La Búsqueda De Cofan
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Karreg estaba tomando su taza de té, mientras esperaba a sus compañeros. Aún era temprano, y deberían de llegar de un momento a otro. Esperando por la llegada del equipo, Karreg recordó la extraña manera que se les asignó la misión.

Habían sido solo unas horas antes, cuando le dijeron que iba a dirigir un pequeño equipo de exploración en las Cuevas. Por lo menos todo el equipo ya estaba preparado, dispuesto sobre las mesas a los lados de la habitación: cascos; linternas frontales; chalecos salvavidas, lo necesario para explorar el mundo subterráneo.

La precipitación de esta misión por parte de la Fundación, solo mostraba la obsesión de MC&D por el Bev, veían todo lo que estaba en las cuevas, como un recurso que querrían acaparar.

El grupo de interés había llegado tan lejos para obtener todo lo que tenía un precio en las cuevas, que habían puesto sus espías dentro de instalaciones de la Fundación para encontrar los sitios de interés antes que ella lo hiciera.

Hasta ahora no se había conseguido la suficiente seguridad o secretismo para poder evitar ser adelantados por MC&D. Entonces la Fundación decidió usar una nueva estrategia.

A Karreg le parecía que esto era desafortunadamente molesto, no le molestaba que la repentina porción que se le había encargado era algo deplorable. Recordaba que hacía mucho tiempo ya improvisaba en situaciones similares, pero en este caso a él le pareció que esta misión le faltaba margen y libertad de acción. Parecía que hubieran ocultado toda la información hasta que se decidió partir.

Su experiencia en el campo de la geología le valió su puesto, incluso si no era su especialidad. “Un arquitecto convertido en jefe de operaciones”, la sola idea le parecía absurda. Fue entonces que recordó su pasado, y la posibilidad de que la Fundación hubiese empezado a sospechar le daba escalofríos.

Pero no era tiempo de pensar en todo eso, ya estaban llegando sus compañeros de equipo. Llegaron poco a poco, conocía a algunos, pero la mayoría de las caras que veía no eran familiares.

Entonces Karreg tomó posición en el escenario y empezó a explicar la misión. —Hola a todos, yo soy Karreg, el jefe de esta operación dentro de la Zona Vita. Antes del inicio de la expedición voy a empezar por una breve presentación de cada uno.

Karreg miró su lista: “Ásbjörn Klasz” leyó.

—As… Asborn… Klasz, podrías decirnos tu trabajo en este grupo.

Entonces un hombre pelirrojo con heterocromía se levantó para presentarse al resto de los observadores.

—Me llamo Klasz, seré el encargado de las relaciones diplomáticas que tendremos si nos cruzamos con un kel, lo que es muy probable.

—Como si se pudiera hablar con las anomalías. —Susurro Stephan para sí mismo.

El arquitecto oyó el susurro, le parecía extrañamente familiar esa voz, como si ya la hubiera oído en alguna parte, pero no podía saber de dónde. Entonces miró al agente y recordó.

—Debes ser Stephan ¿verdad?.

—Sí, ese soy yo, me encargaré del mantenimiento de las armas —respondió Stephan. –Tu cara me recuerda a alguien. No habrías trabajado en la COG, ¿verdad?

—No. Mejor volvamos a las presentaciones. —Karreg no quería seguir con esa conversación, no le agradaba pensar que parte del equipo había trabajado para esa organización. —Klasz, disculpa, puedes seguir.

—Gracias Karreg. —Le respondió Klasz. –Bueno, como decía, mi nombre es Klasz, y serviré de diplómata del equipo.

—Entonces, ahora ¿a quién le toca? si, es verdad, Forbes es tu turno.

—Gracias Karreg. —Respondió Forbes con amabilidad. —Hola yo soy Forbes, seguramente muchos me recordarán por el pequeño seminario que di para las cuevas hace unas horas. Yo seré el encargado de ayudaros a encontrar el templo. Si tienen alguna pregunta sobre alguna fuente histórica pueden preguntarme.

—Bien, entonces es tu turno Navarro. ¿Navarro?

Navarro se levantó súbitamente. —Sí, hola, ¿cómo están todos? yo soy Navarro, soy el criptozoólogo del equipo. —Dijo rápidamente el hombre antes de dejar de hablar.

