Registro de Entrevista 472-0165-B
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Entrevistado: Janice Erickson

Entrevistador: [Censurado, en espera de evaluación independiente, referido como "Entrevistador" en todo el registro]

Introducción: Entrevista realizada después de la recuperación de SCP-472. El sujeto era parte del personal doméstico de la residencia de la que se recuperó SCP-472. El sujeto conocía la existencia y los efectos de SCP-472, pero se le tuvo que indicar que SCP-472 era específicamente una piedra granate que se encontraba en la colección de joyas de [CENSURADO].

<Comienzo de la Entrevista>

Entrevistador: Cuéntenos cómo se enteró por primera vez de las propiedades de la piedra.

Janice Erickson: ¿De la piedra? ¿O de lo qué hace la piedra?

Entrevistador: Las propiedades de la piedra. Lo que hace.

Janice Erickson: Bueno, yo - de acuerdo, siempre había escuchado que la gente contaba que la Mansión [CENSURADO] estaba embrujada. Pero ya sabes, nunca creí en fantasmas, ni en brujería ni en esas tonterías. Sigo sin hacerlo, supongo. No sé qué… no importa. No me habría tomado en serio eso del embrujo de todas formas. ¿Una gran mansión antigua con un viejo rico que vive solo? Claro que la gente dirá que está embrujada. La gente cree que todo está embrujado.

[El sujeto hace una pausa, pide un vaso de agua. Solicitud aprobada.]

Janice Erickson: De todos modos, tenía razón. La casa nunca estuvo embrujada. Era sólo esa habitación. O la piedra, supongo.

Entrevistador: ¿Cómo empezó a trabajar para [CENSURADO]?

Janice Erickson: Una de mis amigas me contó sobre el puesto de trabajo. El Sr. [CENSURADO] es un poco espeluznante, sí, pero paga… la oferta de trabajo era como tres veces lo que puedes conseguir en cualquier otro lugar. Mi amiga Elizabeth fue contratada conmigo. Se suponía que mi hermana Maddie también iba a postularse, pero una de sus amigas, que trabajaba para el Sr. [CENSURADO] hasta que fue despedida junto con todo el personal, le advirtió que no fuera. Trató de convencerme, pero soy una madre soltera, ¿sabes? Uno no deja pasar este tipo de cosas.

Entrevistador: ¿Usted dijo que el Sr. [CENSURADO] había despedido previamente a todo su personal doméstico?

Janice Erickson: Oh sí, lo hizo. Supongo que lo hacía cada pocos meses. Despidió a la mayoría de los nuevos. Sólo conservó a un par de personas por más tiempo que eso, antes de mí, pero el último murió unos meses después de que yo fuera contratada. Se llamaba Carla.

Entrevistador: ¿Qué sabe sobre la causa de muerte de Carla?

[El sujeto hace una pausa.]

Janice Erickson: No lo sé. Era vieja. Tal vez no tuvo nada que ver con el, hum, embrujo, no lo sé. Tal vez sólo era vieja. De todos modos, el Sr. [CENSURADO] me contrató enseguida, creo que le gusté. Todo el resto del personal era nuevo, excepto Carla.

Entrevistador: ¿Cuándo fue la primera vez que se expuso a los efectos de la piedra?

Janice Erickson: No lo hice por un tiempo. A todos nos asignaron limpiar diferentes partes de la casa. Carla no nos dejaba hablar en la casa, dijo que al Sr. [CENSURADO] no le gustaba. Pero ya sabes, algunos de nosotros hablábamos fuera de la casa. Mencionaron un sentimiento espeluznante sobre el atrio del tercer piso - el atrio era donde el Sr. [CENSURADO] guardaba sus mejores cosas en exhibidores. Había cientos de cosas en esa habitación, ya sabes, todas estas joyas en vitrinas y espadas colgadas en las paredes. Aun así, la habitación entera era un poco espeluznante. Tenía estas grandes ventanas acristaladas y este gran techo de cristal que el Sr. [CENSURADO] mantenía totalmente tapados con una tela negra, había muy poca luz allí. Ya sabes, sombras por todas partes. No había razón para que esa habitación fuera tan espeluznante. Creo que lo hizo así porque en realidad era un imbécil. Nunca nos trató como personas reales… No sé. Lo siento mucho. ¿De qué estábamos hablando?

Entrevistador: Su primera exposición a los efectos de la piedra.

