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#144
No importa cuánto automaticen estos lugares, siempre habrá alguien de pie frente a la tienda de conveniencia, incapaz de elegir entre dos marcas de cigarrillos baratos. Esta noche, ese alguien soy yo. Me balance entre las dos opciones como un metrónomo indeciso. Cada paquete está encerrado en un carcasa de pantallas que mostraban el mismo anuncio en repetición. La decisión no es tan importante. No puedo saborear la diferencia entre un Puro Cubano y un cigarrillo común. No hay manera de que me importe si es un Malboro o un Newport. Sólo estoy eligiendo entre los dos nombres, y nada más.
La tienda de conveniencia entera apesta a alcohol y patatas. Todavía puedo oír el sonido de un golpeteo ligero desde el club nocturno al otro lado de la calle, vibrando a través de las paredes. No mucha gente sale de su casa para divertirse en estos días. Todo el mundo tiene algún tipo de Cascos de Realidad Virtual o algún Aparato de Inmersión Sensorial para mantenerse entretenido. Mi hermano tiene uno. Se pasa las tardes encerrado en su habitación hablándole a personas que nunca sabrán su nombre real, su cara real, su cuerpo real. Todo es avatares y nombres de usuario.
Me hago con un paquete de Malboros y me encamino hacia la puerta. Meto mis manos a lo profundo de mis bolsillo para evitar fumarme uno rápido. Dos consolas grandes están paradas frente a la salida para escanear clientes y pagar automáticamente por sus bocadillos y bebidas. Ya nadie trabaja en tiendas de ninguna forma. Demonios, ya nadie tampoco va a las tiendas. Las salidas estás reservadas para los bares o las fiestas. Pero necesito la excusa para salir de ese apartamento congestionado. Alejarme de los anuncios de neón justo afuera de mi ventana. Tengo este bonito y tenue callejón donde puedo sentarme y envolverme en humo. Es mi pequeño trozo de paraíso.
—¡Por favor deténgase!
Me congelo en mi camino. Las consolas destellan con un rojo brillante. Un punto de exclamación parpadea en su pantalla central
—Su ficha de identificación no es válida. Usted es un ciudadano no registrado.
¿Mi ficha? Ha estado funcionando bien todo el día. ¿Qué le pasó?
—No se mueva. Los oficiales de la ciudad han sido alertados.
Todo el mundo tiene que estar registrado. Si no estás registrado, o eres un fugitivo, o una víctima de tráfico de personas. No he conocido a nadie que no esté registrado, pero sé lo que le hacen a los imprudentes y a los ladrones.
—No se mueva.
Corro. Por supuesto que corro. Es la puta decisión más estúpida, pero la tomo de todos modos y corro. Paso delante de tiendas cerradas y quioscos sin energía. Paso delante de un hombre de traje blanco con quien casi tropiezo. Paso delante de los señalamientos de tránsito y de edificios alumbrados por carteles de 'se busca' virtuales. Doy vuelta en una esquina y de repente estoy en el único lugar oscuro de la cuadra. Mi callejón. Golpeo mi espalda contra un contenedor de basura y me deslizo hasta el suelo. Mi resistencia física no es lo que solía ser. O tal vez solo son los cigarros haciendo mella en mis pulmones.
Los carteles que pase en la calle. Todos tienen mi cara, y mi descripción, y mi… Espera, ¿cuál era mi nombre?

#63
7:42 PM
hey
Hey
como te trata el calor?
Miserablemente. Todo el día he estado ayudando a mi papá con el jardín. Creo que estoy totalmente quemado por el sol.
caramba. estuve adentro todo el dia, pero nuestro aire acondicionado esta roto asi que aun se siente caliente y pegajoso. mi mama se ha estado estresando por eso. creo que se acabo medio paquete de cigarros para calmarse.
Lamento oír eso. No puedo dejar de imaginar cuánto lo empeora el humo.
como que ya me acostumbre. pero de todos modos quiero salir de la casa mañana. se que la acj tiene una pista de patinaje sobre hielo adentro. quieres ir conmigo a pasar el rato alla?
¡Eso suena divertido! Sólo necesito checarlo con mis papás. Te diré cuando tenga noticias de ellos.