—Si, como dijo Navarro, será el biólogo del equipo. Ayudará a identificar la fauna local y a entender mejor la vida dentro del Bev. —añadió Karreg, para ayudarlo con su presentación. Hacía tiempo que no se habían visto y tampoco esperaba verlo trabajando para la Fundación, pero se alegró de ver que llegó tan lejos. Sabía que su curiosidad le iba a ayudar a descubrir el mundo anómalo.

—Bueno, y para finalizar tenemos al agente Ender.

—Sí, —respondió el agente que llevaba un casco verde —yo soy Ender, y yo seré los ojos del equipo. Estoy aquí para defenderlos junto con Stephan si nos encontramos con un problema en el Bev, además de que usaré mi casco para permitir al equipo analizar mejor el terreno.

—Bien, entonces esta exploración del Bev estará dedicada a la búsqueda de La Ciudadela de Cofan, —declaró Karreg —una antigua ciudad situada en alguna parte del sistema de las cuevas. No volveré a explicar que es la ciudadela, ya que están bien informados gracias a la exposición que dio Forbes sobre el Bev. Pero para recapitular, La Ciudadela, es un templo antiguo que fue descubierto por algunos conquistadores en una sección del Bev llamada Hiperbórea.

—Piratas. Fueron piratas —corrigió Forbes.

—Gracias Forbes. Debido a la antigüedad del templo, pensamos que podría darnos información importante sobre el Bev. Además de albergar varios objetos anómalos en su interior que nos podrían dar pistas sobre el origen de la Zona Vita.

—Entonces, ¿debemos encontrar el templo? —Preguntó Klasz.

—Exacto.


El grupo se estaba adentrando por una arboleda densa. Teniendo las linternas como única luz de ese lugar, los troncos sin hojas que se alzaban como columnas hasta el techo de la cueva. Se podía escuchar sapos y a las ranas croar, lo que parecían dar la bienvenida al grupo que fue enviado a adentrarse en las profundidades de las cavernas.

Mientras andaban por el peculiar bosque, Ender se acercó a Karreg y le preguntó:

—Disculpa, pero ¿a dónde vamos?

—Estamos intentando buscar a Cofan, ¿qué quieres decir exactamente? —Respondió Karreg extrañado por la pregunta que Ender le acababa de decir.

—Avanzamos en línea recta, y no creo que vamos a encontrar la ciudadela así ¿a dónde nos dirigimos exactamente?

—Paciencia Ender, ahora mismo nos dirigimos hacia el barco.

—¿Un barco?

—Sí, vamos a pasar en medio del acuífero para llegar a Hiperbórea. —Respondió Karreg, avergonzado por no haberle contado nada.

—Pero, ¿por qué no has dicho nada de eso en la instalación?

—Es porque Navarro se hubiera negado a venir, el agua le aterra. Una parte del viaje será en barco, sobre todo, porque Hiperbórea está en gran parte inundada y tenemos que llegar a través de un acuífero que está conectado a este sector de las cuevas… Mira, justamente hemos llegado.

Frente a Karreg y Ender se veía el inicio del acuífero, y unos pocos metros a la derecha, había una zodiac, un bote inflable con un timón motorizado en la parte de atrás. Un modelo simple, pero perfecto para la misión.

Navarro, al ver el barco, entró en pánico

—¿¡Vamos en barco!?

—Si Navarro, tenemos que ir en zodiac para llegar a Hiperbórea. —Le respondió Karreg.

—¿Qué es una zodiac? —preguntó Klasz a Karreg, para luego agregar —¿No es un barco un poco pequeño para que todos podamos entrar?

—Una zodiac es el tipo de barco en el que vamos a estar, y no, no es demasiado pequeño, solo es que nos sentamos sobre la boya. —Respondió Karreg enseñando el borde de goma que rodeaba el barco.

—¡Pero podría ser peligroso! ¿y si el barco se da la vuelta y nos ahogamos? ¿o un monstruo nos ataca? —Siguió Navarro, aún aterrorizado en la idea de subir al barco.

—Pero, ¿Cofán no está fuera del agua? —preguntó Navarro. —¿No sería mejor ir buscando el templo caminando?

—No —respondió Forbes. —Gracias al testimonio del antiguo diario pirata, tenemos una zona bien definida de donde puede estar.

—No te preocupes, por algo trajimos chalecos salvavidas. Además, estamos bien protegidos con nuestros compañeros.

—No me convence mucho… —Respondió Navarro, aún asustado.

