Disclaimer:
Esta es (más o menos) una historia que me contó un amigo hace unos meses. Él está bien ahora, si eso alivia. No estoy seguro de si es realmente tan de terror… pero es jodidamente extraña.
Hace unas dos semanas estaba en el tejado, con toda la intención de terminar con mi vida. Mi novia de tres años había roto conmigo, después de engañarme durante seis meses. Es más, podría haberme contagiado una ETS de aquel pequeño encuentro. Estaba desempleado, y mis escasos ahorros no iban a cubrir casi nada de la próxima semana. Y para colmo, la mayoría de mis amigos no estaban en la zona, y mi familia cercana seguía molesta conmigo por mi decisión de empezar a trabajar en lugar de intentar obtener un título universitario.
Así que sí, no veía muchas razones para seguir adelante. Me senté en la cornisa, balanceando los pies en el espacio de la cima de mi edificio residencial de catorce pisos, sintiendo ese cosquilleo vertiginoso y autodestructivo en los pies que siempre tengo cuando estoy cerca de una caída empinada. Hacía frío, y podía ver unos cuantos coches deslizándose por las oscuras calles… extrañamente, por un segundo me preocupó chocar con uno al bajar, y pasar así de un trágico suicida a un idiota. Me estaba riendo de lo tonto que era preocuparse por eso cuando oí al hombre que estaba detrás de mí decirme "¿Qué mierda haces?"
Me di la vuelta, tambaleándome por un segundo, y vi a un tipo grande con un traje azul fumando un cigarrillo. Tenía el pelo oscuro, estaba muy pálido… No le había visto al subir, y no recordaba haber oído abrirse o cerrarse la puerta… pero mi mente estaba en otra parte. Me hizo un gesto, diciendo "¿vas a saltar o algo?"
"Ehm… bueno… sí, algo así. ¿Eres… como un policía o algo similar?" Me sentí estúpido preguntando, pero él tenía esa extraña aura de autoridad que siempre asocio con los policías. Era lo único que me faltaba, que me detuvieran.
Se rio un poco, dando una calada. "No, solo estoy aquí por las vistas. ¿No tienes nada por lo que vivir, nada por lo que quedarte?"
Suspiré y le conté un resumen de qué me pasaba. Me sentí algo bien contándoselo a alguien, pero al mismo tiempo me hizo sentir aún más como un perdedor.
Se rio de mí. Más bien una risita, pero aun así, parecía fuera de lugar para la situación. Encendió un nuevo cigarrillo y me saludó con la cabeza.
"Vale, niño, eso está bastante feo…pero te propongo un trato. Si saltas, te librarás de todo esto. Sin embargo, en cuanto termine de fumar, bajaré las escaleras y esperaré a que golpees el suelo. Antes de que llegue nadie más, voy a robarte la cartera, y usaré tu licencia de manejo para buscar quién eres. Hackearé tus redes sociales, y encontraré a todos los que has amado o te han amado alguna vez, y voy a hacerles daño durante un tiempo, y luego los mataré"
Me quedé mirando, convencido de que lo había alucinado de alguna manera. Ni siquiera hablé, sólo miré fijamente a ese desquiciado.
"Secuestraré a algunos y los torturaré en el bosque durante horas antes de destriparlos y dejárselos a los lobos. Dispararé a otros en sus coches, dejándoles rodar entre los restos mientras intentan entender por qué sus pulmones ya no se inflan. Descuartizaré a tus seres queridos, a tus compañeros de clase, a todos los amigos que has conocido". Ni siquiera sonaba emocionado mientras decía esto, como si me estuviera diciendo la hora.
"¿Qué- qué mierda te pasa? No puedes… tú no puedes hacer eso, ¡maldito desquiciado!". Estaba temblando, y no del todo por el frío. Este tipo… es decir, no lo conocía de ninguna parte, era imposible… era una locura, pero este tipo tenía un… aura extraña a su alrededor. Mientras lo observaba, ni por un segundo pensé que estuviera mintiendo.
"¿Qué diablos te importa? Estarás muerto. Estás renunciando a que te importe una mierda el mundo, no puedes quejarte de lo que pase cuando te vayas". Se quedó mirándome con una cara inexpresiva.
Me aterroricé. Volví a saltar al tejado y corrí como alma que lleva el diablo hacia mi apartamento. Llamé a la policía diciendo que un tipo había estado en el tejado y me había amenazado de muerte. Cuando llegaron, hacía tiempo que se había ido. Nadie en el apartamento lo conocía, nunca lo había visto antes ni después. Al final no contraje ninguna ETS y conseguí encontrar un empleo (uno de mierda) en la tienda local, pero tuve que mudarme a un apartamento mucho más pequeño. Todavía no he superado lo de mi novia, pero llevará tiempo.
Todavía pienso en esa noche, de vez en cuando. Fue tan increíblemente extraño que creo que nunca lo olvidaré del todo. No tengo ni idea de si el tipo estaba mintiendo, pero realmente no creo que lo estuviera. Parece tan tonto sobre el papel, pero si le hubieras visto… oído… tampoco lo cuestionarías. Que persona tan enferma tienes que ser, para salvarlos del suicidio con amenazas tan horribles que no se atrevan a irse de este mundo y dejarlo sin supervisión. Cada vez que veo un asesinato espantoso sin resolver en las noticias, me pregunto.
La gente me pregunta qué creo que pasó esa noche. Yo les digo que creo que satanás me salvó la vida.