San Valentin 21

Hola, vida mía

El catorce ya se estaba acercando, y sé que no has tenido oportunidad de venir al Sitio-34 esta semana para celebrar el día viendo alguna película juntos. No te preocupes, no estoy triste por ello ni nada, se me mantiene bastante al tanto de cómo te encuentras y con saber que estás bien yo estoy bien.

Pese a ello, no quería que te quedaras sin al menos unas palabras mías en éste día. El regalo será algo que te entregue cuando nos veamos, es algo que estuve preparando bastante desde hace algunos días. De todas formas y regresando al tema principal; sé que te he dicho mil y un veces que te amo, pero esas mil y un veces nunca son suficientes para mí, siempre he creído que te mereces que te lo diga siempre, porque como ya te habré dicho otras cientos de ocasiones, eres mi pequeño rayo de Sol que me hace poder vivir en la oscuridad sin morir por ella.

Desde que empezamos a salir después de aquella misión, has sido una de las cosas que me hacen mantenerme mirando hacía delante por un futuro mejor para nosotros mismos, Flangerson, y también para mí. Poco a poco, me has enseñado a aprender a quererme a mí mismo pese a seguir siendo torpe en ese tema, y todo gracias a ti.

Realmente, da igual cuanto escriba en esta carta, las letras y las palabras que diga no son suficientes ni en inglés ni en daevita para poder expresar cuanto te aprecio y cuanto has hecho por mí. Ningún concepto es capaz de describir de forma completa la marea de seguridad que son tus brazos, la fuente de calma que es apoyar mi cabeza en tu pecho y la manta de calidez que son tus abrazos.

Te amo mi vida, hasta más allá de lo que mi mente es capaz de expresar.

— Con el amor de todas las estrellas que nos siguen sonriendo, Matthew Ekane Van-Leeuwed.


Tocamos nuestras bocas, mutuamente, dibujando la silueta de cada una respectivamente a nuestro modo, sintiendo el tacto de la comisura de nuestros labios. Sonrío, tú también sonríes y entonces suspiramos, apoyo mi mano en tu cabello, suave a su manera y como solo yo puedo sentirlo; lo apoyas en mi nuca, haciendo redondeles con el pulgar en una semi-caricia. Acercamos nuestras caras, nuestros ojos se quedan mirando de forma paralela, cerca, a medio camino.

Nuestros labios se juntan, uno con uno, con un suspiro previo para después sumergirse en una unión. Siguen así hasta que llega ese momento de ahogo, un momento por el que se muere, una muerte definitivamente bella; la ausencia de aire es en esos momentos sino una limitante, que fácilmente se rompe poco a poco a favor del sabor indescriptible de éste momento, uno que no posee sabor como tal, pero que es tan distinguible al mismo tiempo.

Mi mente, inundada de mariposas siempre presentes cuando estás cerca, solo alcanza a articular un pensamiento coherente. Uno que deshecho rápidamente para volver a concentrarme en lo realmente importante, tú, mi todo que a la vez puede quitarme la nada.

Nos separamos cuidadosamente, tomamos aire.

—Feliz día de los enamorados atrasado, vida mía —pronunció primero el joven de ojos púrpuras.

—Igualmente, amorcito de mi alma.

Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License