La oscuridad no dejaba ver el fondo del agua al joven investigador y eso le inquietaba. No sabía por qué, pero tenía una sensación de profundo terror al pensar que pasaría si se sumergía en el agua.

—Todos al barco. Vamos desde ahora por barco para seguir con la exploración. —Aclaro Karreg al resto del equipo.

Navarro no quería montar, pero al ver que todos estaban subiendo al bote, Navarro empezó a dudar si ir o no y al ver que todos lo esperaban empezó a dudar, pero seguía demasiado asustado de las aguas. Finalmente, cuando vio que el motor se encendió, decidió subir al barco, mejor ahogarse que quedarse con los ciempiés gigantes.

—¿Cómo te sientes Navarro? —preguntó Karreg a su tembloroso compañero sentado en el barco.

—¡¿Cómo me siento?! Karreg, sabes que tengo terror a las profundidades, esto es una mala idea.

—No te preocupes, no te pasará nada con el chaleco salvavidas, no podrás ahogarte.

Navarro, aún titubeante, cogió el chaleco salvavidas y se lo puso.

—Podemos empezar la exploración. —dijo Karreg tomando el timón.

El barco empezó a moverse por el pequeño acuífero. En comparación al bosque, ahora todo estaba despejado. Se podían ver en las paredes varias colonias de hongos bioluminiscentes. Debido a la falta de plantas, el eco de las cuevas resonaba en toda la cueva. Incluso con eso, lo único que se podía escuchar era el ruido del motor de la zodiac.

Entonces Stephan cogió su armónica y empezó a tocar una melodía, no era harmoniosa, y con los motores hubiera sido difícil que lo fuese. Pero era reconfortante oír algo aparte del ruido del motor.

El barco se dirigió a un pasadizo que llevaba a otra sesión de las cuevas. Al acercarse, Forbes empezó a ver que varios puntitos de luz se empezaban a ver a lo lejos. Primero fueron con unos pocos, pero cada vez había más y más. Él ya estaba seguro, esa era la gran zona abierta de la que hablaban los libros, el centro de Hiperbórea.

Al llegar a la zona, Klasz estaba admirando el espectáculo que era el paisaje de Hiperbórea. El techo estaba tan alto que los árboles que crecían dentro formaban raíces tan fuertes y grandes que se podían caminar por ellas. El acuífero estaba lleno de plantas y algas de todo tipo, e incluso si la oscuridad escondía la mayoría de las profundidades, algunos seres con bioluminiscencia se dejaban ver como puntos de colores en el agua.

Klasz veía los peces que brillaban como puntos luminosos en el agua, noto algo raro. Los peces bioluminiscentes se alejaban de una zona del agua, como si alguna criatura estuviera ahí, poco a poco, la agitación de los peces se estaba acercando al barco.

—Creo que algo se está acer…

Demasiado tarde, en ese momento una especie de serpiente gigantesca apareció delante del barco. Era totalmente negra, con una línea verde que recorría por lo alto de su cabeza hasta la punta de la cola, la cual no tenía ojos. Se había acercado al barco debido al ruido y les estaba oliendo para saber dónde podían estar.

Forbes, aterrorizado al ver al monstruo que acababa de aparecer delante de ellos, dijo susurrando:

—Si nadie hace ningún ruido, todo irá bien. Que nadie intente herirlo.

Todos estaban en silencio, mientras Klasz estaba sentado dándole la espalda a la criatura ciega, sentía el aliento de la serpiente justo en su nuca. En varias ocasiones sintió como la lengua del monstruo pasaba por encima de su cabeza. Para todos los que estaban en el bote, vieron pasar cada segundo dentro del barco como si fueran horas. La serpiente les estaba buscando, hasta que por fin les encontró. De repente, la criatura se alargó y con la boca abierta para tragarse a Klasz.

¡BANG!

La pistola de Stephan se había disparado desgarrando el aire, matando a la serpiente. El sonido se oyó por varios kilómetros por todo el Bev provocando un eco ensordecedor que desestabilizó a todo el equipo de exploración.

La cabeza de la serpiente se derrumbó sobre la goma de la zodiac, a unos centímetros de Klasz. El pobre investigador estaba teniendo dificultades en respirar por el susto que había pasado. Entonces Stephan se levantó con su pistola todavía humeante y se acercó a la cabeza del críptido que había ejecutado.

