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Investigaciones
Comando-05 de la Fundación, Moscú, URRS
Viernes, 23 de Diciembre de 1988, 0730 horas, hora local
Encendiendo un cigarrillo, Harper se sentó en su oficina temporal en los cuarteles generales regionales de la Fundación para la Unión Soviética. Casi tres veces el tamaño de su oficina de Washington, completa con una vista de la Plaza Dzerzhinsky, Harper decidió que se podría acostumbrar al suntuoso tratamiento que la Fundación se permitía para el personal de Nivel 5. Levantando su teléfono seguro, le llamo a Muir, allá en Washington. Como era casi la medianoche en la capital americana, Harper llamo a la línea de teléfono segura de su casa. Después de que las dos unidades se hubieran sincronizado, escucho a una voz ligeramente aturdida—. Muir.
—Troy, es Tim, —dijo Harper—. Espero que no te haya despertado.
—Todavía estaba despierto, leyendo, —Muir le aseguro a Harper—. ¿Qué pasa?
Harper explicó—. Hable con el Dr. Pushkin. Parece que los artefactos de Trinidad si fueron comprados por MC&D. Por cómo suena, el atestiguó el intercambio.
—Ajá, —Muir gruño—. Cobre unos favores con mis viejos contactos en la COG. Estoy esperando tener el archivo en la mañana.
—Espero que no hayas dejado ir a las joyas de la corona, —remarco Harper secamente.
—Nah, esto fue a cambio de servicios ya hechos, —contesto Muir—. Ni siquiera gaste todas mis fichas.
—Bueno, Troy, voy a dormir en el sillón de la oficina de aquí. Llámame cuando tengas el archivo, —dijo Harper. Le leyó los números de teléfono y fax. Muir los confirmo, y después colgó.
Comando-05 de la Fundación, Washington, D.C.
Viernes, 23 de Diciembre de 1988, 0710 horas, hora local
Troy Muir justo había encendido la cafetera cuando Mónica entro caminando con un sobre manila—. Sr. Muir, la recepción reporto que le dejaron esto esta mañana por un tal Agente Granger de la Coalición Oculta Global, —dijo, dándoselo—. Paso el control de seguridad estándar: es solo un archivo
—Gracias, Mónica, —Muir dijo, abriendo el archivo. Adentro había tres hojas de papel.
Troy,
Feliz Navidad.
- Harry
Muir examino los contenidos del archivo cuidadosamente—. Mónica, por favor envíalos por fax a este número, —instruyó, agarrando su unidad telefónica segura y marco.
—Harper, —dijo la voz al otro lado de la línea.
—Tim, es Troy. Mónica está enviándote unos documentos, —dijo Muir.
Hubo una pausa del otro lado de la línea—. Los tengo, —dijo Harper—. Interesante. ¿Tenemos algo más sobre esta persona, “C”?
—Él no me es familiar. O ella, —dijo Muir—. Nos llevara un rato escarbar en los archivos.
—De acuerdo, —contesto Harper—. ¿Algún indicio nuevo?
Mónica levanto sus cejas, y Muir le dio al botón de altavoz—. Te puse en altavoz, Tim. Mónica está aquí conmigo.
—Sr. Harper, nuestros agentes infiltrados en la policía británica han terminado su reporte, —explico Mónica—. Les hicimos checar la firma explosiva con la de las monedas explosivas. Era una coincidencia del noventa y tres por ciento, aunque el margen de error es de ocho por ciento debido a la edad de la base de comparación de las monedas.
—De acuerdo, —dijo Harper—. Es bueno confirmar lo que sabemos. Continua.
Mónica asintió, incluso aunque Harper no podía verla—. Después de que se fue a Moscú ayer, empecé a intentar averiguar quién tenía acceso a la información que se filtró. No tenemos forma de saberlo con certeza, porque todas las pruebas fueron destruidas y el Director McDonnell sólo presentó un informe preliminar. Habló con O5-5 personalmente, pero -5 también murió en el atentado. Dada la naturaleza de la información encontrada según el reporte inicial del Director, al menos un conspirador tenía autorización de Nivel 4 o más, pero sin designaciones SCP específicas, no puedo descartar a nadie. Mire en la base de datos de niveles de autorización de la Fundación, y hay al menos quinientos Ele Cuatros (de los que tenía autorización para saber). Y no tengo autorización para saber cuántos Ele Cinco hay, de todas maneras.
—Ni siquiera yo sé eso, Mónica, —dijo Harper—. Supongo que tengo acceso a eso ahora que soy uno; puedo buscarlo. No creo que sean más de unas cuantas docenas. El Consejo O5, algunos pero no todos los Directores de algunas sub-agencias, y unos pocos miembros del personal ambulante, no muchos.
Muir habló—, Tim, si no sabemos que tenían, no podemos rebuscar mucho sin que esto se convierta en una cacería de brujas. —Los tres sabían que dicha cacería de brujas podría hacer el mismo o más daño que la conspiración misma, y ninguno quería ser el Angleton de la Fundación.
—Vamos a enfocarnos en lo que sabemos, —dijo Harper—. El reporte dijo algo de los horarios de los Supervisores para la siguiente semana. Enfóquense en investigar a su personal y seguridad. No necesitamos otro Supervisor muerto. Mientras tanto, seguiré siguiéndole el rastro al objeto que tenemos. —Desconectó la llamada.
