Simplemente Se Destrozó
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“Esto no es estructuralmente posible.”

“Bueno, ya. Por eso te hemos llamado. ¿Y qué hay de esto?”

“No tengo puta idea.”

El Agente Green encendió un cigarrillo y comenzó a gesticular hacia la obra.

“¿Te importaría no fumar aquí dentro?”

“Es obvio que es no-euclidiano. Puede que haya problemas cuando decaiga.”

“Espera, ¿es que es radiactivo o algo así?”

“No, digo, literalmente podría desmoronarse hacia afuera. Eso sería problemático. ¿Hay algo de valor en particular aquí?”

“Señor, esta es una galería de arte.”

“Nada, entonces. Brillante. Probablemente tengamos que volarlo. No podemos ni plantearnos moverlo siquiera, podría desgarrar el espacio a su alrededor. También sería problemático.”

“¿Volarlo? De ninguna manera. Demasiado peligroso. Podrías tirar abajo todo el edificio.”

El Agente Green sostuvo la mirada del adusto curador.

“Te das cuenta que lo que tenemos aquí es un objeto que desafía las leyes de la físicas, ¿correcto? Eso es una sentencia de diez años de cárcel en este estado, como mínimo.”

El severo rostro del curador flaqueó levemente.

“Eso no tiene sentido.”

“Es una de esas leyes estúpidas que nadie cree que van en serio. Cosas como montar en bicicleta sobre una piscina, o alimentar a un conejo con queso directamente con la mano. La larga lista de imbecilidades que sólo oculta las cosas escandalosas que realmente suceden. Así que, o me dejas reventar esta cosa, o irás a la cárcel por un largo tiempo.”

El Agente Green sopló una bocanada de humo hacia la intrincada estatua de cristal. El humo siguió la curvatura, abriéndose camino hasta formar una columna delgada. Se aceleró y desaceleró, apareció y desapareció, siguiendo su ruta a través del espacio curvado.

“Sí, es bastante complejo. No hay forma de quitarlo sin destruirlo. Probablemente esté distorsionando el espacio por sí mismo, pero una vez nos deshagamos de él no tendrás problemas.”

Bajo el pedestal, había una pequeña placa de bronce:
Sé Que Van A Venir A Joder Todo, Cabrones, Por Qué No Aprenden A Dejar Las Cosas Tranquilas De Una Vez, Algunos De Nosotros Estamos Intentando Hacer Algo Y No Queremos Participar En Un Estúpido Concurso De Quién Tiene La Verga Más Grande Mientras Intentamos Ser Los Reyes Del Patio De Juegos, Pero A La Mierda, Supongo Que Puede Decirse Que Destruir Esto Es Una Buena Obra De Arte En Vivo, Pues Enhorabuena, Bien Hecho, Habrán Protegido A Incontables Civiles Rompiendo Esta Cosa, Y Mientras Tanto Yo Estaré Haciendo Otras Diez Como Estas En Otras Galerías Mientras Ustedes Juegan Al Gato Y Al Ratón, Estúpidas Rameras, Váyanse Al Carajo, En Serio
por Ruiz Duchamp

“Este tipo, Duchamp. ¿Lo has visto alguna vez?”

“Sólo una, cuando vino aquí.”

“¿Dejó algún número de contacto o algo?”

“Me temo que no. Entró por la calle y ensambló las piezas, mientras la gente miraba. Era algo muy confuso, le dio una cierta jaqueca a los espectadores. A mí también, debería añadir.”

“¿Lo viste juntar las piezas?”

El Agente Green tiró su cigarrillo al piso, pisándolo con sus zapatos. Por fin, un testigo ocular.

“Oh, claro. Y antes de que lo preguntes, no, no tenemos ninguna grabación del proceso. Todos los archivos de vídeo de seguridad cambiaron a texto negro en un fondo blanco, que decía ‘Sé que me espían’. Ni idea de cómo lo hizo.”

El Agente Green miró hacia la delicada estatua de vidrio y suspiró con fuerza. Demasiada fuerza. El espacio curvado tomó su suspiro, lo amplificó y lo desvió en la dirección precisa para hacer que la pieza perdiera el equilibrio. Se desmoronó en cámara lenta a través de giros y vueltas imposibles, y cuando finalmente cayó al suelo -

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