva al puente y le muestra el cadáver en el agua. Vencida por el dolor, cae de rodillas y llora incontrolablemente, mientras el Hombre Cabra la consuela brevemente. "Ya, ya", dice. "Pronto estarás con él."
Entonces la arroja del puente y ella se ahoga en el río.
Johnny estaba disfrutando demasiado de esto. Cate y Jess lo miraban con los ojos muy abiertos, y estaba bastante seguro de que Tyler se estaba comiendo el s'more como una forma de mantener la boca llena y evitar que gritara. Finalmente, llegó al final. "Y entonces…. mientras ella se paraba en el borde del puente… el hombre cabra saltó y dijo-"
"Vaya, hola, preciosa," dijo una voz barítona desde el bosque. "Bienvenida a Casa."
El cuarteto gritó y se giró para ver…. a un tipo con un disfraz de hombre cabra poco impresionante. Los ojos eran buenos, pero los cuernos eran demasiado; el pelo demasiado limpio para algo que supuestamente había vivido en el bosque. ¿Y qué clase de cabra tenía dientes así?
En vez de huir y gritar, todos se rieron, excepto Johnny. El Hombre Cabra parpadeó.
"¿Qué demonios es tan gracioso? ¡Corran! ¡Corran por sus vidas!" Levantó los brazos e hizo un patético intento de rugir, haciendo que se rieran más.
"¡Oh Dios, Johnny! ¡Deberías haber hecho que se disfrazara mejor!" Jessica le dio un codazo en su grasa y se rió. "¡Si ibas a intentar asustarnos, al menos haz que parezca real!"
Johnny simplemente se quedó boquiabierto. No había pensado en contar la historia del Hombre Cabra hasta que llegó aquí; no había tiempo para organizar una broma como ésta. Lo que significa que…
"Um, ¿chicos? Yo… No le dije a nadie que viniera aquí…" Johnny miró los dientes del hombre cabra con ojos que se abrían de par en par; el resto de los campistas se quedaron en silencio. Johnny gritó y corrió lo mejor que pudo, corriendo lo más lejos posible del campamento antes de desmayarse.
El resto de los campistas miraron fijamente al Hombre Cabra, que se aclaró la garganta, colocó su pipa y dijo "Boo."
Los campistas estaban de vuelta en su camioneta y se habían alejado a los dos minutos de esto, dejando todos sus suministros. Riendo, el hombre cabra cogió un s'more tirado y lo mordió; fue una buena noche.
Finalmente, el Hombre Cabra saca a la esposa del río, y abre su vientre, recuperando al feto aún vivo. Lo cría como si fuera suyo, y vive como otro Hombre Cabra. Nunca una Mujer Cabra, pero siempre un Hombre Cabra.
El Hombre Cabra regresó al puente, fumando su pipa y mirando a su alrededor con tristeza. Hace mucho tiempo, había sido rey de este bosque, como su padre antes que él y su abuelo antes que su padre. Había infundido temor a aquellos que estaban teniendo un hijo fuera del matrimonio, y había sido la razón principal por la que todos temían al bosque.
Ahora, la gente ya no tenía miedo de quedar embarazada. Había condones y abortos y Planned Parenthood, y nadie le temía. Si contaban historias sobre él, era como un lunático con un hacha o un monstruo criptozoológico, algo que no había que temer de verdad.
¿Estás bien, Capricornio? Preguntó el Zumbido. Pareces algo…. distraído.
"Me estoy volviendo viejo, Zumbug," gimoteó el hombre cabra mientras se apoyaba en un viejo pino. "Desde hace 80 años… estoy estancado."
Ya, ya, Capricornio, dijo el Zumbido. Todavía se contarán historias sobre ti.
"Historias derivadas, sí. Pero la historia original se ha perdido." El Hombre Cabra volvió a encender su pipa. "¿Por qué no puedo ser como uno de esos nuevos terrores? Estos… ¿'creepypastas'? Son lo que asusta a la gente ahora. Fragmentos cortos, transportados electrónicamente, no largos, hilados alrededor de la fogata."
Capricornio, (El Hombre Cabra odiaba ese apodo) Esos niños que asustaste extenderán tu historia por toda la ciudad. Incluso si no son creídos, serás conocido. ¿No es eso suficiente?
El Hombre Cabra inhalo, erguido. "Supongo que lo es. Por ahora."
El Hombre Cabra se dirigió hacia el puente, guiado sólo por la luz de la luna y las estrellas.
|Hub|