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Artículo: Comienza el Sueño Nuclear
Autor: Luis Gm
Agradecimientos: Muchas gracias a LazyLasagne,
Shadow-MASK,
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RonnyModZz por su feedback y comentarios.
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Una vista un poco más detallada detrás de Radiosol y Teresa Bárbara.
En las jóvenes tierras de América, se formó un pueblo iluminado con el conocimiento de las fuerzas radiantes concedidas por los dragones habitantes del astro rey, llamado el altépetl1 de Tlaneyanco —el lugar del nuevo amanecer—, situado en la Sierra Madre Oriental. A su sociedad se le otorgó un fuego milagroso llamado Tlanextlitetl —fuego de luz—, capaz de arder por la eternidad, deslumbrar tanto el cuerpo como el alma de los seres vivos. Fue por esté medio con el cual lograron construir hermosas edificaciones y monumentos a partir de árboles y hongos, alterar animales con la finalidad de mejorar su eficacia.
Antes la única forma de aprovechar aquel poder era mediante su uso directo, así que era necesario transportarlo al lugar donde se iba utilizar, por ende, solía ser tardado finalizar varias obras e imposible utilizarlo en otras tareas. Así, con el paso del tiempo surgieron personas interesadas en desentrañar los secretos del Tlanextlitetl y dedicaron toda su existencia en dicha tarea; de esta forma surgieron los tlamatini2 del Tlanextlitetl. Ellos entrenaban a las nuevas generaciones con la finalidad de seguir sus investigaciones, así luego de doce décadas lograron comprender a fondo esos secretos y aplicar sus conocimientos en todas las áreas, desde las artísticas hasta las científicas, por desgracia también se aplicaron en el aspecto bélico.

Algunas leyendas cuentan que debido al inapropiado uso del Tlanextlitetl, los dadores de ese poder enviaron una venganza contra Tlaneyanco, en forma del gobernante llamado Kokolimina; despiadado y ambicioso, a diferencia de los tlamatinis y sus estudiantes, poseía las capacidades innatas del Tlanextlitetl. Se refería a sí mismo como alguien capaz de poseer el poder completo del fuego milagroso, blasfemando contra las creencias de su propio pueblo.
Así logró desestabilizar a Tlaneyanco en dos grupos: aquellos viciosos y hambrientos de obtener el poder absoluto, dejando a un lado sus tradiciones y los fieles a sus creencias que veían a Kokolimina junto a sus seguidores como traidores y blasfemos identificados como los tleteyaotlanis —soldados del fuego—: guerreros despiadados y perspicaces dotados con el poder de la innovación e investigación armamentística. Los habitantes hartos de seguir los mandatos de Kokolimina, comenzaron una batalla por el futuro de aquel altépetl, unidos bajo el nombre de ilhuipilli —guerreros del día—. El fuego milagroso que alguna vez iluminó sus festivales y fiestas ahora convertía en cenizas a su gente y viviendas; los grandiosos animales modificados en pos del avance se usaron como armas y vehículos de guerra.
En la lucha armada se perdieron miles de vidas, se contaminaron grandes áreas por el uso de armas basadas en su mayor parte de Tlanextlitetl. Llegó el día decisivo, un grupo de tres ilhuipillis lograron irrumpir en la corte del tlatoani3, de esa manera ellos en conjunto lograron someterlo y con ello se pensaba que se acabaría la guerra, sin embargo, no fue así.
Durante unos meses más siguieron peleando ambos bandos, y no fue hasta casi luego de un año que se dieron cuenta de una situación crítica: Si seguían por ese camino ya no habría futuro no solo para aquel reinado, sino podrían poner en riegos la habitabilidad de la zona, debido a que con cada mes sus armas se volvían más destructivas, capaces de arrasar pueblos enteros y dejarlo contaminados por largos periodos de tiempo.
De esa forma, se llevó a cabo una junta con cinco líderes de los ilhuipillis, seis tleteyaotlanis, el heredero del altépetl y más importante, los cuatro Dragones Tonatiuh, se pactaron los Acuerdos Tonatiuh, donde se reconocía principalmente:
- La necesidad de detener la lucha armada para el beneficio mutuo.
- Pasar de una forma del imperio a una monarquía parlamentaria con el fin de evitar conflictos futuros y decidiría cuales rituales o investigaciones pueden realizarse o no.
- Aislarse del mundo común, y solo poder salir bajo las condiciones de los Dragones Tonatiuh según sea cada caso particular.
- No intervenir en ningún conflicto del mundo, ya sea común o no, a no ser que la humanidad use el poder Tlanextlitetl como armamento de destrucción.
El último punto se debió a que ellos sabían que tarde o temprano llegarían a conocer ese poder, pero en ese momento era la menor de sus preocupaciones. Una vez firmado el Tratado, los ciudadanos se sintieron culpables y deshonrosos de vivir bajo la luz del día; decidieron partir del mundo común y fundaron una ciudad subterránea bajo las montañas. Como manera de celebrar la paz y recordar su viejo Sol, todos los tlamatinis y el gobernante, crearon un Sol artificial para iluminar su nueva ciudad, símbolo de su unión, paz y poder.
