HAMLET.- ¡Que admirable fábrica es la del hombre! ¡Qué noble su razón! ¡Qué infinitas sus facultades! ¡Qué expresivo y maravilloso en su forma y sus movimientos! ¡Qué semejante a un ángel en sus acciones! Y en su espíritu, ¡qué semejante a Dios! Él es sin duda lo más hermoso de la tierra, el más perfecto de todos los animales. Pues, no obstante, ¿qué juzgáis que es en mi estimación ese purificado polvo? El hombre no me deleita… ni menos la mujer… bien que ya veo en vuestra sonrisa que aprobáis mi opinión.
RICARDO.- En verdad, señor, que no habéis acertado mis ideas.
HAMLET.- Pues ¿por qué te reías cuando dije que no me deleita el hombre?
RICARDO.- Me reí al considerar, puesto que los hombres no os deleitan, qué comidas de Cuaresma daréis a los Cómicos que hemos hallado en el camino, y están ahí deseando emplearse en servicio vuestro.
Extracto de una traducción de Hamlet. Todo un clásico chespireano. Hablando de prosa púrpura.
Artículo Original: Quintessence Of Dust.
Autor Original: Randomini