La puerta hacia el Cuarto de Observación 221-D se abrió, y luego se cerró con un chasquido débil. El hombre que se deslizó silenciosamente a través de ella caminó lentamente hacia la mesa acomodada frente a la ventana, y miro con cariño a la vieja y gastada calculadora colocada mirando hacia afuera.
"Hola," dijo el hombre como saludo.
¿ERES TÚ? apareció rápidamente en la pantalla digital, nerviosamente, como en un estado de entusiasmo y agitación.
El hombre hizo una pausa por unos momentos antes de responder. “Sí, lo soy.”
¿DÓNDE HAS ESTADO? salió en la pantalla. ¿TIENES ALGUNA IDEA DE LO MUCHO QUE TE HE ESPERADO?
"Sí," murmuró él, una mirada triste en su rostro.
Silencio. Lo que se sintió como una eternidad pasó en el lento tictac del reloj en la pared.
ERES TODO GRANDE AHORA. mostró.
"Sí, supongo que lo soy."
Otra pausa.
SUPONGO QUE ESO SIGNIFICA QUE YA NO PODREMOS IRNOS A CASA.
"… sí."
TAMBIÉN ERES TODO IMPORTANTE AHORA. NO ES SEGURO PARA TI ESTAR AQUÍ.
"Lo sé. Yo sólo… quería venir y decir que lo siento.”
¿POR QUÉ?
Él pausó nuevamente. “Por todo supongo. Principalmente por ser egoísta. Por no pensar en el futuro.”
ESTÁ BIEN. ERAS UN NIÑO.
Se mantuvieron en silencio por varios minutos, ninguno de ellos capaz de dar forma a los pensamientos en sus mentes.
"Tengo que irme," dijo él finalmente. "No puedo quedarme por mucho."
¿VOLVERÁS A VERME DE NUEVO? apareció, lentamente.
"Lo haré, lo prometo. En serio esta vez."
DEBERÍAS IR A VER A LA BOLA DE ESTAMBRE. TE EXTRAÑA MUCHO.
El hombre miró una vez más la deteriorada calculadora por un momento antes de salir silenciosamente de la habitación. El guardia de pie junto a la puerta se sobresaltó cuando él pasó a su lado, como despertando de un sueño.
"Se-señor," el guardia tartamudeó esforzándose por llamar su atención, sus ojos fijos en la insignia de identificación dorada prendida en su pecho. “No esperaba…”
"Vámonos, Agente."