Durante los siguientes siglos no ocurrieron demasiados cambios, desde el siglo XV con la llegada de los españoles se introdujeron algunos que eran conocedores de lo esotérico y hubo una interacción mucho menos violenta en comparación a lo que ocurría en el lado mundano. Tres siglos adelante se dio la primera unión entre alguien de la realeza y un extranjero, sucedieron algunos problemas internos menores, pero en su mayoría siguieron progresando entre las sombras. Con el pasar del tiempo se extendieron rumores negativos de aquella ciudad, mitos sin fundamentos envenenaron el pensamiento de las personas que quisieran llegar al mítico lugar y con el pasar del tiempo se quedaron en el olvido, por ello, la entrada de extranjeros se detuvo hasta desaparecer totalmente en el siglo XIX.
1945
Los habitantes de Tlaneyanco siguieron con sus avances tecnológicos a lo largo de su historia, perfeccionando sus antiguas técnicas con el uso de nuevos descubrimientos y dispositivos capaces de aprovechar de mejor manera el Tlanextlitetl. De manera paulatina, se empezó a crear un ambiente más urbanizado en el centro de la ciudad, dividiendo y aislando de cierta forma a la parte rural de la población; esto trajo consigo cierta desigualdad en la sociedad debido a la falta de oportunidades para los campesinos.
Aun con todo esto, el avance dentro de la ciudad superaba ligeramente a las naciones del mundo entero. Estuvieron atentos a las diferentes guerras de la humanidad, pero nunca decidieron apoyar a algún bando debido al miedo de provocar otro conflicto como en el pasado y traer la ira de sus dioses una vez más; siendo así, una nación en su mayoría pacífica.
El mundo se encontraba al final de la disputa más grande atestiguada y orquestada por los humanos. Mientras tanto, en aquella urbe separada del mundo exterior, se estaba llevando a cabo una disputa por aquella guerra causada por el hombre común. Durante ese periodo gobernaba Ana Bárbara I, quien fue conocida como una líder interesada en el mundo exterior, impulsada por la preocupación respecto al panorama global, ella sabía sobre el avance de los humanos tras cada guerra y a diferencia de sus predecesores decidió enviar agentes a diferentes lugares del mundo con el fin de recolectar información sobre sus avances bélicos. Y un día se confirmó uno de sus mayores temores: el evento de la detonación nuclear de la prueba Trinity en 1945.
Para ella ese hecho fue como la declaración de otra guerra en su pueblo, una pesadilla sepultada ya hace tanto en el tiempo ahora se levantaba para ponerla a prueba. Y sin ninguna otra opción tuvo una plática con el Parlamento para tratar la situación.
—Como ya sabrán, uno de los gobiernos del hombre ha logrado usar el Tlanextlitetl, conocido por ellos como “energía nuclear”, para usarla contra otro gobierno. Es mi deber como gobernante solicitar una acción inmediata para tratar con dicho asunto, necesitamos enviar grupos de personas para detener el desarrollo de dichas armas —mencionó Ana en frente del Parlamento.
—Conocemos su preocupación, pero los reportes indican que es una forma muy primitiva de armamento, aún no se ha empezado su producción masiva y ningún otro gobierno humano tiene conocimiento sobre lo mismo.
—Fuera de eso, planean usarla para detener su conflicto, no para iniciar otro. Buscan detener el derramamiento de sangre con una o dos de estas bombas, no pondremos en nuestros hombros ninguna vida perdida de su guerra al interferir.
—¿Y qué pasará si no es así? ¿Qué haremos cuando más países tengan esa capacidad? ¿Qué haremos cuando decidan bombardease entre ellos y dejen el mundo inhabitable? No vivimos en una burbuja perfecta como le hacemos creer a nuestro pueblo y lo saben, seguimos dependiendo de la existencia del mundo exterior —menciono Ana indignada.
—Discúlpeme Ana Bárbara, pero está hablando de un hubiera y el hubiera no existe. De ser que de alguna forma se esparza, tomaremos acciones inmediatas. Si alguien apoya a nuestra reina que lo haga saber en este momento.
—Es inaudito su comportamiento ante esta situación, ¡Es una blasfemia contra nuestras creencias! —respondió Ana con enojo— ¿En serio nadie tiene el valor de tomar alguna acción?
El silencio se hizo en la sala, ese mismo silencio se presentó después en Hiroshima y Nagasaki cuando se apagaron las vidas de miles de sus habitantes en un instante.

