Adiós a los Brazos

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El Consejo O5 se sentó en silencio ante lo que acababan de oír.

Finalmente, la gentil voz de Cuatro rompió el ensueño:

—¿Qué dijiste?

—Dije, que no hay esperanza.

Cuatro miró al viejo desgastado desplomarse en su silla.

—Eres la última persona de la que esperé escuchar eso, Diez.

—Mira los datos. La Zona Naranja se ha encogido en 2%. Sólo en el último mes perdimos el equivalente a dos Sitios en personal y skips.

Antes de que pudiera continuar, un pitido en la pantalla de Once llamó su atención. Ella se frotó su cien arrugada.

—Perdimos dos destacamentos más, Eta-5 y Phi-2.

Uno se enderezó ligeramente.

—¿Muertos?

—Eta-5 sufrió perdidas catastróficas contra una cadena montañosa viviente potenciada por 3396. Sin detalles adicionales.

—¿Y Phi-2?

Una pausa, demasiado larga.

—Un miembro muerto, el resto desertó.

—Mierda.

Dos habló finalmente:

—Tenemos que reforzar el ALABASTRO. Que cada gota de nuestros recursos vaya a la contención, o neutralización si es posible.

Tres se unió a la conversación.

—No me gusta esto. Ya no somos nosotros. Poner a la mayoría de la raza humana en campos y laboratorios es sobrepasar nuestro límite.

Dos ladeó la cabeza.

—Elegiste un momento realmente malo para de repente tener corazón, Trece. Sólo es contención de anomalías. Eso es lo que hacemos. Eso es lo que hemos estado haciendo. Nada ha cambiado, con excepción de la escala y el presupuesto. No habrá una humanidad a menos que hagamos nuestros trabajos, y tenemos que hacerlos ahora.

Cuatro se movió.

—Un voto formal, entonces. A favor o en contra de incrementar el alcance del Proyecto ALABASTRO, y hacer que la contención y neutralización de la propagación de 2296 sea la Directiva de la Misión Primaria de la Fundación.

Silencio.

Un puñado de voces dijo tranquilamente "a favor", una después de la otra.

Tres, Cuatro, y Ocho votaron en contra.

Los restantes se mantuvieron en silencio mientras la historia seguía adelante.


O5-2 se desconectó de la llamada holográfica y regresó a su silla favorita. No era como si su residencia actual tuviera mucho para ver.

Trece bunkers estaban ubicados alrededor, adentro, o cerca del planeta. Cada uno conteniendo a alguien que en algún pudo pudo haber sido llamado, con toda razón, rey o reina del mundo. Un de eso bunkers contenía a O5-2.

Diseñado por los mejores y más brillantes de la Fundación, reforzado con la tecnología más avanzada del planeta, la fortaleza estaba ubicada a un kilómetro debajo de las arenas del desierto de algún lugar censurado.

Un titánico bloque de concreto y varios metales con y sin nombre, todos protegiendo una única habitación, un corazón, donde O5-2 residía. La fortaleza desafiaba a cualquier terremoto, huracán, o asteroide que se atreviera a intentar alcanzarle.

Pero justo ahora tenía un gigantesco agujero.


Las alarmas sonaron en todo el laberíntico sistema circulatorio de corredores. Máquinas clasificadas alteraban el mismo tejido del espacio dentro de la fortaleza, con el fin de confundir y desorientar a cualquier posible intruso, así como para protegerla de desastres exteriores. Uno podría caminar por cien kilómetros sin llegar a acercarse al corazón, si no conocían el camino.

Las destellantes luces cognitopeligrosas de emergencia miraban hacia millas de corredores destruidos. Armas masivas yacían destruidas, con humo aún saliendo de sus barriles destrozados y derretidos. Varios cuerpos humanoides yacía por ahí, despedazados.

Un cuerpo rojo derretido e indefinido tenía su puño incrustado en los restos rotos de un Disruptor de Realidad Scranton. El aire a su alrededor chisporroteaba y se ondulaba con las últimas respiraciones de la máquina, mientras el esqueleto del cadáver se retorcía.

Lo que una vez fue una red de láseres de defensa zumbaba silenciosamente, chispas goteando como lágrimas. Un cuerpo inmóvil hecho de cristal brillante yacía en pedazos ante la red, y los rayos mortales habían dejado su marca tanto en él, como en las paredes y armas circundantes.

