por Agente Alan
Yuki Kimura fue hacia su oficina en el hospital; ella trabaja en uno de los más prestigiosos de la ciudad de Kioto como patóloga. A través de mucha dedicación logró hacerse jefa de su departamento y tener una gran influencia dentro del hospital.
Como en todas las mañanas, al llegar a su oficina con su café en mano se sentó cerca de su escritorio y miró en su teléfono las últimas noticias del día antes de ponerse a trabajar.
HOY; 5/2/2042
“La ONU anunció el fin de la mayoría de los conflictos armados.”
Gracias a la colaboración entre los más de 100 países que conforman la ONU, junto a organizaciones independientes, se ha logrado tratar los conflictos armados entre naciones, tras el anuncio de las mismas de poseer artefactos considerados… (leer más)
“La energía natural es una realidad en todo el mundo.”
Debido al reciente cambio de rumbo que dio la empresa, ahora pública, Anderson Robotics, los avances para el uso de tecnologías a base de energías renovables y sanas para el medio ambiente han aumentado; todo gracias al nuevo presidente de la empresa “Edwin T. Anderson” cuyas propuestas… (leer más)
“El Reloj del Juicio Final se ha retrasado dos horas”
La aclamada obra simbólica denominada como “Reloj del Juicio Final” (Doomsday Clock) ha anunciado que su posición actual será dos horas antes del apocalipsis debido a las reformas sociales, económicas y políticas en los últimos años. Ésto representa un gran alivio al ser comparada con su anuncio de solo 20 segundos para el fin del mundo en el año 20…(leer más)
Yuki sintió una pequeña gota de felicidad; el saber que el mundo está en paz no traía una felicidad extrema como un regalo o tus logros personales, era más como una sensación de “todo estará bien” que recorría su cuerpo.
Pero el trabajo se tiene que hacer, así que apagó su teléfono, encendió su computadora portátil, e inició a trabajar; agregando y tachando cosas de su agenda, realizando sus citas para el día de hoy.
Aunque se hacía agotador pasar todo el día de un lado a otro en el hospital, Yuki cumplía su labor sin perder ni un solo segundo, usando cada una de las horas extras de trabajo de manera productiva, terminando el día agotada en su oficina, apagando todo antes de irse.
—Suficiente por hoy— dijo Yuki en la soledad de su oficina.
Mientras ordenaba sus cosas su teléfono vibró, Yuki lo tomó, encendiéndolo lo primero que vio fue las buenas noticias alrededor del mundo que vio de reojo esta mañana, no les prestó tanta atención al concentrarse en la notificación de “mensaje nuevo”.
Tojo (東条): Oye oye Akitsu recuerda que esta noche hay reunión, me pasé la tarde de ayer redactando la historia del tipo para ti. (゜ε゜ )
Yuki respondió a su compañero de club que no tardaría en llegar a la mansión, por lo que apenas apagó su teléfono fue directo a su auto.
Durante el camino cruzando las nuevas calles de Kioto, Yuki aprecio los nuevos edificios que se construyeron, la arquitectura era llamativa y reemplazaba los ya desgastados edificios de antaño.
Yuki hizo una rápida parada para ver un nuevo edificio construido por esa famosa empresa de robótica, ella no entendía exactamente cómo funciona, pero ese edificio absorbe la luz solar para distribuirla por toda la ciudad y en la noche usaba la suficiente energía de reserva para que aún funcionara.
Este mundo había cambiado mucho, las guerras paran y cada ser humano da su grano de arena para mejorar este mundo; Yuki tampoco sabía por qué.
Tal vez porque las personas correctas ocupan los cargos correctos, o por una serie de casualidades, o tal vez todos despertaron y se dieron cuenta del daño que hacían.
Por fin vino la paz después de esa larga tormenta, pensó Yuki.