1950
Y luego vino la sorpresa ante aquellos que dudaron de las palabras de su reina, ahora los gobiernos usaban sus armas para intimidarse entre ellos, usando su tan sacra energía al por mayor, envenenando el ambiente y causando miedo en todos los habitantes del mundo. Aquel reinado se encontraba lleno de emociones negativas por dicha noticia, así que Ana decidió dar un discurso, antes de hacerlo platicó con su hija, Teresa Bárbara, una niña con apenas 8 años de edad, quien en un futuro iba ser la heredera de su cargo.
—Mamá, mamá, ¿es cierto qué estamos en peligro? Mis mentores no me han querido decir nada y eso me preocupa todavía más.
—Tranquila mi Teresita, todo va salir bien porque no nos quedaremos sin hacer nada, yo no permitiré que te dañen, ni a ti ni a nadie más de nuestro pueblo.
—¿Van a empezar una pelea contra el mundo exterior?
Ana se quedó mirando a su hija por algunos segundos sin decir nada, el simple pensamiento de considerar esa posibilidad atormentaba su mente. Tras una breve reflexión mental le contestó a su pequeña:
—No, supongo que es igual buen momento para hablar contigo sobre esto, ya que te tocará gobernar algún día. Ven, ¿quieres sentarte en mis piernas por lo mientras?
—¡Sí! —Teresa corrió hacía su madre.
—No es bueno comenzar guerras mi pequeña, nuestro pueblo ya pasó por una y tu futuro deber es evitar a cualquier costa el inicio de otra.
—Pero podemos ganarles mamá, tenemos la fuerza para vencerlos. ¿Por qué no lo hacemos?
—No se trata de ganar o perder, se trata de valorar la vida, de pensar en las consecuencias de usar nuestros conocimientos, posiciones y poderes en nuestras acciones. Si yo decidiera usar el ejército y usar nuestras armas, no seriamos diferentes a ellos. Eres aún joven para entenderlo, ya tendremos tiempo de hablarlo después. Ahora debo calmar a nuestros ciudadanos —Ana cargó a su hija a su cuarto— Estaré ocupada estos días, así que no podré verte, pórtate bien con tus mentores y estate tranquila, nos vemos.
—Adiós mamá —dijo Teresa algo triste, casi al punto de llorar— Si yo fuera reina, me encargaría de poner fin de manera inmediata las amenazas del mundo exterior.
Así la reina dejaba a su hija, quien le preocupaba mucho aquel comentario que había hecho Teresa sobre usar la fuerza, su hija había nacido diferente a los otros gobernantes anteriores, ella era muy similar al emperador que llevo ese reinado a la guerra. Incluso en esos momentos Teresa era hábil para su prolongada edad, nació con la habilidad natural de usar el Tlanextlitetl, tal y como cuentan las leyendas de aquel emperador.
Ana decidió no pensar más en eso, mientras caminaba por un pasillo que llevaba a un balcón donde estaba una multitud esperando sus palabras. Su discurso igual iba ser transmitido por otros medios de comunicación, en ese momento, era lo único que importaba.
Mis ciudadanos, sin importar sus creencias, si apoyan mis decisiones pasadas o estén en contra, hoy me dirijo a todos ustedes, como el pueblo unido que somos, les hablo a los que mantienen funcionando nuestra Patria, quienes la conforman y cumplen su deber día a día. Yo cumpliré con mis deberes en estos tiempos de incertidumbre y confusión, sepan ahora, a pesar de estar desconectados, que eso no es símbolo de debilidad, no significa ser incapaces de decidir nuestro futuro.
La humanidad ha rotó las cadenas que tanto juramos resguardar, ha usado ese poder para matar y esparcir miedo en el mundo. No dejemos que ese miedo nos invada y nuble sus pensamientos, bajo mi palabra, no empezare una guerra con el mundo. En estos momentos es cuando más se necesita mantener la calma, no debemos caer en las mismas provocaciones de aquellos gobiernos jóvenes incapaces de ver en este momento las consecuencias de sus acciones.
La historia será quien muestre sus fallos y faltas, se darán cuenta del daño provocado y van a ser recordados por ello. Nosotros no seremos recordados ni identificados por aquel mundo, actuaremos de forma directa y diligente, alejaremos a aquellos interesados en usar armas de esa naturaleza y los guiaremos a otro camino.
Nuestra voz no será escuchada por dichos gobiernos, pero el peso de nuestras acciones será visto a la larga. Siéntanse orgullosos de vivir en este periodo de la historia, seremos recordados como la generación que se adaptó al cambio y salió triunfante.
¡Hoy se da inicio a una nueva era! ¡Hoy demostramos nuestras virtudes! ¡Hoy protegemos el mundo!
Luego de esas palabras, se puso en marcha la creación de la División de Defensa, enfocada en infiltrar personal en las investigaciones enfocadas en la fabricación y desarrollo de armamento nuclear; a pesar de ser un lugar aislado, Tlaneyanco contaba con un avance tecnológico lo suficientemente superior para cumplir la meta de la División de Defensa. Durante los siguientes meses lograron sabotear todas las investigaciones, cuando se estaba desarrollando la primera bomba de fusión. El 1 de noviembre de 1952 se realizó la prueba de dicha bomba de fusión, en Enewetak, un atolón de las islas Marshall; el dispositivo fue activado, seguido del sonido del mar y solo eso, el sabotaje de esa prueba provocó un gran desinterés por parte de Estados Unidos.