Todavía más en lo profundo, las paredes había sido destrozadas y corroídas. Un muro había sido masticado en pedazos por un enjambre de polillas ardientes. Otra se había convertido en caramelos de roca y se había hecho añicos.

Entre más adentro del complejo, más esotéricas eran las defensas, y más extrañamente habían sido superadas.

Una torreta estaba siendo mordida por un Tyrannosaurus Rex hecho de plasma.

Un cuerpo ciertamente no yacía aplastado en un círculo de diez metros en el que la realidad era aplanada hasta las dos dimensiones y entonces enrollada hacia la inexistencia.

Un misil del tamaño de una persona se mantenía en el aire, encerrado en un hueso.

Un drone de defensa derretido en charco de queso.

Las Anclas de Realidad Scranton se habían quedado quietas e impotentes a lo largo de las paredes durante todo este tiempo, ya que un ancla puede mantener a un bote en su lugar, pero no puede evitar que se hunda.


Las alarmas seguían sonando a todo volumen. El agente Palanez llevó a cabo un último diagnóstico en su traje SEGURO y activó todos los sistemas. Estarían aquí en cualquier segundo.

O5-2 estaba dentro de su propio traje SEGURO. Si iba a ser su último muro de protección, había muchas opciones peores que una coraza de metal, polímero, y socas censuradas, alimentada por un skip tachado, una DAIA para moverla más rápido de lo que él podía pensar, y un montón de esperanza. El único problema era que su traje aún se estaba cargando.

El Agente Palanez siempre había sido un hombre de pocas palabras.

—Asegurar.

La Agente Figueroa continuó:

—Contener.

O5-2 sintió que un escalofrío recorría su espalda.

—Proteger.

¡KA-BOOM!

—¡Detrás de nosotros, señor!

Palanez se movió rápido y generó un campo de fuerza segundos antes de que una gigantesca columna de acetileno surgió de las manos de uno de los atacantes.

Una instancia con dos brazos sosteniendo dos brazos desmembrados más hechos de latón, lideró la embestida de unos veinticinco mutantes.

Los dos guardaespaldas se prepararon. Sus trajes eran experimentales y sólo habían sido probados superficialmente. Aún así, tenían un trabajo que hacer.

La Agente Figueroa se adelantó y fue por la ofensiva. Dejó escapar un pulso de energía que derribó a la primera ola y le dio un segundo para respirar, antes de dispararle con su láser al pecho de un hombre de piel gris y de dos cabezas.

Un mutante extendió sus venas y arterias, que ahora terminaban en puntas afiladas, y empezó a tratar de arrancar el blindaje de la armadura, mientras que otro intentaba distraer a Figueroa con disparos de magma. Una ráfaga de electricidad del traje se disparó por las venas, pero el mutante mantuvo su posición, gritando.

Otro mutante, con sólo bocas en su cara y cuello, las abrió todas para gritarle a Figueroa. Ella esquivó más magma y puso al tipo de las venas en el camino de las devastadoras ondas sónicas, desintegrándolo. Las escamas de la armadura que él había conseguido aflojar se cayeron.

Sólo tenía que resistir…

Palanez no estaba resistiendo tan bien. Después de escapar por poco de otro Dakotaraptor de plasma y deshacerse de él con un generador de campos magnéticos, un hombre mayor había pegado los dos pies de Palanez al suelo con un adhesivo rosa ultra-fuerte, y estaba intentando disolver la armadura con ácido, mientras otros dos mutantes sostenían a Palanez. Palanez dirigió poder a su pierna derecha y la movió, arrancando un trozo del suelo con ella. Con la guardia baja, el mutante químico fue cortado a la mitad por la cuchilla de energía de Palanez, pero su trabajo estaba hecho.


Rita apretó los dientes. Ahora o nunca. Hace unos segundos había visto a Ernesto morir para darle a ella la apertura que necesitaba. Se mantuvo detrás de Dylan y su muro de piedra que se rompía rápidamente, y extendió un único cabello de su brazo.