Ender, que fue el primero en recuperarse del shock, le preguntó a Klasz si estaba bien. Klasz, aun reincorporándose del susto, le respondió que sí.

—¿Eso fue todo? —preguntó Navarro al salir del trance.

Luego Forbes se levantó, miró a Klasz y luego al cuerpo de la serpiente. Observó al resto del grupo y manifestó:

—Stephan, nos acabas de salvar a todos, pero al matar a la serpiente, me temo que estamos todos en grave peligro.

—¿Qué quiere decir Forbes? —preguntó Ender, sorprendido por su actitud.

—Esa serpiente era venerada como mensajero de Aerouant. Una de las deidades de las culturas de las cuevas. —Respondió Forbes. —Si un kel descubre lo que hicimos, estamos todos muertos.

—¿Hablas de la criatura que creó el Bev? —preguntó Navarro. —He oído bastante sobre esa criatura, se pasea entre las placas tectónicas y se dice que es la responsable por haber creado las cuevas. Recuerdo que para monitorearla usamos normalmente sismómetros.

—Vale, pero que tiene que ver esa criatura con esa cosa, ¿son familia? —Preguntó Klasz más tranquilo.

—No, no son familia, pero sí que los kels lo consideran como un representante de Aerouant y por ende acabamos de matar a un animal sagrado.

Plof

—Si no queremos que nos ataquen, primero debemos esconder las pruebas. —Dijo Ender tras haber tirado la cabeza al agua. — Recuerdo que antes de la Fundación, tenía que hacer esto a veces, difícil boxear sin licencia cuando la policía viene a buscar las huellas de que hubo una pelea. ¿Alguien tiene un paño?


Después de unos minutos remando a oscuras para evitar no ser vistos por algún habitante del Bev, Ender con su casco en modo visión nocturna encontró el momento para decir que estaban lo suficiente lejos del cuerpo.

En ese momento, dijo al resto del equipo que ya podían volver a encender las luces. Mientras los otros estaban acostumbrándose a la luz de sus cascos, Ender tomó el paño para limpiar el borde ensangrentado de la lancha, el cual fue ayudado por Forbes momentos después.

—Me salvaste la vida Stephan, —agradeció Klasz —Se nota tu experiencia con problemas de este tipo.

Stephan no respondió.

—¿Pasa algo Stephan? —preguntó Klasz.

—Digamos que tuve que aprender a las malas. Cuando estás delante de una anomalía debes estar listo para toda situación. Perdí a todo mi equipo por no haber podido reaccionar lo suficientemente rápido.

—Entonces, ¿estabas listo para disparar desde el principio? —Interrogó Navarro sorprendido por su respuesta.

—Así es —Respondió el viejo Agente. —Sabía que el monstruo era peligroso, entonces no dudé en ejecutarlo.

—Silencio. —Susurro Forbes. —Nos pueden oír desde aquí.

—¿De qué hablas? —preguntó Stephan.

Forbes señaló las raíces que cubrían el techo y dijo:

—Los kels de hiperbórea usan estas raíces para caminar por ciertas partes del acuífero, podrían estar perfectamente oyendonos.

—Vale. —Contestó Stephan.

—Por eso no es bueno atacar sin pensar. —Le respondió Karreg.

—¿Entonces preferirías que no hubiera salvado a Kasz? —Dijo Stephan.

—No, pero podrías haberlo ahuyentado, al matarlo, solo esfumaste las opciones de que la misión llegue a buen puerto. —Contestó el arquitecto.

—¡Ya paren! —Exclamó Ender. —Ahora lo único que podemos hacer es esperar a ver lo que pasará.


Después de haber limpiado la sangre sin demasiada dificultad, Ender concluyó diciendo.

—Perfecto, acabamos la limpieza, nos ayudó bastante que el sodiac fuera impermeable.

—Bien, entonces ya podemos irnos. —dijo Karreg. —¿Entonces qué dicen las fuentes para llegar a Cofan, Forbes?

—Pues ahora tenemos que ir al sur hasta encontrar dos pilares. —Explicó Forbes.

—Entonces debemos de estar cerca. —respondió Karreg, y era cierto, ya que a una centena de metros más adelante, se podían ver dos pilares como iguales a los que había descrito Forbes.

El equipo se acercó a la orilla de la cueva, pararon el barco ahí. Salieron del bote y caminaron hacia la orilla mientras se mojaban las rodillas en el agua.