Seguido con la Unión Soviética, sus pruebas de desarrollar una bomba H fueron igual un fracaso y a pesar de que se siguieron intentando crear ese tipo de armas, se enfocaron en otros campos y así se dio por terminada la carrera armamentista nuclear. Sin embargo, para asegurarse de la creación de más armas de este estilo, se provocó un incidente en un laboratorio de EUA y otro de la Unión Soviética, donde se detonó un pequeño dispositivo de unos cuantos kilotones. Dichos incidentes llevaron al final definitivo de los programas nucleares y sirvieron como ejemplo para aquellas naciones interesadas en el desarrollo de estas armas.
Cuando sucedió eso, se retiró la interferencia de la División de Defensa del mundo y volvieron a desaparecer del panorama global el 15 de enero de 1955, día que pasó a ser conmemorativo bajo el nombre del “Día de la Salvadora”, donde se reconoce la decisión de su reina y se recuerda a aquellos que participaron en dichas misiones.
2007
Habían pasado ya 52 años desde el día en que se terminó la intervención del mundo exterior, durante ese periodo ocurrieron dos sucesos importantes: en 1994 la reina dio a luz a su segunda hija, Itzel Bárbara, quien no presentó nada sobresaliente durante sus primeros años de vida. Mientras tanto la primogénita siguió su formación aprendiendo con rapidez las lecciones de sus mentores. A pesar de los intentos de su madre por ocultar las capacidades de su hija, se esparció la información de Teresa y empezaron a compararla con Kokolimina de cierto modo, ganándose una mala reputación por todo Tlaneyanco.
Y no era para menos, su carácter difería al de su madre de una manera enorme: mostraba un gran ego, engreída, mezquina, burlona y prepotente. Le gustaba pasearse por algunos parques y alterar algunas plantas para su propio gusto. Su hermana Itzel siempre la ve como una gran persona a seguir y le tiene un gran aprecio, en parte, porque siempre le cumplía sus peticiones.
Así un día ambas salieron en su paseo semanal a un jardín como de costumbre, lleno de diversas plantas y hongos.
—¿Emocionada por ser la próxima reina “Teresita”? —dijo Itzel en tono burlón.
—Sabes que solo mi madre tiene permitido llamarme así —Teresa la volteo a ver, bajando la mirada—, la “pequeña” eres tú.
Mientras hablaban paso una persona paseando a un reptil con escamas de diversos colores, a Itzel le brillaron los ojos de sorpresa por ver dicho animal.
—Oye hermanita… ¿No podemos decirle a mamá que nos compre uno de esos? —apuntando al reptil colorido—. Es muy bonito.
—A mamá no le gustan los animales, aparte eres muy joven para tener un cozamalotlalyolkatl.
—¿Entonces me voy esperar hasta ser mayor para tener uno? —Itzel frunció el ceño y cruzó los brazos— ¡No es justo!
—No me hagas tus berrinches. Aunque… —Teresa puso su mirada en algunas setas creciendo en el pasto— Puedo darte un ser conforme a tu edad.
La hermana mayor caminó al hongo, con la intención de arrancarlo.
—Oye, ¿pero qué haces? No se puede tocar nada del lugar, lo dec-
Teresa arrancó la seta antes de que Itzel pudiera terminar de hablar.
—Disculpa, ¿me estabas hablando de algo? —dijo mientras sostenía el hongo.
—Olvídalo, ¿para qué quieres un hongo? Tenemos comida de sobra en casa y mucho mejor que eso.
—Oh, necesito el hongo para hacer esto.
Teresa puso entre sus manos el hongo, sus manos fueron envueltas por un fuego verde y aparecieron varias marcas a lo largo de sus brazos. Tras esto, el hongo quedo lleno de diferentes símbolos e irradiaba un aura verde.
—Tómalo, ya sabes, es uno de mis trucos que tanto te encantan. Oh espera… ¡Piensa rápido!
Teresa le aventó el hongo a su hermana, la cual con dificultades logró atrapar la seta. Al momento de tocarla, el hongo empezó a cambiar de forma a la de un pequeño ser cuadrúpedo similar a un canino, en la cabeza del hongo aparecieron varios pigmentos negros que simulaban ser ojos y el pie del hongo se alargó hasta parecer una cola.
—Wow, ¡Un perrito-hongo! —gritó emocionada Itzel— He visto algunos actos de transmutación, pero siempre se necesita mucho tiempo y práctica. ¡Eres genial hermana!
—Lo sé, de nada por cierto. Recuerda cuidarlo y alimentarlo con desechos orgánicos.
—¡Claro que sí! —Itzel se acercó a su hermana y la abrazó.