Muir y Mónica se pusieron manos a la obra. Tenían que poner, hábitos, contactos, acciones, horarios, y finanzas de más de cien miembros del personal de la Fundación bajo el microscopio. Su tarea era aún más difícil ya que no sabían, exactamente, que trataban de encontrar. Con suerte, lo sabrían en cuanto lo vieran. Con algo de buena suerte, eso seria. Con mala suerte, los conspiradores serian libres de hacer lo que sea que tenían planeado sin interrupciones.
Comando-05 de la Fundación, Moscú, URRS
Viernes, 23 de Diciembre de 1988, 1545 horas, hora local
Después de terminar su llamada con Muir y Mónica, Harper releyó los archivos. Decidió reportar lo que sabía hasta ahora a O5-7. Dejando atrás su suntuosa oficina temporal, salió hacia el vestíbulo a la Recepción y Seguridad de la Oficina de Nivel 5. Mostrándole sus credenciales a la secretaria, le dijo en ruso—, Por favor organiza un teleconferencia segura con O5-7.
—Si, Camarada Investigador, contesto la secretaria—. Debería estar libre en quince minutos. Es libre de usar la sala de conferencias; nadie estará ahí en dos horas. —La secretaria señalo a una puerta abierta.
—Gracias, Camarada, —Harper sonrió. Entro a la sala de conferencias y cerró la puerta tras él.
Justo mientras la hora sonaba en las campanas de la Catedral de San Basilio, el teléfono sonó. Harper recogió la boquilla. —Harper, —dijo en Ingles.
Una voz del otro lado de la linea dijo, —Por favor espere a O5-7.
Un momento más tarde, la voz de Siete dijo, —Sr. Harper ¿Supongo que está haciendo progresos ahí afuera en Moscú?
—Si, señora, —contesto Harper—. Hemos rastreado la fuente de la explosión a…
—¿Las monedas explosivas? —dijo Siete—. Lo he oído. Esas no han sido más que problemas para la Fundación. Lo dije en cuanto me volví una Supervisora, y lo sigo diciendo ahora.
—Si, señora. De acuerdo a la información de la Coalición Oculta Global, las monedas estaban en la posesión de una persona que conocen como 'C', —explico Harper—. Esta persona 'C' aparentemente se las compro a Marshall, Carter, & Dark, allá en el setenta y uno.
—¿C? —pregunto Siete—. Interesante. Primero, una pregunta, Sr. Harper. ¿Qué le prometió a la COG a cambio de esta información?
—Nada, —dijo Harper—. Muir la consiguió de uno de sus contactos como pago por favores pasados.
—Hmm, —dijo Siete—. De acuerdo. Tenga cuidado con la COG, Sr. Harper.
—Si, señora, por supuesto,—respondió Harper—. Supuse que serían mejores para interactuar con Marshall, Carter y Dark.
—Cierto, el Club no es conocido por su cooperación, —dijo siete—. Así que ¿Qué sabemos sobre este 'C'?
—No mucho, —admitió Harper—. El archivo de la COG sobre él está básicamente vacío. Se cree que es bastante adinerado, se piensa que es dueño de al menos nueve objetos anómalos, miembro del club MC&D, probablemente americano o británico, firma con tinta verde sin identificar. Eso es todo lo que sabemos hasta ahora. Tengo a Muir y a la Sra. Daniel mirando en los archivos para ver que pueda haber ahí.
—Puede decirles que se detengan. No hay nada en los archivos sobre 'C', —declaro Siete definitivamente—. He leído todos los archivos sobre cada miembro conocido de MC&D. No hay ningún archivo sobre esa persona "C".
—De acuerdo, se los haré saber, —dijo Harper—. También están analizando los archivos del personal con acceso a los horarios y arreglos de seguridad de los O5, pues el reporte del Director McDonnell menciono la posibilidad de una amenaza contra el Consejo.
—Muy bien, —dijo Siete—. Dependiendo del resultado de esta investigación, Sr. Harper, usted mismo podría estar en la corta lista para ser el director de contrainteligencia. Aún no he hablado con los otros supervisores, pero he seguido su trabajo desde hace tiempo, y me gusta lo que veo.
Harper no pudo pensar en nada que decir, así que no dijo nada.
—Sr. Harper, creo que tengo una pista para usted, —dijo Siete—. Vaya a Londres. Hable con Sir James Mycroft. Es profesor de matemáticas en Cambridge. También es una especie de comerciante de información sobre lo mundano y lo paranormal, se sabe que ha suministrado información a todos los grandes actores, incluyendo a MC&D. Sospecho que puede conocer, o conocer sobre, esta persona "C".
—Lo haré, —afirmó Harper.
—Manténgame informada, —dijo Siete, desconectando la llamada.
Harper rápidamente llamó a Muir para pasarle la información. Luego, salió de la sala de conferencias—. Camarada, necesito un asiento en el próximo vuelo a Londres, así como una copia en inglés del expediente de la Fundación sobre una persona de interés, —le dijo a la secretaria en ruso.
—Por supuesto, camarada, —dijo la secretaria—. ¿Tiene un número de referencia o nombre para el archivo?
—Sí, —dijo Harper—. Sir James Mycroft.