El grupo hizo una mueca de dolor y disgusto cuando el agua helada del acuífero tocó sus pies, mojando sus pantalones.

—Maldita agua. —Dijo Navarro mientras intentaba andar con dificultad para salir del agua lo más rápido posible.

Todos salieron del agua sin mayor dificultad.

—Por cierto, —preguntó Ender —¿cómo sabías dónde estaba el sur? No tenías una brújula ni tampoco hay estrellas o algo para guiarse aquí abajo.

—Simplemente me fije en los árboles —dijo Karreg señalando a un grupo de árboles que estaban por la orilla este.

Las plantas estaban dobladas hacia el norte formando una curva que era aguantada por varias raíces que la levantaban del suelo.

—¿Hablan de esas plantas? —se incrustó Navarro en la conversación. —Incluso si me especializo en críptidos, puedo decir que son Bevim curvum, una planta que se encuentra en bastantes en las zonas del Bev con mucha agua. Tiene como particularidad de siempre crecer mirando hacia el centro del Bev.

—Vale, —continuó Ender interesado por esas plantas —entonces ¿qué es ese tumor que llevan al final de sus ramas?

En efecto, los árboles llevaban en la punta de sus ramas unas colitas con un agujero en su centro.

—¿Eso?, es solo un órgano para fotosintetizar. Aunque no sería correcto decir que hacen fotosíntesis, ¿cómo sería? ¿infisintetisar? Como sea, ayudan a la planta a transformar sus nutrientes y crear oxígeno, igual que las hojas pero con inficita en vez de luz.

—Vale…

De repente, del bosque que tenían justo delante, se oyó una voz estridente:

—¡Ni un paso más, humanos!

Todos se pusieron en alerta y se colocaron a cubierto detrás de algunas rocas. Los agentes del equipo sacaron sus armas para hacer frente a todo enemigo.. Desde donde estaban, no conseguían ver nada, la vegetación y la oscuridad de las cuevas les impedían localizar al interlocutor. Pero incluso si no podían saber quien era, estaban seguros de una cosa, la criatura que había venido estaba aquí para hablar en nombre de los habitantes del Bev.

Forbes, Klasz y Karreg se reunieron en un pequeño grupo para revisar sus opciones para salir de aquella situación.

—¿Qué podemos hacer? —Preguntó Forbes.

—No mucho, no sabemos de lo que es capaz y no creo que esté solo. La opción más segura será intentar negociar. —Declaró Karreg.

—Pero acabamos de matar a una de sus deidades, no creo que nos vayan a dejar salirnos de esta tan fácilmente. —Respondió Klasz —No hay mucho que pueda hacer si lo saben.

—Creo que no lo saben. —Manifestó Karreg. —Si aún no nos han atacado es seguramente que no saben nada.

Klasz se levantó, algo inseguro, para intentar parlamentar con la criatura:

—Hola, venimos en son de paz.

—Extraña paz la vuestra. Vienen con sus armas y no dudan en apuntarnos con ellas. Prometen seguridad pero traen herramientas de muerte. Mentís en vuestras palabras, ¿cómo podríamos creeros?

Klasz se dio la vuelta para señalar a los demás de bajar las armas.

—¿En serio vamos a confiar en estas criaturas? —Preguntó Stephan sorprendido por la decisión.

—Tampoco es que tengamos otra opción. —Le respondió Forbes.

Frustrado, Stephan bajo su arma.

—Bien, les prometemos que no queremos atacarlos, bajamos las armas. Pero primero, podrías salir de tu escondite, estamos confiando en ustedes, también quiero ver que confían en nosotros.

—¿Quieren que nos veamos cara a cara? —Dijo la voz del bosque.

De repente, algo saltó de un arbusto llegando a las ramas que estaban justo encima de Klasz, para aterrizar justo delante del investigador —Ya estoy aquí, si quieren hablar pues hablemos.

La criatura que acababa de aparecer parecía un pequeño humanoide con una barba negra que vestía con ropas del bajo pueblo del siglo XVIII. Lo único que se podía ver aparte de su barba y su extrañamente bien conservada ropa, eran sus ojos de un profundo negro y manos, con sus dedos cubiertos de queratina endurecida.

Ender se acercó a Karreg para decirle:

—Acabo de activar la visión térmica y solo vi a siete más que se esconden.

—Perfecto. —Karreg no quería atacar un kel, pero siempre era mejor saber cuántos eran si la situación degeneraba.