Janice Erickson: Oh. Cierto. Pasaron uno o dos meses desde que empecé a trabajar ahí. Carla me hizo buscar a Margery, que había sido asignada para limpiar el atrio esa semana. En cuanto entré en la habitación oí un sonido en mi cabeza. Como tum, tum, tum, tum. No sabía si estaba lejos o venía de mi cabeza. Estaba bastante asustada por eso, pero ¿qué iba a hacer? Me dije a mí misma que me lo estaba imaginando y caminé por el atrio para encontrar a Margery. La llamé y no respondió. Las luces eran tenues, como dije, y la habitación era como un laberinto con todas las vitrinas y cosas viejas con cortinas encima. Finalmente la encontré desplomada detrás de una de las vitrinas. Me miró, pero era como si no me viera. No dejaba de murmurar algo sobre la sangre en las paredes, pero yo mire a mi alrededor y todo parecía normal. Espeluznante, pero normal. Seguí oyendo ese golpeteo que empezó a ir más rápido y me di cuenta de que era mi propio corazón.

[El sujeto hace una pausa para respirar y toma un trago de agua.]

Entrevistador: Continúe, por favor.

Janice Erickson: Saqué a Margery de allí tan rápido como pude. Y después me sentí bien. Incluso me sentí un poco tonta. Margery mejoró después de un tiempo, dijo que tenía un mal día, que lo lamentaba y que no volvería a pasar. Ella nunca fue mi amiga, así que no le hice ninguna pregunta al respecto.

[El sujeto hace una pausa.]

Janice Erickson: Después de eso se tomó una semana libre. Cuando volvió, no quería volver al atrio. Dijo que le traía malos recuerdos. Carla la hizo volver. Órdenes del Sr. [CENSURADO] aparentemente. Después de unos treinta minutos más o menos, la oímos gritando. Como si la estuvieran asesinando. Ella bajó corriendo por las escaleras balbuceando acerca de ver cadáveres y que ellos la estaban mirando, y que veía más sangre en las paredes y que esta vez no lo estaba imaginando. Carla la tranquilizó, la llevó a una habitación y nos ordenó que saliéramos. Pasaron un tiempo allí. Cuando salieron, Margery se fue sin hablar con nosotros. Carla nos dijo que renunció y le pagaron la indemnización. Más tarde una de las criadas nos dijo que a Margery le habían pagado para que mantuviera la boca cerrada y se alejara. Después oímos que se suicidó. No sé si eso es verdad o no. [Pausa] ¿Es verdad? ¿Saben algo de eso?

Entrevistador: Lo siento, eso es información clasificada. Por favor, continúe.

Janice Erickson: Oh. De acuerdo. Bueno, no sé quién estaba limpiando el atrio después de eso. Tal vez nadie. No me llevaba muy bien con las otras criadas. A ninguna de ellas parecía gustarle. Algunas eran amigas de Elizabeth, y ella seguía contándome cosas sobre el atrio del tercer piso. Sus amigas dijeron que habían oído decir a otras personas que el atrio estaba embrujado por causa de todas las personas que el Sr. [CENSURADO] mató para obtener todas esas cosas valiosas. Había un tapiz de aspecto espeluznante con cráneos en él, africano, creo. Cubría una de las ventanas. Elizabeth y sus amigas estaban convencidas de que estaba embrujado por los fantasmas de unos esclavos muertos o algo así.

Entrevistador: ¿De dónde sacaron esa idea?

Janice Erickson: No lo sé, sólo fue algo que oyeron. Un mes después, Elizabeth finalmente se casó con su prometida y se mudó a [CENSURADO]. Después de eso, las otras criadas no me hablaron. Nunca me asignaron el atrio, pero de vez en cuando creía oír el latido cuando me acercaba demasiado a esa parte del tercer piso.

Entrevistador: Usted les informó a nuestros agentes que había tenido una exposición prolongada a la piedra. ¿Cómo sucedió eso?

Janice Erickson: Bueno, primero que nada, no sabía que era la piedra. Pensé que era el tapiz, o sólo la habitación. Un día, el Sr. [CENSURADO] tuvo uno de sus embates – los tenía de vez en cuando, caminó alrededor de la casa gritando a todas las sirvientas y luego entrando en habitaciones vacías y gritaba a la nada. Luego despidió a todos. Todos excepto yo, Carla, y una chica ridículamente joven con tetas grandes que trabajaba en la cocina.

Entrevistador: ¿Por qué cree que no fue despedida?

Janice Erickson: No lo sé. Ojalá lo supiera. Tal vez fue porque ningún otro miembro del personal me hablaba. Tal vez sólo coincidencia.

[El sujeto hace una pausa.]

Janice Erickson: Terminé asumiendo la mayoría de los deberes de las otras. Entonces Carla me asignó a limpiar el atrio. No estaba contenta con ello, pero ahora me pagaban aún más por todo lo que hacía, y no quería que me despidieran. Así que entre al atrio otra vez.

[El sujeto hace una pausa de nuevo, toma otro trago.]