Después de un largo viaje, al fin pudo llegar a su destino, dentro de las tranquilas y boscosas montañas se encontraba la cabaña de un estilo muy antiguo, uno que ya casi había desaparecido en Japón. A las puertas de su entrada estaban grabados los kanjis 石榴倶楽部, había llegado a la reunión de esta semana del Club Sekiryu
Ya son dos años desde que se unió a este club al ocupar el lugar de la antigua Akitsu. El cómo llegó aquí es una historia larga llena de estrés, miedo, presiones; una historia que Yuki no quiere recordar; por lo que una vez más, como ya era tradición, Yuki abrió la puerta y Akitsu entró a la cabaña ansiosa por la granada de esta noche.
Akitsu fue recibida por el anfitrión, quién era un hombre anciano, el más viejo del grupo. Hasta lo que sabía Akitsu, él ocupaba un cargo político, aunque no sabía cuál exactamente, pero en las veces que han hablado, el anciano siempre la trataba con educación y amabilidad. Él ocupaba el puesto de Rokkaku.
Ambos se saludaron con una reverencia y hablaron de cómo estuvo el día de cada uno. Mientras hablaban se dirigían a la sala reservada para las juntas del club en la misma se encontraban los demás miembros.
Rokkaku se sentó a la cabeza de la mesa, mientras que Akitsu se sentaba a los costados de la mesa al lado de Tojo. Tojo, una mujer que vestía ropas normales de oficina y tenía un semblante relajado, le pasó unas tres hojas que tenían la historia al completo de la granada de hoy a Akitsu. Ella le agradeció, Akitsu siempre le pedía este favor a Tojo por su talento en la escritura, siempre lograba contrastar ese toque realista que le gustaba a Akitsu en las historias.
Los minutos pasaron, Rokkaku agradeció la presencia de todos los invitados y la comida fue servida, mientras Akitsu comía leía la historia de la persona que ahora estaba en su plato. Desde que era niña leía los libros una y otra vez mientras cenaba; era su forma de liberar el estrés, a veces ella misma decía que lo hacía para entrar en personaje cuando se describe una escena de comida en el libro.
Cuando entró en el Club Sekiryu jamás pensó que leer la historia de vida de una persona la fascinaría tanto, sus errores, sus victorias, sus aprendizajes, y todo eso para terminar en un plato frente a ella.
Normalmente, Akitsu sentía una mezcla de respeto y admiración sumado con motivación junto a una paz interior, pero esta vez algo se sintió raro, no era por la historia o que se sintiera enferma de algún modo; era algo más como culpa, ¿Por qué culpa? No es que ella se haya sentido mal por haber comido personas antes, es más lo veía como un honor.
Akitsu terminó su plato y los siguientes a ese, intento ocultar su expresión de confusión, casi ninguno de los demás miembros lo noto, excepto Rokkaku.
La reunión había terminado, ya era más de media noche y los diez miembros del club se marchaban uno por uno, Akitsu se quedó un rato más para ayudar a limpiar junto a Rokkaku; ésto era normal ya que ella sentía que tenía que agradecer de alguna forma a Rokkaku por ofrecer su vieja cabaña para las reuniones.
Nunca hablaban de temas muy relevantes aparte del trabajo y la cena de esa noche, pero esta vez Rokkaku quiso hacerle una pregunta.
—¿Hubo algún problema con la comida de hoy?
—Claro que no, señor Rokkaku, además la historia que leí fue muy conmovedora.— Akitsu sonrió nerviosamente.
—No te preocupes Akitsu, no es la primera vez que veo esa mirada en este club, ¿puedo saber que te aqueja?
—Es que… yo…— Akitsu no sabía que responder, lo pensó toda la noche y ella creyó tener la respuesta a la causa de sus dudas; pero aun así la respuesta podría faltar el respeto a todo lo que el club y Rokkaku representan, ella no se permitiría decir eso.
Rokkaku por su parte tenía un presentimiento de que estaba pasando así que la invitó al comedor, mientras él preparaba un poco de té para conversar más tranquilos.
Akitsu ya con un té en la mano, intentó explicar sus pensamientos de la forma más respetuosa posible.
—Yo, estuve pensando en algo durante la cena, al principio no sabía qué era ese sentimiento hasta que me di cuenta de que eran incertidumbre, no sé si sabrá sobre las buenas noticias que han sucedido por todo el mundo.