—Bien, entonces gran Keldan1, nosotros somos solo exploradores y científicos como le dije. Venimos para descubrir y aprender más sobre la biodiversidad local. —Mintió Klasz a la criatura que se encontraba delante de él.

—Mienten. Pero son pocos los humanos que intentan hablar con los kels, están demasiado ocupados robándonos nuestro hogar para poder hablar. Este cambio merece una recompensa, hoy les dejaré pasar, pero si nos volvemos a ver, no dudaré en acabar con ustedes.

—Gracias —dijo Klasz sorprendido por cómo había acabado la conversación.

El equipo no tardó en volver a tomar la marcha, cuando estaban empezando a caminar, otra criatura se acercó al Keldan y le susurro algo al oído. Entonces el Keldan se levantó y chillo:

—¡Maten a los humanos, maten a los asesinos de Furlukin!

De repente un grupo de criaturas similares a la primera aparecieron con lanzas e imitaciones de pistolas antiguas, entonces Stephan sacó su pistola tan rápidamente que hubiera sido imposible que no la hubiera tenido antes ya en la mano.

¡BANG!

Stephan se dobló del dolor al haber recibido un disparo en un bicep. Al darse la vuelta, vieron a otras 3 criaturas saliendo del agua, una de ellas se había escondido en la orilla con una especie de fusil miniatura para evitar que se moje, mientras los otros llevaban arcos. Habían aprovechado el agua para esconderse y preparar la emboscada. Gracias a eso pudieron evitar la detección del Agente Ender.

Luego llegó el turno de las pistolas, un estruendo como pocos vino para disparar una lluvia de balas que fue disparada hacia los miembros de la Fundación. Afortunadamente, por la oscuridad y la mala puntería de las criaturas, las balas fallaron y nadie fue herido por ellas. Entonces las criaturas soltaron sus pistolas de chispas y cargaron hacia el grupo de investigadores y agentes con los cuchillos y lanzas que tenían guardadas.

Karreg sabía que no habían muchas opciones, Stephan estaba herido, pero los únicos dos que sabían luchar eran Ender y Forbes. No eran suficientes para defenderse contra sus atacantes.

Entonces Karreg ordenó a las piedras del techo caer. Tres grandes piedras cayeron del techo. El arquitecto aprovechó la confusión para llevarse a Stephan del lugar y huir del sitio, vio que alguien más los estaba siguiendo. Cuando se alejaron lo suficiente del derrumbe miró a su alrededor para saber quienes consiguieron huir con ellos.

Era Klasz, ni rastro de los demás. Solo estaba Klasz; de Forbes, Ender y Navarro no había rastro.

—Klasz, ¿sabes dónde están los demás? —preguntó Karreg con desesperación, ¿como esa misión pudo salir tan mal?

—Creo que salieron por el otro lado. –dijo Klasz aún recuperando su aliento —Y ¿ahora qué hacemos?

Karreg ya no sabía qué más podían hacer, los kels les estaban buscando y cuando les encuentren no tendrían nada para poder defenderse. No podía pensar de manera clara con esa bola de emociones y estrés de Paul, que estaba parasitando su mente, “¿qué vas a hacer?” oyó en lo profundo de su cabeza, “Encontraré algo para sacarnos de esta” le respondió alejando el pensamiento.

Para disipar su mente decidió mirar a su alrededor, ¿qué podía hacer para salir de esta? mientras sus ojos pasaban por las paredes acabó encontrándose con un ladrillo, estaba oculto entre raíces pero, sabía que eso era una piedra tallada. Empezó a quitar las raíces para ir poco a poco desvelando una pared.

—¿Qué haces Karreg? —dijo Klasz sorprendido.

—Ven y ayúdame —le respondió.

Unos pasos más adelante se dirigió, ahí sentía que no habían más rocas. Entonces con la ayuda de Klasz arrancó las raíces para desvelar una entrada.

—¿Qué es esto? —preguntó Klasz sorprendido por el descubrimiento.

—Un lugar donde podemos escondernos. —Respondió Karreg, después de haber buscado esa ciudadela, la había encontrado en el momento que menos la buscaba.

—Podríamos descansar un poco. —Dijo Stepha con la cara pálida.

—Claro, por ahora podemos escondernos en el túnel. —Dijo Klasz, aún no habían tenido tiempo de mirar cómo estaba la herida de Stephan.