Janice Erickson: Y oí mi corazón latiendo, por supuesto. Otra vez. Vi el tapiz con las calaveras y sentí como si me estuvieran mirando. Pasé cinco minutos limpiando ahí y empecé a asustarme. Pensé que acabaría como Margery y salí corriendo de la habitación. Me sentí mejor bastante rápido. Pero tuve que volver a entrar, ¿sabes? Aparentemente Carla no había hecho que nadie limpiara allí desde que Margery se fue, así que había polvo por todas partes. No quería que me despidieran y no quería renunciar y no quería que la estúpida adolescente de la cocina limpiara la habitación embrujada sola. Así que tuve que regresar.

[El sujeto hace una pausa.]

Janice Erickson: Esto pasó… unas cuantas veces. No podía quedarme mucho tiempo sin asustarme. A veces todo se ponía rojo y sentía que me asfixiaba. Escuchaba susurros por todas partes, aunque no podía entender lo que decían -seguía pensando que eran los fantasmas que se daban cuenta de que yo estaba allí, y que se avisaban entre ellos que alguien estaba ahí. Recuerdo a Margery hablando de sangre en las paredes y sólo había estado media hora allí. No podía dejar de mirar ese maldito tapiz con cráneos. Eventualmente pensé… bueno… el Sr. [CENSURADO] ya ni siquiera viene a esta habitación. Está tan viejo y enfermo que, si el tapiz estuviera embrujado por esclavos muertos, le haría un favor. Ni siquiera era tan grande y no podría valer tanto, ¿sabes? Así que una noche yo…

[El sujeto hace una pausa.]

Janice Erickson: No le van a decir nada de esto, ¿verdad?

Entrevistador: Eso es extremadamente improbable. Por favor, continúe.

Janice Erickson: Como dije, no tenía ni idea de que era la estúpida roca la que hacía que todo esto sucediera. Así que bajé el tapiz - cuando lo bajé, vi sangre en las paredes detrás de él y realmente me asusté. Solo lo iba a esconder en alguna parte, pero después de ver la sangre saqué esa maldita cosa y la quemé. Apestaba demasiado cuando se estaba quemando. Cuando por fin se quemó, me sentí mejor. Me mantuve alejada del atrio durante una semana, por si acaso.

[El sujeto hace una pausa.]

Janice Erickson: Cuando entré allí de nuevo, por supuesto que escuché el latido otra vez. Estaba furiosa. Me dije a mí misma que estaba imaginando cosas y me sentía realmente culpable de quemar el tapiz. Más culpable de lo que te imaginas, más culpable de lo que me había sentido desde que era una niña y accidentalmente maté a mi pez dorado. Me quedé en la habitación y seguí limpiando y llorando.

[El sujeto hace una pausa, intenta componerse.]

Janice Erickson: Entonces oí gritos lejanos y dejé de desempolvar y vi la sangre goteando lentamente por las paredes. Mi vista estaba toda borrosa por las lágrimas, traté de secarme y vi mi mano toda ensangrentada. Vi… cuerpos. Cosas podridas, desnudas y muertas, la mayoría medio escondidas detrás de las vitrinas. Había un perro muerto y estaba casi completamente podrido y cubierto de gusanos, pero seguía intentando moverse y se veía tan horrible. Ni siquiera podía gritar. Traté de correr, de verdad, pero no podía mover las piernas. Intentaba gritar pidiendo ayuda, pero no podía. Estaba tan segura de que iba a morir. Eso duró… horas. Creo que me desmayé y me desperté un par de veces. Después de un rato vi este cadáver parado a mi alrededor, mirando las paredes. Entonces de la nada me miraba fijamente. Creo que eso fue lo más cerca que estuve de gritar porque realmente lo intenté. Nunca se acercó a mí, pero me miraba fijamente. Desaparecía y luego volvía a aparecer en otro lugar de la habitación, mirándome fijamente otra vez. También vi a otros, pero estaban al otro lado de la habitación haciendo… no lo sé. Algo horrible, probablemente. Y la sangre nunca dejó de salir de las paredes. En ocasiones pensé que estaba cubierta de ella. A veces desaparecía y luego volvía con nuevos cadáveres. Los golpeteos y gritos de la lejanía nunca se detuvieron.

[El sujeto hace una pausa.]

Janice Erickson: Después de mucho, mucho tiempo los cadáveres se desvanecieron y la habitación dejó de parecer tan roja. Se sentía como estar medio despierto. Me di cuenta de que podía mover las piernas otra vez y salí de esa habitación tan rápido como pude. Pasé un poco más de doce horas allí, sola.

Entrevistador: ¿Regresó?

