Como mencioné en su momento, me ha encantado la prosa, embellecida sin ser empalagosa, y lo suficientemente fluida para decorar la lectura, pero lo suficientemente escueta para no sobresaturarla con descripciones rimbombantes que distraigan de lo que está pasando.
Este enfoque del relato hace imposible no imaginarse a algún erudito, tal vez alguien de la Mano de la Serpiente, relatando estas historias de Halloween a los niños, una inmortalidad del recuerdo plasmada en tinta de aquello que alguna vez estuvo y ya no es más, pero aún vive.
También me ha parecido buen toque las referencias a los 'dulces', que se hace natural y sutil en la lectura; alguien que desconozca del contexto del concurso difícilmente se percataría de su presencia con ese propósito.
“Solo he necesitado del resplandor de tu alegría para alumbrarme en la más sumisa oscuridad que supuso dejarte, pero ahora, por siempre, estaré contigo. Vive, por favor, vive esa vida que hubiera deseado que vivieras, y alumbra mi camino más allá de tu tristeza”.
Creo que esta es mi frase favorita en el relato. Muy buen trabajo, se lleva el positivo.
Casi parece que este relato mostrara un punto de vista opuesto al que expuse en el mío. ¿Qué cosas, no?