Tal escena había llamado la atención de un anciano que iba pasando y con una voz ronca se dirigió a Teresa:
—La descendiente de Kokolimina siendo irrespetuosa con las reglas, no debería sorprenderme hija del caos y la mala fortuna —el anciano la veía con desprecio— Tu hermana debería ser la sucesora del reino, ella es normal.
—¡No le hable así a mi hermana! Ella solo es-
—No gastes tu saliva, Itzel —Teresa tomo de la mano a su hermana e ignoró al anciano— Este gente no lo entendería, vámonos a casa.
Por fuera Teresa se mostraba inmutable, pero en su interior esos comentarios la enojaban a tal grado de considerar atacar abiertamente a aquellos que juzgaban sus acciones.
Así mismo, durante estos tiempos creció una empresa llamada Radiosol que se convirtió en la empresa más importante en Tlaneyanco, ofrecía varios productos innovadores a la población, en las industrias energéticas, alimenticias, farmacéuticas y de construcción. La empresa llamó la atención de Teresa Bárbara, y logró llegar a ser su líder principal entrando el 2007, en ese mismo año la reina Ana tuvo su último año en el poder, ya que su muerte se acercaba debido a su edad.
Así, en sus últimas semanas Ana tuvo una plática con su hija mayor en su cuarto. Teresa entró y se sentó a lado de su cama mientras veía como su madre lentamente dejaba su mundo.
—Mamá… Antes de comenzar, ¿realmente no hay manera de extender más tu vida? Tal vez podría intentar ayudarte, mamá, he estado estudiando, practicando maneras de alargar vida de otro animales y los resultados son muy buenos. —mencionó Teresa con un tono serio.
—Bien sabes que yo ya he extendido mi vida durante 300 años, es normal que haya llegado el momento de mi partida. He vivido lo suficiente y sé que me puedo ir en paz contigo como reina. —contestó Ana a su hija quien estaba a punto de romper en llanto— Está bien, desahógate un poco mi pequeña.
—Gracias por todo, no sé cómo expresar mi gratitud hacía a ti, devolverte todo lo que me has enseñado y cuidado. —dijo Teresa con sus ojos llorosos.
—No debes devolverme nada, esas son cosas que cualquier madre haría por sus hijos. ¿Cómo ha ido tu relación con Itzel?
—Es un alma libre, ella quiere viajar por el mundo y a veces no sé cómo responderle a eso. Ya le dije que tenemos ciertos lugares que podemos visitar, pero parece querer entrar más de llenos en la parte oculta del mundo. Incluso quiere visitar Hy-Brasil. No te lo contó porque, bueno, ya sabe que nunca la dejarías salir de nuestra ciudad.
—Sobre eso, me he enterado que planeas tener más interacción con el mundo exterior. ¿Por qué nunca me contaste nada de eso?
La cara de Teresa mostró preocupación y pena, mientras pensaba en alguna respuesta su madre continuó hablando.
—¿Tienes sueños de grandeza, no? Desde pequeña siempre quisiste romper las restricciones de los Acuerdos, mostrarle al mundo de lo que somos capaces.
—Yo… Pienso que no hay razón para seguir ocultándonos. Tal vez no al mundo común, pero quizás relacionarnos más con otros lugares ocultos. ¿Crees qué es incorrecto?
—No, solo que te estas adentrando a un territorio desconocido y eso me preocupa. Hay cuestiones que arreglar dentro de nuestro propio reinado y podría resultar contraproducente a la larga.
—Cuidaré eso, tampoco es como si fuera a presentarnos de golpe de un momento a otro. Y… Hay otra cuestión que quisiera preguntarte… ¿Por qué soy temida por mi propio pueblo? —dijo Teresa mientras se veía a si misma— Yo no me veo nada de malo.
—Porque eres muy poderosa, dentro de ti se encuentra el poder que alguna vez desbalanceo este reino. Temen que seas la causante de otra guerra o conflicto, no debes dejarte llevar por lo que escuches, yo te vi crecer y madurar como una buena persona, a veces algo directa y enojona, pero eso es muy normal.
—¿Qué es este poder? Siempre he buscado una respuesta y solo he encontrado aspectos negativos del mismo —Teresa inhala y exhala—. Es malo, ¿no es así?
—El poder primordial de nuestros ancestros, tu alma es el reflejo puro de la energía que adoramos. En ti queda decidir el destino, no por heredar un poder manchado por malas intenciones significa que estés destinada a ser una reina maligna. Yo creo en tus acciones y hasta ahora nunca me has decepcionado. —Ana se acerca a su hija y la abraza—. Sigues siendo esa pequeña curiosa y determinada, eso es todo.
—Gracias, mamá —Teresa aprieta más fuerte a su madre—. Aunque sea momento de partir, juro no llevar este reino a su caída.
—¿No se te olvida algo? —dijo Ana mientras veía a los ojos a Teresa—. ¿Juras también cuidar a Itzel?