El cabello creció en longitud, y se alargó mas allá del muro de piedra, más allá de los restos de Ernesto, más allá de David, absorbiendo desesperadamente las ráfagas del hombre de la armadura, hacia la ruptura milimétrica en el traje. Entro por el hoyo, e hizo su camino a través de las capas y grietas, más allá del traje interior de tejido de carbono, justo hacia la piel del agente. El pelo negro de Rita tocó uno café en el brazo del agente, y sus ojos se abrieron.

En su mente, ella gritó la palabra que había sentido cuando el limo bendito la había levantado, la Palabra grabada en el ADN de cada una de sus células.

PROSPERIDAD.

Palanez sintió un pinchazo en su brazo, y luego un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Cada uno de sus pelos se puso de punta. Y no se volvieron a acostar. Los pelos crecieron más y más. Algunos se doblaron hacia su piel, creando nuevos folículos que instantáneamente hicieron brotar más pelo. El pelo llenó el traje, y la presión comenzó a aplastarlo. Los pelos de su nariz y sus orejas no tenían adónde ir, y podía sentir que se asfixiaba.

Un día de pelos, sin duda.

Agotada, Rita cayó al suelo mientras Palanez se asfixiaba. Su corazón se detuvo finalmente, y los sistemas del traje ejecutaron un último comando. El caparazón se fragmentó y las piezas salieron disparadas al doble de la velocidad del sonido. El resto explotó, convirtiendo un radio de seis metros, incluyendo a Rita, David, y Dylan, en nada más que átomos y luz.


Uno caído, sobraban dos.

Armando apretó sus puños, todos los 12 que tenía activos justo ahora. El regalo bendito de color azul verdoso se había mezclado con su anomalía original y lo había impulsado a mucho más de lo que él jamás pensó que podría ser. Después de pasar tantos años en una celda de contención, finalmente tenía control de su anomalía. Y pronto, también tendría control de su destino, cuando la Fundación que lo encarceló se hubiera ido.

La segunda guardia era más feroz. Ella había cortado a uno de ellos por la mitad, y luego había invalidado un enjambre vengativo de abejas eléctricas.

Rita cayó. Ernesto cayó. Vamos a tener que desgarrar esta cosa para abrirla y matarla.

Armando arrancó un brazo hecho de heptanitrocubano sólido. Usando varios brazos más como una cadena, enganchó el brazo peligrosamente explosivo alrededor del cuello del agente.

¡BOOM!

La explosión lanzó a los mutantes restantes hacia atrás y llenó la habitación de humo. Un mutante aplaudió y el humo se fusionó en agujas de metal negro que convergieron hacia la agente. Ella las arrojó lejos y hacia otro mutante, luego activó el generador de gravedad artificial, poniendo a todos los demás de rodillas. Necesitó una gran cantidad de energía, pero Figueroa consideró que valía la pena la oportunidad de eliminarlos.

Se movió hacia una mujer de piel dorada, quien se protegió a ella misma, y al hombre escamoso al lado de ella, bajo un campo de fuerza brillante parecido a una planta rodadora.

Figueroa sabía que le tomaría mucho tiempo el romper el escudo. Subió la gravedad sobre esos dos por una fracción de segundo, aplastándolos.

GENERADOR GRAVITACIONAL APAGÁNDOSE

Mierda.

El casco exterior no duraría mucho más. La última explosión había logrado agrietarlo, y el magma de antes había perturbado el gel polímero. La capa más baja de la red de gestación estaba sobrecargada de trabajo, tratando de repararse a sí misma lo suficientemente rápido para amortiguar los golpes.

Con su compañero caído, y el traje del O5 a tan solo 61%, tendría que improvisar.


Quedaban tres de ellos: Armando, Angela, y Erik Podían ver las grietas en la armadura de la guardia restante. Si podían quitársela de encima, podrían romper el traje del O5 como un huevo.

Más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto, pero la desesperación era una jodida droga.

Armando y Erik corrieron hacia la guardia, quien respondió con un pulso sónico. Armando rápidamente se arrancó un brazo e hizo crecer un ala, de un murciélago anómalo extinto, que negó el sonido. Erik saltó alto, Armando agarró su pierna con tres brazo más y lo golpeó contra la guardia, quien amplió su brazo derecho para formar un escudo. Erik incrementó su masa 100 veces al momento del impacto, aplastando el escudo y tirando a la guardia al suelo.