Janice Erickson: No, nunca lo hice. Al día siguiente fui directamente con Carla y le dije que renunciaba. Pero de inmediato me ofreció el doble del gran salario que ya me pagaban. Dijo que le agradaba al Sr. [CENSURADO], le gustaba lo callada que era, y probablemente no estaría contratando a nadie nuevo en las próximas semanas. Traté de contarle sobre la habitación y ella se quedó callada y después dijo algo sobre "vapores" y que lo revisaría. Fui a casa y abracé a mi hija durante mucho tiempo y pensé en qué tipo de trabajos podría conseguir en otro lugar. Pero el dinero… era demasiado bueno. Me convencí a mí misma de que había inhalado algo extraño, tal vez algún tipo de reacción retardada por quemar el tapiz, o tal vez esa era la venganza del tapiz por haberlo quemado y que todo estaría bien ahora. Así que… volví. Le dije a Carla que aceptaría la oferta si no tenía que volver al atrio. No estaba muy contenta, pero estuvo de acuerdo. ¿Y sabes qué? Todo estuvo bien durante los siguientes dos meses y medio.

Entrevistador: ¿Qué pasó después de dos meses y medio?

Janice Erickson: Estaba tomando una siesta en un sofá en el segundo piso al final de mi turno antes de irme a casa. Me puse… cómoda, creo. Estaba teniendo sueños angustiosos y me desperté escuchando susurros. Susurros familiares, como los que oí en el atrio las otras noches. No podía creer lo que estaba sucediendo - pensé que quizás todavía estaba soñando. Entonces las paredes empezaron a sangrar y no pude caminar. Ahí fue cuando ellos… aparecieron.

[El sujeto hace una pausa larga.]

Entrevistador: Por favor continúe. ¿Quién apareció?

[El sujeto parece estar conteniendo las lágrimas.]

Janice Erickson: El cadáver de antes. Mirándome fijamente. Estaba con mi hermana. No parecía herida, pero había algo raro en ella. Estaba segura de que estaba muerta. Y entonces empezaron a hablarme.

Entrevistador: ¿Qué dijeron?

Janice Erickson: Dijeron que había llegado al otro lado, que sólo necesitaba dar un paso más y entonces lo sabría todo. Mi hermana seguía repitiendo algo. "Dios mira al corazón." "Dios mira al corazón." Entonces sentí como si estuviera alucinando o soñando y ellos seguían apareciendo y desapareciendo, diciendo las mismas cosas. Entonces el cadáver que antes me miraba fijamente, comenzó a reírse. Decía: “No significas nada, esto no significa nada, vas a morir y nada importará". Entonces lo vi con Carla, y Carla se veía medio podrida. El volvió a decir lo que estaba diciendo antes, que sólo necesitaba dar un paso más y lo sabría todo, e intentaba prometerme algo, pero no puede descifrar qué, debido a que los golpes y gritos se hacían cada vez más fuertes. Carla no dijo nada, sólo me miró con la cara en blanco. Empezó a decir algo mientras la habitación se ponía cada vez más roja. Soy mala leyendo los labios, pero al final descubrí que ella intentaba decir: “Quiere la fundación. No dejes que lo alimenten". Yo no -

Entrevistador: Espere. Repita la última frase.

Janice Erickson: Carla estaba diciendo "Quiere la fundación. No dejes que lo alimenten".

Entrevistador: ¿Sabe a qué se refería con eso?

Janice Erickson: No tengo ni idea de lo que quería decir con eso. ¿Por qué?

Entrevistador: No haga caso de eso. Proceda.

Janice Erickson: Bien. Bueno, después de eso me las arreglé para moverme y salí de la casa. Para cuando llegué a casa me sentía bien, solo algo agitada. Llamé a mi hermana y le dije que había tenido una pesadilla. Realmente pensé que estaría muerta, pero estaba perfectamente bien y aún está bien. Pero Carla… descubrí que Carla estaba muerta. Dicen que murió mientras dormía, en su habitación de la mansión [CENSURADO]. Así que tal vez no era mi hermana la que vi, ¿pero realmente era Carla? Tal vez la mató, o tal vez murió y se llevó su… alma, supongo, y luego vino por mí. Simplemente no lo sé. El Sr. [CENSURADO] se cayó y terminó en el hospital la noche siguiente. ¿Eso es una coincidencia? No lo sé. Tal vez él les diga algo a ustedes - seguro que no le ha dicho nada a nadie más. Y… eso es todo, de verdad. Después de eso, ustedes llegaron, así que conocen el resto mejor que yo.

Entrevistador: Gracias por su tiempo, Srta. Erickson.

<Final de la Entrevista>

Conclusión: Se le administraron amnésticos al sujeto y fue liberado.

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