Vuelvo a leer los mensajes por cuarta vez mientras estoy acostada en mi cama. No puedo creer que me dejara plantada de esta manera. Kyle me envió ese último mensaje hace horas, pero no puedo presionarlo todavía. Pensaría que soy muy insistente. Pero no puedo dormirme sin una respuesta. La habitación está pegajosa y el aire está rancio, y todo lo que quiero es que me conteste el chico que me gusta. Soy miserable.
Me levanto y camino alrededor de mi habitación sobre-decorada. Las paredes están asfixiadas de posters y pegatinas, y el escritorio está cubierto de chicherías. A veces Mamá me llama acaparadora entre caladas de su cigarrillo. La casa entera siempre había olido a humo de todos modos. Una vez escuché a Mamá pelear con Papá respecto a ello. Ellos pensaban que estaba dormida, pero eran realmente ruidosos. Eventualmente Mamá prometió que sólo fumaría cuando estuviera estresada. Desafortunadamente, desde que Papá se fue, ella siempre ha estado estresada.
Probablemente también fue ahí cuando empecé a juntar todas las cosas en mi habitación. Perder a Papá me enseñó que si no mantenía vigiladas las cosas que son importantes para mí, simplemente se irían caminando.
Lo que me trae de vuelta a Kyle, quien podría estarse alejando de nuestra cita.
Vuelvo a levantar el teléfono. He esperado suficiente.
11:04 PM
hey, ya hablaste con tus papas?
Después de un momento, unos puntos pulsantes aparecen. ¡Finalmente está respondiendo! Pego mis ojos a la pantalla.
Lo siento… Creo que tiene el número equivocado.
que quieres decir? te mande mensajes hoy mismo
Tal vez hay algo mal con mi teléfono. ¿Cuál es tu nombre, para poder volver a añadirte a mis contactos?
nadie
¿Perdón?
no, queria escribir nadie
quiero decir nadie
nadie
nadie
Dejo caer mi teléfono. ¿Por qué no puedo escribir nada más? Mi dedos, ellos simplemente— ellos simplemente no me escuchan. ¡No puedo escribir mi nombre! No puedo escribir— ¿cuál era mi nombre?
Nadie.
Mi cabeza da vueltas. No puedo manejarlo. Corro por las escaleras, las cuales crujen bajo mis pasos frenéticos. Mi nombre, ¿dónde está? Lo he perdido. Se ha ido. Tal vez es el calor. Tal vez es la deshidratación. Tal vez es real. Estoy abrumada. Mamá hace algo para lidiar con el estrés, ¿verdad? Tl vez eso ayude. Busco a tientas en los cajones de la cocina el último paquete de cigarrillos de mi mamá. Mis manos tiemblan mientras juego con el encendedor. Flick, flick… y una flama se prende.
Enciendo el tubo e inhalo profundamente. El humo llena mis pulmones. Toso salvajemente ¿Esto es lo que ayuda a Mamá a calmarse? ¿Esta sensación de ardor en mi pecho? Doy otra calada. Y otra. Y luego otro cigarrillo. Después de otro ataque de tos, miro hacia arriba y veo a Mamá en la escalera. ¿Por cuánto tiempo ha estado mirando? Cuando el humo se ha aclarado lo suficiente, vislumbro la cara de preocupación de Mamá, pero no era la preocupación de una madre. Justo detrás puedo distinguir la silueta de un hombre, tal vez Papá, llevando un traje blanco. Un único pensamiento destella en mi mente.
Me guardo los cigarrillos y huyo.

#29
Sólo bajo la velocidad después de asegurarme de que él me ha dejado de seguir. Nunca he visto a alguien vestido con un traje tan elegante correr tan rápido. Podría haber jurado que que el banco estaba cerrado. ¿A quién le importa una mierda si me duermo en la entrada? Nadie más la estaba usando. E incluso si a alguien le importara, no tenían por qué perseguirme por ello. Supongo que sólo me acostaré en el parque, como siempre.
Siempre me ha gustado dormir en los parques. Claro, los árboles no hacen mucho para mantenerme seco cuando llueve, pero el pasto es blandito y puedo estar alejado de las carreteras. Los autos siempre son ruidosos. Mi papá me dijo que cuando yo era muy pequeño, las carreteras se utilizaban en su mayor parte para caballos. Olían peor, pero por lo menos no tenían un motor. Pero tal vez toleraría más a los autos si tuviera un trabajo al cual desplazarme, o una casa desde la cual desplazarme.