Sin darle una oportunidad para responder, Armando la sujetó al suelo con diecisiete pesados brazos metálicos mientras Erik martilleaba el blindaje de la armadura con puños ultra-densos.

INTEGRIDAD DEL CASCO CRÍTICA

La red de gestación empezó a ceder. Los sistemas de energía estaban haciendo cortocircuito a diestra y siniestra. Figueroa estaba segura de haberse roto una costilla o dos.

Ella activó el campo de repulsión magnética, y envió a volar los brazos que la sostenían. Había cargado un último disparo en su amplificador psíquico y licuó el cerebro de Erik, antes de que su muñeca izquierda estallara en una lluvia de chispas. Armando golpeó una pierna frontal de Brachiosaurus contra su cara, aunque ella logró bloquearla y disparar dos bolas de energía hacia la cara y estómago de Angela sin perder un segundo.

Armando la agarró con varios tentáculos parecidos a los de un pulpo, pero Figueroa dejó ir una onda de choque cargada desde su núcleo de poder central, enviándolo por los aires. Se golpeó contra la pared, pero logró arrancar algo de la armadura con las ventosas de los tentáculos.

Armando invocó más masa de la que jamás había usado, e hizo crecer un brazo con piel de estrella de neutrones de un nanómetro de grosor. No podía mantenerla por mucho tiempo, pero estaba desesperado. La gravedad abrumó a Figueroa y la arrastró hacia Armando, y él la golpeó en el abdomen, enviando grietas en espiral a través del resto del traje y rompiendo su placa frontal.

A Figueroa no le importó que su cara estuviera expuesta ahora; ella tenía algo en la bolsa. Se puso de costado y lanzó su única granada nula, con la gravedad del brazo dirigiéndola. Armando se arrancó el brazo y lo lanzó tan fuerte como pudo hacia ella. Figueroa se estremeció cuando la granada estalló en la nada absoluta, dejando un vacío de realidad justo enfrente de su cara, donde estaba el brazo.

Entonces desvió la energía a sus cañones de palma, mantuvo sus muñecas juntas mientras una bola de plasma azul brillaba en sus manos, y extendió sus brazos para disparar el rayo hacia Armando.

Frenéticamente generó brazos tan rápido como pudo para bloquear el golpe del rayo, pero Figueroa siguió caminando hacia él.

Entonces ella se detuvo. El rayo parpadeó y se cortó. Figueroa dio un solo grito de dolor, seguido de silencio, mientras su brazo derecho y su cara se convertían en cristal translúcido. Armando se volteó y vio a Angela, a penas respirando, esforzándose por mantener sus tres buenos ojos abiertos, y sosteniendo el cuarto ojo ensangrentado e incorpóreo en su propia mano. La mirada de los cuatro ojos convertía lo que fuese que mirara en sal, siempre que los mantuviera enfocados intensamente en la misma cosa. El traje se modificó, reparando la transmutación casi tan pronto como ocurrió, pero Figueroa estaba terminada. Su corazón se había cristalizado, y el traje explotó, con menos fuerza esta vez. Angela dejó caer el ojo y colapsó, finalmente sucumbiendo al enorme agujero en su cuerpo.

El traje de O5-2 se desplegó, ya que estaba programado para hacerlo después de la destrucción de los otros dos. Mejor pelear con menos del 100% que ser un blanco fácil, habían razonado.

Armando escupió sangre, y sacó una docena más de puños.

—Muerte súbita. El ganador se lo lleva todo.


Armando se paró sobre O5-2, quien estaba jadeando en los restos destrozados del traje.

—¿Dónde está tu poder ahora?

O5-2 tosió sangre.

—¿Valió la pena? Todas las vidas que tiraste a la basura para llegar aquí?

Armando entrecerró sus ojos.

—Eso es muy gracioso viniendo de ti. Cada uno de nosotros se ofreció como voluntario. Sabíamos lo que hacíamos, y todos decidimos que el premio valía la pena.

—¿Y ese premio sería…?

—Un mundo completamente nuevo. Uno donde haya un lugar para nosotros que no sea una celda. —Respiró profundamente—. Lamentablemente, no creo que en ese mundo haya un lugar para ti.

Armando tenía más manos que nadie, pero solo necesitó una para estrangular al hombre.

Otra grieta en los fundamentos del viejo mundo, hecha por los ciudadanos muertos del nuevo.

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