Segunda Cita

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“Muy bien, escucha,” dice Kondraki desde dentro del baño, “Solo quiero hacerte saber que este no es de mis momentos más gloriosos.”

Son hemorroides, pensó Alto Clef parado del otro lado de la puerta del baño en el apartamento de Benjamin Kondraki, Lo estoy llamando en este preciso momento, canceló nuestra cita porque tiene hemorroides. Esto va a ser un tiradero. Solo un maldito desastre. Como la escena de Psycho, con el baño y la sangre.

“Totalmente comprensible,” dice Clef.

“Yo no- esto no me pasa con frecuencia,” dice Kondraki. “De verdad, si pensara que puedo conducir así, lo haría, pero llega cierto punto donde la integridad estructural de tu cuerpo es un poco basura, ¿sabes?”

Le van a poner puntos, pensó Alto Clef. Él parece el tipo de persona que estaría tan estreñido al punto de tener que ponerse puntos en el culo.

“Claro,” dice Clef.

“No vayas a reírte,” dice Kondraki, después de un incómodo silencio.

Apuesto a que simplemente está estreñido, pensó Clef. Así, él ha estado aguantando una masiva cantidad de mierda desde que es director y ahora es tiempo de dar a luz esa monstruosidad.

“No me reiré,” dice Clef.

“Hemos sido amigos por, qué, veinte años? treinta?” dice Kondraki. “Te conocí en el ‘89. Viste a mi hijo crecer y todo, incluso, es como, tú entiendes, yo confío en ti, y sabes, como te platiqué recientemente yo tengo sentimientos hacia ti, pero realmente es una situación muy delicada.”

“Konny,” dice Clef, “Te he visto medio muerto tres veces separadas. Ningún estado en el que te puedas encontrar a esta altura puede sorprenderme, bien?”

“Entonces, para repasar el plan aquí,” continuó Kondraki sin complicación, acercándose nerviosamente a la respuesta de Clef, “No tienes que mirarlo. En serio. Solo. Llévame a la enfermería, y en caso de que consigamos hacerlo sin que nadie nos vea, lo voy a considerar una victoria. Y tampoco le contaremos a Draven sobre esto.”

“Bien, sí. Comprensible. Necesitas ayuda en- Dios, No sé- ¿levantándote?”

“Tal vez un poco.”

“Bien.”

“La puerta está abierta.”

“Muy bien.”

“De verdad, nunca quise que esto ocurriera.”

“Nadie nunca quiso.”

“Bien.”

“Bien, estoy entrando.”

El hogar de Kondraki es un apartamento ubicado a una corta distancia del sitio. Es, por lo general un lugar feliz y una cómoda vivienda adornada con libros, manuscritos y raspones en las paredes. Hay un dormitorio para Kondraki y una ahora vacía habitación donde su hijo creció; hay una cocina y una sala de estar, una oficina, y un baño ocupado en el momento. Clef ha estado aquí muchas veces a lo largo de los años, y ha estado más frecuentemente desde el increíblemente fuerte síndrome del nido vacío de Kondraki ya hace varios años, comenzando con Draven mudándose a los dormitorios de los Destacamentos para entrenar de ahí en adelante. Él había deducido fácilmente, cuando se reencontraron después de bastantes años de trabajar en sitios diferentes, que él se sentía solo- un matrimonio destrozado hace menos de veinte años en el pasado, un hijo fuera de casa, moviéndose a través de la mediana edad en un extraño y alienado estupor. Clef mismo estaba más acostumbrado a vivir por su cuenta, pero eso no significaba que él no fuera propenso a contradecirse a sí mismo. Ellos fueron cercanos por años. Esta evolución de su relación de estrictamente amigos a probar las aguas de un potencial amorío, pero no uno que fuese necesariamente mal recibido en absoluto. Ahí había un elemento de confianza que no estaba antes; un factor de seguridad peculiar e incluso algo como afecto, admiración, amor.

Pero Kondraki estaba solitario. Clef, siendo él mismo asexual, ciertamente quizá pudo haber subestimado este elemento en su recién descubierto compañero. Pero no estaba muy seguro porque él no lo había considerado- Kondraki fue conocido por sus notables capacidades sexuales en sus años como estudiante graduado, antes de que la fundación y un hijo lo restringieran- pero Clef realmente solo asumió que él las tenía, por lo general, bajo control, y por ello había ignorado la impulsividad y estupidez cuando se trataba de habilidades respecto a toma de decisiones mundanas. Era impresionante que pudiese mantenerse vivo, y un verdadero milagro que él fuese capaz de criar de forma exitosa a un niño. Kondraki fue brillante- ellos no lo habrían hecho director si no hubieran estado seguros de sus capacidades, su comprensión de la espontaneidad, su agilidad mental bajo estrés- y esto fue lo que él puso en defensa de Kondraki cuando pensó en los siguientes treinta segundos de eventos que se llevaron a cabo en el hogar de Kondraki, los cuales fueron registrados de la siguiente manera:

Clef abre la puerta. Él ve a Ben, sin pantalones como había predicho. También lo observa sin ropa interior, cosa que no estaba esperando pero al mismo tiempo eso no salía de la pregunta. Ben no está haciendo contacto visual, y Clef abrió su boca para decir algo del tipo necesitas ayuda empujando o alguna otra respuesta igualmente sarcástica cuando vio un cilindro plástico entre sus piernas y cayó en el hecho de que Kondraki es un tipo de cincuenta y cinco años administrador de la Fundación con una botella de agua atorada en su pene, sintiendo que ese pensamiento se acurrucó en su cabeza muriendo más rápido que cualquier otra cosa que hubiera experimentado en su vida. Él sintió que su cerebro hizo corto circuito, después se inclinó desde la puerta para estar seguro de que lo está viendo bien, y sí lo está. Está atascado. Ese es el problema aquí. Su pene está atorado en una botella de agua de marca Aquafina. La base de la botella yacía sobre el asiento del inodoro en un símil de una desplegada bandera de rendición.

“Así que probablemente te preguntes cómo terminé así,” dice Kondraki. “Y solo quiero que sepas que el principal problema aquí es en realidad la aerodinámica del asunto. Creo que la subestime un poco cuando estaba iniciando aquí hace un par de horas-”

Clef sale del baño. Él abandona el apartamento, y se para en el corredor. Sus risas han evolucionado en lágrimas. Él saca su celular y marca.

“Draven,” dice él, “Chaval, no te vas a creer un carajo.”

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