Los tres se adentraron en la cueva y mientras Klasz y Karreg intentaban hacer una empalizada como podían, mientras Stephan estaba sentado en el suelo. Al acabar la empalizada, Klasz se acercó a mirar cómo estaba el brazo del armero.

Al mirar el brazo, vio con estupefacción que el brazo a parte de haber recibido un disparo, parte del brazo estaba quemado, la herida no se había cerrado. Entonces arrancó la manga de Stephan y tapó la herida como pudo, la herida había sacado mucha sangre que estaba derramándose.

—¿¡Qué te pasó!? —Interrogó Klasz sorprendido por las heridas de Stephan.

—No lo sé, recibí el disparo y justo después sentí una descarga por todo mi brazo.

—¿Bueno puedes intentar moverlo? —Preguntó Klasz.

Stephan intentó mover su brazo con dificultad hasta que repentinamente cerró su puño y el brazo empezó a temblar; empezó a lanzar pequeñas descargas eléctricas que al tocar su ropa empezó a prenderse fuego. Apenas unos segundos después el agente cayó al suelo inconsciente.

Klasz y Karreg apagaron el fuego lo más rápido que pudieron.

—¿Qué diablos fue eso? —Klasz estaba aterrado por esa imagen de pesadillas que vio delante de sus ojos.

—Eso debe ser que tiene un trozo de inficita dentro de su brazo. —Respondió Karreg.

—¿Qué quieres decir?

—Digo que en vez de dispararle con una bala de acero usaron la inficita como proyectil. Oí que cuando se usa contra una criatura del Bev, su cuerpo sobreexplota el material sobrante llevándolo a la muerte.

—Y ¿qué les pasa a los humanos? —Preguntó Klasz pálido.

—No lo sé.

Ya no había opción, no podían quedarse aquí sin pedir ayuda, incluso si los kels los encontraban, podrían aguantar mejor allí unos días resistiendo, no podían perder un cuarto miembro del equipo.

—Klasz, ponle una venda a sus heridas mientras yo voy a pedir ayuda.

—Pero Karreg, eso revelará nuestra posición. — Contestó Klasz.

—No podemos dejarlo morir tampoco ¿no?

—¿Nos encontrarán antes de que los kels lleguen?

—Tendremos que resistir el tiempo que llegue. —Respondió Karreg saliendo de la cueva con una pistola para bengalas en la mano. Aquí iban a resistir el ataque hasta que el equipo de rescate llegase.

Klasz cogió de la mochila de Stephan una escopeta y se la dio a Karreg.

—Mejor toma esto, seguramente lo necesitas —Le dijo mientras le tendía la escopeta.

—Pero yo no sé usar armas de fuego. —Dijo Karreg sorprendido por el hecho de que el investigador le de un arma. —¿Tú sabes usar un arma?

—Claro que sé, en la COG, querían que todo el personal que interactuase con anomalías sepa usar armas de fuego, era por si algo malo pasaba. —Explicó el investigador, mientras sacaba un fusil de asalto. —Creo que ya puedes mandar la bengala.

Entonces Karreg salió de la empalizada improvisada mientras Klasz se posicionó para cubrir al arquitecto. La bengala se disparó y Karreg corrió de nuevo hacia la empalizada.

—Bueno, ahora deberían llegar lo más rápido que puedan. —Dijo Karreg.

—Esperemos que no sea demasiado tarde. —Respondió Klasz con una sombra de preocupación en sus ojos.


Pasaron minutos, pero no había nada a la vista, ningún barco parecía acercarse.

—¿Seguro que vendrán a buscarnos? —Preguntó Klasz que se estaba poniendo nervioso.

—Tienen que prepararse un poco, no te preocupes, el rescate está llegando. —Contestó Karreg.

Justo en ese momento, una flecha pasó silbando por las cabezas de los dos investigadores. Los kel les habían encontrado, entonces varias criaturas saltaron sobre la empalizada con lanzas y cuchillos, que fueron repelidas fácilmente por Klasz y Karreg, bajo un estruendo de balas, consiguieron matar a tres miembros del kel.

En ese momento el enemigo hizo una retirada estratégica, escabulléndose en la oscuridad, para dejar pasar a uno de ellos que llevaba la carcasa de una criatura similar a un cangrejo sirviendo de armadura, Karreg intentó eliminarlo con la escopeta, al disparar la escopeta, Karreg se quemó la punta de los dedos debido a que había dejado su mano sobre el tubo, pero el caparazón protegió a la criatura, la cual su armadura había conseguido minimizar los daños de la escopeta.

