San Valentin 19

Para: Yerko Venceslao

¡Muy buenas, señor Yerko! Hoy lo ví pasearse por los pasillos con un fajo de sobres y papeles y no pude evitar pensar que yo debía formar parte de esa pila, enviándole esta carta. Siempre es un placer escuchar las historias que cuenta en los descansos, esas historias sobre Instalaciones únicas, sobre lugares olvidados por las arenas del tiempo, por historias que se perdieron en el tiempo. Siempre con una pila de investigadores novatos alrededor escuchándole como el abuelo chochomeco que a veces parece ¡Pero así se le quiere!

Su trabajo es inspirador, o al menos el trabajo que cuenta en los descansos, siempre lo veo de aquí para allá, siempre con un proyecto entre manos, y aunque actualmente ya no trabajas lo mismo que antes, sigue siendo una pieza fundamental en que los engranajes de este viejo lugar sigan en funcionamiento.

También debo agradecerte la pasión y cariño que, entre otros países, le tienes a mi querida Venezuela. Si bien me crie entre los pasillos de la Biblioteca, a veces me agrada visitar el Jardín Botánico de mi linda Caracas, donde mi Padre nos consiguió a mí y a mi hermano. Me asola ver el estado en el que se encuentra actualmente, pero por gente como tú, que siguen interesados en nosotros, me esfuerzo por hacerlo mejor.

Pero me enrollo más que un kilo de estopa, mijo. Que muchas gracias por lo que hace por este lugar, siempre apreciaré tu trabajo, aunque, sobre todo, tu compañía.


Se despide con un fuerte abrazo,
Denver Eiros.

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