Saludos, Señor Steffano.
Es un placer escribirle esta carta después de tanto tiempo. No se si se acordará de mí, pero yo si me acuerdo de usted. Cuando me capturaron y pusieron en un programa para entrenamiento de Agentes, usted fue uno de mis instructores, y he de decir que uno de los más fuertes sin duda. Recuerdo sus palabras, y aunque estoy seguro que lo dijo en un tono más agresivo, característico de los entrenamientos, lo que se quedó para siempre fue el mensaje que quiso dar:
Recuérdame cuando seas grande.
Tan pocas palabras impulsaron a una persona a intentar seguir adelante a pesar que su mundo se derrumba, y aunque no soy el mejor con las palabras, quería agradecértelo, fuiste la primera persona que confió en mí en este extraño lugar. El primero al que no llamé Carcelero, si no compañero. Tendrás siempre mis más profundos respetos por ello, gracias.
Att: Eithan Eiros
DE Eduteck PARA
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