Klasz usó su fusil de asalto para abatir al guerrero del kel, las balas atravesaron el exoesqueleto fragilizado por el disparo de escopeta abatiendo al guerrero del kel. Klasz le señaló a Karreg que pusiera su mano correctamente en el arma, para luego mirar a la criatura que había abatido sintiéndose culpable. Apenas unos pocos segundos después una flecha que voló a unos centímetros por encima de su cabeza le sacó del trance.

Entonces los kels optaron por dejar el asalto y decidieron asediar la barricada. Cada vez que Klasz o Karreg se intentaban mover, una flecha les pasaba por encima de sus cabezas.

De repente, los dos miembros del equipo de exploración, oyeron un sonido el cual parecía que varias personas estaban escarbando las paredes de la cueva en las que estaban.

Entonces Karreg, previniendo un posible ataque desde detrás de las barricadas, se posicionó mirando al lado opuesto de la entrada, para disparar a lo que iba a poder venir de la pared.

En ese momento el muro se derrumbó y el arquitecto apretó el gatillo.

Clic

La escopeta se había atascado, Karreg confuso miró al agujero en la pared para ver lo que parecía un muro de pistolas de chispa que le estaban apuntando. No podía hacer nada más, tenía que actuar, debía protegerse.

De repente una nube de polvo se levantó en el agujero que fue creado por los kel, seguido de un silencio desgarrante, el agujero que estaba hace unos segundo lleno de guerreros, fue reemplazado por silencio. Apenas unos segundos después, se empezaron a oír gritos del túnel.

Todos los guerreros del kel habían sido atravesados por rocas que salían de las paredes, los pocos que habían sobrevivido, estaban gritando de sorpresa y dolor. Los gritos fueron rápidamente silenciados cuando más piedras se precipitaron a ellos para acabar con sus vidas. El resto de los kel, al ser testigo de ese macabro espectáculo, se espantaron y huyeron del lugar.

—¿Qué mierda acaba de pasar? —preguntó Klasz tembloroso del shock y aterrorizado por lo que acababa de presenciar.

Karreg miró a Klasz, ¿qué le podría decir? se preguntó, ¿admitir que fue él? Si hiciera eso seguramente sería contenido, y puesto en una celda como un mero objeto, otra opción sería acabar con el investigador. La simple idea de atacar a Klasz, le repugno no podía matar a un amigo.

Entonces le llegó la idea, Klasz, solo había visto como unos Kel se habían hecho empalar por unas piedras, no había forma de saber que había sido él, y podía perfectamente quedarse así.

—Debe de ser una defensa de la pared. —Le respondió Karreg con el miedo de que Klasz no le creyera.

Pero Klasz lo creyó, puede que era por el terror que sentía por lo que había pasado o que con la oscuridad no podía saber si estaba mintiendo, pero le creyó.

—Salgamos de aquí. —dijo Kasz.

Justo cuando salieron cargando a Stephan, fueron recibidos por el equipo de rescate.

—¡Hola! —Exclamó Micaelo Costello a los dos miembros del equipo que seguían en pie. —¿Dónde están los demás?

—Los hemos perdido, unos kels nos atacaron y nos hemos separado. —Respondió Klasz. —Stephan necesita ayuda urgente.

—Bien, bien, —comentó Costello —¡CHICOS, TENEMOS UN HERIDO!

Entonces dos miembros del destacamento médico se acercaron corriendo para llevar a Stephan en una camilla y meterlo dentro del vehículo.

—Ya estamos listos para irnos. —Dijo Costello mientras subía al coche. —¿Suben?

Entonces los dos investigadores subieron al coche.

—¿Y qué pasará con Forbes, Ender y Navarro? —Preguntó Klasz inquieto por sus compañeros.

—Vamos a empezar a buscarlos —respondió Costello —Ahora, lo importante es sacarlos de aquí.

Entonces, el vehículo comenzó a moverse, y por fin se iban del Bev. Pero, ¿con qué precio? en esta expedición habían perdido a la mitad del equipo y con Stephan herido, solo fueron él y Kasz los que consiguieron salir. La misión había sido un fracaso, Karreg no podía hacer nada más, lo que le preocupaba era que los otros hubieran podido ser atrapados por el kel.


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