Aunque después de unos años no me importa ser un vagabundo. Siempre tengo que sacar lo mejor de la situación, ¿no? Además, estar en la periferia de la vida le quita un montón de expectativas. Nadie me pregunta de dónde vengo, o a dónde voy. No es como que tenga una buena respuesta. Incluso las personas con las que comparto las fogatas de la basura no hablan mucho. A nadie le importa quién soy cuando nunca me volverán a ver.
Finalmente recuperando el aliento, vuelvo a examinar la esquina de la nueva calle. Por primera vez en años, me siento fuera de lugar. No es que antes perteneciera a algún lugar, pero esa sensación es causada por la lástima y la repulsión de las personas que mantienen unos sólidos tres pie entre ellos y yo. Este sentimiento no es de mí no perteneciendo aquí, sino de… ser necesitado en otro lugar, para otra cosa.
Es extraño. Es como una fuerza magnética jalándome hacia una nueva calle. Tal vez a una nueva ciudad. Pero esta vez a un lugar donde necesito estar. No me había sentido necesitado en un largo, largo, tiempo. Alguien, algo, algún lugar está esperando algo de mí. Es terrorífico en cierta manera.
Por primera vez en mucho tiempo, me pongo en marcha con un destino en mi mente.

#8
Cansado, asustado, y sin una placa de identificación, vuelvo a recorrer las trincheras. Me dan arcadas con el olor de los cuerpos podridos y la pólvora. No quiero morir aquí, entre las bajas sin nombre de la guerra. Pasé la últimas treinta y seis horas haciendo todo lo que podía para mantenerme vivo. Y al hacerlo, me volví un cobarde. Y los cobardes no pertenecen a las trincheras.
La única cosa que sé que soy es un cobarde. Tengo un uniforme alemán, y estoy en las trincheras alemanas, pero ya ni siquiera sé si soy alemán. Ya ni si quiera sé si soy un soldado.
Avanzo contra la ola de soldados que corren a las líneas del frente. Una llamada de ataque llegó esta mañana. Hordas de hombres con caras y nombres olvidables chocan contra mí como si fuera un pez nadando contra la corriente.
—¡Soldado!
Sigo avanzando.
—¡Alto! Es una orden.
Me detengo, pero no me doy la vuelta. El sargento habla con una voz raspada y alimentada por cigarros y café. Me agarra por el hombro y hace que me de la vuelta.
—Me mirarás cuando te esté hablando, hijo.
—Sí, señor —respondo. Incluso saludo. Mis movimientos, mi habla, todo está en piloto automático.
—¿A dónde ibas?
—A recoger la munición, señor.
—Se suponía que debías hacer eso antes del ataque.
—Acabo de volver, señor.
—¿Volver de dónde?
—No sabría decirlo, señor.
—¿Me tomas por tonto?
—No, señor. Ha sido un mal día y medio, señor.
—¿Cuál es tu nombre, soldado?
—Francamente, señor, no creo que usted lo recuerde, porque no creo que le importe.
El sargento me mira por encima una vez más. Sólo entonces se percata de mis pantalones rasgados, y la sangre que corre por mi cuello, y las grietas en mi casco. No tengo un escuadrón, o un batallón, o una compañía conmigo. Sólo tuve que salir de las líneas del frente. Alguien con quien no debería encontrarme me está esperando ahí. Por lo menos no aún.
En su lugar, hay una junta en Berlín a la que no estoy invitado. Y un apartamento ahí solo para mí, con una libreta llena de páginas vacías. Hay una banca en un parque a la cual necesito monitorear. Bebidas que necesito ordenar.
—Una pistola no sirve de nada sin sus balas. Sé rápido.
Asiento, y continúo. Ambos sabemos que no regresaré al ataque.

#0
No hay dos transiciones iguales, pero todas siempre empiezan con pánico. Y después de que el pánico se apacigua, Nadie siempre encuentra su postura. Sea en un callejón, o en un parque, o en una tienda de campaña médica. Siempre hay un momento para respirar, y tal vez incluso para un cigarrillo.
Y cuando Nadie reconoce su nuevo destino y propósito en el mundo, cuando ve el funcionamiento interno del universo desplegarse frente a él, cuando encuentra sus herramientas para arreglar el curso de la historia…
Un hombre vestido con un traje blanco siempre está cerca. Sólo que fuera de la vista, fuera de la mente. Maldice para sí mismo, porque ha llegado tarde, otra vez.