Rokkaku asintió con la cabeza.
—Bien, lo que pasa es que estuve viendo muchas de esas noticias esta mañana y al principio no significaron nada, pero cuando probé la primera boca de esa granada, yo solo… ¿Está bien hacer esto?
Rokkaku se mantuvo inexpresivo.
—Y-Yo no digo que seamos los malos o…
—Akitsu cálmate, no estoy enojado, es normal tener esas dudas.— Dijo Rokkaku tratando de calmar a Akitsu. —Por favor explica el por qué te sientes culpable.
Akitsu tomó una gran sorbida de su té.
—Todos están poniendo de su parte para mejorar el mundo, esta sociedad no es la misma en la que yo nací y estoy agradecida por eso, pero, ¿El Club Sekiryu no debería intentar hacer lo mismo? Dejar de comer personas y concentrarnos cada uno por su parte en mejorar el mundo.
Rokkaku suspiró y exhaló.
—No eres la primera que me cuenta estos pensamientos, el florecimiento de este mundo no es algo tan fácil de ignorar.
—Entonces qué piensa, ¿El Club Sekiryu aún debería seguir en pie?— Dijo Akitsu.
—El club ya tiene más años que cualquiera de sus miembros, ha pasado por muchas épocas y conflictos y cambios, pero siempre se ha mantenido en pie por una sola razón, ¿Sabes cuál es?
Akitsu no supo responder.
—Calma, independientemente de que nosotros comamos carne humana todos tienen una forma de calmar su mente, algunos con juegos, otros con artes, algunos eligen cosas prohibidas o cosas familiares. El punto es que todos necesitan ese calmante es sus vidas,y para diez personas de Japón, este club es nuestro calmante.
—Eso lo entiendo, pero aun así no estamos dando ningún beneficio al mundo.
—Akitsu, los calmantes no tienen que dar algún beneficio a los demás aparte de ti; eso sería más trabajo, y aunque fuera así todos los del grupo en nuestro trabajo ayudamos al mundo. Cada uno a su manera, tú eres una gran médica, yo trato de mantener las cosas calmadas en la política, Tojo siempre busca la forma de mejorar el trabajo en su departamento.
Akitsu se quedó en blanco, en su mente analizaba las palabras de Rokkaku, buscando consuelo mientras más dudas surgían, sus frases parecían frenéticas pero con una calma en su forma de hablar que la confundida.
—Esto también pasa con los extranjeros y famosos inventores, todos tienen sus calmantes, estoy seguro de que algunos mucho más secretos que este club y eso está bien porque al final esos calmantes son pieza clave para crear este mundo.
Rokkaku tomó lo último que quedaba en su taza de té, Akitsu estaba tan concentrada en el discurso que ni siquiera se dio cuenta cuando él había empezado a beber.
—Aun así, si esto no te convence…— Dijo Rokkaku recuperando la atención de Akitsu— Puedes irte, nadie te detiene.
—¿En serio?
—Claro, yo ya le he contado mis pensamientos a muchas personas con tus dudas, algunos se van y buscan un nuevo calmante u otros no logran encontrar algo que los calme como esto y terminan regresando o siendo consumidos por su trabajo, pero al final del día todo esto es bajo decisión propia.
Akitsu quiso decir sí o no, pero tenía un nudo en la garganta, trataba de dejarlo salir, pero ni siquiera sabía qué decir.
Rokkaku dejó salir una risa seca.
—Ah, lo siento mucho, creo que te mareé. Tú buscabas respuestas y yo te llené de dudas.— Volvió a soltar una pequeña risa seca.
Al final, y ya siendo las tres de la mañana, Akitsu decidió volver a su casa, agradeció por su tiempo a Rokkaku para luego salir de la cabaña.
Yuki entró a su auto cansada, pensó en cada noche en donde había venido a este club, pensó en todas las cosas que superó gracias a este club.
Al final ella solo suspiró y encendió su auto.
Ella sólo quería calmarse.