—Sí, eso también —mencionó Teresa mientras le sonreía a su madre—. Tenlo por seguro.
En ese momento entró uno de los doctores que estaba cuidando a la reina junto con sus enfermeras.
—Su majestad, siento interrumpir su plática con la princesa, pero es hora de su tratamiento.
—No hay problema, ya terminamos de hablar. Cuídate mucho, mi Teresa.
Ambas se despidieron y Teresa salió de su cuarto, caminó por aquel pasillo con columnas, adornado con algunas pinturas de sus antepasados y se detuvo a ver el cuadro de su madre. Soltó unas cuantas lágrimas y siguió su camino, porque ella sabía que esa era una de las últimas veces que vería a su madre con vida.

2009
Era un sábado el 02 de febrero. Transcurría el año 2009 en el centro de la capital de México, el día estaba nublado, como siempre había una gran cantidad de personas y automóviles a las cinco de la tarde. Un aparente grupo de tres conserjes se dirigían a la entrada de la Torre Latinoamericana. Llegaron al elevador y con unas tarjetas lograron desplegar otro panel de botones que llevaban a pisos subterráneos más allá del sótano.
Cuando se abrieron las puertas había una caseta con una persona.
—Buenos días, Emilio, sé que hoy no te tocaba cubrir esta jornada, pero esta semana ha estado muy movida. —mencionó una de las conserjes mientras sacaba algunas credenciales de sus bolsillos.
—Ah, no te preocupes, Selena, venir a trabajar un día de más no va a matar a nadie. Veo que igual necesitaron venir con esos trajes de conserje, ¿la situación está tan mal para no haber planeado mejor la reunión? —dijo Emilio mientras revisaba las credenciales
—No es el fin del mundo, aunque no puedo negar que lo ocurrido es preocupante, solo puedo decir eso.
—Claro, claro, así que tenemos a usted, Selena, a Raquel y Rosa, todas de la… ¿División de Defensa? Pensé que había desaparecido en 1990 cuando ya no fue necesaria. Como sea, ya revisé el sistema y todo está en orden, pueden pasar a la sede de la Ciudad de México.
—Okay, nos vemos en un rato. Vamos compañeras, no queremos que nuestra visita aquí se alargue más de lo que debe.
—Sí —contestaron ambas al unísono de forma rápida.
Pasaron por la puerta de la caseta y caminaron por un pasillo de concreto mientras se dirigían a cambiarse su ropa.

—Debieron hablar más allá atrás, es de mala educación no presentarse ni decir nada —mencionó Selena mientras veía a ambas.
—Lo siento, estoy muy nerviosa por todo esto… Cuando a mi me trasladaron a la División como reserva me imaginaba ser parte otra división, la probabilidad de que pasará algo en estos años era muy baja, me arrepiento de haber cometido algunos actos que me trajeron aquí. —dijo Rosa con desgano.
—¿Y qué hay de ti, Raquel?
—La verdad, no soy buena comunicándome y estoy pensando en otras cosas, vaya que no me esperaba formar parte de una división extinta, pero ya veremos dijo el ciego… Okay, no se crea Selena, porque los ciegos no hablan.
Rosa se aguantó la risa mientras Selena la veía con algo de enojo.
—Sí, ese comentario estuvo fuera de lugar, lo siento. Era para romper la tensión del ambiente y parece haber funcionado un poco, ¿no es así Rosita? —dijo Raquel mientras veía como Rosa se reía entre dientes.
—Sí, sí, igual lo siento por reírme.
—Supongo que no esta tan mal intentar mejorar la moral de su compañera, Raquel, aunque evita ese tipo de chistes cuando hablemos temas serios. Ahora vayan a cambiarse de ropa, nuestra junta va a necesitar que tengan sus trajes con aditamentos. Nos vemos en la Sala tres.
—Sí —volvieron a responder al unísono ahora con un tono más relajado.
Los trajes de los que hablaba Selena tenían unas pantallas en las mangas y podían crear algunos hologramas desde sus manos. Las tres se cambiaron sus ropas y fueron al punto acordado: la Sala tres. Un cuarto con una mesa redonda y diez sillas, con una pantalla y algunos mapas en las paredes.
—Ya nos conocimos en el aeropuerto y vi sus expedientes, pero nada como presentarse en vivo y que sea rápido. —Selena y las demás se sentaron en las sillas.
—Soy Raquel Cartajena Sánchez, nací en el la periferia de Tlaneyanco, de una familia con conexiones con esta cultura, decidí formar parte de la reserva en caso de ser necesitada en una situación inesperada, las demás divisiones me parecían aburridas. Egresada a los 26 años de edad hace 2 años, estoy emocionada de por fin dejar la ciudad y viajar por el mundo en nuestras misiones.
