No me convence. El monólogo y los constantes párrafos de diez líneas al principio del texto me dificultan un poco el inmiscuirme en el relato, y aunque no suena demasiado artificial, los sentimientos de Santana parecen más el resultado de control mental que de un bagaje emocional real. No suena como una persona, más como una amalgama de cada científico desencantado y desaferentizado de la realidad en la ficción.
Aparte, suena como que esta señora no es muy lista. Parece estar en pleno dominio de sus facultades, pero decide algo equivalente a un suicidio por policía para salvar a una anomalía; ¿Por qué no montar un plan más elaborado, sabiendo que va a fallar con su plan?
Quizá no lo haya pillado del todo. Volveré a leerlo más adelante. Por el momento, neutral.