—Mi nombre es Rosa Cano Hernández, nacida en el centro de Tlaneyanco y soy conocida por mis investigaciones en el campo del estudio superior del Tlanextlitetl, debido a algunos problemas que tuve en la parte conductual quedé en la división de reserva a los 20 años, a uno de terminar mis estudios. Y… Sigo un poco confundida por estar aquí, pero creo que me puedo adaptar rápido.
—Espera, con razón me sonabas, eres Rosita la saboteadora, cielos, quisiera ser como t-
Antes de que Raquel pudiera seguir hablando, Selena alzó la voz y la interrumpió.
—Raquel, guardemos esos detalles para después, ambas tendrán mucho tiempo para conocerse.
Selena se puso de pie enfrente de ambas, con sus brazos detrás de su espalda.
—Seguro han oído hablar de mí, bajo apodos como la Paranoica del Apocalipsis o nombres de ese estilo. Soy Selena García Forero, general de la ya casi extinta División de Defensa y Logística Mundial, me gradué de mis estudios en radiomancia aplicada con base al ometlanex, tengo 40 años de edad y seré la líder del tercer grupo de la División de Defensa y Logística.
—Oh sí, hay tantas historias sobre ti, digo, usted, fuera de toda broma, es un honor estar bajo su tutela. —mencionó Raquel emocionada.
—No esperaba formar parte de esto, pero reconozco sus logros e igual me da algo de esperanza que usted nos guíe, gracias. —dijo Rosa seguido de un suspiro.
—Yo igual espero sacar lo mejor de ambas, ahora son mi desafío personal para educarlas y convertirlas en las mejores de nuestra División —dijo Selena entusiasmada— Ahora, la mayoría cree que estoy exagerando, aun así no se pueden negar los hechos. Como han de saber, a principios de año nos enteramos de que la líder de la empresa Radiosol fue destituida por la antes princesa Teresa. Y el día de ayer no llegó la confirmación del acta de defunción de nuestra reina, Ana Bárbara ha muerto.
—¿Ana Bárbara, la Salvadora de 1950? Pero… Ella…— dijo Rosa atónita.
—Ahora entiendo porque nos llamaron de un día para otro, ¿también son ciertos los rumores sobre su hija?
—Sí, Raquel, su hija es una alteradora de la realidad, Teresa Bárbara ahora es la líder de todo Radiosol y sus filiales. Si fuera todo menos una alteradora no me preocuparía tanto. —Selena le envió los reportes a los trajes de sus compañeras y los comenzaron a revisar.
—El último líder que fue un alterador de la realidad causó la guerra que fragmentó nuestro imperio hace ya casi 3 milenios. Pero… Los Acuerdos de esos tiempos siguen vigentes, el Parlamento aún tiene poder sobre las acciones de Teresa, no va a comenzar otra guerra, es imposible. —mencionó Rosa mientras leía con detenimiento los archivos en el holograma de su brazo.
—Y no lo hará, pero debemos aceptar que Teresa no es igual a su madre, esta mujer planea diferente. Debemos recordar que los acuerdos son menos estrictos desde las detonaciones nucleares de 1945 en adelante, desde el momento que la humanidad usó el poder nuclear con fines bélicos, se abrieron las puertas para el regreso de todos nosotros, como un reino unido, o un poco dividido como es el caso actual, ya sea para bien o para mal.
—Tampoco podemos salir así como si nada, aunque entiendo que hubo muchos problemas desde esos años y la señora Ana Bárbara evitó un gran conflicto, que en paz descanse. Ah, Selena, ¿qué es esto de “SCP-ES-097”? ¿Qué es está “Fundación”?
—Oh, yo sé, estos son los acumuladores compulsivos de anomalías: cosas raras, bestias, dioses, conceptos y vete a saber tú que más. Son muy importantes en el campo anómalo, mi prima logró entrar a trabajar con ellos, no supimos nada de ella hasta que nos dijeron que murió. Sí, cuando entras en ese lugar ya no hay vuelta atrás, turbio. —respondió Raquel mientras veía el archivo— Wow, estos hongos te hacen esclavos, espera…
—No, Selena, este archivo debe estar modificado o algo así, ese correo del final no puede ser cierto, me niego rotundamente a creerlo. —interrumpió Rosa a Raquel
—Sí, la “Fundación SCP” es una de las organizaciones más importantes en el mundo anómalo y ya tuvo su primer encuentro con Teresa, con esto podemos darnos una idea de que ella no está siguiendo el camino de su madre y vaya que ese correo del final tiene aires de grandeza. Y me temo que es cierto, Rosa.
—Entonces ya está todo arreglado, ya la hicimos, la Fundación se encargará de Teresa y todo estará bien, que buena es la vida. —dijo Raquel con alegría— Ya ves Rosa, y toda asustada por nada.
—¿Leíste que al final no pudieron controlar los hongos y explotaron, no? Que ellos estén ahí es una ayuda, pero es nuestra responsabilidad encargarnos de Teresa, conocemos mejor su organización y podemos tener una respuesta más rápida que ellos, aparte, esa Fundación tiene algunas cosas que me disgustan, yo no confiaría en ellos, tampoco deben tener en su poder objetos de nuestro legado o relacionados con nosotros.
—Bueno, si lo pones así, sí, ¿y qué hay de los Soldados del Hombre? Creo que eran la Coalición Global Oculta y en Estados Unidos de América tienen su propia organización, hay varios que de seguro se entrometen con Teresa. —le respondió Raquel
—Y al igual que hay grupos en su contra, va haber quienes estén con ellos y ganen poder. Su empresa de Radiosol ya era reconocida entre nosotros como una gran amenaza por sus invenciones, ahora que entran en el tablero mundial no tardaran en ganar aliados. Así que van a estudiar sobre estos grupos y también saber cómo interactuar con ellos de ser necesario. Es verdad que nos hemos ocultado del mundo por ya tanto tiempo, debemos vigilar muy de cerca a Teresa y su empresa, así como todos los que reina.
—Todo bien, así que seremos un grupo encargado de enfrentarse a Teresa, ¿no? —dijo Rosa
—Más que enfrentarse directamente, vamos a detener sus creaciones hasta que tengamos un plan concreto de cómo lidiar con ella de manera definitiva. Matarla no es una opción, eso va contra los acuerdos, también deben saber que somos partes de una división con más equipos como nosotras, así que no se sorprendan si alguna vez tenemos que colaborar.
—¿En serio es tanto problema matarla? Sí entiendo los acuerdos, a pesar de que nos han servido estos milenios, últimamente no han funcionado taaaaan bien que digamos, usted me entiende, Selena. —le respondió Raquel
—Eso no depende de mí y si los infringimos las que van a morir somos nosotras, está en proceso una revisión de dichos acuerdos y hasta ese entonces no tenemos permitida esa opción, esto no se trata de derramar sangre a los cuatro vientos.
—¿Y qué más debemos hacer por el día de hoy? Ya repasé el archivo del hongo y entiendo la preocupación de Teresa. —dijo Rosa mientras cerraba el holograma de su brazo.
—Nos quedaremos unas horas aquí planeando sobre nuestra organización y la información que tenemos sobre la nueva trayectoria de Radiosol, luego nos iremos de vuelta a un lugar donde nos quedaremos permanentemente hasta resolver esto, fuera de Tlaneyanco, por supuesto.
—Está bien, no olvidaré ordenar mis pertenencias mañana, tampoco se te vaya olvidar a ti, Rosa.
—Sí, créeme que no lo olvidaré, Raquel.
—Antes de seguir con todo el plan de acción, no es por nada, pero la instalación está medio feíta, ¿no había otro lugar más actualizado o algo? —mencionó Raquel mientras veía las paredes— el lugar es algo lúgubre.
—Sí, pero en México y en otros países en vías de desarrollo no hay tantos ojos viendo lo que sucede, este es uno de los lugares más desconocidos en sí ya que todos saben la estructura completa de esta edificación, menos este lugar. Podría decirse que este lugar tiene su encanto. —respondió Selena con ironía.
—Todo bien mientras no tengamos que venir repetidas veces a esté lugar.
Así el trío se quedó seis horas planificando, revisando la información sobre Radiosol y otros grupos de interés. Una vez pasado ese tiempo las tres salieron de la sala y se dirigieron de nuevo a la caseta.
—Disculpe, Selena, ¿no deberíamos cambiarnos de nuevo para salir arriba? —preguntó Rosa mientras se acercaban a la caseta
—Nuestros trajes pueden cambiar de forma según los modelos instalados, siendo adaptables dependiendo de la situación, hay uno de conserje por si te lo preguntas. Aunque necesita cierto tiempo entre cambio y cambio, eso es todo.
—Genial, a ver —Raquel fue la primera en probar esa función— Je, se siente raro.
—Okay, Selena, gracias por la información.
—Ah, eso sí, traigan consigo esas cubetas y escobas.
—Y, ¿no podíamos tener estos trajes antes? Digo, bueno, de hecho no porque supongo que confidencialidad y eso. —preguntó Raquel
—Oh mira, ya estás pensando un poco más antes de hablar, vas aprendiendo algo Raquel, muy bien —le contestó Selena.
Mientras tanto Rosa analizaba más la situación de Teresa, había oído hablar de sus capacidades para manejar las diferentes prácticas esotéricas de su cultura, sus deseos de ser reconocida por el mundo y ser una mujer implacable; reconocía el potencial peligro de dicha gobernante. Rosa se encontraba fuera y lejos de su zona de confort, alejada de las comodidades del centro de Tlaneyanco y separada de sus pocos conocidos, un ambiente totalmente nuevo. “Al menos con esto podré limpiar un poco mi nombre, o eso espero”, ese era el único pensamiento que la calmaba. Así pasaron por la caseta y se despidieron de Emilio, subieron al elevador de donde salieron esos tres conserjes para continuar su camino, comenzando su travesía en un mundo cambiante y nuevo.